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Espacios para vivir, trabajar y viajar: VW Vanagon Westfalia

Un viaje por la Costa Oeste de Estados Unidos, una familia con 5 miembros (bebé incluido) y unas semanas por delante para conocer mejor el norte de California y la costa de Oregón. Nos faltaba algo: el medio de transporte.

Tras descartar el transporte público (en Norteamérica, sólo las mayores ciudades del Este cuentan con una red metropolitana de transporte equivalente a las europeas) teníamos 2 posibilidades:

  • tomar prestado un vehículo compacto convencional de unos familiares de Kirsten;
  • u optar por un vehículo menos eficiente que, por el contrario, nos permitiera pernoctar en cualquier lugar y no fuera mucho mayor que una berlina.

Considerando espacios para vivir en la carretera

Es así como empezó la última aventura de *faircompanies. 

Tras optar por la segunda opción, la opción más económica, conveniente y atractiva para toda la familia resultó ser un vehículo solvente, compacto, robusto y a la vez dócil, sin la agresividad ni la potencia de las mastodónticas autocaravanas, ni el prohibitivo precio e impacto de un gran vehículo capaz de remolcar una todavía más costosa caravana Airstream.

El vehículo al que nuestros hijos apuntaron durante nuestra investigación por Internet coincidía con nuestra intención no desvelada en su presencia: la ingenua y a menudo infalible racionalidad infantil coincidió con nuestra corazonada. 

Había que recurrir a una vieja Volkswagen Camper Westfalia, cuyo estado de conservación garantizara una mínima comodidad en el viaje.

Aprendiendo el porqué del culto a la “Westy”

Al final, surgió una oportunidad. Un pensionista de 70 años de la Costa Este afincado en una comunidad de retirados de Silicon Valley vendía su autocaravana Volkswagen Vanagon Westfalia L de 1981:

  • tienda elevable en el techo de 2 plazas que probamos in situ (2 metros de largo por la anchura del vehículo);
  • asientos traseros abatibles que se convertían en una cama equivalente a la superior;
  • refrigerador propulsado con propano o electricidad;
  • depósito de agua y fregadero;
  • enchufes para recargar cámaras y portátiles;
  • varios muebles para almacenar alimentos, sacos de dormir, ropa, etc.;
  • asientos delanteros giratorios para acondicionar el interior según el uso;
  • dos mesas giratorias y regulables: una para los asientos delanteros y la segunda (más grande) para los traseros).

Aprendiendo del uso exhaustivo de espacios limitados

Kirsten y yo pensamos que la modificación para acampadas que Volkswagen encarregó durante décadas a la empresa alemana Westfalia-Werke merecía la atención de los fundadores de un sitio que recopila información exhaustiva sobre vida sencilla y espacios reducidos.

Por qué no seguir el consejo de Emerson o Thoreau (o del estoico Musonio Rufo) durante unas semanas en verano -pensamos- y explicar a continuación nuestra experiencia.

Vivir en una autocaravana tan compacta como una Vanagon Westfalia requeriría paciencia y aprendizaje por parte de todos. Partíamos, eso sí, con ventaja: apasionados -como cualquier niño- por las cabañas y pequeños habitáculos, permanentes y provisionales, nuestros hijos se mostraron predispuestos a la experiencia desde un primer momento.

Buscando paisajes dramáticos, historias interesantes, noches frescas

Empezaba así una aventura que se desarrollará durante unas semanas, descontando una visita y estancia en SunRiver, Oregón, donde viviremos una semana con todos los lujos de una pequeña vivienda.

La furgoneta tenía su historia y cicatrices, pero andaba bien y todo funcionaba, en consonancia con el aspecto de su último propietario. Rob tenía un saludable aspecto surfero que confirmó él mismo (“mi secreto es que me ejercito a diario, surfeo cuando puedo, como mucho ajo crudo y bebo algo de vino tinto, nos dijo”; su familia procedía, tres generaciones atrás, de Italia).

El precio de compra apenas superaba el coste del alquiler del mismo vehículo a través de una empresa vacacional de la Bahía de San Francisco, así que decidimos arriesgarnos, comprar la VW Vanagon L y venderla al final del periplo. 

De vehículo de culto de hippies y surferos a “camper” universal

El diseño de la furgoneta Vanagon Type 3 (tercera modificación del modelo Transporter) de 1981, adaptado por Westfalia a petición de Volkswagen, fue renovado a fondo, coincidiendo con el 25 aniversario de la fábrica de Hannover. 

Los modelos anteriores ya se habían convertido en un icono para hippies europeos y estadounidenses, así como surferos de la Costa Oeste. La T3 aumentó el nicho comercial de este modelo con cocina y nevera, hasta convertirse en una institución.

Hemos usado el vehículo durante la última semana y, pese a algunas deficiencias de conservación, creemos que el diseño de su habitáculo, así como los materiales usados, son dignos de servir de inspiración en el diseño de espacios reducidos en general, sobre todo aquellos más versátiles, en los que la limitación de espacio no impide vivir y trabajar (o incluso invitar a una cuadrilla de amigos a una velada, como muestra Graham Hill en su minipiso de Manhattan, con 6 habitaciones en 1 –vídeo-).

