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Muebles transformables: todo lo necesario, cuando hace falta

El mobiliario transformable aumenta la versatilidad de espacios reducidos, permitiendo que se superpongan usos en función del usuario, la actividad o la hora del día.

Una nueva generación de mobiliario versátil (conocido como “transformable”, “convertible” o, usando el término inglés, “transformer”) extrae el potencial de hasta el último centímetro cuadrado.

Agrandando espacios suprimiendo lo superfluo y añadiendo versatilidad

O, como recuerdan arquitectos y moradores de viviendas con superficie reducida y techos altos, los muebles transformables nos recuerdan que el método contemporáneo para medir el potencial de un espacio consiste en contar en metros cúbicos, no cuadrados: el espacio vertical puede ser tan útil como el horizontal.

(Vídeo: presentación de la colección PS de mobiliario “nómada” de Ikea, 2014)

Baste como prueba este microapartamento en Madrid, con más espacio vertical que horizontal.

Cuando los muebles aprenden de los mejores juegos e ideas modulares

Hay una razón para los muebles transformables, modulares y portátiles que, como juegos de muñecas chinas, a menudo nos evocan: piezas LEGO; estructuras de origami; piezas de varias formas que encajan según el usuario (a lo Tetris); o acaso una navaja suiza.

Vivir en los lugares más vibrantes de las ciudades más cosmopolitas a menudo implica la meticulosa y precisa curación de hasta el último centímetro y seguir, así, consejos de quienes en el pasado buscaron una existencia más plena desprendiéndose de lo superfluo o caro, sea en forma de posesiones, obligaciones que no podemos controlar o metros cuadrados para almacenar cosas que apenas usaremos.

“Menos, pero mejor”: arquitectura y mobiliario para microespacios

La arquitectura y mobiliario se adaptan a los microespacios, así como a la mayor movilidad y necesidad de versatilidad de sus ocupantes. Algunas muestras del crecimiento de la tendencia:

  • la nueva colección de mobiliario “portátil” de Ikea, con muebles-para-todo (pueden ser roperos o librerías, o todo a la vez) y escritorios-para-todo (estudio, ocio, trabajo, almacenamiento);
  • el auge de los sistemas modulares, tanto comerciales como de “código abierto”, con conceptos de ensamblaje similares a juegos como el origami, las piezas de montaje LEGO o las barras y elementos con ensamblaje universal (a lo Meccano);
  • un paso más allá de los muebles transformables, nace el concepto de “mobiliario adaptativo” (consultar artículo de Forbes); uno de los proyectos experimentales procede del laboratorio de biorobótica de la Escuela Politécnica Federal de Lausana, en Suiza: se trata de los Roombots, robots modulares que se reconfiguran a sí mismos para conformar todo tipo de estructuras, desde sillas a estantes;
  • muebles-apartamento que, comprimidos, se asemejan a apenas un cubo o cajón uniforme, del cual aparecen las piezas necesarias en cada momento, en función del uso que se le otorgue al espacio: así, un mueble-para-todo conceptual del grupo Changing Places del Laboratorio de Medios, en el MIT, alberga en un cajón cama/sofá, escritorio/mesa para comer/mostrador de cocina, cocina, almacenamiento e iluminación (estudio, noche, iluminación directa e indirecta, e incluso modo “fiesta”). El responsable de CityHome, Kent Larson, demuestra su olfato por las últimas tendencias en mobiliario, urbanismo, transporte, etc.

(Vídeo: mueble para todo del proyecto CityHome, grupo de trabajo Changing Places, Laboratorio de Medios, MIT)

El arte de simplificar: aprender a disfrutar con menos

Sócrates creía que “el secreto de la felicidad, como ves, no se encuentra en buscar más, sino en desarrollar la capacidad de disfrutar con menos”.

Henry David Thoreau tomó esta idea de Sócrates de autosuficiencia y simplificación de lo que rodea al individuo como paso previo para autorrealizarse con lo esencial (conociéndose a uno mismo, cultivándose, practicando la introspección).

