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Mirada retrospectiva a la telefonía móvil

Europa lideró durante más de una década la evolución de las telecomunicaciones móviles, primero con el establecimiento del estándar de facto GSM, empleado mayoritariamente en todo el mundo, y después con la mejora de esta tecnología (redes 3G, 3.5G y 4G). 

No obstante, el éxito protagonizado por el iPhone de Apple y la apuesta de Google por un sistema operativo para móviles basado en Linux y adaptable por cualquier compañía traslada instantáneamente el centro de gravedad del mercado de la telefonía móvil desde el Viejo Continente a Norteamérica. ¿Podrá Europa contestar a Apple y Google con productos y servicios igualmente innovadores y con potencial disruptor? En esta batalla comercial con alcance global habrá un principal ganador: el usuario.

A principios de la década, los análisis de mercado a uno y otro lado del Atlántico siempre mostraban una mayor penetración del móvil en Europa, que ya rozaba el 100% en varios países del Viejo Continente, mientras en Estados Unidos la gente se resistía, todavía mayoritariamente, a su uso.

Cuando los PDA no eran móviles (y Europa lideraba el mercado)

En Estados Unidos, decían los mismos estudios de mercado, la tasa de penetración de las entonces llamadas agendas electrónicas (PDA era el término más empleado para designarlas) era, por el contrario, muy superior a la europea.

Actualmente, el móvil no sólo reina en Estados Unidos con la misma intensidad que lo hace en Europa, sino que las agendas electrónicas han prácticamente desaparecido del mercado, tras la irrupción de los móviles para gestionar correo corporativo y aplicaciones específicas.

Los smartphone antes de Blackberry

La canadiense Research In Motion, propietaria de Blackberry, ha jugado un papel crucial en el desarrollo y evolución de los conocidos como “smartphones“, o teléfonos inteligentes.

Lejos quedan los tiempos en que Palm reinaba en el mundo de las agendas electrónicas y, tras la compra de Handspring, inició la comercialización de los primeros Treo, que competían por el liderazgo de un mercado todavía pequeño.

Entre sus principales competidores, se encontraba el Nokia Communicator, durante varios años el teléfono de esta categoría más vendido en todo el mundo, pese a su tamaño.

Nokia, ya entonces principal fabricante mundial de teléfonos móviles, aprovechó los problemas económicos de un competidor de Palm en el mercado de PDA, Psion, para hacerse con el sistema operativo desarrollado por esta marca (EPOC, base del actual Symbian OS), que contaba con un sistema operativo bastante sólido, ideal para su introducción en smartphones.

Mientras Nokia, HP y Palm se peleaban: RIM

No fue Nokia, sino una firma canadiense quien desarrolló los primeros dispositivos que cumplían lo prometido y ofrecían correo electrónico corporativo siempre a mano, con tecnología push (actualizado en tiempo real) y por una tarifa competitiva e inteligible para los clientes.

HP decidió comprar uno de los 10 mayores fabricantes informáticos estadounidenses por la fuerza comercial y el potencial de algunos de sus productos.

Compaq comercializaba la gama de PDA (más tarde también teléfonos) con sistema operativo Windows, conocidos como iPaq. Su precio era prohibitivo, su funcionamiento dejaba mucho que desear y su tamaño era considerable.

Palm creía entonces que su máximo rival en el futuro mercado de los smartphones era HP-Compaq y su iPaq. En sistemas operativos, Palm creía que el mercado acabaría siendo de Microsoft, con su Windows Pocket PC-Mobile-CE-Smartphone (o lo que fuera), y de la propia Palm, con su Palm OS. El sistema operativo Symbian sería reforzado por Nokia, pero no podría ni con Windows Mobile ni con Palm OS.

Esta batalla tenía un inconveniente para los usuarios: ninguna empresa parecía interesada en lanzar un móvil que se convirtiera en un auténtico ordenador de bolsillo, o en un verdadero “teléfono inteligente”, con correo electrónico, navegación real por Internet (¿alguien ha sido usuario asiduo de un navegador Wap sin desesperarse en el intento?) y otras funciones que los usuarios esperaban.

