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La industria del futuro: local, especializada, personalizada

La nueva generación de profesionales-artesanos no huye del pasado, sino que toma sus enseñanzas y ventajas, entre ellas el carácter local y la sabiduría acumulada por el poso cultural de la artesanía y la tradición.

Son los impulsores de las nuevas factorías que devuelven el tejido industrial a las grandes ciudades, sin que por ello retornen las chimeneas.

A diferencia de la industria pesada de antaño, las nuevas empresas aprovechan su pequeño tamaño y agilidad para crear productos de calidad y con carácter artesanal, personalizado. Es la respuesta emprendedora a la falta de oferta laboral.

El contexto: recuperación sin empleo

El mundo desarrollado se recupera de la recesión, con diferencias sustanciales entre países. En la Unión Europea, por ejemplo, el crecimiento vigoroso de Alemania contrasta con las dificultades de los países más endeudados de la zona euro, ahora desprovistos de la capacidad de devaluar su moneda para comprar tiempo.

Para economistas estadounidenses como el progresista Paul Krugman, o el libertario Tyler Cowen en el otro extremo del espectro, la diferencia fundamental en los números entre economías como la estadounidense o la británica y la española, es la capacidad para imprimir dinero y devaluar la moneda que tienen las dos primeras. España padece las consecuencias de compartir política monetaria y tener política económica propia. Ahora paga los desajustes de haber crecido con créditos pedidos al exterior.

Sea como fuere, las exportaciones crecen en varios países y los indicadores económicos de Norteamérica y Europa muestran recuperación, mientras las principales potencias emergentes han mantenido un crecimiento vigoroso y para ellas no ha habido recesión.

No obstante, la recuperación económica no genera esta vez suficientes nuevos empleos, como había ocurrido en anteriores recuperaciones.

Los emprendedores crean empleo neto, las grandes empresas lo destruyen

El también economista estadounidense Paul Samuelson recuerda que cualquier estudio concienzudo del mercado laboral expone que las pequeñas empresas son las únicas creadoras de empleo neto, mientras las medianas y grandes empresas no sólo no tienden a crear empleo a medio y largo plazo, sino que lo destruyen. Los motivos: fenómenos como la deslocalización, el aumento de la productividad, los avances tecnológicos, etcétera.

Por actividades económicas, las exportaciones industriales recuperan su importancia. Para resarcirse de la dependencia económica exterior, los países de la periferia europea sueñan con una economía productiva al estilo de Alemania, cuyo modelo industrial fue vilipendiado durante los años más exuberantes de dinero barato y crecimiento fácil.

El peso de la realidad: sectores industriales que no volverán

En Estados Unidos, preocupan los modestos datos de crecimiento, así como la atonía de sectores industriales que no se han recuperado de la recesión y, según un informe de IBISWorld, seguramente no lo harán nunca.

El informe se centra en 10 industrias que retroceden más aceleradamente en la economía estadounidense y podrían sucumbir en los próximos años, debido sobre todo a dos motivos: la aparición de Internet ha forzado su obsolescencia; o bien la competencia y los menores costes laborales de los países emergentes producen el cierre de las factorías.

La industria de mayor tamaño entre las 10 que más retroceden es la de las operadoras tradicionales de telecomunicaciones que basan su negocio en las llamadas, debido a la irrupción de la telefonía móvil e Internet sin cables. La popularidad de Internet y los medios digitales también ponen en riesgo a la prensa tradicional, así como a las distribuidoras de música y películas en formato físico, tanto para su venta como para su alquiler.

Un quinto sector en caída imparable es el de la impresión fotográfica, que se ha transformado radicalmente tras la aparición del formato y la edición digitales, así como la distribución a través de Internet. Ocurre algo parecido con los servicios de postproducción audiovisual, cada vez menos demandados debido a los avances tecnológicos que convierten cualquier profesional con una videocámara, un ordenador y la formación adecuada en un estudio de producción, por una fracción del precio.

Disrupción tecnológica, competencia china, fin de la burbuja inmobiliaria

De los 10 sectores con peores perspectivas para los próximos años, seis de ellos deben su retroceso a las nuevas herramientas informáticas y de comunicación, centradas en el acceso ubicuo a la Internet sin cables y de alta velocidad, que ha generalizado el intercambio de datos entre dispositivos y usuarios y la aparición de los medios sociales.

