(hey, type here for great stuff)

access to tools for the beginning of infinity

Comparativa entre informática tradicional y cloud computing

La información se crea y comparte cada vez más a través de Internet, y el PC es sólo un medio de acceso más a las herramientas de la web 2.0. En 2008, llegaron los ordenadores baratos, eficientes y con arquitectura abierta.

La información migra a Internet. O, al menos, los productos de ocio y productividad a los que la Web 2.0 se refiere.

Este artículo ha sido escrito en un bloc de notas gratuito, posteriormente editado en Google Docs y publicado en faircompanies, un portal de Internet en el que los usuarios no sólo consultan información, sino que comentan, recomiendan y publican sus propios contenidos.

También uso Zoho Office Suite, producto gratuito al que se accede -no se descarga- y es capaz de funcionar incluso sin conexión a Internet: Zoho ha integrado en su paquete de programas en línea la herramienta Google Gears, diseñada para trabajar con programas de Internet cuando no hay conexión y, cuando el ordenador recupera la señal, descarga toda la información almacenada en local a la versión en Internet.

Google Gears tiene una interfaz de programación (API) que puede usar cualquiera para hacer que un servicio de Internet pueda seguir usándose sin conexión a Internet, independientemente de que se trate de compañías que -como Zoho- compiten en el mismo mercado que quien ofrece la herramienta. Para llegar a este punto de colaboración, ha debido cambiar la filosofía de las grandes empresas.

El blog que actualizo semanalmente y las fotos que comparto con familiares, colegas y amigos son productos que, igualmente, sólo viven en Internet. Esta situación, más que crearme ansiedad, me infunde seguridad. Ninguna de estas aplicaciones está instalada en el ordenador.

Poder acceder en cualquier momento y desde cualquier lugar, con el móvil, el portátil, cualquier otro ordenador o cualquier dispositivo con acceso a Internet es un avance con respecto al fardo de documentos que uno arrastraba en su faltriquera digital no hace tanto tiempo.

Un ejemplo ilustrativo de lo que significa Web 2.0: la información puede ser creada, consumida y distribuida en Internet, en la mayoría de casos sin pagar un euro por ello. No hay que preocuparse demasiado del sentido filosófico o auténtico significado de “Web 2.0” (para Tim Berners-Lee, por ejemplo, nadie sabe realmente qué significa).

Eso sí; todos seguimos necesitando un dispositivo para acceder a estos servicios, y también un programa de navegación. Y la Web 2.0 (la que se refiere a los servicios que usamos a diario y que albergan nuestra información en Internet, en lugar de hacer una copia en nuestro escritorio), todavía no ha llegado a la informática personal, por decirlo de algún modo.

La era del acceso ubicuo a los contenidos

La cacareada expresión Web 2.0 ha sido usada para referirse a servicios en los que el usuario no sólo consume e interactúa, sino también difunde y produce sus propios contenidos. La frontera entre los contenidos y servicios profesionales y los creados por aficionados es cada vez más difusa gracias a Internet y a su arquitectura abierta y orientada a la colaboración.

Vídeos, documentos, fotografías, productos de mercadotecnia, música, intercambio de gustos y aficiones a través de redes sociales, contenidos enciclopédicos. Algunos blogs especializados difunden información en tiempo real y con una calidad notable.

La red de bitácoras especializadas en cobertura sobre tecnología y web 2.0 TechCrunch ha logrado incluso superar en audiencia a CNet Networks desde diciembre de 2007, según comScore.

CNet Networks es la red de información tecnológica que ha liderado este sector informativo prácticamente desde la constitución de Internet como fenómeno global.

Que un blog como TechCrunch, hasta hace poco respaldado con poco más que los contenidos de su fundador, Michael Arrington, un “insider” de Silicon Valley que habla sobre y para la audiencia más especializada en los nuevos negocios Web 2.0, logre más visitas que CNet, una corporación que cotiza en el índice Nasdaq y tiene (enero de 2008) 2.600 empleados, es como poco sorprendente.

Blogs, vídeos, fotos, redes sociales

A algunos inversores no les gusta este cambio de papeles en la información tecnológica, donde practicar un tono próximo y tener unas fuentes de calidad, aunque el contenido esté hecho desde casa, acaba llegando a más gente. Según el New York Times, los inversores quieren incluso comprar la empresa para reconducir la situación.

Se crean y difunden más contenidos que nunca. Muchos de estos contenidos son vistos como “ruido” o contenido basura. Del mismo modo que una parte razonable de éstos, ya se trate de bitácoras, vídeos, fotografías, etcétera, compite en calidad con obras profesionales.

Cada vez hay más usuarios consumiendo, compartiendo, creando y publicando contenidos en Internet, gracias a la expansión de la banda ancha y la Internet inalámbrica. Si ha aumentado el volumen total de información almacenada y el tráfico relacionado con su creación y consulta, ¿dónde va a parar todo ese contenido almacenado?

