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10 rascacielos-ciudad del futuro: verdes y autosuficientes

Los rascacielos modernos no son sólo el símbolo arquitectónico de densidad urbanística, sino también una declaración de principios positivista de los promotores, valores y gustos imperantes en cada momento.

Se trate de los primeros rascacielos en Chicago o Nueva York, el proyecto fallido de Gaudí para construir un rascacielos modernista en pleno Manhattan, los símbolos del art déco (Empire State, Chrysler Building), los sobrios exponentes de la arquitectura moderna de mediados del siglo XX, las minimalistas moles postmodernas, o los exuberantes rascacielos de Oriente Medio y China, los edificios más elevados hablan de la época, la marcha de la economía o el estado de ánimo del momento histórico en que se construyeron.

Cine: ganan los rascacielos-ciudad asfixiantes y distópicos

En la ciencia ficción, los rascacielos han asumido a menudo el rol de paradigma de la distopía, elevándose hacia el cielo en megalópolis desangeladas habitadas por individuos grises e incomunicados, a menudo ahogados por totalitarismos de distinto signo, desde Metrópolis de Fritz Lang a Blade Runner, El quinto elemento, Minority Report y tantos otros ejemplos.

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Los rascacielos han sido también, al menos desde que surgió su versión moderna a finales del siglo XIX, un ejemplo frecuente de la suntuosidad, el gasto desaforado o la carrera con tintes freudianos hacia la construcción del símbolo totémico definitivo, la muestra del poderío de una ciudad, cultura, época, etc. También una declaración de principios.

El magnetismo de los edificios-símbolo

La presencia en la cultura popular de los rascacielos-símbolo es tan acusada, que han sido víctima de ataques terroristas. La destrucción de las torres gemelas y la reconstrucción, en su lugar, del actual memorial coronado por el rascacielos de Daniel Libeskind (One World Trade Center), son acontecimientos con un simbolismo sin parangón.

También fue simbólica la apuesta de Chicago por construir el rascacielos más alto de Norteamérica -hasta que se erigió el nuevo rascacielos de la Zona 0-, o la carrera actual en Oriente Medio, China y otros países emergentes por erigir el rascacielos más alto, más exuberante.

Weburbanist recopila algunos de los rascacielos más esperpénticos construidos en los últimos años.

Pocos ejemplos en Occidente

Con sus 104 plantas y algo más de coherencia arquitectónica que [la mayoría de] los ejemplos recopilados por Weburbanist, One World Trade Center (1 WTC o Freedom Tower) es el rascacielos más alto de Occidente y el tercero más alto del mundo.

Es el único gran exponente de poderío simbólico de Occidente en los últimos años, dominados por la construcción de flamantes rascacielos en Oriente Próximo, China, India, el sudeste asiático, Rusia y las antiguas repúblicas soviéticas con abundantes recursos naturales.

Entre los 50 rascacielos más altos del mundo a mediados de 2013, sólo 7 se encuentran en Estados Unidos (ninguno de ellos se eleva en la Unión Europea, y sólo 1 lo hace en Europa, concretamente en Moscú).

Por el contrario, China (15), Emiratos Árabes Unidos (15), Hong Kong (5) y Malasia (2) dominan la lista de los 50 rascacielos más altos, muchos de los cuales han sido concebidos con un insípido estilo internacional y, en ocasiones, siluetas que alcanzan el apelativo de kitsch.

El Empire State Building, símbolo de la edad dorada de los rascacielos en Manhattan, inmortalizado en King Kong (1933), todavía aguanta entre los colosos mundiales, al situarse en la posición 23.

Edificios infames y rascacielos “mide-crisis”

El infame Ryugyong Hotel de Corea del Norte, homenaje freudiano de sus dirigentes, ocupa la posición 48 de la lista, elevándose más que cualquier rascacielos de Europa Occidental.

Hace tiempo que Estados Unidos ha optado por la estrategia de Europa en este tipo de construcciones: en general, se optó por la contención en altura y la coherencia del proyecto arquitectónico con su contexto.

