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El brillante futuro de la energía solar térmica

Ahora que ya han pasado las elecciones europeas y que hablar del futuro de las renovables en España no es hacerlo de la oferta programática de partidos concretos, abordo con comodidad la evolución de un campo de las energías renovables, donde España tiene un papel tan decisivo y preeminente como en la energía eólica: las grandes instalaciones de energía solar térmica.

Pese a ser menos conocida que la energía solar a partir de paneles fotovoltaicos, la energía solar térmica a gran escala es, según los últimos estudios, uno de los auténticos disruptores en el mercado energético mundial.

¿Es Garoña el tema?

En España seguimos hablando de cerrar Garoña o, por el contrario, mantener la central nuclear abierta durante una década más, dadas las positivas conclusiones sobre su estado de conservación del Consejo de Seguridad Nuclear.

El debate energético español parece tener sólo espacio para la central de Burgos.

Fe de erratas en la poco rigurosa prensa española

Es tal la voluntad de extraer réditos del delicado momento del Gobierno que se cometen errores de brocha gorda que cruzan fronteras.

Los periodistas del diario El Mundo deberían saber a estas alturas que la intensidad del foco de la prensa internacional sobre España ha aumentado, sobre todo cuando se trata de ver qué ocurre en nuestro país con los datos del paro, el número de usuarios de la alta velocidad, la política de subsidios que logró el despegue del sector eólico o cuáles son las últimas apuestas de los sectores público y privado en renovables.

El Wall Street Journal recoge con detalle cómo El Mundo tergiversó sin paliativos la traducción de las palabras de Bill Clinton, de visita reciente en Madrid, cuando el ex presidente norteamericano habló de la política de incentivos de las renovables en España. Y no es que el diario estadounidense sea el paladín del partido demócrata.

Según El Mundo, Bill Clinton había asegurado que la apuesta por las renovables en España estaba costando al país puestos de trabajo.

Como deja claro el Wall Street Journal, que además adjunta la transcripción, Bill Clinton dijo exactamente lo contrario a lo que El Mundo pone en su boca.

Garoña copa toda la agenda (y se come a las renovables)

Mientras la actual Administración estadounidense asegura en público y en privado que hay que mirar los logros de países como Alemania y España en el desarrollo e incentivo de las energías renovables o la alta velocidad, y Bill Clinton recuerda en la Universidad Europea de Madrid que España “se ha convertido en uno de los tres países líderes en el mundo en prácticamente cada categoría de energía limpia”, la central nuclear de Garoña parece ser en la actualidad, atendiendo a la cobertura informativa, la única planta capaz de generar energía en España.

Con polémica sobre la nuclear o sin ella, el mundo necesita aumentar rápidamente la producción de energía barata que no emita dióxido de carbono, y la energía solar térmica será una de las apuestas de gobiernos, empresas energéticas y firmas de capital riesgo.

Es una buena noticia que España esté bien situada en una carrera que no ha hecho más que empezar y que podría llevar a la energía solar térmica a producir una cuarta parte de la energía usada por el ser humano en 2050. Las perspectivas son, por tanto, gigantescas.

Mientras tanto, España lidera la instalación mundial de plantas de energía solar térmica, con varios centros ya en funcionamiento y 50 nuevos proyectos aprobados.

Recientemente, medios especializados de todo el mundo se hacían eco de la puesta en marcha por parte de Abengoa de la mayor central térmica solar hasta el momento, bautizada como PS20 y con capacidad para generar 20 MW, suficientes para copar las necesidades de 10.000 hogares.

La planta consta de 1.255 espejos, cada uno de los cuales tiene una dimensión de 120 m2. Todos ellos reflejan la luz en un punto preciso de una torre de 160 metros, que convierte el calor generado en vapor capaz de impulsar una gran turbina.

Energía solar: no sólo fotovoltaica

Cuando la mayoría de nosotros piensa sobre energía solar, la primera imagen evocada tiene que ver con paneles solares fotovoltaicos, capaces de convertir los rayos solares captados por su superficie en electricidad.

Pero existe otro modo de generar electricidad  a partir de la luz del sol, que tanto expertos como inversores de capital riesgo consideran tiene un futuro más prometedor que la energía fotovoltaica: la energía solar térmica a gran escala, cuya viabilidad está siendo demostrada por proyectos como la torre Andasol (Granada); el concentrador parabólico de la planta de Puertollano (Ciudad Real); PS10 y PS20 de Sanlúcar la Mayor (Sevilla); o la planta de Puerto Errado 1 (Murcia), que emplea reflectores fresnel.

Es un campo donde España se está posicionando con fuerza y pronto podría contribuir tanto a la generación energética como el consolidado -y también pujante en el mundo- sector eólico ibérico, en un país históricamente dependiente del vaivén de los precios de los combustibles fósiles que, a diferencia de Francia, no ha optado por una política agresiva de generación eléctrica a partir de una extensa red de plantas nucleares.

