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Negro es el nuevo blanco: 10 viviendas con exterior añejado

Tras años de convencionalismos en la carrera por la casa más espectacular, una nueva generación de arquitectos residenciales retorna a lo esencial y experimenta sin convencionalismos.

Algunas de las casas más celebradas se atreven con un tabú en los códigos de edificación tan grande como las viviendas más pequeñas que la norma (y, por lo tanto, no reconocidas como “vivienda” o en ocasiones no permitidas): el uso del negro en toda la fachada.

Superficies negras y su contexto

El negro absorbe la luz y la radiación del sol en invierno, mientras el diseño del edificio, la orientación, los materiales elegidos y el tipo de vegetación circundante relativizan la incidencia de los rayos solares estivales, concentrados en la cubierta.

En ocasiones, las viviendas negras mejoran el rendimiento climático del edificio, sobre todo en latitudes próximas a los polos o en zonas montañosas, al padecer bajas temperaturas durante más meses del año.

Atraer calor en montaña: pizarra, “noir belge”, madera añejada

La arquitectura alpina europea ha usado desde la Antigüedad lanchas de pizarra como tejas para cubiertas y recubrimientos. Las tejas y recubrimientos de pizarra, hace unas décadas símbolo del atraso, se recuperan ahora como material de construcción local, integrado con el entorno y con buen rendimiento climático. 

La piedra caliza con tonalidades negras se ha usado en distintas zonas de Europa como material de construcción de calidad. Es el caso de la caliza negra belga, “noir belge“.

(Imagen: el arquitecto Terunobu Fujimori chamusca la superficie de lamas de cedro para protejer la madera usando un proceso ancestral)

Más duro y difícil de moldear, pero apreciado por distintas tradiciones ancestrales, desde los olmecas mexicanos al Antiguo Egipto o los rapanui de la isla de Pascua, es el basalto, roca ígnea volcánica que destaca por su elevada densidad, negrura y lisa superficie.

El basalto no es sólo para Batman

Las columnatas basálticas, formaciones regulares verticales y con forma de prismas poligonales, han suscitado interés desde la prehistoria.

El basalto tiene un coeficiente de dilatación térmica inferior al granito, la piedra caliza, la arenisca, la cuarcita, el mármol o la pizarra, lo que protege de incendios con mayor efectividad que cualquier otra superficie. 

Eso sí, su color y elevado albedo o índice de absorción de la radiación la hacen calentarse más que otras piedras, por lo que su uso en exteriores requiere estudios sobre el terreno.

Un método tradicional: lamas de madera con superficie carbonizada

Se recupera también un método de construcción para obtener fachadas negras. Consiste en carbonizar la superficie de lamas de madera, lo que otorga al material un aspecto y rendimiento distintos.

El color y acabado de la madera carbonizada son apreciados en la arquitectura japonesa.

Terunobu Fujimori es un veterano arquitecto que no ha parado de experimentar durante sus décadas de experiencia, reinterpretando métodos de construcción, emblemas como la casa de té e ideales estéticos (wabi-sabi).

Fujimori usa el método tradicional para carbonizar la superficie de las láminas de cedro que emplea en muchas de sus viviendas, las cuales adquieren una negra rugosidad.

Conexiones universales de la aspereza y sencillez rústica japonesas

El arquitecto suizo Peter Zumthor ha empleado una técnica similar a la de Terunobu Fujimori para esculpir la rugosa y ondulada madera que conforma el pequeño, humilde y orgánico espacio interior con tragaluz cenital de la capilla del Hermano Klaus.

Además de la pizarra y otros tipos de piedra negra, así las lamas de madera carbonizada, se han usado materiales sintéticos y pintura para otorgar a fachadas y cubiertas distintos tipos de negro, a menudo con tonalidades grises, envejecido y lleno de matices, pero en ocasiones con la clínica uniformidad del basalto.

El negro, no obstante, se opone a la convención por varios motivos, sobre todo a la costumbre y a la preponderancia estética de cualquier otro tipo de color, como si el negro tuviera que relegarse a cubiertas y otros detalles.

Sobre las arbitrariedades de la convención

Los suburbios estadounidenses son una prueba de ello; han permitido casas tan grandes como pidiera el presupuesto, a menudo sin que importaran la calidad y coherencia del plan arquitectónico o su impacto visual y medioambiental en el área circundante. Han sido, no obstante, menos permeables al uso de maderas carbonizadas, pizarras negras y materiales análogos.

