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Las guerras del coltán y tu móvil

Es el año del primer mundial de fútbol celebrado en África. Casi tan popular como el fútbol en todo el mundo, y responsable de una nueva era de negocios, productos y servicios hasta en los lugares más recónditos, es la telefonía móvil.

Sólo Zambia y Zimbabue se interponen entre Goma, mayor ciudad del este de la República del Congo, fronteriza con Ruanda y capital, para bien y para mal, del comercio de un mineral muy relacionado con la manufactura de teléfonos móviles; y Sudáfrica, que acoge este verano el mundial.

Goma también verá el mundial de fútbol

Por su situación geográfica y composición étnica, Goma está relacionada con el genocidio ruandés de 1994 como ninguna otra ciudad en la República Democrática del Congo. Goma acogió a 1 millón de refugiados de etnia Tutsi tras la matanza perpetrada por milicias hutus.

Desde Goma hasta Sudáfrica, desde el Congo hasta Katmandú, como titulaba un artículo de The Guardian, los móviles han transformado la realidad cotidiana de millones de personas.

En ninguna otra región del mundo, los móviles han traído más inestabilidad que en los alrededores del lago Kivu, donde en 2 décadas se ha vivido un genocidio, dos conflictos oficiales (primera y segunda guerra del Congo, que podrían haber sido bautizadas como guerras del coltán) y otros tantos conflictos oficiosos entre guerrillas financiadas por distintos gobiernos, además de recursos como la extracción de un raro pero crucial elemento en los teléfonos móviles, aparatos imprescindibles tanto en Goma como en el resto de los Grandes Lagos y África: el coltán.

Coltán de Kivu

El gran público apenas ha oído hablar este mineral, una combinación de los minerales columbita y tantalita (de ahí el acrónimo con el que ha sido bautizado en África: col-tán) con un característico color gris metálico oscuro.

Por su extraordinaria resistencia al calor y a la corrosión, además de por su conductividad eléctrica, es usado por las industrias informáticas y electrónicas para equipar los diminutos condensadores eléctricos de las baterías de teléfonos móviles, ordenadores portátiles, libros eléctrónicos, videoconsolas, reproductores multimedia, cámaras, videocámaras, etcétera.

Los dispositivos que usamos cada día, incluidos los más conocidos, incluyen minúsculas cantidades de coltán en sus condensadores. La expansión de la telefonía móvil, los reproductores multimedia y la informática portátil, ha aumentado el valor estratégico de tantalita y columbita.

El coltán carecería de mayor interés de no ser porque su extracción está relacionada en la región africana de los Grandes Lagos con distintos tipos de crimen organizado, según conocedores de la realidad de la zona como el periodista de BBC Misha Glenny, que relaciona los beneficios derivados de la extracción de coltán en el este de la República Democrática del Congo con la financiación de las armas que equipaban las guerrillas que han causado 5 millones de muertos en la región desde 1998.

Desgracia no reivindicada

La relación entre la fiebre del coltán del este del Congo, muy parecida a la fiebre del oro californiana del siglo XIX, y la guerra entre distintas etnias, protegidas por países vecinos y potencias extranjeras, ha sido a menudo indirecta y resulta difícil de demostrar, como ha explicado Jack Ewing para Der Spiegel.

La falta de trabajos de documentación serios e independientes en la región congoleña de Kivu, la más rica en coltán y fuente de conflictos entre el Congo y Ruanda, ha silenciado el conflicto promovido por los beneficios de la extracción de coltán. En África, los focos han estado más presentes en la última década en los conflictos de Sudán-Darfur y, últimamente, en torno a Somalia, debido al asedio pirata en el Índico.

Los numerosos focos de inestabilidad, muchos de ellos retratados ya por Ryszard Kapuscinski en la compilación de reportajes Ébano, apenas han despertado más interés que el regional.

Pero el coltán de Kivu podría ser bautizado como el coltán de sangre. Un mineral estratégico.