The Guardian explica que España lidera el campo de los concentradores solares, seguida por Estados Unidos: además de contar con más de 50 proyectos aprobados, se espera que en 2015 España genere 2 GW de electricidad (equivalente a la energía generada por dos grandes plantas eléctricas tradicionales).

Perspectivas de las centrales térmicas solares

No hay que confundir las grandes infraestructuras de generación eléctrica, a partir de la concentración de rayos solares en un punto que logra calentar un líquido o material que genera el vapor necesario para impulsar grandes turbinas (centrales térmicas solares) con los paneles de energía solar térmica instalados en casas y edificios para calentar el agua sanitaria.

Las centrales térmicas solares tienen ante sí un escenario de crecimiento que, según los últimos estudios, podría moverse desde el crecimiento notable hasta el crecimiento espectacular.

Greenpeace International, la Asociación Europea de Electricidad Solar Térmica, y SolarPACES, una organización de expertos que trabaja al amparo de la Agencia Internacional de la Energía, han publicado un informe difundido por The Guardian y The New York Times, entre otros (acceso al documento), que considera 3 posibles escenarios para el crecimiento de las centrales térmicas solares durante las próximas décadas:

  • Primer escenario (sin incentivos ni apoyo político o empresarial sustancial): una falta de política de incentivos como la que se lleva a cabo varios Estados de Estados Unidos o en España, como caso europeo más destacado, así como una falta de interés por parte del capital riesgo y un aumento moderado en el precio de los combustibles fósiles provocaría un crecimiento de la tecnología de los concentradores solares muy por debajo de sus posibilidades.
  • Segundo escenario (moderado optimismo): con una inversión más modesta, quizá apaciguada por una evolución menos agresiva de la esperada en los precios de los carburantes fósiles en los próximos años, la capacidad total de generación energética en 2050 a través de centrales térmicas solares ascendería a 830 GW, equivalentes al 12% de las necesidades energéticas del ser humano a mediados del presente siglo.
  • Tercer escenario (más optimista): crecimiento de la inversión en centrales térmicas solares hasta 21.000 millones de dólares en 2015 y 174.000 millones en 2050. Ello permitiría que la capacidad instalada ascendiera a 1.500 GW de electricidad en 2050. Se conseguiría, de este modo, generar el 25% de las necesidades energéticas de la humanidad.

Cuando la energía nuclear, como se observa en España en torno a la polémica sobre el posible cierre de la central burgalesa de Garoña, sigue generando una polémica más aguda y encontrada de lo deseable en un momento de lucha contra el aumento de las emisiones de CO2, la energía solar térmica a gran escala es una de las alternativas al carbón y el gas natural para la generación eléctrica.

Potencial para generar toda la electricidad estadounidense

Algunas de las ventajas de la adopción de centrales térmicas solares sorprenden por igual a inversores tradicionales y personalidades del capital riesgo.

Por ejemplo, investigadores del Centro Aeroespacial Alemán han estimado que un conjunto de centrales térmicas equivalentes 16.000 kilómetros cuadrados en el norte africano, unido a una nueva infraestructura de alto voltaje capaz de transportar eficientemente la electricidad, podría copar todas las necesidades energéticas de Europa.

Un párrafo interesante de releer. Es aquí cuando iniciativas como la Unión para el Mediterráneo, con sede en Barcelona, deberían tomar sentido.

La colaboración en renovables entre ambas orillas del Mediterráneo constituiría una oportunidad colosal para la Unión Europea y el desarrollo del Magreb.

De momento, nadie se atreve a musitar siquiera tal sueño, so pena de verlo desaparecer justo después de ser plasmado en algún barroco libro blanco perdido por Bruselas.

Ventajas de los concentradores solares

En un extenso artículo dedicado a la concentración solar, el semanario The Economist destaca las ventajas del empleo de la energía solar térmica en detrimento de la tecnología fotovoltaica:

  • Las centrales térmicas solares son tradicionalmente construidas a una escala mayor, con lo que su coste disminuye aún más con respecto al de los parques fotovoltaicos.
  • Comparada con otras fuentes de energía renovable, es quizá la tecnología que mejor se adapte al modo de generación eléctrica actual, según Nathaniel Bullard, de la firma de análisis de mercados New Energy Finance.
  • A diferencia de la fotovoltaica, la energía a partir de concentradores solares funciona mejor cuanto más calor hace y el calor generado puede ser almacenado, de modo que la generación eléctrica no fluctúa tanto como en otros casos: mientras el agua, el líquido o las arenas que el sistema solar calienta se conserven con un mínimo calor, el generador de electricidad sigue funcionando.
  • Además, debido al uso de una turbina para convertir el calor en electricidad, la mayoría de plantas solares térmicas pueden ser complementadas por generadores de calor a partir de gas natural, para evitar parones en la producción si se estima conveniente.