(Imagen: siguiente paso del proceso; la quema es controlada y sólo afecta a la superficie)

Los códigos y convenciones estéticas fueron más permisivos con las formas de los edificio, lo que permitió el desarrollo de las -luminosas e integradas en el terreno- casas residenciales de mediados del siglo XX, que partían del parco y sólido estilo moderno de arquitectos “mid-century modern” como Richard Neutra, Joseph Eichler o George Alexander.

Las viviendas modernas de Neutra, Eichler o Alexander, entre otros, acercaban el confort y la estética de la alta arquitectura a las clases medias.

Cómo la arquitectura repercute en quiénes somos

Steve Jobs explica a Walter Isaacson en la biografía escrita por este último que el haber crecido en una luminosa casa Eichler de clase media de Silicon Valley influyó sobre su concepción del espacio y el diseño.

Eran viviendas que cualquier familia trabajadora de la zona podía comprar, pese a incorporar amplias cristaleras, puertas correderas que fundían el interior con el jardín e incluso suelo radiante.

Los suburbios de las décadas posteriores se centraron más en construir en terrenos más baratos y usando materiales más económicos -a menudo con mal rendimiento e implicaciones para la salud-, optando por copiar diseños de villas europeas y aumentar su tamaño, obteniendo un dudoso resultado estético, medioambiental y, peor aún, reduciendo la calidad de vida de sus moradores con respecto a diseños “mid-century modern”.

La estética (también en negro) al servicio de la función

Después de décadas priorizando el tamaño sobre la calidad de los materiales o la localización en las viviendas suburbiales más populares, renace el interés por la estética al servicio de la función.

El uso del negro no ha encontrado hasta el momento acogida entre el gran público, incluso en entornos donde su uso mejora el comportamiento del edificio.

(Imagen: fin del proceso de carbonización del cedro, que otorga un negro aspecto “orgánico” a la casa)

La experiencia del interiorista Jonathan Adler y Simon Doonan es una muestra de ello. 

La pareja compró una humilde casa de madera construida en 1960 en Shelter Island, en los Hamptons, región oriental de Long Island y retiro exclusivo para neoyorquinos. 

Cuando los vecinos se oponen al uso del negro añejado

Adler y Doonan explican en Architectural Digest cómo su decisión de pintar de negro la fachada de madera de la vivienda renovada suscitó quejas de sus vecinos, que trataron de impedir el cambio estético.

Los vecinos no se quejaron del resto de modificaciones; sólo del color. Uno de los vecinos se refería a la casa renovada como “el ataúd de Darth Vadder”, pese a la sobriedad y contención de la estructura, mantenida, así como al aspecto áspero y orgánico conseguido con la nueva tonalidad.

Japón: donde la arquitectura no reniega de técnicas ancestrales

Simon Doonan expone en Architectural Digest la coherencia de su decisión cromática: “Habiendo pasado épocas en Japón, sin embargo, Jonathan y yo habíamos observado repetidamente estructuras de una planta y color carbonizado que se fundían armoniosamente con los jardines aledaños; estábamos seguros de que, con el paisajismo adecuado, nuestra nueva casa lograría lo mismo”.

Los exteriores carbonizados de cedro, ciprés y otras maderas nobles viajan desde la tradición japonesa al resto del mundo, influyendo sobre el cromatismo de casas remarcables en todo el mundo.

(Imagen: el resultado; casa Yakisugi con fachada de cedro carbonizado por Terunobu Fujimori)

Y, como habían notado Jonathan Adler y Simon Doonan durante sus estancias en Japón, las fachadas negras se integran con la vegetación circundante con el sentido y naturalidad de un árbol dañado por un fuego que empieza a rebrotar.

Arquitectura popular, cromatismo y bioclimatismo

Y del negro, al blanco.

El uso del color en la arquitectura popular marca el carácter de culturas tradicionales. Cuando se trata de pintar fachadas y tejados, o de elegir materiales por el color, ha menudo la forma ha seguido a la función, según la máxima de la arquitectura moderna.

Por ejemplo, el blanco de las casas y muros de los pueblos encalados del Mediterráneo tiene una función climática, antes que estética.

Los códigos de edificación no escritos de la arquitectura popular han supeditado materiales, orientación, tamaño de las aperturas, diseño de las corrientes, existencia o no de patios interiores y, finalmente, color, a las necesidades de supervivencia de un núcleo de población.

Lo que nadie recuerda: los templos clásicos eran multicolor (aunque nos gusten sin color)

El Mediterráneo ha experimentado más allá del blanco desde hace milenios. Muchos lo desconocen hasta que observan las animaciones por ordenador del friso del Partenón ateniense del British Museum: los templos clásicos incorporaban una rica profusión de colores, obtenidos con esfuerzo de todo tipo de minerales, plantas y organismos terrestres y marinos.