Empresas como Google, el máximo exponente de la nueva generación de servicios Web 2.0, por su tamaño y cuota de mercado en todo el mundo, tienen la respuesta: cada vez hay más y más potentes centros de datos.

¿Quién paga todo esto?

Gartner explica que las necesidades energéticas de estas granjas de datos, compuestas por centenares o miles de servidores conectados a la red, suponen ya un cuarto de las emisiones de dióxido de carbono de toda la industria tecnológica. El consumo energético necesario para mantener a los servidores en funcionamiento y climatizar los centros de datos es el que más crece en la industria tecnológica.

Un estudio de la Universidad de Berkeley que mide el gasto de los servidores en Estados Unidos corroboraba que, en 2005, el consumo energético de todos los servidores estadounidenses ascendió a 45.000 millones de kilowatios-hora, una energía superior a la requerida en un año por 19 Estados norteamericanos.

En el reportaje El derroche energético del PC citamos un estudio de Forrester Research que describe la huella ecológica de la informática personal y los servicios asociados a ella: en 2008 se llegará a 1.000 millones de ordenadores personales funcionando en el mundo; 2.000 millones en 2015. Brasil, Rusia, India y China alcanzarán por sí solos los 775 millones de ordenadores en 2015.

Servidores, centros de datos, ordenadores personales y cloud computing

Para que la llamada Web 2.0 y sus contenidos asociados no acaben suponiendo un motivo más de preocupación por contribuir cada vez más al cambio climático, los datos de Gartner y Forrester corroboran que Internet tiene que evolucionar en más campos, no sólo en el de la innovación de sus servicios:

  • Los centros de datos deberán ser mucho más eficientes e incluso autosuficientes gracias al empleo de energías renovables y su instalación en climas templados, para evitar un gasto excesivo en climatización. Para mejorar la eficiencia energética de los servidores y los centros que los almacenan, la Climate Savers Computing Initiative, organización conformada por varias empresas -Google e Intel entre ellas- en 2007, pretende congregar a empresas, consumidores y ONG que se preocupan por el impacto medioambiental de la tecnología. Google asegura haber mejorado la eficiencia energética de sus servidores gracias al diseño específico de conexiones que no recalientan los aparatos y no desprenden energía que se pierde. Otra iniciativa, llamada Members of the Green Grid Association, compuesta por un grupo de empresas tecnológicas, operadores de centros de datos y consumidores, pretende mejorar la eficiencia energética en los centros de datos estadounidenses hasta en un 10%. No suena, en cualquier caso, a avance espectacular. Lo que estas empresas pretenden, según la lectura crítica de esta iniciativa, es autorregularse para evitar que lo hagan las leyes y futuras regulaciones.
  • Los propios ordenadores, que en 2015 estarán presentes en muchas casas de los países emergentes, tienen que ofrecer la experiencia tecnológica y educativa prometida, con el menor consumo energético posible. Los ordenadores personales malgastan, según declaraba Urs Hölze, de Google, a News.com, el 50% de la energía consumida, que se pierde en forma de calor. Paradójicamente, este calor no sólo es energía derrochada, sino que recalienta el procesador y otros componentes del aparato, con lo que es necesario compensarlo con ventiladores que, a su vez, gastan energía. Un círculo vicioso que demuestra que las conexiones a la corriente y los transformadores de los equipos informáticos y electrónicos no han evolucionado demasiado en las últimas décadas.

Cloud computing contra el derroche energético

La denominada cloud computing, o nube de la información, aumenta la eficiencia energética de los sitios de internet, centros de datos e infraestructuras de Internet en general.

Hasta la popularización de esta nueva técnica, para almacenar un producto o servicio remoto, era necesario tener un ordenador o servidor, o varios a la vez, conectados a Internet. Esta infraestructura siempre necesita la misma energía y ancho de banda, debido a que han sido preconfigurados.

A menudo, el consumo es superior a lo requerido por el tráfico generado: con este modelo, se consume más de lo necesario, para evitar fallos en el tráfico de un sitio web cuando haya un pico de conexión, etcétera.

La cloud computing emplea una infraestructura compuesta por decenas, centenares o miles de equipos conectados entre sí y, a la vez, a Internet. Un servicio o producto de Internet constituye un “objeto” que es incluido en la infraestructura total.

El servicio en cuestión tendrá tanto espacio y ancho de banda como sea necesario en cada instante. El tamaño de la infraestructura y la flexibilidad de su diseño no sólo aumentan la eficiencia energética, sino que disminuyen dramáticamente los costes de almacenamiento y conexión. Algo así como rizar el rizo en las economías de escala.

La informática personal: ¿Hay vida más allá de Microsoft y Apple?