Thoreau, en Walden: “Nuestra vida es malgastada por el detalle… ¡Simplificar, simplificar, simplificar! Te aconsejo que tus asuntos sean dos o tres, y no un centenar o un millar; en lugar de un millón cuenta media docena, y mantén tus cuentas con los dedos”.

Ecos del pasado y mirada hacia el futuro

El anhelo por simplificar se remonta, por tanto, a los orígenes de las culturas sedentarias del neolítico y las primeras sociedades urbanas complejas.

(Vídeo: proyecto experimental de mobiliario adaptativo Roombots, Biorobotics Laboratory, Ecole Polytechnique Federal de Lausanne)

La filosofia de simplificar nuestra vida renunciando a objetos innecesarios, recomendada desde Sócrates a Thoreau, alcanzó nuevas cotas con la abundancia de las sociedades industriales.

Mientras Mohandas Gandhi, influido por Tolstói y Thoreau, promovía lo que llamó “no posesión“, o depender menos de lo externo para vivir mejor, nacía la arquitectura moderna, minimalista y esencialista por definición.

Ecos de la arquitectura moderna de mediados del siglo XX

En la actualidad, diseñadores y arquitectos abogan por ideales estéticos despejados, sin florituras ni elementos prescindibles, que absorben poder adquisitivo (compra, mantenimiento, renovación, etc.), espacio y capacidad de atención del individuo. 

Así, el diseño y arquitectura del suizo Peter Zumthor, o las viviendas de arquitectos orgánicos portugueses, escandinavos o japoneses, profundizan en los anhelos a la vida sencilla e introspectiva de Sócrates, Thoreau… o de Steve Jobs y quienes exploran una “intensa simplicidad” como aspiración vital. Es el caso de Peter Lawrence, autor del ensayo Happy Minimalist y protagonista de uno de los vídeos de Kirsten Dirksen:

El ingenio “millennial”, puesto a prueba

Varias tendencias explican la vida sencilla o “simplificada” como aspiración entre jóvenes urbanitas y marcadores de tendencias:

  • la incertidumbre económica de los más jóvenes (hemos llamado a la generación “millennial” los “nuevos-buscavidas”, con menos empleo, más temporal y peor pagado que el de sus antecesores);
  • tendencias minimalistas en arquitectura, mobiliario, ropa, etc., que aspiran a una elegancia esencial similar a las máximas “la forma sigue a la función” y “menos, pero mejor” de la arquitectura y el diseño modernos de mediados del siglo XX; 
  • cultura del acceso flexible al bienestar (alquilar y compartir en lugar de comprar);
  • gusto por lo nómada y lo reaprovechado, reciclado, rediseñado, etc., o incluso por materiales efímeros (como el cartón) para mobiliario y estructuras temporales (los edificios del arquitecto japonés Shigeru Ban son el paradigma).

Los microespacios, tanto en centros urbanos como en el campo o sobre ruedas, renuevan su prestigio gracias a la innovación que alientan: mobiliario, electrodomésticos y el resto de elementos deben adaptarse a espacios mucho más comprimidos y actuar con la precisión de la alta tecnología.

Vida sencilla en los espacios más vibrantes

Ciudades como Nueva York, San Francisco, Seattle, París, Tokio o Hong Kong compiten por los microapartamentos más atractivos y desprovistos de lo superfluo, sin renunciar al confort existente en espacios mayores.

Siguiendo una tendencia observada en el resto de los productos, microapartamentos y casas reducidas retienen más valor y servicios en menos espacio y usando menos material.

Como los productos de alta tecnología, las viviendas individuales del futuro acumularán más servicio y menos material. Asistimos, quizá, a la desmaterialización de la vivienda para lograr lo inalcanzable cuando se empieza: vivir donde uno quiera, ya sea en un barrio vibrante y caro, en el campo, o en distintos lugares.