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Los rascacielos sirven también para reconocer y medir las crisis económicas: según el Barclays Skyscraper Index, los boom constructivos, especialmente cuando se trata de construir los edificios más altos, coinciden con las crisis cíclicas,

La construcción de los rascacielos neoyorquinos 40 Wall Street, la torre Chrysler y el Empire State coincidieron con la Gran Depresión, mientras el Burj Khalifa (el rascacielos más alto del mundo con 829,8 metros -2.722 pies-, en Dubai) ha servido como símbolo del crédito desaforado que hundió los mercados financieros en 2008.

Vicios históricos de las obras de gran presupuesto

Los edificios más altos sirven a menudo de sinécdoque, donde la parte sugiere el todo: su decadencia expresa los problemas subyacentes de un momento, una ciudad, un país, una cultura.

La falta de coherencia y escasa calidad estética o constructiva de muchos de estos nuevos edificios, denota uno de los riesgos históricos de los proyectos arquitectónicos de gran presupuesto: la supeditación de los proyectos a las opiniones, a menudo poco expertas o con tendencia a cometer los errores del nuevo rico, de los inversores.

La única solución histórica a esta dependencia tiene otro nombre simbólico: el arquitecto de ficción Howard Roark, protagonista de la novela de Ayn Rand El Manantial, un arquitecto incorruptible que prefiere trabajar picando piedra a plegar sus proyectos a las opiniones esperpénticas de los intereses de cada gran obra.

Rascacielos que expresan decadencia

Abundan los rascacielos elegidos por la prensa y el imaginario popular para simbolizar esta decadencia (lo contrario que se proponían):

Ascensor: el invento que posibilitó los rascacielos

El inicio de la etapa moderna de los rascacielos -dejando de lado las torres y edificios más altos del Renacimiento europeo, o la imponente verticalidad ancestral de los rascacielos de adobe de Shibam, en Yemen, apodada Manhattan del desierto- se sitúa a mediados del siglo XIX, cuando la madurez de nuevos materiales y técnicas constructivas propulsaron la carrera vertical en varias ciudades estadounidenses.

En 1854, Elisha Otis demostró ante el público incrédulo que asistía a la Exposición Universal de Nueva York la invención que cambiaría para siempre la fisonomía de las ciudades: ordenó cortar la cuerda que sostenía el cajón en el que estaba suspendido, pero éste apenas retrocedió, gracias a un sistema de frenado automático que generó la confianza para que la gente usara los montacargas mecanizados. Había nacido el elevador o ascensor moderno.

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Paradójicamente, el invento que más posibilitó la era de los rascacielos limitaba más que cualquier otra consideración que éstos alcancen el kilómetro de altura o incluso más.

Nuevos ascensores para edificios más altos

The Economist informa sobre una nueva tecnología que suprime esta limitación técnica y posibilita erigir ascensores literalmente kilométricos. La compañía de ascensores finlandesa Kone ha presentado una tecnología en la que había trabajado una década, que ha sido testada de manera exhaustiva en los profundos túneles de la antigua mina sobre los que se erige su sede.

Kone ha reemplazado los cables de acero usados hasta ahora por otros confeccionados con fibras de carbono que pueden elevar un ascensor un kilómetro o más. La principal limitación tecnológica del mejor acero es su peso: suponen 3/4 partes de la masa móvil del dispositivo, lo que aumenta la factura en los ascensores más altos hasta el momento, de 500 metros.

Los nuevos cables de carbono, UltraRope, son más fuertes y ligeros que el acero, con una mayor resistencia a la tracción. Si las cuerdas de acero pesan hasta 18,650 kilogramos en un ascensor de 400 metros, las cuerdas equivalentes de UltraRope serían más resistentes y pesarían 1,170 kilogramos.

El avance aumenta la seguridad al reducir la inercia y facilitar el frenado, reduce la energía requerida y costes asociados de construcción y mantenimiento.

¿Rascacielos de 1 milla (1,6 kilómetros)?

Además, si actualmente los ascensores más altos quedan inoperativos en situaciones de fuerte viento debido al movimiento de resistencia al viento del propio edificio, el nuevo material reduciría el balanceo, permitiendo su uso en cualquier situación.