Los otros cuatro sectores en retroceso irreversible han sido afectados por la importación de productos que competían con los suyos (es el caso del textil de confección, la ropa y los complementos); o bien han padecido el colapso inmobiliario (fabricantes de casas modulares); o han sido relegados con las dificultades de la economía doméstica, al ser percibidos como gasto superfluo y prescindible (sector del alquiler de ropa formal y disfraces).

10 industrias en completo declive en el nuevo siglo (Fuente: IBISWorld):

  • Telefonía y telecomunicaciones terrestres: 154.096 millones de dólares de beneficios en 2010. Su negocio descendió un 54,9% entre 200 y 2010. Se espera que retroceda un 37,1% más entre 2010 y 2016.
  • Textil de confección: 54.645 millones de dólares de beneficios en 2010. Su negocio descendió un 50,2% entre 2000 y 2010. Se espera que retroceda un 10% más entre 2010 y 2016.
  • Prensa escrita: 40.726 millones de dólares de beneficios en 2010. Su negocio descendió un 35,9% entre 2000 y 2010. Se espera que retroceda un 18,8% más entre 2010 y 2016.
  • Fabricación de ropa y complementos: 12.800 millones de dólares de beneficios en 2010. Su negocio descendió un 77,1% entre 2000 y 2010. Se espera que retroceda un 8,5% más entre 2010 y 2016.
  • Alquiler de DVD y videojuegos: 7.839 millones de dólares de beneficios en 2010. Su negocio descendió un 35,7% entre 2000 y 2010. Se espera que retroceda un 19,3% más entre 2010 y 2016.
  • Casas prefabricadas: 4.538 millones de dólares de beneficios en 2010. Su negocio descendió un 73,7% entre 2000 y 2010. Se espera que retroceda un 62% más entre 2010 y 2016.
  • Servicios de posproducción audiovisual: 4.276 millones de dólares de beneficios en 2010. Su negocio descendió un 24,9% entre 2000 y 2010. Se espera que retroceda un 10,7% más entre 2010 y 2016.
  • Tiendas de música: 1.804 millones de dólares de beneficios en 2010. Su negocio descendió un 76,3% entre 2000 y 2010. Se espera que retroceda un 39,7% más entre 2010 y 2016.
  • Tiendas fotográficas: 1.603 millones de dólares de beneficios en 2010. Su negocio descendió un 69,1% entre 2000 y 2010. Se espera que retroceda un 39,1% más entre 2010 y 2016.
  • Alquiler de ropa formal y disfraces: 736 millones de dólares de beneficios en 2010. Su negocio descendió un 35% entre 2000 y 2010. Se espera que retroceda un 14,6% más entre 2010 y 2016.

Buscando la máquina de crear empleo

Si, como recuerda Robert Samuelson, la actual salida de la recesión se diferencia de las anteriores porque no genera ni el mismo número de pequeñas empresas ni los puestos de trabajo asociados, ¿en qué modelo pueden Norteamérica y Europa confiar para crear empleo?

No hay receta fácil para ciudades y regiones enteras que basaron el porvenir de toda su economía en la fortaleza de un sector industrial determinado. Si la Bilbao industrial tardó décadas en reinventarse con éxito y reconvertir el cementerio industrial del Nervión en un hervidero arquitectónico, turístico y cultural, hay ciudades y regiones de ambas orillas del Atlántico que han sufrido peor fario.

La triste historia (con música de Motown) de Motor City

El paradigma es Motor City, la ciudad del motor. Detroit; cuna de la cadena de montaje, la clase media trabajadora, el fordismo, el éxodo afroamericano hacia la industria del norte de Estados Unidos, los MC5 y el sello Motown, entre otros iconos industriales y culturales globales.

El espíritu de Detroit sigue, de algún modo, latiendo en los problemas económicos que condujeron a General Motors y Chrysler, 2 de los Big Three (Ford es la tercera), a la bancarrota y el posterior rescate fiscal del gobierno federal.

General Motors y Chrysler pretenden reinventarse ahora radicalmente, con coches más ecológicos y capaces de competir con los japoneses y europeos. El híbrido enchufable Chevrolet Volt es el estandarte de la nueva apuesta de GM, mientras Chrysler quiere fabricar vehículos más eficientes y compactos, con la ayuda de la italiana Fiat. Paradójicamente, hace sólo unos años era Fiat la empresa en apuros que demandaba ser comprada por GM.

