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Lo poco que se salva de TechCrunch50 y DEMOfall

Con Internet, es posible asistir no presencialmente a cualquier acontecimiento en el que uno esté interesado, independientemente de su temática o dimensiones físicas. Existen herramientas, tales como los lectores de noticias a través de la sindicación de contenidos o RSS (Google Reader, por ejemplo), que cambian radicalmente nuestro modo de consumir información. 

Ahora, una nueva generación de aplicaciones web pretende llevar estos servicios a un nuevo estadio de desarrollo y prometen ofrecernos, por ejemplo una base de datos que nos permita consultar si el producto que estamos mirando en el supermercado es lo suficientemente sostenible o si existen alternativas más convenientes. GoodGuide es un ejemplo de ello, aunque se trate de una idea que desde *faircompanies defendíamos ya en 2006.

Los medios de comunicación tradicionales fueron diseñados para cubrir la información con una determinada periodicidad, y tenían que someterse a unas restricciones (tiempo, espacio, linealidad de los contenidos) a las que la Internet de los blogs y el periodismo ciudadano no debe hacer frente.

Es fácil leer lo que a uno le interesa, e intentar no ser acribillado con información de la que uno no quiere saber nada.

TechCrunch50 y DEMOfall 2008

Si, por ejemplo, uno quiere acceder a información relacionada con los nuevos proyectos de Internet que fueron presentados hace unos días en dos de las conferencias para emprendedores de Internet que tienen más repercusión, ambas celebradas en septiembre: TechCrunch50 y DEMOfall, es fácil hacerlo. Doy fe de ello.

También fue fácil asistir a alguna de las sesiones celebradas en ambos eventos, o incluso ver vídeos en diferido. Hay quien incluso los incrusta en sus entradas de blog para ofrecer la información a los lectores.

Altavozh para nuevas empresas de Internet (dinero y/o contactos requeridos)

La edición de 2008 de ambas conferencias ha vuelto a coincidir en el tiempo, aunque no es difícil seguir la estela de los nuevos sitios web y aplicaciones web 2.0 que allí se presentan, si uno se suscribe electrónicamente a los medios y blogs tecnológicos más leídos.

Por un lado, TechCrunch50 es una conferencia creada por el blog tecnológico de Silicon Valley TechCrunch, que se ha convertido en el referente para quienes quieren saber a diario qué empresas de la llamada web 2.0 nacen, crecen, se reproducen, o mueren (una de sus secciones, llamada DeadPool, cuenta con una legión de seguidores, al compilar las start-up de Internet que desaparecen).

Al haber sido impulsada por el popular blog, la conferencia TC50 dispone de abundante publicidad entre el mundo tecnológico estadounidense y mundial; una manera de decir que no se va a notar si hablo bien o mal de ellos, en el supuesto de que Michael Arrington, creador del blog, lea castellano.

A modo de ejemplo, menciono aquí unos cuantos a los que estoy suscrito: ReadWriteWeb, Slashdot, VentureBeat, Hacker News, Mathewingram. Cualquiera que use Google Reader o un lector RSS capaz de importar ficheros OPML, puede suscribirse a lo que encuentro interesante cada día aquí).

Bien, si estás suscrito a este tipo de fuente de información, eres casi un especialista en TC50 y DEMOfall.

Poca chicha en TC50 y DEMOfall

Periodistas y blogueros han insinuado que los ganadores de ambos acontecimientos son poco menos que un pufo para techies. Nada de ideas capaces de convertirse en servicios usados por personas que viven más allá del mundillo de los tecnófilos especializados.

A mí me ha gustado mucho una idea, GoodGuide, de la que luego hablo un poco. Está relacionada con un servicio al que yo mismo llevo dándole vueltas un buen tiempo para integrar en *faircompanies. Del resto, bien, es posible ser feliz sin usar el resto de los proyectos presentados.

TechCrunch50 es una conferencia gratuita, con un proceso de selección tan subjetivo como el que pueda tener cualquier otra conferencia que pretenda dirimir cuáles son los mejores proyectos de un determinado campo.

Los miembros del jurado siempre tenderán a barrer hacia un lado y existe abundante información en la blogosfera sobre las amistades existentes entre el jurado y algunos de los proyectos presentados (y premiados) en la conferencia.

También se ha criticado que la supuestamente promovida meritocracia del evento es simple marketing: la edad media de los participantes supera los 30 años y buena parte de ellos eran lo que se llama en Estados Unidos “emprendedores en serie” (nota para los lectores europeos: existen no sólo personas que arriesgan y crean negocios en Internet, e incluso una tipología que lo hace en numerosas ocasiones, incluso cuando falla).

Cuánto vale llegar a finalista de TechCrunch50

Uno puede preguntarse incluso cuánto dinero se necesita para convertirse en un finalista de TechCrunch50, como hace Jeff Wang .

Se dice de TC50 que es una conferencia endogámica y que su jurado eligió como proyecto ganador un sitio web, Yammer, que copia literalmente (sin aportar nada nuevo, a parte de la audiencia a la que se dirige, más empresarial) a otro existente, Twitter.

Para el (respetable) periodista tecnológico canadiense Mathew Ingram, Yammer es “una cosa” que nunca debería haber ganado un premio.

Más clones que en La Guerra de las Galaxias

La mayor parte de los otros proyectos presentados en TC50 parten de ideas con una calidad, como mínimo, dudosa. Son proyectos para rizar el rizo, ideas refritas de proyectos que ya existen (había en TC50 hasta 10 copias malas de Twitter, con más o menos su misma función), sitios web o aplicaciones para iPhone que quieren hacer gracia a un grupo muy reducido de personas: los tecnófilos de Silicon Valley y el puñado de “early adopters” de las metrópolis estadounidenses, europeas y asiáticas.

Personalmente, decir que nuestro pequeño proyecto *faircompanies.mobi, creado internamente como diversión y método de aprendizaje de cara a la futura integración de nuevas ideas en *faircompanies, parece tener una calidad algo superior a la de estos clones de Twitter, incluido Yammer. O, sobre todo, Yammer.

El también bloguero Robert Scoble (quien participaba como jurado en TC50; de modo que todo se lo guisan y se lo comen los mismos en el mundillo mediático de Silicon Valley), lo resumía en dos entradas de su bitácora personal.

“Startups: your web site sucks”

Sobre DEMOfall, Scoble decía (titular): Startups: your web site sucks (Startups: vuestro sitio web apesta, es una mierda o similar); sobre TC50, Scoble, en un ataque de sinceridad y pese a formar parte del jurado, decía más de lo mismo: TechCrunch’s startups’ web sites suck too.

Pese a la devaluación de las buenas ideas en las principales conferencias mundiales para startups, al menos en la edición de 2008, es “cool” ser una celebridad web, o “web celeb”.

Tanto, que TC50 y, en menor medida, DEMOfall, sirven a algunas figuras con creciente importancia en Internet para hacer un par de bromas con sus amigos, grabar un vídeo en baja resolución para colgarlo posteriormente en YouTube o en alguno de sus competidores, y poco más.

Puaj Girls

Ashton Kutcher, joven actor más conocido por ser pareja de la también actriz Demi Moore que por la calidad de su carrera cinematográfica, formó parte este año de TC50 con su último proyecto web, un infumable sitio que pretende servir de plataforma para el cotilleo en torno a Hollywood y sus estrellas.

Blah Girls, el proyecto de Kutcher, puede visitarse aquí. Este sitio ha estado entre los 50 finalistas de TC50 de este año. Mm.

Duncan Riley, hasta hace sólo unos meses destacado bloguero de TechCrunch, escribía un interesante artículo sobre la estupefacción que cualquiera con un cierto criterio ha mostrado sobre la presencia de esta “idea” en una supuestamente seria conferencia.

Riley explica que, o TC50 ha guiado sólo por los beneficios (“payola“), o 2008 ha sido un año patético para los nuevos proyectos en Internet.

Pagar por participar

El caso de DEMOfall es, si cabe, más polémico. Los participantes en la conferencia deben presentar su proyecto adjuntando un cheque de 18.000 dólares… Con este rasero en la preselección, DEMOfall se asegura de que ningún emprendedor o pequeña empresa con una buena idea, pero sin el dinero necesario para desembolsar la “entrada”, pueda estar presente.

Actualmente, con 18.000 dólares se pueden pagar muchas facturas relacionadas con la puesta en marcha y mantenimiento de un buen sitio web. Algunas muy buenas ideas han partido de un presupuesto muy inferior al que DEMOfall pretende que hagan frente sus participantes.

¿Meritocracia en DEMOfall, más allá de mostrar capacidad económica? Se presupone que, tras preseleccionar a los que pagan, intentarán elegir al mejor de entre quienes se han presentado. Un modelo no demasiado meritocrático.

Michael Arrington, alma mater de TechCrunch, criticó el peaje económico empleado por DEMOfall en uno de sus artículos. En el artículo, Arrington habla de que TechCrunch50 es el único evento que da pie a la sana y meritocrática pelea por ser el mejor, independientemente de la cuenta corriente de cada proyecto.

Arrington recibió varias réplicas, entre ellas un artículo que explica la estrecha relación entre algunos finalistas y varios panelistas-organizadores del evento, con el fundador de TechCrunch entre ellos.

Notoriedad, al fin y al cabo

Independientemente del modelo que representan ambos eventos, de sus posibles errores o de la escasa calidad en los proyectos de 2008, si son comparados con los de ediciones anteriores, quien aparece bien situado en TC50 o incluso DEMOfall consigue una valiosa proyección mediática.

En Estados Unidos, esta notoriedad llega a los principales medios tecnológicos, a la blogosfera más influyente y a los medios tradicionales.

Y sabemos que lo que se hace notorio entre el público estadounidense, hablando de Internet, tiene probabilidades de llegar rápidamente a otros lugares del mundo, un fenómeno que no ocurre habitualmente con las empresas europeas.

GoodGuide: guía de productos sostenibles accesible desde el móvil

Estoy de acuerdo con Bernard Lunn, de ReadWriteWeb, y creo que GoodGuide debería haber ganado TechCrunch50, y no conformarse sólo con haber recibido las buenas críticas mejor fundadas de toda la conferencia.

No contamos aquí las críticas pagadas o las copias de críticas pagadas, algo que ocurre con una cierta frecuencia en la blogosfera.

GoodGuide es un sitio que pretende combatir el llamado “green-washing” (maquillaje de marketing al que se someten las empresas para parecer, sin serlo, más sostenibles a ojos de los consumidores), a través de una guía que ofrece información precisa sobre distintos productos.

GoodGuide ofrece esta información a través de su sitio, con la opción de hacerlo desde el móvil.

Es fácil imaginarse en un centro comercial, intentando comprar un producto de cosmética sobre el que no tenemos información clara sobre su sostenibilidad. Uno accede a la guía de este servicio desde el móvil e, instantáneamente, obtiene información objetiva que le ayudará a decidir sobre la compra.

La start-up responsable del sitio ha surgido del Berkeley’s Sustainability Information Lab, y ha recibido abundante ayuda económica por parte de preeminentes firmas de capital riesgo.

La idea que GoodGuide pretende llevar a la práctica es muy similar, si no idéntica, a la que tenemos en *faircompanies desde hace más de un par de años.

Es una idea a la que hemos ido dando vueltas; ahora corroboramos su validez, aunque sea viendo cómo un competidor de Silicon Valley la lleva a cabo con mayor rapidez.

A ver si pronto podemos contestar desde Barcelona con nuestra propia idea, ya plasmada en el papel tiempo ha. En ello trabajamos, entre otras cosas.

Compartimos con GoodGuide un objetivo: el de ayudar a la gente a encontrar productos sostenibles, saludables y éticos, favoreciendo las decisiones basadas en datos objetivos.

Sin GoodGuide, TechCrunch50 2008 habría sido desastroso.