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La bicicleta inunda las ciudades

Varias ciudades convierten a conductores en ciclistas. Mientras se promocionan los trayectos en bicicleta, ¿estás preparado para ver autopistas de bicicletas y “olas verdes de tráfico ciclista”?

Por Kirsten Dirksen
Traducción de Nicolás Boullosa

Los desplazamientos en bicicleta inundan las ciudades más importantes del mundo, independientemente de la renta de las personas. A medida que el centro de las mayores ciudades afronta problemas de congestión y contaminación, el apoyo a políticas que conviertan a quienes se desplazan a trabajar al centro urbano en ciclistas no es sólo una buena política medioambiental, sino una necesidad.

En Ciudad de México, donde el uso del automóvil se duplicó entre 2000 y 2007 y los niveles de contaminación atmosférica exceden los niveles permisibles establecidos por la Organización Mundial de la Salud durante más de la mitad de los días del año, el gobierno local se ha comprometido a construir 300 kilómetros (186 millas) de carriles bici antes de 2012, así como aparcamientos vigilados para bicicletas.

Incluso en ciudades sin inminentes problemas de polución que resolver, los desplazamientos urbanos en bicicleta se ven como un modo asequible y barato de liberar de la presión del coche privado a las zonas residenciales que no disponen de transporte público de calidad.

Como ejemplo, en Melbourne (Australia), 600.000 personas se desplazan a diario desde los suburbios hasta el centro económico de la ciudad y, según la asociación Bicycle Victoria, se espera que esta cifra se duplique. Para hacer frente a la congestión, los responsables del transporte metropolitano de la ciudad ofrecen a los usuarios más razones para acudir al trabajo en bicicleta.

Actualmente, la ciudad instala “carriles Copenhague” -o carriles bici claramente diferenciados del tráfico rodado- en algunas de las arterias más activas.

Tomando datos de distintas investigaciones, que cifran en 12.000 el número de personas por hora que un carril bici puede transportar, mientras un carril para coches sólo permite el paso de 4.000 vehículos por hora, la asociación Bicycle Victoria cree que usar la bicicleta para moverse por zonas congestionadas de la ciudad es “como cambiar de la línea telefónica convencional a la banda ancha.”

Olas verdes para ciclistas

Esta nueva red ciclista “de banda ancha” se reproduce de varias maneras en ciudades de todo el mundo: desde los -muy exitosos- programas de alquiler público de bicicletas de París y Barcelona (ver artículo Bici pública: individual y colectiva), a la mejora de los carriles bici en Berlín, los usuarios urbanos de este medio de transporten reciben nuevas formas de apoyo en ciudades europeas y del resto del mundo.

La -ya de por sí preparada par el uso de la bicicleta- ciudad danesa de Copenhague, donde el 36% de los residentes se desplaza al trabajo o al centro educativo en bicicleta, los ciclistas disfrutan ahora de una política de movilidad que ha sido bautizada como “ola verde”.

Los automovilistas dan por supuesto que la mayoría de las grandes vías de paso ofrezcan una sincronización en sus semáforos que permite circular por grandes avenidas con todos los semáforos en verde y, de este modo, evitar la espera y congestión provocada por el semáforo en rojo; es la llamada “ola verde de tráfico”, y Copenhague se ha convertido en la primera ciudad del mundo que garantiza el mismo privilegio a los ciclistas.

La primera ola verde de tráfico ciclista se ha establecido en una de las calles más concurridas de Copenhague, Nørrebrogade. Allí, durante la mañana y en las horas punta de la tarde, los semáforos se han coordinado para que los 30.000 ciclistas diarios puedan cruzar un tramo de 2,5 kilómetros sin parar, dado que la bicicleta urbana suele desplazarse a una media de 20 kilómetros por hora.

Las olas verdes -la ciudad danesa tiene planes para aplicar más proyectos similares- forman parte de un ambicioso plan para mejorar las infraestructuras, mediante la adecuación de más carriles especiales y aparcamientos y así incrementar hacia 2015 el número de personas que usan la bicicleta para desplazarse a estudiar o trabajar en un 50%.

Todo ello en el cómputo de un esfuerzo que realiza la ciudad para convertirse en la “capital mundial de la bicicleta”, un honor que atesora de modo extraoficial Ámsterdam, donde el 40% de los residentes utiliza la bicicleta en sus desplazamientos.