Los muebles transformables, modulares, DIY (“hazlo tú mismo”) y, en el futuro, adaptables en tiempo real gracias a brazos robóticos y software, aceleran esta transición hacia el habitáculo esencial, donde existan tantas posibilidades como sean necesarias.

10 espacios que se adaptan al uso con muebles transformables

Cuando la inversión y el espacio son limitados, la simplificación y renuncia consciente a objetos superfluos e innecesarios no lo son todo, especialmente si se pretende emplear un único espacio para distintas funciones.

Kirsten Dirksen ha grabado para *faircompanies algunos ejemplos paradigmáticos de muebles transformables, tanto permanentes como efímeros, celebrados por público y prensa especializada.

Enumeramos a continuación los más destacados:

1. El microapartamento de Graham Hill que condensa 6 habitaciones en 1 (Soho, Manhattan, Nueva York)

El fundador de la bitácora TreeHugger decidió reformar un viejo apartamento en una apacible calle del Soho neoyorquino, capaz de adaptarse a los usos de cada momento y de “multiplicar” el espacio (desde 40 metros cuadrados reales -420 pies cuadrados- a 100 metros cuadrados -1.100 pies cuadrados).

Para lograrlo, Graham Hill diseñó un mueble que alberga escritorio, camas, espacio de almacenamiento y una pared móvil, para convertir el espacio central del apartamento en un espacio diáfano o, por el contrario, en dos habitaciones.

2. Microapartamento “LEGO” de Christian Schallert que oculta servicios en un mueble-pared (Born, Ciutat Vella, Barcelona)

Cuando Christian Schallert compró su apartamento en el Born, Barcelona, los 25 metros cuadrados del espacio tenían más potencial como palomar que como vivienda.

Tras la reforma, el apartamento incluye todo lo necesario para el día a día, sin que los distintos servicios se interpongan en el espacio cuando no están en uso: ropero, almacenaje y cocina se esconden tras un mueble que se convierte en pared, mientras la cama ocupa un cajón que se desliza bajo el suelo de la terraza.

Incluso mesa, sillas y sofá desaparecen del espacio central si no son requeridas. Schallert, austríaco, se inspiró en el interior de los botes en los que solía navegar por los lagos alpinos.

3. Apartamento “origami” en Manhattan con 4 habitaciones en 1 (Upper West Side, Manhattan, Nueva York)

En 2005, Eric Schneider compró un apartamento para reformar en Manhattan. Adquirió uno de los pocos apartamentos en el rango de precios que él podía asumir, 235.000 dólares.

Con ello, logró un apartamento de 41 metros cuadrados (450 pies cuadrados), con un sólo espacio común. Dadas las limitaciones espaciales, Schneider propuso a los arquitectos del proyecto crear una pieza de mobiliario transformable que albergara “tabiques” móviles, pero también servicios.

Así nació un mueble-para-todo que muestra u oculta en función de la situación tabiques, cama, mesas, estantes y armarios.

4. Pico-apartamento de Steve Bauer: de trastero a vivienda individual con todas las comodidades (Seattle, Washington, Estados Unidos)

Hace una década, Steve Bauer decidió empezar una nueva vida después de un divorcio. Prefería el centro urbano de Seattle.

Se animó a comprar un trastero con ventanas al nivel de la calle en un edificio céntrico por el precio y el reto que suponía convertir en apacible vivienda lo que otros habrían visto como una madriguera.

Así empezó el Pico-apartment, como Steve Bauer llama a un habitáculo de 17 metros cuadrados (182 pies cuadrados) que incorpora hasta 8 espacios-usos… sin olvidar una bañera, oculta en el suelo, un sofá-escalera y mucho más.

5. El apartamento “extreme transformer” de Gary Chang en Hong Kong: 24 habitaciones en 1

La densidad urbana de Hong Kong es legendaria, pese a haber desaparecido el barrio con mayor densidad del mundo, la “ciudad sin ley” Kowloon Walled City, demolida en 1993.