Y llegó Research In Motion. El acierto de RIM: desarrollar tanto la plataforma para servir el correo electrónico, que todavía controla, como los dispositivos, que pronto ganaron la merecida fama de ser cómodos de usar, resistentes e ideales para escribir o contestar a cualquier correo, gracias a un cómo teclado Qwerty (completo, como el de un teclado de ordenador).

¿La consecuencia de la llegada de RIM? HP fracasó con sus iPaq, Palm no sacó partido a la compra de Handspring para comercializar los smarphones Treo con su propia marca, e incluso intentó ganar cuota de mercado introduciendo modelos… Con Windows.

Los primeros Blackberry, que ganaron rápidamente cuota de mercado en Estados Unidos y Europa gracias al boca a oreja de una élite empresarial conectada globalmente, cogieron desprevenidos a los otros fabricantes.

Ni las marcas europeas, con Nokia en cabeza; ni las estadounidenses, con Motorola -entonces en mejor posición comercial- en cabeza; ni las principales marcas asiáticas, tales como Sony (más tarde SonyEricsson tras la fusión con la sueca Ericsson), Samsung y LG, entre otras; pudieron con RIM.

Blackberry: un aparato diseñado para el usuario

RIM se centró en ofrecer un servicio sencillo de contratar, fiable (prometieron un correo push que siempre funcionara, y lo cumplieron), y muy útil en un mundo donde el correo electrónico es una herramienta de comunicación y trabajo crucial.

Y, finalmente, incorporó el teléfono a sus dispositivos. Pronto, RIM se convirtió en el fabricante de referencia de smartphones, a la vez que ofrecía licencias de su tecnología de correo electrónico push a sus competidores, Nokia inclusive.

El liderazgo de RIM en el mercado de teléfonos inteligentes debería haber encendido todas las luces de alarma en Nokia, como principal representante e innovador en telefonía de Europa. Por primera vez, Norteamérica dictaba los estándares tecnológicos.

Mientras tanto, en el mercado musical

Antes de la llegada del iPod, la principal marca en el mundo de los reproductores digitales era el Walkman de Sony; la RIAA (patronal de grandes discográficas) creía que Internet era un enemigo y se dedicaba a llevar a juicio a quien compartiera música sin pagar.

Y ni Napster ni sus clones pudieron sentar una industria sólida y legal en torno a la música y las nuevas tecnologías.

También antes del iPod, los primeros reproductores musicales con disco duro interno parecían auténticos ladrillos: el original Archos Jukebox y sus competidores de Creative, iRiver y un puñado más de marcas eran colmenas de incompatibilidades, productos de sofware infumables y sólo compatibles con Windows, así como otras inconveniencias.

Sólo los “early adopters” más impacientes se hicieron con estos dispositivos, que uno intentaba cargar con canciones convertidas a MP3 tras largas horas ante el ordenador.

La transferencia de música y otros ficheros desde el ordenador a estos dispositivos, realizada normalmente a través de USB 1.1, podía superar tranquilamente la media hora.

Cuando Apple transformó el mercado musical: iPod

Llegó el iPod con su rueda de menú, conexión FireWire y software iTunes. El primer iTunes ni siquiera contaba con la principal tienda de música actual (más incluso que Wal-Mart en Estados Unidos), la Music Store.

El primer iPod sólo era compatible con Mac, entonces un ordenador auténticamente minoritario (en la actualidad, las cosas han cambiado: el 20% de todos los portátiles vendidos en julio y agosto en EEUU fueron de la familia MacBook).

Mientras tanto, Apple se dedicó durante el primer lustro de la década a consolidar su mercado de música digital, que en 2000 ni siquiera existía.