¿Hay algo parecido a la cloud computing en la informática personal? De momento, no. Haciendo un símil entre el PC y la industria del automóvil, muchos de nosotros usamos equipos que no han sido diseñados pensando en nuestras necesidades diarias, sino en un modelo informático tradicional fundado por Apple y trasladado a las masas por Microsoft: un sistema operativo en el que las tareas están supeditadas a la compra de determinados productos de software.

Usamos un coche bastante grande y feote, en algunos casos; en otros, un bonito deportivo al que no podemos cambiar el aceite sin pedir permiso al dueño de la marca y pasar por caja. Creo que se ha entendido la metáfora y quién es quién aquí.

La propiedad intelectual de estos programas está controlada a cal y canto por la firma comercializadora, que cede al usuario el derecho a usar el producto.

Un documento en el formato por defecto de Office 2007 no puede ser abierto -no de la manera más sencilla y configurada por defecto- por versiones anteriores del software (Tim O’Reilly, entre otros, vaticina el fin de la cultura del lanzamiento de versiones de software cerradas y que no evolucionan hasta el siguiente lanzamiento), del mismo modo que un iPod no puede ser usado con una aplicación de descarga de música que no sea iTunes.

Microsoft decide en todo momento cómo los usuarios ven, guardan e interaccionan con sus documentos. Apple hace lo propio con sus servicios y productos.

Este modelo, protegido, cerrado y con una evolución controlada a base de actualizaciones aparentemente “críticas” o “necesarias”, sigue dominando la informática personal de forma aplastante: Microsoft Windows, Apple Mac OS X y Microsoft Office son algunos de los principales exponentes.

Estas piezas de software responden a un modelo de comercialización tradicional, basado en el dominio del mercado y la imposición al usuario de actualizaciones por las que debe pagar, directa o indirectamente.

Apple pide a la industria discográfica, por un lado, que elimine los sistemas de protección electrónica contra copia, o DRM, porque cree que así aumentará la compra legal de música por Internet. Mientras Steve Jobs aboga por la descarga de canciones sin protección contra copia, mantiene su propio software con una licencia que impide su mejora, personalización o adaptación por parte de terceras empresas o individuos. Parece que aquí hay una prédica algo disonante.

Alternativas

¿Alternativas? Depende. Se necesita paciencia; no es tan fácil y cómodo como comprar un ordenador en la tienda con la seguridad de conocer el sistema operativo que alberga; hay que investigar y dedicar tiempo, aunque no más que el que muchos de nosotros usamos cuando quisimos echar un vistazo a Mac OS X.

Ante la compra de un nuevo ordenador, la pregunta en el aire parece ser si se decide uno por Windows Vista o por reinstalar Windows XP, mientras el cambio radical es pasarse de cualquiera de estas versiones a Mac OS X Leopard.

Muchos usuarios temen que la cámara de fotos, o impresora, o reproductor de música, deje de funcionar si no usamos Microsoft Windows Vista o Mac OS X Leopard. Hay varias alternativas a este mercado, todas basadas en una arquitectura de código abierto: Linux.

La mayor parte de ellas incluyen el soporte necesario para evitar problemas e incompatibilidades con dispositivos periféricos de las principales marcas. Eso sí, adoptar Linux no es tan cómodo como quedarse con las dos opciones preponderantes, la aplastantemente mayoritaria (Microsoft Windows) y su alternativa de diseño (Mac OS X).

No ocurre lo mismo con los servicios e infraestructuras de Internet, donde el software de código abierto gana terreno y las empresas no se lo piensan dos veces, sobre todo entre los proveedores de servicios Web 2.0: Linux, en sus numerosas versiones, es la plataforma que más crece, en detrimento de sistemas como Microsoft .Net.

Todas las “killer applications“, o programas realmente exitosos y con poder tecnológico disruptivo, capaces de transformar o crear un nuevo mercado, han sido creadas y funcionan en Linux o BSD Unix. Entre ellas, las aplicaciones y servicios de Google, Amazon, o Yahoo! Maps.

La cloud computing favorece esta tendencia, ya que empresas como Google o Amazon (la tienda electrónica con sede en Seattle es la primera empresa en comercializar servicios de cloud computing al gran público, mediante el producto Amazon Elastic Compute Cloud).

Google y compañía: la innovación se traslada a la Red

Google, Amazon, IBM o Yahoo! han transformado sus centros de datos en granjas de cloud computing, donde una aplicación o un portal de Internet es un elemento que ocupa el espacio que necesita para funcionar a pleno rendimiento: cuando hay poco tráfico, el propietario del portal o software almacenados podrá presumir de pagar menos por el hospedaje de su servicio que por su conexión a Internet.

El precio es igualmente competitivo cuando la popularidad llega por sorpresa y se necesario hacer frente a un tráfico mucho mayor en momentos puntuales. Frases como “caída del servidor” o “actualización del servidor” pueden pasar a la historia, si se generaliza el nuevo modelo, de momento sólo comercializado por Amazon.