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Pero el cambio más esperado que UltraRope y otras tecnologías aportarán a la construcción de rascacielos en los próximos años, explica The Economist, es la propia altura de los edificios. Podrán ser tan altos como cada proyecto se permita.

Expertos como Antony Wood, arquitecto del Instituto de Tecnología de Illinois, en Chicago, y director ejecutivo del Consejo de Edificios Altos y Hábitat Urbano (organismo que se encarga, entre otras cosas, de medir los edificios más altos), aventuran rascacielos de hasta 1 milla de altura (1,6 kilómetros), cuando haya presupuestos que lo hagan posible.

De momento, ya han empezado las obras de la Kingdom Tower de Yeda, en Arabia Saudí, cuya altura final se ha mantenido en secreto, aunque se espera que sea de al menos 1 kilómetro.

Explorando nuevas técnicas de construcción

China tampoco quiere quedarse atrás. Destaca, entre decenas de proyectos de rascacielos que pueblan las numerosos sucedáneos -y a menudo poco coherentes- de Manhattan, el proyecto Sky City One, un edificio totémico y escalonado que recuerda vagamente al Empire State Building neoyorquino.

A diferencia de éste, el Sky City One se elevará 838 metros (2.2750 pies) -10 metros más que el Burj Khalifa- y contará con 220 plantas, que albergarán a 100.000 habitantes. Sus promotores quieren crear una ciudad futurista en su interior y convertirlo en un modelo. 

Con 1 millón de metros cuadrados de superficie, 104 ascensores y 628 millones de coste, proyectos como Sky City One sólo se conciben en la actualidad en las potencias emergentes ávidas por demostrar su músculo. 

Una prueba de ello es la intención inicial de sus constructores de construir Sky City en… 90 días (12 semanas). Las previsiones se han corregido, pero las proyecciones siguen siendo espectaculares: se planea erigir en 210 días (30 semanas). 

Para erigir Sky One en tan poco tiempo en relación con su altura y superficie útil, la firma que lo construye, Broad Sustainable Building, usará técnicas de ensamblaje de módulos prefabricados, como si se tratara de un gigantesco mecano.

Carrera por el edificio más alto en los países emergentes

Esta misma firma podría dejar muy pronto corta la previsión de Antony Wood, ya que estudia un rascacielos de 636 plantas y 2 kilómetros de altura. Una ciudad-edificio que podría albergar 1/4 de millón de personas en condiciones de espacio y salubridad muy superiores que las existentes en muchos rascacielos de apartamentos de Hong Kong, o en la desaparecida “ciudad sin ley” de este enclave, la “ciudad amurallada” de Kowloon, hasta su desaparición el lugar con mayor densidad de población de la tierra.

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Mientras los países emergentes compiten en la carrera por crear el edificio más alto del mundo, Europa y Norteamérica centran su esfuerzo tecnológico en una aproximación más madura y contenida, centrada en el rendimiento medioambiental del edificio, la experimentación con materiales o el uso de lenguajes y patrones estéticos coherentes, tanto internamente como con el entorno -físico, cultural, histórico- inmediato.

¿Rascacielos de madera?

Se proponen en distintos lugares del mundo rascacielos con materiales novedosos. Se piensa incluso en… madera. En Kirkenes, Noruega, ya se planea el edificio de madera más alto hasta ahora. Tendrá 16-17 plantas y ha sido concebido por Reiulf Ramstad Architects, con sede en Oslo.

Coincidiendo con el anuncio de la construcción de este edificio, una firma sueca promone erigir un rascacielos de madera de 34 plantas usando, como en el edificio ya aprobado para Kirkenes, madera cultivada de manera sostenible.