La receta que había llevado a Apple hacia el éxito en el mercado de reproductores digitales y en la venta de música por Internet es muy similar a la estrategia de RIM en el mercado corporativo:

  • Control de hardware y software: Apple simplemente aplicó su modelo industrial, desechado -por costoso y arriesgado- por el resto de los fabricantes, que suelen especializarse en software o hardware. La estrategia de control (fabricar el dispositivo, el sistema operativo y las principales aplicaciones) tiene una recompensa directa: consistencia.
  • Fabricar el mejor dispositivo: se han publicado tantos libros sobre la estrategia de marca de Apple y el papel que el controvertido y exigente Steve Jobs ha jugado en la actual posición de la marca (tan importante en bolsa como Google y no tan lejos de Microsoft), que basta decir que Apple ha liderado el diseño industrial de la industria informática durante la última década, desde el lanzamiento del primer iMac.
  • Continuar innovando y abrirse a todo el mercado: el primer iPod ya incorporaba el germen de su éxito, con a rueda de menú (click wheel), un increíblemente intuitivo sistema operativo y el programa iTunes. La llegada del tándem iPod + iTunes para Windows convirtió iTunes y su tienda de música incorporada en un negocio que ha cambiado la estrategia de negocio de Apple. La marca ya no es sólo una firma informática, sino una plataforma de entretenimiento, capaz de vender más de un billón de canciones, millones de películas, vídeos musicales, series televisivas y libros sonoros. Y está haciendo lo mismo con las aplicaciones para iPhone.
  • Asegurarse de que todo funciona: como RIM, Apple tiene la llave tanto de la plataforma para vender datos como de los dispositivos. La marca ha cometido varios errores, como el lanzamiento de la plataforma Mobile Me (evolución de .Mac) sin que estuviera realmente preparada para el gran público, aunque los errores son superados con un control sobre el servicio, que sacrifica la libertad pero, a cambio, ofrece una experiencia estable y creíble. Ningún usuario ha usado Internet ni ha instalado aplicaciones en un teléfono con la regularidad que lo hace con un ordenador porque, hasta la llegada del iPhone, no existían ni una experiencia de Internet satisfactoria, ni mucho menos miles de aplicaciones disponibles en un único lugar, accesible tanto desde el teléfono como desde el ordenador.
  • Prometer experiencia, estilo de vida, estatus (marca): Apple ha hecho famoso el lema “diseñado en California”. La marca ha sabido identificarse con el espíritu de contracultura y liberalismo de San Francisco y, pese a no ser ya esa pequeña marca ninguneada por el malvado rival (Microsoft) y haberse convertido en una firma global, sigue gozando de un cierto favor por parte de ciertos periodistas y blogs.

Sorprendentemente, el iPhone no existía en 2006

El iPod sentó las bases del negocio musical de Apple, que ha convertido el negocio del entretenimiento multimedia (iPod + iTunes + iPhone) en una división con mayor importancia que su mercado tradicional, el informático.

La transición de la empresa, desde una marca con DNA informático a una empresa global dedicada tanto a producir ordenadores como móviles y reproductores de musica, se hizo patente cuando la firma decidió suprimir la coletilla “Computer” de su nombre, en enero de 2007.

La primera incursión en el mercado de la telefonía móvil llegó mucho antes del iPhone, gracias a un acuerdo con Motorola en julio de 2004, que permitió a la marca de telefonía vender teléfonos con iTunes, sin ninguna de las virtudes que han hecho a Apple importante en los mercados donde está presente.

Ni el modesto y mal concebido servicio (que obligaba a instalar y usar una aplicación de Motorola, así como un sistema operativo poco intuitivo), ni los aparatos despertaron siquiera curiosidad.

Apple había decidido emular el modelo del iPod en un mercado mucho más grande y competitivo, el de la telefonía móvil, con casi 3.300 millones de usuarios en todo el mundo en noviembre de 2007, el 50% de la población mundial.

El día en que los títulos de RIM y Nokia bajaron, pese a sus buenos números

Los Blackberry no consiguieron que sus usuarios navegaran por Internet como hacían con su propio ordenador; esto es, a través de un navegador que hiciera de navegar por la Internet convencional una experiencia factible.

RIM tampoco se preocupó de desarrollar un entorno lo suficientemente definido y sencillo de manipular, que permitiera a cualquiera desarrollar programas, venderlos y comprarlos en una única tienda, un único mercado unificado.

No era necesario.

Hasta que llegó la presentación del primer iPhone por parte de Steve Jobs, en enero de 2007, el mismo día que la marca dejó de ser “Apple Computer” para convertirse en Apple, a secas.

La sensación fue tal que los mercados reaccionaron al nuevo producto: las acciones de Apple iniciaron ese mismo día una senda ascendente que llevó a la marca a superar a Google en capitalización, una trayectoria sólo mermada por la situación de los mercados ante la crisis crediticia mundial.