Enrique Dans cita en su blog un artículo de BusinessWeek (The Wisdom of Clouds, o la sabiduría de las nubes), donde se adelanta lo que se avecina en Internet: el almacenaje eficiente y económico de este nuevo modelo será ofrecido al gran público por Google y, por ende, por varios competidores.

La nube de Google no es una idea tan etérea y lejana como su vaga denominación denota. La nube de Google, según el artículo de BusinessWeek, “es una red hecha con centenares de miles, o según algunas estimaciones por 1 millón, de servidores baratos, cada uno de ellos no mucho más potente del ordenador que tenemos en nuestra casa”.

Se trata de la infraestructura ya existente de Google. Lo que hace la empresa de Mountain View, o Amazon, es ofrecer el sobrante de su descomunal infraestructura para que usuarios y empresas almacenen datos.

Un documento interno de Google citado por Erick Schonfeld, de TechCrunch, asegura que la empresa procesa 20.000 terabytes de datos al día (o 20 petabytes), una cantidad descomunal de información que ninguna otra firma o institución puede presumir de generar.

Se trata de la capacidad necesaria para indexar la Red, procesar resultados de búsqueda, mantener y ofrecer anuncios, así como la infraestructura necesaria para servicios como Gmail, los álbumes de fotos de Picasa, Google Apps, Google Docs, Google Analytics, Google Reader y un largo etcétera.

Yahoo!, propietaria de Flickr, la red social Facebook y centenares de otras empresas invierten ingentes recursos en aumentar la eficiencia de sus centros de datos para reducir la factura energética. De paso, se evitan emisiones.

El último estudio de Pew Internet, citado por Duncan Riley en TechCrunch, da un espaldarazo a la estrategia de estas empresas: se va a necesitar infraestructura para almacenar toda la información generada. El estudio asegura que el 59% de los adolescentes estadounidenses crea contenido en Internet:

  • El 39% de los adolescentes comparte sus creaciones en línea -fotos, vídeos, textos, etcétera-.
  • El 33% crea o trabaja en páginas web, bitácoras o páginas de redes sociales.
  • El 28% ha creado su propia bitácora.
  • El 27% mantiene su propia página web personal.
  • El 26% usa contenido de Internet en sus propias creaciones. En muchas ocasiones, legalmente (gracias a iniciativas como Creative Commons, respaldadas por portales de Internet y empresas de software).

Cuando Internet es el acceso y almacenamiento de nuestros contenidos

El artículo en el que Tim O’Reilly define qué representa la nueva ola de servicios, bautizada por él mismo como Web 2.0, sigue vigente, pese a que su última actualización data de septiembre de 2005. El artículo define la Web como plataforma, en la que consumimos y generamos información.

Millones de profesionales que trabajan a diario con Internet, se muestran cómodos con nuevos productos y tecnologías y tienen un cierto nivel técnico, podrían estar desempeñando su labor con un XO, más conocido como “portátil de 100 dólares”, creado por One Laptop Per Child (OLPC).

A saber: este ordenador, que tiene un coste real de 200 dólares, dispone de conexión inalámbrica, navegador de Internet compatible con cualquier servicio o aplicación en línea, lector de RSS, editor de textos y editor de imágenes, además de otras aplicaciones creadas desde el punto de vista del usuario, y no de la aplicación.

Cuando los contenidos, servicios y aplicaciones se trasladan del escritorio de nuestro ordenador a Internet, nuestro ordenador personal no es más que el medio para alcanzar la información que creamos, consultamos o compartimos. La potencia del ordenador es prescindible, siempre que la conexión a la Red sea buena.

El usuario controla los contenidos

Como ya explicaba Tim O’Reilly en 2005, mucho antes de la llegada de Google Docs, Zoho Office Suite y otros servicios que permiten trabajar y colaborar en línea, en el nuevo paradigma de servicios de Internet el usuario controla su propia información, que se sitúa en el centro del organigrama.

O’Reilly también habla de servicios en lugar de software empaquetado, arquitectura de la participación, escalabilidad eficiente y con costes ajustados, fuentes de información que pueden ser mezcladas y transformadas, software por encima del nivel de un simple dispositivo (ubicuidad: accedemos a los servicios desde un portátil, un móvil o un dispositivo como el Nokia N800 Internet Tablet), aprovechamiento de la inteligencia colectiva (significado de las nubes de tags, como en faircompanies, etcétera).

En una entrevista concedida a la revista Wired para el número de enero de 2008, el periodista tecnológico Nicholas Carr, antiguo director ejecutivo de Harvard Business Review, habla de su último libro, The Big Switch, sobre la que llama “World Wide Computing”.

(¿?). Efectivamente, Carr, se dedica a diseccionar el fenómeno de las granjas de servidores y redes que mantienen en funcionamiento constante a la “nube de datos”, o “data cloud“. Para Carr, no se trata de una evolución del todo positiva, si es controlada básicamente por Google y Microsoft.