Con estas ventajas sobre el papel, a The Economist no le sorprende que el mundo planee pasar de los actuales 500 MW de energía solar térmica instalada a más de 12 GW, con España y Estados Unidos en la vanguardia de los proyectos más ambiciosos.

Un dato sorprendente aportado por Mark Mehos del Laboratorio Nacional de Energías Renovables de Estados Unidos: las centrales térmicas solares podrían generar en teoría hasta 11.000 GW de electricidad en el suroeste estadounidense.

O lo que es lo mismo: alrededor de 10 veces la actual capacidad de generación eléctrica existente en el principal consumidor energético del mundo.

Cambio climático y precio del kilowatio-hora

La energía solar térmica ha sido empleada en sus distintas variantes tecnológicas conocidas para la generación eléctrica desde finales de la década de los 70, coincidiendo con las consecuencias de la crisis del petróleo de 1973.

En Israel, Europa Occidental y Estados Unidos, la crisis del petróleo impulsó el desarrollo de técnicas renovables que sólo ahora empiezan a dar sus frutos: paneles fotovoltaicos (subvencionados en Estados Unidos por la Administración de Jimmy Carter); energía eólica; y también energía solar térmica.

El período de bonanza para las renovables sucumbió al descenso de los precios del petróleo y a la eliminación por parte de Ronald Reagan de inversiones públicas en investigación y desarrollo en renovables.

Pero la creciente preocupación por el cambio climático y la urgencia mostrada por Norteamérica y Europa Occidental para disminuir su dependencia energética de combustibles fósiles controlados por zonas que generan la mayoría de los conflictos geopolíticos mundiales, ha revivido la carrera por la búsqueda de las renovables baratas y viables en la actualidad.

Prosigue la búsqueda de renovables más baratas que el carbón

A la espera de encontrar la piedra filosofal de las renovables (una energía que se genere de un modo continuo, que no genere emisiones y sea más barata que el carbón, expresado por Google.org, división filantrópica de Google, con la ecuación RE

Google debería echar un vistazo a las plantas solares térmicas construidas y aprobadas en España para los próximos años, porque el precio de la electricidad de centrales térmicas solares se aproxima rápidamente al de la generación con carbón, uno de los grandes responsables de las emisiones de CO2 a la atmósfera.

Mientras la energía fotovoltaica genera electricidad a 40 céntimos por kilowatio-hora, las plantas solares térmicas ya en funcionamiento lograrían reducir el coste hasta los 13 céntimos por kilowatio-hora, según el Laboratorio Nacional de Energías Renovables de Estados Unidos.

Se trata de un coste sólo marginalmente superior a los 11 céntimos por kilowatio-hora logrados por las plantas de carbón en Estados Unidos. La ecuación RE

Habrá que esperar igualmente al papel que jueguen los grupos de presión controlados por las grandes compañías petrolíferas europeas y estadounidenses.

Conocida durante milenios, eclipsada por los combustibles fósiles

La humanidad ha empleado técnicas de concentración solar durante milenios; tanto China como la antigua Grecia construyeron grandes espejos o cristales capaces de concentrar el calor en puntos concretos para, por ejemplo, generar fuegos en los barcos enemigos en los habituales períodos de guerra.

Ya en 1913, recuerda The Economist, el inventor norteamericano Frank Shuman creó la primera gran estación solar térmica en Meadi, Egipto, creada para bombear agua desde el Nilo hacia cercanos campos de regadío.

Diseñó un sistema basado en 5 grandes reflectores, cada uno de los cuales medía 62 metros y estaba conformado por cristales reflectantes dispuestos como concentrador parabólico.

Cada reflector concentraba la luz captada en un tubo, en el interior del cual se calentaba agua. El vapor resultante, conectado al sistema de bombeo, era capaz de extraer 20.000 litros de agua por minuto desde el Nilo hacia los huertos aledaños.

Tras realizar esta pequeña investigación sobre los orígenes, presente y posibilidades futuras de las centrales térmicas solares, me vuelvo a preguntar lo mismo que con los motores eléctricos para automóviles, con un origen al menos tan antiguo como el motor de explosión: ¿tan importante ha sido el papel de los combustibles fósiles en el siglo XX que no sólo ha creado riqueza (con los simples “daños colaterales” de varias guerras y el cambio climático), sino que ha enterrado tecnologías convenientes y viables durante un siglo?

No hay que perder la perspectiva: la economía y el mundo actual siguen girando en torno a los combustibles fósiles. Esta entrada es en su mayor parte un ejercicio de optimismo hacia el futuro.