Por el contrario, las acciones de Nokia y Research in Motion bajaron, también tras la presentación.

Durante las semanas previas a la presentación, una encendida polémica acerca del enriquecimiento ilícito de Jobs y otros ejecutivos con el uso de información privilegiada para vender y comprar títulos bursátiles, había desviado el interés mediático hacia la firma.

Los crecientes rumores sobre el lanzamiento de un teléfono se materializaron ese día, cuando el mundo conoció un móvil que incorporaba el mejor reproductor de música digital, el mismo sistema operativo que los ordenadores Mac, una experiencia satisfactoria en la navegación de Internet y, provocando gritos en la sala, una avanzada interfaz táctil.

Emular al iPhone

La misma interfaz que ahora, a finales de 2008, empieza a ser imitada por Nokia (5800 XpressMusic), SonyEricsson (Xperia X1), la propia RIM (Blackberry Storm), HTC (con el primer móvil basado en Android, el G1 o HTC Dream), entre otros fabricantes.

Como consecuencia de todas estas novedades: el iPhone sorprendió. Pese a ser un producto cerrado y controlado por el tándem Apple-AT&T (marca y operadora exclusiva para Estados Unidos), pronto generó un mercado económico e informativo (con decenas de blogs dedicadas exclusivamente al nuevo teléfono) sólo destinado a las “plataformas”.

El primer iPhone, disponible primero sólo en Estados Unidos y más tarde en el Reino Unido, Irlanda, Francia, Alemania y Austria, carecía de acceso a redes 3G o GPS, entre otras limitaciones que fueron saldadas con el segundo modelo, el iPhone 3G, disponible desde su lanzamiento en 22 países, entre ellos España.

Pese a las críticas al nuevo dispositivo, que según sus detractores seguía siendo un aparato incómodo para escribir correos electrónicos, carecía de la función “cortar y pegar” o no permitía usar más de una aplicación a la vez, entre otros aspectos que continúan sin solucionarse, el iPhone 3G vendió 1 millón de copias en los primeros 3 días a la venta.

No obstante, la cuota de mercado del móvil de Apple sigue siendo ínfima. Apple espera haber vendido 13 millones de teléfonos a finales de 2008, en un mercado con más de 3.300 millones de usuarios.

De teléfono prometedor a plataforma de aplicaciones

El 11 de junio de 2007, en la conferencia para desarrolladores celebrada anualmente por la marca, Steve Jobs anunció que el iPhone dejaba de ser un bonito caramelo móvil para convertirse en un ordenador móvil con muchas más posibilidades: el iPhone aceptaría aplicaciones desarrolladas por cualquiera, que serían posteriormente accesibles a través de iTunes.

El propio navegador de la plataforma Mac OS X, Safari, incluido en el iPhone, ya permitía el desarrollo de aplicaciones específicas para la interfaz de usuario del iPhone, aunque estas aplicaciones permanecerían tras el propio navegador, sin opción de estar presentes, como aplicación independiente, en el menú del teléfono.

El kit de desarrollo de software (SDK) estaba bien definido y delimitado por Apple. Tanto, que había críticas de desarrolladores a la salida de la misma presentación.

La marca dejó claro que controlaría hasta el más mínimo detalle, con una política de filtros que ha hecho difícil para algunos desarrolladores el crear aplicaciones para la actual App Store, disponible a través de iTunes Music Store.

Apple permite a cualquiera vender su aplicación a través de la App Store, siempre que el programa sea aprobado por Apple y el desarrollador firme los términos del servicio, que le permiten poner un precio a su trabajo y cobrar el 70% de cada venta. El 30% restante (un porcentaje para muchos excesivo) se lo embolsa Apple, simplemente por controlar la plataforma.

Estas condiciones no han evitado que haya en la actualidad empresas que se han fundado con el único objetivo de vender programas de todo tipo a través de Apple Store.

Hay incluso fondos de capital riesgo que han creado programas específicos para financiar proyectos creados específicamente para el iPhone. El principal: iFund, con 100 millones de dólares en fondos de la firma de capital riesgo KPCB.