Para evitar el oligopolio y el control de la información por un puñado de empresas, la teoría de la Larga Cola (The Long Tail, un artículo y un libro, con idéntico título, del también periodista y director de Wired Chris Anderson), que explica cómo los servicios minoritarios ganan terreno en Internet, no sólo los gustos mayoritarios (como ocurría con los medios tradicionales).

The Long Tail habla de consumo minoritario, aunque también de uso y producción de contenidos minoritarios. O lo que es lo mismo: difícilmente los usuarios se dejarán tomar el pelo en masa y dejarán de usar los servicios que no les infundan confianza o el resultado que desean, incluso cuando se trata de Google o Microsoft.

Cuando usuarios de Digg, por ejemplo, están en desacuerdo con alguna acción de la compañía, unos toman medidas para mostrar su desacuerdo; otros, simplemente cambian de servicio.

En una arquitectura participativa, el usuario tiene espacio y voz (a veces, voto) para quejarse. Y para irse a un servicio de la competencia. El usuario cómodo con las nuevas aplicaciones en línea está preparado para sustituir uno de los servicios gratuitos que usa por otro, si el nuevo es más eficiente, atractivo, etcétera.

Carr, en la entrevista a Wired:

“La gente dice sentirse incómoda almacenando toda esa información en línea, pero en cambio lo hacen todo el tiempo, sacrificando la privacidad para ahorrar dinero y tiempo. Las empresas no son diferentes. Las dos aplicaciones on-line para negocios más populares en la actualidad están diseñadas para gestionar nóminas y cuentas de usuario, parte de la información más sensible de las empresas.”

La inercia de la informática personal

Sea como fuere, la novedad, en enero de 2008 en aparatos informáticos es el MacBook Air, una versión ultrafina (0,40 cm en el punto más fino; 1,93 cm en el punto más grueso) de su gama más asequible de portátiles, destinada al gran público y al sector educativo.

Como novedades, destacar un notable diseño industrial, marca de la casa cuando se trata de Apple, una pantalla con retroiluminación LED y una conexión a redes inalámbricas más potente que en modelos anteriores.

Una suerte de perfeccionamiento del modelo ya existente, con el atractivo añadido de que Apple incorpora, en el apartado de especificaciones técnicas, el impacto medioambiental del producto: estructura de aluminio reciclable, pantalla LCD sin arsénico, cableado interno sin PVC, packaging reciclable y poco voluminoso; además de su bajo consumo.

Meses después de que Steve Jobs hiciera público el documento “A Greener Apple” (por una manzana más verde), este portátil es el primer producto con progresos importantes en la disminución del impacto ecológico de la marca.

Con la compra de un equipo como el MacBook Air, el usuario usa por defecto el sistema operativo de Apple, Mac OS Leopard, cuyos últimos parches evitan las decenas de problemas que algunos usuarios habían denunciado durante las primeras semanas de su lanzamiento.

También es posible usar Windows XP o Vista en los equipos Macintosh. Del mismo modo, un PC puede servir para instalar Microsoft Windows y cualquier otra alternativa, incluidas las distintas versiones de Linux, Ubuntu entre ellas.

Windows Vista

Microsoft ha asegurado que presentará la primera gran actualización para Windows Vista (revisión conocida como SP1, de “Service Pack 1”) en el primer trimestre de 2008; Mary Jo Foley, de ZDNet.com, habla de febrero de 2008 como fecha más probable. (Actualización de este dato: Vista SP1 llega a mediados de marzo de 2008).

Varios expertos han repetido en los últimos meses que Microsoft Vista no tendría una gran aceptación entre las grandes empresas y los usuarios avanzados, debido a que tanto las corporaciones como quienes usan el ordenador de manera intensiva esperan a la primera gran actualización del sistema para decidir si adoptarlo o no.

Los motivos: hasta esta primera actualización (SP1), los errores e incompatibilidades son más frecuentes y ni siquiera Microsoft recomienda instalar el nuevo sistema en equipos con información crítica. Evitar demandas es un motivo de fuerza mayor para ser prudente en las recomendaciones a sus usuarios corporativos.

Microsoft Windows Vista ha recibido valoraciones decentes en varios análisis realizados en los últimos meses (el de CNet entre ellos, con una nota de un 7,8 sobre 10), aunque también críticas durísimas e incluso alguna deserción más o menos sonada en el mundo de la prensa especializada tecnológica, bastante reducido y endogámico (Robert Scoble, un histórico periodista y bloguero de la plataforma Windows y antiguo trabajador de Microsoft, decidió comprarse un Mac cuando le tocaba comprarse un nuevo ordenador, en lugar de optar por Vista).