Los pueblos blancos encaramados a las costas de Grecia, Creta y Chipre, Malta, el sur de Italia, las Baleares o el Levante español son el exponente más económico del empleo bioclimático del color en arquitectura, pero no el único.

Los tejados y fachadas blancas reflejan la luz y el calor de la radiación con mayor eficiencia que cualquier otro color, lo que explicaría su uso meridional.

Sobre los riesgos del uso del negro en regiones calurosas

Un estudio de la Universidad de California en Berkeley concluyó que los edificios con azoteas blancas son hasta tres veces más eficientes que los edificios con tejados “verdes” (vegetación), y varias veces más que las azoteas oscuras.

En cuanto al coste, el mismo estudio afirma que, incluso ampliando el período de amortización energética a 50 años, es más caro instalar un tejado con cubierta vegetal que optar por uno pintado, sea de blanco o cualquier otro color.

Si bien el blanco ha dominado históricamente en el mediodía y el cromatismo vivo ha estado presente en zonas más frías de Europa -Toscana, Provenza, Tirol, Baviera-, el negro dominante ha sido un color prácticamente proscrito en la arquitectura popular occidental, a excepción de los edificios de piedra negra y pizarra.

El uso del negro en casas y la cultura “wabi-sabi”

La tendencia empieza a revertir, gracias a la apreciación por la arquitectura minimalista contemporánea japonesa, cuya aspiración estética áspera e irregular (concepto wabi-sabi) encuentra similitudes en la arquitectura escandinava contemporánea, así como la escuela de arquitectura orgániza portuguesa, desde maestros como Álvaro Siza a los hermanos Aires Mateus. 

El lenguaje del suizo Peter Zumthor, uno de los pocos arquitectos con reconocimiento mundial que no ha aceptado ningún suculento encargo faraónico (que los ha habido) en los últimos 20 años para trabajar en la arquitectura que le interesa en torno a su casa en Ginebra, también está próximo al de varios arquitectos japoneses de hoy.

El negro abandona el ostracismo más allá de los dominios de sus defensores tradicionales, tales como Terunobu Fujimori y el proceso que aplica él mismo (Dwell recoge los pasos del proceso en una fotogalería).

Chamuscando lamas de cedro con Terunobu Fujimori

El proceso, explica, tiene su sentido. Al chamuscar su superficie de manera controlada, la película carbonizada protege el interior de la madera contra la putrefacción, la lluvia y el fuego. La casa se comporta, en definitiva, con la invencibilidad de un árbol que ha sobrevivido al fuego circundante y reverdece de manera imparable con las primeras lluvias.

La calidad estética del resultado, así como la efectividad de su función protectora en zonas frías y húmedas, explica el pequeño boom de casas contemporáneas con exteriores de madera carbonizada, pintada o simplemente añejada o envejecida, hasta lograr un negro duradero.

La sencillez de muchas de estas viviendas, con exterior carbonizado o envejecido hasta lograr un aspecto rústico y a la vez ligero, adquiere un aspecto contemporáneo con el color.

Algo así como un vehículo clásico negro azabache avanzando por una curvada y rural carretera secundaria.

10 casas con negro carbonizado, pintado, revestido o añejado

Recogemos a continuación diez ejemplos contemporáneos de viviendas cuyo exterior es íntegramente negro.

1. Estudio de escritor por Cooper Joseph Studio (2007, Estado de Nueva York, Estados Unidos)

2. Casas CLF por Estudio BaBO (2009, Patagonia, Argentina)

3. Eden House por The Practice of Everyday Design (2011, Ontario, Canadá)

4. Solbrinken Ordinary House por In Praise of Shadows (2009, Nacka, Suecia)

5. Dune House por Jarmund/Vigsnæs Arquitectos y Mole Arquitectos (2010, en el marco del proyecto Living Architecture, Suffolk, Inglaterra)

6. Casa Unou por Katsutoshi Sasaki + Asociados (2012, Toyota, Prefectura Aichi, Japón)

7. Tutukaka House por Crosson Clarke Carnachan Arquitectos (2007, Tutukaka Northland, Nueva Zelanda)

8. Casa de Cedro Carbonizado por naf architect & design (2009, Hiroshima, Japón)

9. Casa en Camusdarach Sands por Architecture Workshop (Highlands, Escocia, Reino Unido)

10. Casa Negra en Tokio por Level Architects (Tokio, Japón)