Aplicaciones vetadas

Varios de ellos han denunciado públicamente a la compañía por retirar aplicaciones que “duplican la funcionalidad de un programa de Apple” o no tienen una función que agrade a la marca. Entre las aplicaciones cuyo veto ha tenido más repercusión (listado completo):

  • I’m rich: estúpida aplicación que valía 1.000 dólares, sin otra función que permitir al comprador pavonearse de ser “rico” (¿?).
  • NetShare: permitía usar el iPhone como módem con un portátil, por ejemplo. No cumplía con los términos del contrato firmado entre Apple y AT&T.
  • Podcaster: interesante aplicación que permitía buscar podcasts de interés para el usuario y descargarlos directamente en el iPhone, sin necesidad de pasar por iTunes. Según Apple, duplicaba una opción ya presente en el teléfono, aunque este supuesto no es del todo cierto. Para descargar podcasts, el usuario tiene que descargarlos a través de iTunes.
  • Murderdrome: aplicación para la lectura de cómics, prohibida por Apple por tener “contenidos violentos”.
  • Slasher: aplicación de dudoso gusto que mostraba un cuchillo en la pantalla, capaz de moverse cuando el usuario hacia lo propio con el teléfono. Fue borrada “en base a la sección 3.3.12 de la SDK del iPhone referida a contenido objetable”.
  • Tris: clon de Tetris que fue borrada de la App Store el 27 de agosto, por presiones legales de la firma propietaria de Tetris.
  • PhoneSaber: emulador de las espadas láser de Star Wars, también suprimido por presiones de Lucas Film. La aplicación volvió al iPhone como Lightsaber Unleashed (y un acuerdo entre los antiguos desarrolladores y la empresa de George Lucas).
  • 3-Tuple (razón de su eliminación de la App Store: desconocida).
  • Friend Book (razón: “riesgos de privacidad”).
  • iPint (razón: desconocida). Quizá el mal gusto del programa, que muestra una pinta de cerveza.
  • Light (razón: violación SDK).
  • The Wisdom (razón: desconocida).

En definitiva: Apple decide qué se puede y no se puede hacer en la App Store, guardándose todos los espacios de desarrollo que interesan a la marca para la creación de programas propios, y ejerciendo de juez al decidir qué es violento, pornográfico, de mal gusto, o “poco apropiado” (la propia Apple define qué es “poco apropiado”).

Algunos desarrolladores, como el creador de Podcaster, han decidido dejar de trabajar para el iPhone, debido al estricto y en ocasiones polémico control ejercido por Apple.

iPhone Apps: una amalgama de programitas poco deseables

Los términos de servicio que deben firmar las empresas que crean aplicaciones para el iPhone han sido el principal motivo por el cual, pese a su potencial como plataforma de desarrollo, la App Store esté actualmente llena de programas poco útiles.

Dominan los juegos (incluidos algunos que son pura publicidad) y las aplicaciones con poca sustancia, poco capaces de sacar partido de las posibilidades del iPhone.

Pese a las críticas recibidas y a la discutible calidad de la mayoría de las aplicaciones disponibles, la App Store es un éxito rotundo y, el 9 de septiembre de 2008, justo 60 días después de su lanzamiento, la tienda había registrado 100 millones de descargas.

Apple ha decidido, además, intentar acallar las críticas de los desarrolladores eliminando el contrato que tenían que firmar antes de poder trabajar con la SDK, el mismo que permitía a Apple rechazar una aplicación tras semanas de trabajo.

Posibilidades reales del iPhone: aplicaciones sostenibles

Independientemente de la polémica en torno a lo restrictivo del entorno de desarrollo, debido al poder que Apple se otorga a sí misma en la SDK, el iPhone es el primer teléfono que TreeHugger recogía en septiembre las aplicaciones desarrolladas para el iPhone capaces de ahorrar al usuario “gasolina, energía, tiempo y dinero”.