La “fiebre del coltán” en los Grandes Lagos

La exportación de coltán desde las ricas minas de la República Democrática del Congo hasta mercados como el norteamericano, el europeo y el chino ha sido citada recurrentemente como una de las fuentes de financiación de la compra de armas y el mantenimiento de guerrillas en la zona. Y, por tanto, esta actividad está implicada, aunque sea indirectamente, en la muerte de millones de personas en la zona.

Tras la extracción de coltán en el Congo, a menudo llevada a cabo ilegalmente por personas (también niños) pobremente equipadas, sin preparar y a merced de las incursiones armadas de ejércitos irregulares y guerrillas, Ruanda y Uganda han intentado controlar la extracción relacionada con el mineral, tanto ilegal como, en los últimos años, legal.

El conflicto ha sido tan confuso como intrincado, al interponerse intereses de potencias en la región, grandes empresas mineras en manos de Estados Unidos, la UE y China y la lucha por el poder en la propia República Democrática del Congo.

El baile de países, Estados aliados y siglas de guerrillas regionales es tan intrincado que medios de comunicación y ONG parecen haber olvidado la inestabilidad de la zona.

Matanza masiva olvidada en el continente del mundial de fútbol

El propio origen del conflicto, relacionado ahora con el control sobre la producción y exportación de coltán, se remonta al menos a 1996, cuando Ruanda decidió invadir el Congo debido al apoyo de este último a la facción hutu del FDLR, causante del genocidio en el pequeño país centroafricano.

Bajo la atenta mirada geopolítica internacional, la invasión provocó la primera guerra continental exclusivamente africana, ya que Ruanda contó con Angola, Burundi, Chad, Sudán, Uganda y Zimbabue como aliados, como ha explicado The Economist.

La guerra, que provocó 4 millones de muertos a causa de balas o enfermedades (poco después del genocidio ruandés, en el que se estima que perecieron 1 millón de personas), la mayor pérdida humana desde la II Guerra Mundial, llegó a un alto el fuego en 2003, aunque el conflicto a persistido de un modo latente y han abundado las matanzas, violaciones y secuestro de mujeres e incursiones en territorios dominados por facciones enemigas.

Desde noviembre de 2008, hay una tensa calma en torno al lago Kivu, en las regiones del Kivu Norte y Kivu Sur, así como en las zonas fronterizas de Ruanda. 

Quizá la cara amable de la telefonía móvil (no el coltán, sino los móviles que permiten a los habitantes de los Grandes Lagos comunicarse, enviarse dinero, realizar todo tipo de gestiones y mejorar sus perspectivas de subsistencia) y del popular fútbol, que este verano situará la atención mundial a menos de 1.000 kilómetros al sur de Goma, ayudan a calmar el ánimo.

¿Es posible la paz en la región de Kivu, rica en coltán?

Tras 14 años de lucha en las provincias Norte y Sur de Kivu, los gobiernos de Ruanda y el Congo decidieron sellar a finales de 2008 un acuerdo que fuera capaz, mediante incentivos para ambos bandos, de descabezar las guerrillas apoyadas por uno y otro bando, principal motivo de la inestabilidad en la zona.

Remarcablemente, el Congo invitó al ejército ruandés a participar en el desmembramiento del FDLR; tras realizar durante varias semanas incursiones toleradas por el gobierno congoleño, el ejército de ruanda se retiró de la región de Kivu Norte en febrero de 2009.

A cambio, Ruanda quiso estar a la altura y dio pasos para acabar con su propia milicia  (National Congress for the Defence of the People) arrestando a su sanguinario dirigente, Laurent Nkunda.

Pese a los avances iniciados a finales de 2008, es difícil garantizar una paz sólida que evite matanzas entre la población. Los ruandeses aseguraban en 2009 que se había iniciado el buen camino, al expulsar al FDLR de sus bases en la jungla y, sobre todo, arrebatarles el control de la extracción de coltán en la zona, que alberga la mayor reserva mundial del mineral y les ha financiado en todos estos años.

Además de haberse hecho fuerte en lugares apartados, próximos a la selva, se teme que el FDLR pudiera convertirse en otra fuerza, con objetivos quizá distintos, aunque resultados similares sobre la población y un mismo objetivo material: controlar la extracción de coltán.

Ruanda intenta que el FDLR no mute en una fuerza como el LRA de Uganda (Lord’s Resistance Army), grupo rebelde que se dedica al pillaje sin más, al asesinato y al secuestro mujeres, violaciones y saqueos.

¿Qué tiene que ver todo esto con mi móvil?

Jack Ewing asegura en su reportaje para Der Spiegel que “la industria de la electrónica de consumo es claramente sensible a cualquier acusación de que usa ‘coltán procedente de conflictos’, debido a que se trataba de un gran problema hace años”.

En 2000, debido a una anterior serie de conflictos en el Congo que mataron a millones de personas, el miedo a una escasez de tantalio -no relacionado con el conflicto- provocó que el precio del producto refinado ascendiera a 300 dólares por libra (453 gramos), varias veces el precio actual.

La posición de las mayores compañías del mundo es comprometida. Ninguna compañía asegurará que sus dispositivos pudieran usar coltán procedente del Congo. No obstante, factorías que producen algunos de los dispositivos más famosos de la actualidad, como firma china Hon Hai Precision Industry Co. (conocida como Foxconn: produce el iPad, el iPhone y varios de los principales competidores de estos dispositivos -incluyendo aparatos de Nokia, HP o Dell-), suelen adquirir sus materias primas.

Jack Ewing en Der Spiegel: “La mayoría de los países desarrollados cuentan con estrictos controles. Pero algunos puertos chinos dejan pasar algunos envíos [de coltán procedente de zonas de conflicto en el Congo], dicen fuentes de la industria. Una vez la mena ha sido refinada para producir tantalio en polvo no radiactivo, el origen del material es imposible de adivinar“.

Puertos chinos que hacen la vista gorda y dejan pasar coltán de zonas de conflicto. Empresas, como Foxconn, que producen los productos de electrónica de consumo, telefonía móvil e informática más buscados y prestigiosos del mundo (incluyendo aparatos de Apple y Nokia) buscando grandes cantidades de materias primas a los precios más competitivos, para cumplir con sus pedidos y a la vez asegurar sus ajustados márgenes. Resulta difícil creer que los productos que más anhelamos hayan  sido totalmente ajenos al coltán que ha financiado guerras que, en los Grandes Lagos, han causado más de 5 millones de muertos.

¿Lo peor? No hay grandes reportajes de grandes medios que hayan intentado indagar más en las acusaciones que “las fuentes del sector” citadas por Ewing hacen sobre las aduanas portuarias chinas haciendo la vista gorda con coltán barato y de buena calidad, proceda de donde proceda.

No hay siquiera un triste reportaje de Playboy, Vanity Fair, Rolling Stone o similar.

Entre las compañías de Estados Unidos que han explotado directamente o adquirido a través de intermediarios coltán de las zonas en conflicto de los Grandes Lagos (sobre todo en torno a Kivu Norte), destacan, según la ONU:

  • Cabot Corporation (Boston, Massachusetts).
  • OM Group (Cleveland, Ohio).
  • AVX (Myrtle Beach, Carolina del Sur).
  • Eagle Wings Resources International (Ohio).
  • Trinitech International (Ohio).
  • Kemet Electronics Corporation (Greenville, Carolina del Sur).
  • Vishay Sprague (Malvern, Pensilvania).

Además de las mencionadas corporaciones estadounidenses, compañías de otros países han formado parte de la explotación de coltán en la República Democrática del Congo:

  • HC Starc (Alemania).
  • EPCOS (Alemania).
  • Nigncxia (China).
  • Traxys (Bélgica).
  • George Forrest International (Bélgica).

Una vez el coltán obtenido mediante la actividad minera básica, practicada a menudo ilegalmente por la población, el mineral resultante es convertido en polvo, usado en condensadores eléctricos que han sido incluidos durante los años de conflicto en algunos de los productos más populares de las principales marcas.

Pese a que la venta de coltán ha tenido consecuencias debastadoras en el Congo y países limítrofes, los minerales de tantalio son sobre todo extraídos en Australia (principal productor del mundo), Brasil, Canadá, China, Etiopía y Mozambique.

Asimismo, se han detectado yacimientos adicionales en -por orden de importancia- Arabia Saudí, Egipto, Groenlandia, China, Mozambique, Canadá, Australia, Estados Unidos, Finlandia, Afganistán y Brasil. Colombia y Venezuela también han hallado tantalio en torno a la frontera entre ambos países.

Según estudios del United States Geological Survey, la República Democrática del Congo produce alrededor del 1% mundial de tantalio, pese a que sus reservas son las más elevadas del mundo.

¿Qué ocurre con los gorilas y el resto de la fauna de la zona de los Grandes Lagos?

El conflicto del Congo, financiado en parte con dinero procedente de la explotación de coltán, no sólo ha causado un desastre humanitario en los últimos 20 años. Para obtener el coltán, los mineros, auspiciados por los rebeldes, han dañado algunos de los principales parques nacionales del Congo, destruyendo grandes áreas del frondoso bosque lluvioso de la zona.

Además del daño medioambiental derivado directamente de la actividad minera, llevada a cabo ilegalmente y sin seguir prácticas homologadas, la pobreza y constantes hambrunas causadas por las guerras han provocado que rebeldes, mineros y habitantes de las zonas afectadas se adentraran en zonas protegidas para cazar especies en peligro, tales como elefantes y gorilas.

En el Parque Nacional Kahuzi-Biega, por ejemplo, se pasó en la última década del siglo pasado de una población de 258 gorilas a 130, lo que pone en peligro la conservación de la especie en la región.

Organizaciones tales como la Fundación Jane Goodall han reiterado su preocupación, incluso en momentos relativamente tranquilos como el actual, ya que en ocasiones se ha llevado a cabo un daño irreparable. En otras ocasiones, un nuevo conflicto violento podría provocar la extinción completa de hasta 10 especies de primate. 

La rama española de la fundación, Instituto Jane Goodall España, informa sobre esta problemática provocada por el pujante sector de la electrónica y la telefonía móvil. Mientras escribo este artículo, llevan a cabo una campaña de reciclaje de móviles cuyos fondos son destinados a proyectos en los dos Congos.

No sólo la población humana del Kivu norte debería maldecir las consecuencias del conflicto en los Grandes Lagos.

El papel de los usuarios

Grupos humanitarios como Global Witness han estudiado la relación entre los conflictos de los Grandes Lagos y la explotación de coltán.

Según la organización, es casi imposible para las compañías asegurar con absoluta certeza que la cadena de suministro está totalmente limpia de tantalio de dudosa procedencia.

Como ocurre en otros mercados, operadores comerciales en la sombra tienen un gran incentivo económico para comprar menas de coltán en el mercado negro, mucho más baratas, ya que evitan los costosos procedimientos de registro aduanero que legitiman oficialmente el producto.

Controles más estrictos, medios de comunicación más alerta, ciudadanos que exijan a sus gobiernos que se explique la trazabilidad y el origen de todas las materias primas usadas en productos de electrónica, telefonía e informática, empresas mineras que actúen con responsabilidad.

La “accountability“, o comportamiento ético, es responsabilidad de todas estas partes. En un mundo ideal, un comprador no sólo se guiaría por el atractivo de un producto, el acierto de su campaña publicitaria, la opinión de sus amigos al respecto o la valoración de sus blogs preferidos sobre el aparato en cuestión.

En un mundo ideal, el comprador también se guiaría por la solvencia ética de todos los componentes y materiales del producto comprado. Incluso preguntaría por las condiciones de los trabajadores que han ensamblado o producido el aparato.

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