De metrópolis a cementerio

Pero hace décadas que la ciudad que se creó para dar cabida a la mayor industria automovilística del mundo padece una imparable despoblación, seguida del espectacular abandono y ruina de edificios públicos, manzanas enteras de apartamentos y distritos enteros.

La sociedad civil de Detroit promociona proyectos comunitarios para rehabilitar espacios públicos y devolver la confianza a la ciudad, pero los números del censo confirman el vigor de la despoblación. A Motor City le costará resurgir de sus cenizas.

En parte, porque los números lo corroboran. Entre 2000 y 2010, la población de la ciudad descendió un 25% hasta albergar el número de habitantes más bajo desde 1910. Antes de la era del dominio automovilístico y la competencia entre los Big Three.

Los suburbios de Detroit se avergüenzan de su ciudad

Pese a que el sector del automóvil, ahora en los suburbios de la ciudad, donde también se ha trasladado la clase media, trata de competir por talento con Silicon Valley, Detroit depende peligrosamente de una industria en crisis que trata reinventarse.

La ciudad diversificada ha desaparecido. Las perspectivas de recuperar un puesto de trabajo durante períodos de recesión podrían hacer el resto. Ciudades como Detroit no sólo no pueden competir con Silicon Valley, sino que zonas con costes laborales similares, como Austin o Raleigh, en el “triángulo de la innovación” de Carolina del Norte, tienen una percepción positiva y atraen a profesionales cualificados, preocupados por la calidad de vida e indicadores como la educación o la sanidad.

En España…

A diferencia de Estados Unidos, la situación española es, por motivos históricos, distinta. Difícilmente asistiremos a la implosión de Madrid, Barcelona o Sevilla, pero el nivel de paro -sobre todo, el juvenil- y el rigor de la crisis han paralizado la actividad económica.

El país que había soñado en convertirse en un híbrido entre la California (innovación, buen clima, calidad de vida) y Florida (construcción, sector residencial y de turismo para el resto de europeos occidentales), sufre los peores vicios de ambos Estados.

Al final, España no cuenta con un Silicon Valley; ni tiene un “hub” o centro económico y de comunicaciones indiscutible que conecta a dos regiones, Norteamérica y Latinoamérica.

Toca creerse el Made in Spain

Además de la industria y lo que, con anhelo, los tecnócratas llaman “economía productiva”, los productos españoles pueden rivalizar con el Made in France, el Made in Italy o el Made in Germany. Las industrias francesas del lujo, los complementos, la cosmética, las bebidas o la distribución han capeado la crisis aumentando espectacularmente sus ventas en los mercados emergentes, con un público que anhela productos de estatus.

Alemania ajustó las mayores ineficiencias de su sistema laboral e industrial antes de la crisis, cuando la exuberancia imperaba en España, y ahora recoge los frutos, con exportaciones de tecnología y maquinaria que superan a Estados Unidos y Japón y sólo puede igualar China.

Italia conserva una “marca de país” de la que se benefician sus productos artesanales, así como la industria de la moda o la alimentaria, con mercados que siempre garantizarán elevadas exportaciones, como el estadounidense.

Sin olvidarse de que su balanza comercial depende sobre todo de sus socios de la zona euro, a los que compra y vende la mayoría de los productos y servicios, España puede elegir un modelo para las próximas décadas que emule lo mejor de Alemania, Francia o Italia. Además de aprovechar sus bazas autóctonas, como el lazo histórico, familiar y comercial inigualable con Hispanoamérica.

Volviendo a la economía de las personas

Pero, si los emprendedores y las microempresas son los que históricamente crean ocupación, atendiendo a los datos de las últimas recesiones en Norteamérica y Europa, ¿cómo bajar de la idea general a la economía del barrio, la tienda, la microempresa, la comunidad de vecinos?

Allison Arieff opina desde The New York Times que el futuro de la industria es local y dependerá cada vez más del servicio, la calidad, la personalización, el valor artesanal o el conocimiento y asesoramiento especializado de productores y vendedores.

Del “cinturón oxidado” a la micro-industria

Arieff recuerda que, en las últimas décadas, hablar de industria en Estados Unidos es sinónimo de fábricas abandonadas, ciudades y regiones enteras deprimidas debido al declive de sectores enteros de producción, que habían sido concebidos para la producción a gran escala.

El público relaciona a menudo “industria” con la depresión económica vivida por zonas como el Rust Belt (literalmente “cinturón oxidado”), donde la industria pesada nacida con la Revolución Industrial fue desbancada por la competencia asiática. Más tarde, una población envejecida y el flujo migratorio negativo hacia zonas más dinámicas, han hecho el resto.