Varias de estas aplicaciones parten de muy buenas ideas y muestran sólo las auténticas posibilidades del empleo del iPhone como un nuevo tipo de asistente tecnológico personal, mucho más poderoso que un teléfono convencional con reproductor de música, GPS y acceso a Internet 3G convencional (decenas de teléfonos listan estas funciones entre sus especificaciones),

Aplicaciones iPhone para el mantenimiento del coche

Para encontrar gasolina más barata o lograr que dure más:

  • iGas (2,99 dólares): localizador de gasolineras con comparativa de precios en tiempo real (para Estados Unidos).
  • GasBag (gratuita): localizador de gasolineras con los precios más económicos (Estados Unidos).
  • GasHog (0,99 dólares): monitoriza la eficiencia en el consumo de gasolina.

Para conducir de un modo inteligente y aparcar con rapidez (y así evitar gastar más gasolina):

  • Traffic (1,99 dólares): información en tiempo real para evitar problemas de tráfico (Estados Unidos y Reino Unido).
  • PrimoSpot (gratuita): localizador de aparcamientos urbanos abiertos en el área de Nueva York.
  • BackTrack (0,99 dólares): diseñada para recordar el camino de vuelta a una localización determinada, tras realizar cualquier trayecto.
  • GreenMeter (5,99 dólares): supervisa la eficiencia en el consumo de gasolina del automóvil.

Mantenimiento y mejora del rendimiento del coche:

  • CarCare (4,99 dólares): diseñado para mantener cualquier coche en buenas condiciones (recuerda cuándo es necesario un mantenimiento, etcétera).

Aplicaciones para viajar, compartir coche o usar el transporte público

Mapas y horarios de trenes y metro a mano:

  • iTrans (0,99 dólares): proporciona mapas de redes de transporte público en Estados Unidos.
  • TheNextTrain (4,99 dólares): horarios de trenes para las principales redes metropolitanas de Estados Unidos.
  • Trains (3,99 dólares): horarios y detalles de la red ferroviaria británica.

Para facilitar los desplazamientos:

  • AroundMe (1,99 dólares): un modo de encontrar servicios alrededor de la localización del usuario. Ahorra tiempo y desplazamientos innecesarios.
  • Platial Nearby (gratuita): explota la misma función que AroundMe. Muestra lugares populares cercanos a la situación actual del usuario.
  • AirYell (gratuita): proporciona listado de servicios y negocios cercanos basados en la búsqueda realizada por el usuario.
  • Carticipate (gratuita): extensión de una red social de usuarios que comparten coche (“carpooling”). Muy útil. Una de las mejores aplicaciones (o, al menos, una de las mejores ideas) hasta la fecha en la App Store.

Aplicaciones para realizar una compra más ética

  • GoodGuide (próximo lanzamiento): permite identificar qué productos son los más éticos al instante (proporcionando un interesante modo de comprobar si un producto o marca son de confianza antes de efectuar la compra). Ideal para consumidores éticos.
  • GarageBuy (gratuita): sigue productos en eBay a partir de nuestras preferencias.
  • CraigsMobileList (gratuita): versión móvil del portal de clasificados más importante de Estados Unidos, Craigslist.

Programas como Carticipate, GoodGuide o CraigsMobileList permiten ser optimistas sobre el futuro de la App Store y el iPhone. El universo cerrado creado por Apple aporta seguridad y el propio iPhone seguirá siendo el teléfono que llevó al teléfono móvil a la mayoría de edad.

La llegada de los primeros teléfonos con Android (T Mobile comercializa el G1 en Estados Unidos y pronto estarán disponibles este y otros modelos a Europa y el resto del mundo), plataforma de código abierto basada en Linux que contará con su propia tienda de aplicaciones, podría llevar a las masas el modelo inaugurado por Apple.

Por de pronto, los teléfonos con Android podrán usar varias aplicaciones a la vez (el iPhone sólo puede usar un programa a la vez), la creación de aplicaciones será mucho más flexible y cualquier empresa o desarrollador puede modificar el sistema operativo para adaptarlo a sus circunstancias. Podría haber un Android para, por ejemplo, una zona rural de África, con aplicaciones diseñadas teniendo en cuenta la realidad en la que viven sus usuarios, la calidad de la conexión, etcétera.

Lo que Apple ha hecho para los smartphones, Google lo podría hacer para el resto.

Y ahora que esto de la telefonía móvil se pone serio, ¿dónde está Europa?