Más allá de las mejoras gráficas y los miles de detalles de usabilidad, algunos denostados por los usuarios, las prestaciones del sistema son criticables. Se han publicado pruebas que muestran que XP es más rápido que Vista en igualdad de condiciones. Otras voces especializadas arguyen que existen pocas mejoras con respecto a la anterior versión del sistema.

Microsoft Windows Vista necesita mayores requerimientos informáticos (un procesador y tarjeta gráfica más rápidos, sobre todo para hacer posible los gráficos Aero del nuevo sistema), que se traduce en un mayor gasto energético.

Según Information Week, la migración de XP a Vista ha creado una oportunidad en el mercado de sistemas operativos, no sólo para Apple, sino también para quien se atreva a comercializar equipos con versiones de Linux.

Un párrafo de la información, firmada por Serdar Yegulalp y Mitch Wagner:

“Si eres uno de esos usuarios de Windows menos impresionados con lo que has visto de Vista y estás pensando en cambiar, te enfrentas a algunas duras decisiones que te harán sentir como un pionero. Es buena idea cambiar a Mac, con su sencilla interfaz, elevado nivel de seguridad y estabilidad… ¿Y precios más altos? O es acaso mejor adoptar alguna versión de Linux, que es un sistema gratuito (o, como poco, muy barato), apoyada por un grupo de desarrolladores imaginativos… ¿Y no tan sencilla para los nuevos usuarios? Cualquier decisión te fuerza hacia un territorio tan nuevo como poco familiar”.

  • Lista de errores de la versión en español de Windows Vista.
  • Petición al periodista tecnológico del New York Times David Pogue para que difunda en su blog el esfuerzo de un grupo de usuarios de Windows que prefieren quedarse con Windows XP y no migrar a Windows Vista (Microsoft dejará de ofrecer soporte a XP y, de este modo, obligar a empresas y usuarios particulares a que adopten a medio plazo el nuevo sistema operativo).

Mac OS X Leopard

Apple, la bandera pirata de la informática personal durante las últimas tres décadas, continúa manteniendo su aureola de empresa creativa, desenfadada y contestataria, al estilo San Francisco. La montura de las gafas de Steve Jobs (queda claro el modelo elegido), su carismático consejero delegado, así como el famoso atuendo de sus presentaciones (camiseta negra de cuello alto y tejanos desgastados), comulgan con esta imagen.

Quizá por ello, Apple siempre es más resistente a las críticas (el periodista estadounidense John C. Dvorak parece una de las pocas voces realmente críticas con la marca de la manzana) y su imagen ha permanecido ajena a grandes polémicas sobre la calidad de sus productos.

El iPod y el iPhone suponen más de la mitad del negocio de la empresa en estos momentos, y su importancia crecerá, según los analistas. De ahí que Apple Computer se convirtiera en 2007 en Apple, a secas. La coletilla “Computer” ya no tenía demasiado sentido.

Como ocurre en el cine, donde los personajes nobles, atractivos o inteligentes (o todo a la vez: hablamos de ficción, al fin y al cabo) siempre usan un Mac y los malos usan un PC grandote, en el mundo real sigue existiendo una imagen más positiva para la marca de la manzana.

Pese a ello, el último lanzamiento de su sistema operativo fue, para muchos, un desastre. Las opiniones negativas no han sido tan numerosas como las relacionadas con Vista. Pero existen: Mac OS X Leopard trató a sus primeros usuarios (lo que en la jerga tecnológica se conoce como “early adopter“) con poco tacto (aquí y aquí).

Con respecto a otras versiones de Mac OS X, Leopard no supone ningún revulsivo. Su arquitectura sigue siendo cerrada. Su precio: 129 euros por 1 licencia, 199 euros para 5 licencias.

Linux

El precio que un usuario pagará, indirecta o directamente, en adquirir Windows Vista o Mac OS X Leopard es superior al de algunos ordenadores básicos que pueden comprarse, con Linux como sistema operativo. Si uno emplea aplicaciones y servicios alojados en Internet, estos ordenadores, cada vez más populares, funcionan tan bien como cualquier otro equipo informático.

Aunque el precio es sólo una de las razones por las que los usuarios críticos con la industria informática deberían plantearse la adopción de alguna de las versiones de Linux.

Desde el punto de vista energético, un estudio promovido por el gobierno británico argumenta que la adopción de Linux retrasa la obsolescencia de los aparatos adquiridos y esta medida podría reducir el gasto electrónico en millones de toneladas al año.

El informe asegura que “un periodo medio de sustitución de un ordenador que use Microsoft Windows es de 3 a 4 años. Una corporación británica de gran tamaño establece la vida útil de sus equipos Linux en un intervalo de 6 a 8 años”. Una amplia migración a Linux podría prever la emisión de millones de toneladas de basura electrónica, según Ecogeek.

  • Asimismo, la mayoría de las versiones de Linux pueden funcionar sin problemas en ordenadores con un procesador Pentium I y 128 MB de memoria.
  • Las versiones más populares y menos complicadas para un usuario no experto son gratuitas y pueden descargarse a través de Internet. Cualquier usuario usando Windows XP, por ejemplo, podría conectarse al portal de cualquier versión mayor de Linux, descargar la aplicación y proceder a instalarla. Eso sí, después de leer las instrucciones y tener a mano otro modo de conectarse a Internet, para evitar problemas de instalación o frustraciones que evitarían que el usuario diera, al menos, una oportunidad al sistema operativo gratuito que ha descargado.
  • Cualquier ordenador es susceptible de poder funcionar con Linux. Incluso el viejo ordenador que ya no usas y que todavía tienes en casa.
  • Los ordenadores con Linux son baratos y están abiertos a la exploración. Fomentan la autonomía técnica del usuario y son un pilar fundamental para que un adolescente acabe amando las matemáticas y la computación. Los resultados son espectaculares en comunidades educativas de todo el mundo que han optado -sobre todo por motivos de ahorro- por instalar Linux en sus ordenadores.
  • Los equipos Linux no están basados en el concepto comercial de descargar aplicaciones, sino en el de realizar tareas y comunicarse del mejor modo. Una prueba de ello es el excelente trabajo realizado por la organización OLPC en su portátil XO.
  • Los equipos Linux consumen menos energía: los requerimientos gráficos son inferiores y las empresas de hardware que han decidido lanzar ordenadores con Linux prefieren hacerlo con equipos sencillos de usar y con potencia limitada. El ordenador es, para estas compañías, un medio sencillo y económico para conectarse a Internet, y no un brillante bólido multimedia.
  • Linux está basado en estándares que todos podemos enriquecer.
  • Hay numerosas razones por las que Linux parece una alternativa conveniente, entre ellas el hecho de carecer de ataques y virus o de no necesitar frecuentes actualizaciones que cuestan dinero al usuario.

Sobre el papel, Linux (sus distintas distribuciones son conocidas como “distros”) siempre ha sido la alternativa. Entonces: ¿por qué su presencia es tan marginal? No ha habido ninguna versión de Linux realmente popular entre los usuarios informáticos hasta hace relativamente poco.

Linux no es fácil de usar, aseguran sus detractores. Como respondía un usuario a un desarrollador de Linux que mostraba en una entrada de su blog por qué este sistema operativo de código abierto es la auténtica alternativa, “hay usuarios que todavía esperan una ‘distro’ de Linux capaz de ejecutar videojuegos y donde no sea necesario tener un diploma en programación para usarla.”

Este jocoso comentario, que lleva su parte de razón, no tiene en cuenta que muchos usuarios no consumimos videojuegos, ni que la llegada de distribuciones como Puppy Linux, Ubuntu, gOS (una adaptación de Ubuntu con el espíritu de ofrecer un sencillo y elegante soporte a las aplicaciones de Google) o Xandros Linux (esta última “distro” es comercial y cuesta 100 dólares), hacen más sencillo el uso del sistema.

Tanto Ubuntu como la última versión de gOS, lanzada en la feria informática CES de Las Vegas en enero de 2008, acaparan una cierta atención mediática en los últimos meses y son los dos sistemas con un uso más extendido entre los usuarios menos especializados.

gOS Rocket (versión 2.0) incorpora Google Gears y, por tanto, los usuarios pueden trabajar sin conexión a Internet en documentos y correos electrónicos que son actualizados y enviados cuando el usuario tiene oportunidad de volverse a conectar.

Popularidad para el pingüino

Ha llegado la hora de los ordenadores con versiones atractivas y sencillas de Linux, si hacemos caso a algunas previsiones. ¿Qué ha cambiado en el último año? Básicamente, hay un mercado; usuarios no avanzados que están dispuestos a ir más allá del Macintosh, como supuesta alternativa al dominante PC con Microsoft Windows. Y esa alternativa es mucho más cercana, en filosofía y características técnicas, a la web 2.0.

Por primera vez, Linux se cuela -y de forma abrumadora- entre los productos tecnológicos más populares de 2007 en la tienda de Amazon (Amazon Best of 2007).

Linux está entre lo más popular de esta lista en el año 2007 como explica Slashdot; cuando las listas de Amazon apuntan una tendencia, no hace falta ser prudente en su interpretación, al tratarse de votaciones que provienen directamente de las preferencias de los usuarios y, por tanto, tienen un cierto valor, debido a que el universo de usuarios que participa (los clientes de Amazon) es más heterogéneo que, por ejemplo, los lectores de TechCrunch o Slashdot.

En el apartado “computers” de la lista, aparecen:

  • Nokia Internet Tablet PC (con Linux) como producto más vendido.
  • Asus Eee 4G-Galaxy PC de 7-inch PC mobile Internet device, como producto aparecido un mayor número de veces en las listas ideales (“wishlists”) de los usuarios.
  • Los otros dos productos populares de la lista (el mejor evaluado, un Apple MacBook Pro y el seleccionado más veces como regalo, un Apple MacBook), son sistemas basados en Unix (Mac OS X). Ningún producto Windows se asoma a la lista.