Bienvenidos a Braddock

El fenómeno de despoblación y empobrecimiento es similar al de Detroit, si bien no tan espectacular. Hará falta más que un exquisito y bienintencionado anuncio (como este grabado en Braddock, Pensilvania), que anima al resurgimiento de estos antiguos centros industriales a partir del impulso de sus propios habitantes, para convencer a los más jóvenes que existe un porvenir donde sólo abundan las fábricas abandonadas.

Allison Arieff argumenta acertadamente que la industria está viva en Estados Unidos y hay sectores que muestran vigor; eso sí, se trata de una industria distinta. La tradicional y monolítica industria pesada -siderurgia, derivados del petróleo, madera, automóvil, etcétera- ha sido sustituida por un modelo con menor impacto ecológico y paisajístico, más ágil y diversificado, tan integrado en las economías locales como el sector de los servicios.

Los buenos productos tendrán salida

La periodista cita algunos proyectos de producción local que han alcanzado notoriedad y se han consolidado en poco tiempo. Allison Arieff menciona ideas industriales que aprovechan el lugar donde están emplazadas y la experiencia personalizadora de sus profesionales, muy difícil de imitar en fábricas del exterior. En San Francisco, cita a las pequeñas empresas:

  • Anchor Steam Brewery: empresa especializada en la venta de cerveza y licores artesanales, usando productos locales y recetas con tradición en la zona.
  • Jamieson Leadbetter representa la cuarta generación de una familia de panaderos que reivindica el pan local y artesanal.
  • Rickshaw Bagworks: firma de confección de bolsas, mochilas y fundas para ordenadores y dispositivos informáticos y electrónicos. La empresa asegura inspirarse del carácter creativo de la ciudad, donde confecciona sus productos.

Nueva York vive una eclosión de pequeños proyectos similar a la de San Francisco, aunque el fenómeno del retorno de la manufactura a las grandes ciudades no sólo tiene lugar en Estados Unidos. Ocurre lo mismo en Europa. Barcelona, por ejemplo, consolida un tejido de microempresas que han entendido el valor de la marca que ofrece la ciudad.

La nueva generación de negocios locales, a menudo artesanales y especializados, está asesorada en Estados Unidos por organizaciones independientes, alejadas de las patronales tradicionales o los programas subvencionados (desde la política local, regional o estatal, a menudo más fachada que contenidos). Dos de las ciudades más dinámicas del país, San Francisco y Nueva York, coordinan su esfuerzo de fabricación local:

  • SFMade: su página web da la bienvenida con una frase provocadora, “¡Sí, todavía hacemos cosas aquí mismo, en San Francisco!”. SFMade es una organización sin ánimo de lucro fundada por Kate Sofis, que apoya y asesora a las empresas que fabrican sus productos en San Francisco.
  • Made in NYC: a raíz del éxito de SFMade, Nueva York emula el asesoramiento independiente de sus empresas de manufactura local. La idea es convencerlas de que la marca “hecho en Nueva York” puede tener el valor que ellos quieran inferirle.

Personalización, calidad, artesanía, localidad

Los emprendedores y las microempresas con mayor éxito atraen a una clientela fiel, dispuesta a menudo a pagar algo más de dinero por un buen asesoramiento y un producto a menudo de mayor calidad y más ajustado a sus necesidades reales. La personalización tiene un futuro brillante, aseguran los expertos. Como también lo tendrán los negocios locales que entiendan que, a menudo, el cliente quiere ser cuestionado, si no tiene la razón.

Las empresas locales no sólo tienen el reto de crear productos más próximos, responsables, personalizados, con menor huella ecológica. Aumentan el vigor de la economía local, que diversifican. Generan riqueza y puestos de trabajo. Evitan la frustración y la negatividad de quien se empecina en hablar de “generaciones perdidas” cuando tendría que preocuparse de correr la voz acerca de ideas como SFMade y made in NYC. Es el momento de trabajar en cosas que importan.

Si no hay trabajo, qué mejor oportunidad para inventarlo. Y la falta de subvenciones o de financiación fácil no fue un obstáculo para que, en lugares como Cataluña, surgieran empresas con éxito incluso durante los momentos más duros. La escasez y la frugalidad pueden ser vistas como limitaciones. O como los mayores mecanismos de innovación.