Autopistas para ciclistas

En Londres, ciudad en la que el 40% de la población posee una bicicleta, aunque sólo 1 persona de cada 8 la usa regularmente, los residentes podrían tener pronto acceso a autopistas o vías rápidas diseñadas para bicicletas, como parte de una iniciativa para motivar un incremento de un 400% en el número de personas usando regularmente la bicicleta hacia 2025.

El antiguo alcalde de Londres, Ken Livingston, tenía planes no sólo para 12 “corredores radiales” o cinturones urbanos para bicicletas que conecten a los usuarios de los suburbios con el centro de la ciudad, sino también para establecer “áreas para bicicletas” en el centro y la conurbación londinenses, pensando en quienes van de compras o se desplazan a la escuela.

“Queremos nada menos que transformar Londres en una ciudad de bicicletas”, asegura el alcalde, que invierte dinero en su ambicioso plan.

“Gastaremos algo así como 500 millones de libras (630 millones de euros) en el fomento de la bicicleta durante la próxima década, la mayor apuesta por este medio de transporte en la historia de Londres, lo que supondrá que millones de londinenses puedan ir en bici con seguridad, a través de rutas que les llevarán de un modo rápido y seguro hacia donde quieran ir”, explicaba el anterior alcalde, que no usa la bicicleta.

Veremos si su sucesor los mantiene.

La primera ciudad para bicicletas de Inglaterra

El resto del Reino Unido también se esfuerza para adaptarse al uso cotidiano de la bicicleta. Aunque el país figura cerca de la cola europea en cuanto al uso de la bicicleta, en enero de 2008 la Secretaria de Estado para el Transporte, Ruth Kelly, anunciaba que las inversiones en este ámbito se multiplicaban por seis.

Parte del dinero se destinará al primer concurso -con 47 millones de libras de presupuesto- para designar la primera “ciudad de la bicicleta” en el Reino Unido, así como seis “pueblos de la bicicleta”.

Las localidades designadas recibirán más recursos para desarrollar infraestructuras adecuadas y serán distinguidas como “poblaciones para el fomento del ciclismo”, bajo el título oficial de Cycling Demonstration Town.

El gobierno británico invierte en el uso de la bicicleta no sólo para proteger el medio ambiente -aunque esperan que la nueva red permita suprimir 16 millones de desplazamientos en coche hacia 2012-, sino que quiere emplear este medio como arma contra las prácticas poco saludables, especialmente contra la obesidad infantil. Ruth Kelly arguye que la financiación de programas para fomentar el uso de la bicicleta puede cambiar el comportamiento de muchos ciudadanos.

“Los resultados obtenidos, tanto en promoción de la bicicleta como de la marca Cycle Demonstration Towns, son impresionantes y muestran que, si se prestan los servicios y apoyo adecuados, crece el número de personas dispuestas a usar la bicicleta.”

“Por ejemplo, Darlington ha cuadruplicado la proporción de niños que van en bici a la escuela. Aylesbury también ha multiplicado por cinco los residentes que usan la bici como uno de los dos medios de transporte principales en los dos últimos años.”

Obama: que más ciclistas usen carreteras y más peatones, aceras

En Estados Unidos, pese a que el 50% de la población activa trabaja a una distancia de 5 millas (8 kilómetros), o menos, de su casa -según las cifras de la Autoridad del Transporte estadounidense de 1995-, el tradicional apoyo a políticas de planificación de suburbios de baja densidad y al desarrollo de tupidas redes de carreteras y autopistas ha dado lugar a que los desplazamientos urbanos en bicicleta se sitúen en el 0,4%, cuando en Ámsterdam son del 40%.

Aunque históricamente la inversión gubernamental estadounidense en infraestructuras viarias para bicicletas haya sido inferior a la europea, hay signos de cambio.

En 2008, la bicicleta ha cosechado apoyos incluso entre uno de los candidatos a la Casa Blanca. En su energética campaña electoral, que conecta especialmente con los jóvenes profesionales, mayoritariamente urbanos y de clase media, el candidato demócrata Barack Obama se refiere a la bicicleta como una alternativa que ayudaría a los estadounidenses a “ir más allá de nuestra fijación primaria en invertir la mayoría de nuestro presupuesto que políticas de transporte destinadas a fomentar el uso del coche.”

Su plataforma se centra en reformar la financiación del transporte para tener en cuenta políticas de crecimiento sostenible y “para garantizar que más Organizaciones de Planificación Metropolitana puedan crear políticas que incentiven los desplazamientos a pie y en bicicleta, tanto en aceras como en carreteras.”

1.800 millas (2.900 kilómetros) de carriles bici para Nueva York en 2030

Ya hay varios alcaldes de grandes ciudades norteamericanas trabajando en combatir el cambio climático a través del apoyo al uso de la bicicleta.

En 2007, la ciudad Nueva York, a través del equipo consistorial del alcalde Michael Bloomberg -y como parte de un plan para reducir las emisiones de dióxido de carbono de la ciudad en un 30%-, se comprometió a añadir 200 millas (320 kilómetros) de carriles bici antes de 2010 y 1.200 nuevos aparcamientos de bicicletas para 2009.

Bloomberg cree que estos esfuerzos deberían hacer de la bicicleta un medio de transporte más viable en la ciudad. “Ya sea mediante el aumento y mejora de los carriles para bicicletas, o a través de la construcción de aparcamientos para éstas situados junto a nudos estratégicos de transporte, lograríamos que Nueva York estuviera más preparada para la bicicleta; estamos dando pasos de preparación para el futuro.”

Chicago: situar a la gente a media milla de distancia de un carril bici

Teniendo en cuenta que el porcentaje de desplazamientos urbanos en bicicleta es en Estados Unidos del 0,4%, el equipo de urbanismo de Chicago ha establecido el ambicioso objetivo de lograr que el 5% de todos los viajes de menos de 5 millas (8 kilómetros) sea en bicicleta antes de 2015.

La ciudad cuenta con planes para construir una red para bicicletas lo suficientemente extensiva como para que cualquier residente viva a menos de media milla (a menos de 800 metros) de un carril bici.

Además de las 500 millas (800 kilómetros) de carriles bici planificadas, esta versión de Chicago preparada para la bicicleta incluiría en 2015 alrededor de 5.000 nuevos aparcamientos y 1.000 plazas más especialmente diseñadas para el aparcamiento a largo plazo, así como la mejora de las conexiones viarias para incrementar los viajes interurbanos en este medio de transporte en un 10% anual.

Lance Armstrong da ejemplo como ciclista cotidiano

Otro líder de opinión estadounidense, el heptacampeón del Tour de Francia Lance Armstrong, se ha pronunciado públicamente a favor de quienes usan la bicicleta de manera cotidiana. Durante la inauguración de su nueva tienda de bicicletas -Mellow Johnny’s- en Austin, Texas, Armstrong defendió la necesidad de acudir en bici al trabajo.

“El centro de esta ciudad se está desarrollando rápidamente. Todas las personas que viven en esos nuevos edificios altos, ¿van a ir conduciendo a todas partes? Tenemos que promover los desplazamientos en bici.”

Existen evidencias de que, en las comunidades donde se han fomentado los desplazamientos en bicicleta -incluso compitiendo con la profunda cultura automovilística norteamericana-, aumenta el uso del vehículo sin motor.

Desde la década de los noventa, Portland (Oregón), ha triplicado la inversión en infraestructuras para bicicletas y, como resultado, hay tres veces más ciudadanos usando la bici de manera regular. Según una encuesta de 2007 de la Oficina del Censo de Estados Unidos, Portland tiene más usuarios habituales de bicicleta -el 3,5% de sus residentes- que cualquier otra ciudad estadounidense.

¿Puede Estados Unidos parecerse a Davis, California?

Aunque Portland es considerada ejemplar, es la localidad de Davis, en California, la que atesora el título informal de capital de la bicicleta de Estados Unidos. Ya en 1966, los responsables de urbanismo de Davis empezaron a sentar las bases de una amplia y bien planificada red que actualmente cuenta con más de 160 kilómetros de carriles bici para sólo 65.000 residentes.

La bicicleta es una prioridad en Davis: los coches están prohibidos en algunas calles y la ciudad ha gastado millones en pasos elevados y subterráneos diseñados exclusivamente para bicicletas, así como en semáforos adaptados. La inversión ha dado sus frutos y hoy, el 17% de los residentes acude al trabajo en bicicleta, mientras entre el 20% y el 25% de todos los trayectos se efectúan en este medio.

¿Podría el futuro de las ciudades estadounidenses parecerse más a Davis? Según el coordinador del Programa de Bicicletas de la Universidad de California, David Takemoto-Weerts, la ciudad californiana actúa como campo de pruebas de una visión de futuro.

“Con cada vez más comunidades tomando conciencia de las muchas ventajas que aportan los modos de transporte alternativos, Davis puede seguir sirviendo como brillante ejemplo de lo que puede conseguirse cuando los residentes y los funcionarios públicos se ponen de acuerdo en la visión sobre qué hace que un lugar sea verdaderamente habitable.”

Recursos sobre la movilidad urbana en bicicleta