Serdar Yegulalp escribe en Information Week que Linux ha pasado de ser un proyecto por y para estusiastas del código abierto a una de las fuerzas más poderosas e importantes en el mundo del software, gracias a su espaldarazo como sistema en muchas aplicaciones y programas complejos diseñados para Internet.

Linux, prosigue Yegulalp, “se prepara también para convertirse en una opción viable como sistema operativo de escritorio, gracias al esfuerzo tanto de la comunidad de voluntarios que apoyan las distintas distribuciones como de las empresas que impulsan a Linux para beneficiarse de su mejora.”

No obstante, este especialista en Linux asegura que Linux no está preparado para todo el mundo. “Conozco tanto a expertos como a usuarios convencionales que se han pasado a Linux, así como a expertos y usuarios corrientes que lo han intentado para quedarse con otras cosas (ya sea Windows, Mac u otra versión de Unix). Pero Linux está incuestionablemente atrayendo a más gente en la actualidad que hace una década, o incluso que hace cinco años.”

Varias empresas aprovechan una mayor concienciación energética de los usuarios, así como una mayor atención sobre la ética de las empresas, para comercializar sus primeros ordenadores con alguna “distro” de Linux como sistema operativo.

Actualmente existen, entre otras alternativas de bajo consumo y precio reducido, todas con Linux como sistema operativo:

  • OLPC Laptop XO-1 (portátil, 200 dólares, Fedora Linux con interfaz gráfica de usuario Sugar), o portátil para los niños de países pobres.
  • Everex Green PC -gPC- (escritorio, 200 dólares, Ubuntu con interfaz gráfica de usuario gOS Rocket, pensada para trabajar con aplicaciones en línea como Google Apps, Google Docs o Zoho Office Suite; cuenta con Google Gears integrado para trabajar sin conexión).
  • Everex CloudBook (portátil, 399 dólares, gOS Rocket con Google Gears).
  • Shuttle Linux PC (sobremesa, 199 dólares, Mandrake Linux). En la prensa.
  • Asus Eee PC (portátil, 299 dólares, Xandros Linux). En la prensa.
  • Linutop (sobremesa, 99 dólares, Linux 2.6 kernel). En la prensa.
  • Zonbu Zonbox Zero Emissions PC (sobremesa, 99 dólares más 12 dólares mensuales por un paquete de servicios que incluye almacenamiento y gestión remota a través del servicio de cloud computing Amazon S3). El proceso de fabricación del hardware de Zonbu cumple con las directivas sobre plástico de la UE, basadas en la directiva RoHS. Primer ordenador del mundo en contar con una huella de carbono neutra, gracias al bajo consumo del equipo y a la compra de derechos de emisión por parte de la firma a Climate Trust. En la prensa.
  • Mirus Linux PC (sobremesa, de 199 a 284,99 dólares, Freespire 2.0 -adaptación de Ubuntu-).
  • Aleutia E1 Desktop (sobremesa, 179 libras, Puppy Linux). Posibilidad de comprar un conjunto de accesorios para trabajar sin conectarse a la corriente, gracias a un pequeño panel fotovoltaico plegable. Fotos. En la prensa.

Parece que los PC se aligeran o casi desaparecen. Al fin y al cabo, si queremos reducir nuestra huella de carbono y seguir empleando eficientemente las aplicaciones de Internet que usamos a diario, no es necesario tener una estación de trabajo con el sonido de un reactor como ordenador.

El nuevo mercado de ordenadores de bajo consumo, bajo precio y alguna distribución de Linux como sistema operativo es tan prometedor, que uno de los principales desarrolladores del XO deja el equipo de OLPC para fundar una empresa, Pixel Qi, cuyo objetivo es crear un portátil con Linux y de bajo consumo que valga 75 dólares (cobertura de la información en ZDNet, The New York Times y TechCrunch).

Objetivo: Internet

En estos dispositivos, el objetivo es Internet: movilidad, conexión permanente (Twitter, etc.). Contenidos generados por usuarios. Long Tail. Web 2.0.

Es quizá la primera muestra de lo que ocurre cuando las aplicaciones están en Internet, los documentos se guardan en la Red y no es necesario almacenar nada localmente, a medida que mejora la calidad de las conexiones.

En este contexto, un grupo cada vez más amplio de usuarios dejará de buscar Windows y Mac OS como referencias en su ocio y trabajo diario. Irán en busca, según esta idea, de un dispositivo para conectarse que tenga capacidad de proceso, sea fácil de usar y cómodo, tenga un navegador, conexión wifi y poco más.

Si este cálculo es acertado, lo que sale como resultado es muy parecido al portátil XO de OLPC.