También destacan los proyectos (o diseños conceptuales que interesan pero se encuentran en período de selección) que:

La otra carrera: rascacielos verdes que sienten, se adaptan

Varias tendencias marcarán la evolución de los rascacielos más innovadores, menos centrados en elevarse un poco más que el rascacielos más alto de la actualidad y, en cambio, determinados a mejorar el uso actual de estos símbolos de densidad urbanística:

  • el aumento de la incidencia de fenómenos naturales y de clima extremo impulsará nuevas técnicas constructivas y estructuras reforzadas;
  • la búsqueda de los mejores resultados con el menor impacto económico y medioambiental posibles;
  • aprendizaje e imitación de la naturaleza: rascacielos que se convierten en un ecosistema, inspirándose en la naturaleza (biomimesis) y tomando sus formas (biomorfia);
  • la seguridad estructural: a medida que los rascacielos se liberan de materiales y formas tradicionales, a la par que se incrementa su altura, se abre un nuevo campo tecnológico en la construcción que percibirá la evolución de cada material y estructura, gracias al uso de sensores;
  • el descubrimiento de materiales naturales, o su redescubrimiento: el último hallazgo de calado es el secreto de la resistencia al tiempo y la erosión del cemento natural usado por los romanos, todavía en buen estado en puentes y edificios erigidos hace 2.000 años;
  • más usos: además de residencias, oficinas, centros de ocio, etc., los rascacielos del futuro también serán estaciones de energías renovables, centros de telecomunicaciones, granjas verticales, aparcamientos verticales (como el expositor vertical de vehículos de Volkswagen en su parque temático Autostadt);
  • ¿rascacielos invertidos? Se especula con excavar edificios en lugares ajenos a inundaciones o movimientos tectónicos, cuya profundidad equivaldría a la altura de los rascacielos más elevados. Son los “earthscrapers“, o literalmente “rascatierras”. 

En busca de las obras intemporales

Avances y redescubrimientos revolucionarán la arquitectura moderna y, en particular, la construcción de rascacielos. 

Además de cuerdas de cuerdas de fibra de carbono UltraRope para hacer ascensores imposibles, o materiales prefabricados tan resistentes y baratos de producir como el cemento romano, los rascacielos reflejarán el pulso de la sociedad del futuro.

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Sus aspiraciones, sueños, muestras o delirios de grandeza.

Quizá, en 2 milenios algún rascacielos de los construidos en las próximas décadas se mantenga en pie, imponente y con la elegancia-coherencia del primer día.

Sólo entonces estas moles se podrán comparar al Partenón ateniense o el Panteón romano, con su espectacular e intemporal cúpula de sólido cemento natural.

De ser visitados por una sociedad avanzada alienígena, muchos pensamos que sus especialistas confundirían la última y más avanzada arquitectura humana con la romana o la griega clásica, de manera que el Panteón de Agripa sería para ellos lo último y más avanzado.

Rascacielos para el futuro

Recopilamos a continuación algunas de las propuestas innovadoras de rascacielos para los próximos años, algunas apenas un diseño conceptual futurista, y otras ya aprobadas, como el rascacielos de madera en Kirkenes, Noruega.

1. Bosco Verticale por Boeri Studio (concepto): ¿el primer “bosque vertical” digno de mención?

2. Rascacielos de madera en Kirkenes por Reiulf Ramstad Architects (proyecto): 16-17 plantas, 43 metros (144 pies)

3. Rascacielos de madera para Estocolmo por Berg C.F. Møller Architects y Dinell Johansson (propuesta): 34 plantas

4. Hydro Aero Device por Bartłomiej Gowin y Tomasz Janus (concepto): oasis autosuficiente y bioclimático (energía cinética)

5.Rascatierras” (“earthscrape”) para el Zócalo de Ciudad de México por BNKR Arquitectura (Concepto): homenaje invertido-bioclimático de las pirámides aztecas

6. One Madison Avenue (Nueva York) por Daniel Libeskind (concepto): edificio residencial de 54 plantas con jardines en terrazas

7. Dystopian Farm por Eric Vergne (concepto): granja vertical biomórfica en espiral para Nueva York

8. Sky Village por MVRDV para Copenhague (propuesta): un rascacielos-pueblo con unidades orgánicas reorganizables

9. EDITT Tower por TR Hamzah & Yeang (proyecto): rascacielos de 26 plantas ajardinadas y paneles solares

10. Rascacielos Origami por BIG Architects para Shenzhen, China (proyecto): fachada que se pliega como un acordeón