Ascendencia sobre el “small house movement”

Algunos de los paradigmas de diseño compacto más celebrados en el llamado “movimiento de las casas pequeñas” han sido influidos por habitáculos de solventes vehículos de recreo: desde interiores de pequeños botes de recreo a caravanas Airstream.

Cuando Christian Schallert quiso convertir un antiguo altillo del Barri Gòtic de Barcelona, más parecido a un palomar que a una vivienda, en el celebrado “apartamento LEGO” (vídeo), evocó, con la ayuda de la arquitecta Barbara Apolloni (vídeo), el interior de los botes de recreo en los que había navegado en su infancia en los lagos alpinos de su Austria natal.

Las enseñanzas del diseño aeronáutico que inspiró a Airstream

El promotor californiano Patrick Kennedy optó por un modelo de diseño similar mientras concebía su concepto de mini-apartamentos para estudiantes y jóvenes profesionales en San Francisco, SmartSpaces (vídeo).

Usando un proceso de diseño adaptativo propio de la industria del software (desarrollo ágil), Kennedy construyó un apartamento-tipo y dejó de una estudiante del MIT viviera en él y diera sus opiniones.

Kennedy ha completado el diseño de este microespacio estudiando a fondo el diseño de las caravanas Airstream más compactas (carácter intemporal, materiales de calidad, reparabilidad, uso de aceros y superficies similares, etc.).

El arquitecto paisajista Andreas Stavropoulos prefirió modificar el interior de una vieja Airstream, con su característico diseño aerodinámico de acero pulido con remaches a la vista (un tipo de construcción que el diseñador de los primeros modelos importó de la industria aeronáutiva), y convertirlo en su dormitorio universitario (vídeo).

Acampando en el lago que surgió de Mazama (Crater Lake, Oregón)

Volviendo a la Vanagon L Westfalia de 1981, nuestro viaje no ha hecho más que empezar.

Hemos usado el vehículo para viajar desde el condado de Sonoma, al norte de San Francisco, hasta Bend, en el interior de Oregón, a donde hemos llegado por el interior de ambos estados, subiendo los exigentes puertos del monte Shasta y el incomparable Crater Lake: un imponente lago surgido en el interior de un gigantesco cráter al que fue reducida la montaña Mazama tras una explosión volcánica de hace 7.000 años.

El lago volcánico se encuentra en el parque que lleva su nombre. Las vistas, desde la parte superior de la caldera del volcán, del lago de 8 kilómetros de ancho por 9,6 kilómetros de largo, nos animaron a acampar en el aparcamiento de uno de sus miradores más escénicos. Acampar nos llevó, literalmente, 5 minutos: el tiempo dedicado a recolocar el equipaje, abatir las camas y ponernos cómodos en los sacos.

El viaje hasta ahora

Al día siguiente, seguimos hasta SunRiver, junto a Bend, donde estaremos una semana. A continuación, estaremos al menos 2 semanas en la carretera, pernoctando en la VW Vanagon Westfalia.

Nos faltan kilómetros (mejor dicho, millas) de familiaridad con este vehículo recreativo, mitad furgoneta compacta y mitad casa con ruedas, al que sólo falta un aseo, según nuestra hija mayor (6 años). Hemos solucionado esta pequeña limitación con un orinal infantil.

Lo que más nos ha gustado hasta ahora:

  • comodidad y facilidad de uso-mantenimiento de nevera y cocina;
  • diseño, espaciosidad y comodidad de las 2 camas, suficientes para una familia de 5, gracias a la tienda del techo que incorpora el modelo Westfalia;
  • mesas;
  • experiencia del trayecto: dada la limitada velocidad y la veteranía del vehículo, nos centramos más en las conversaciones, el paisaje, etc., y menos en llegar a destino (seguimos, sin proponérnoslo de manera premeditada, el proverbio de Lao-Tsé: “un buen viajero no tiene planes fijos, y no tiene la intención de llegar”);
  • calidad de los materiales y complementos;

Lo que menos:

  • es un vehículo de 1981, con lo que ello conlleva. Es más ruidoso y menos eficiente que muchos vehículos actuales (tristemente, hay vehículos similares en la actualidad que son menos eficientes que una Vanagon Westfalia de 1981; es fácil verlos en las autopistas estadounidenses);
  • muchos acabados se han deteriorado por el uso y el paso del tiempo; la reparabilidad de la mayoría de estos elementos minimiza este problema (nuestro objetivo no es conservar el vehículo y no destinaremos más dinero a él, pero cualquier persona interesada podría restaurarlo por un presupuesto ajustado y algo de trabajo personal);
  • algunos elementos del diseño de Westfalia de este modelo en concreto, como el color del contrachapado usado en el mobiliario, evocan algunos diseños de finales de los 70 y 80; el diseño podría ser más minimalista, como en las Westfalia originales, más próximas al diseño “moderno” de mediados del siglo XX.

Viajando pequeño (y barato)

Incluyo algunas fotografías en esta entrada. Trataremos de disfrutar del camino, para llegar preparados a cada destino.

Es un viaje de recreo, trabajo, aprendizaje o iniciación (en el caso de nuestros hijos). 

Siguiendo el consejo de Rob, el anterior propietario de esta microcasa con ruedas surgida de una factoría de Hannover y completada con mobiliario de Westfalia, escucharemos su ritmo y no nos olvidaremos de la impermanencia de cada momento.