Gary Chang reside en un lugar mucho más amable, pero igualmente denso y caro. Sus 32 metros cuadrados (344 pies cuadrados) no son un espacio tan reducido en el contexto de los apartamentos para jóvenes profesionales en Hong Kong.

Lo que sorprende es la adaptación high-tech realizada por Chang: cuando está cerrado, mueble con paredes móviles cede protagonismo al espacio diáfano.

Rieles de acero permiten el preciso movimiento de paredes, que dan paso a una espaciosa cocina, habitación de invitados, librería, comedor, lavadero y bañera con hidromasaje, entre otras sorpresas “plegables”.

El mueble transformable de Chang se ha convertido en un símbolo de las posibilidades de los espacios pequeños.

6. Microapartamento “transformer” en Nueva York con la versatilidad de una navaja suiza (Chelsea, Manhattan Nueva York)

Como muchos otros jóvenes profesionales con voluntad de instalarse o permanecer en Nueva York, Rosa y Robert Garneau decidieron buscar vivienda en uno de los barrios de Manhattan en proceso de gentrificación (y, por tanto, hasta hace poco más económicos que los circundantes): Chelsea.

El apartamento de la pareja, de 51 metros cuadrados (550 pies cuadrados), sirve de vivienda y espacio de trabajo, gracias a un sistema de paredes retráctiles y mobiliario transformable que permiten diversos usos del espacio, en función del momento.

Robert Garneau ha trabajado especialmente en el sistema de rieles que propulsa el suave y preciso movimiento de los tabiques.

7. Apartamento “caja de cerillas” con micro-spa (La Ribera, Ciutat Vella, Barcelona) 

Cuando la arquitecta italiana Valentina Maini decidió vivir en Barcelona, optó por comprar una pequeña buhardilla de 25 metros cuadrados en el barrio de Sant Pere, entre el Palau de la Música y el Mercat de Santa Caterina.

Maini contrató a un carpintero para que le ayudara a multiplicar el espacio disponible, con cama Murphy e incluso una bañera oculta bajo un cómodo asiento.

8. Micro-maison: apartamento “transformer” parisino en 12 metros cuadrados 

El precio prohibitivo de los apartamentos parisinos es legendario; el problema se remonta a décadas y está relacionado tanto con el marco regulatorio de alquileres y viviendas en propiedad, como con la propia popularidad de París.

Para bien y para mal, París es una de las ciudades preferidas para quienes pueden permitirse una segunda vivienda en uno de los entornos urbanos más emblemáticos del mundo, arquetipo del urbanismo ilustrado europeo.

Pero los precios han acabado arrinconando a los jóvenes creativos que convirtieron a la ciudad en epicentro artístico desde el siglo XIX.

Ahora, apartamentos como esta “micro-maison” de 12 metros cuadrados requieren mucha imaginación para integrar cocina, dormitorio, sala de estar y lavabo en el espacio equivalente a un pequeño dormitorio universitario.

Eso sí, un dormitorio universitario en pleno centro de París.

9. Micro-apartamento vertical en París: pensar en metros cúbicos, no cuadrados 

Alban Diner decidió convertir un oscuro y reducido espacio de 25 metros cuadrados (269 pies cuadrados) en una vivienda de soltero luminosa y con todo lo necesario.

Con la ayuda de arquitectos, aprovechó la única ventaja del espacio: un techo especialmente elevado y luminoso. El espacio se divide ahora en 4 niveles con suelos que dejan pasar la luz natural.

10. Algunas de las ideas: tienda de mobiliario “transformer” y sistema de estantes a lo “Tetris”

*faircompanies también ha visitado tiendas y compañías que venden mobiliario transformable o trabajan en soluciones que se adaptan hasta a los espacios más reducidos.

He aquí la entrevista de Kirsten Dirksen a Ron Barth, de la tienda Resource Furniture:

Y la entrevista a los creadores de BrickBox, un sistema de estantes acumulables a lo Tetris que se sirven de un sistema similar a las piezas de LEGO: