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Por qué los niños deberían tener un XO-1 en el cole

El XO no ha sido desarrollado para competir en el mercado informático de Norteamérica o Europa, aunque canadienses y estadounidenses pueden adquirir una unidad desde anteayer, 11 de noviembre, hasta el próximo día 26, y mientras donan otro para que sea empleado por un niño en un país desfavorecido. La iniciativa, bautizada como Give One Get One (dé uno y reciba otro a cambio), pretende celebrar la disponibilidad del ordenador y, a la vez, fomentar las donaciones. 

El usuario compra un equipo y regala durante la misma compra otro a un niño por 423,95 dólares, gastos de envío incluidos. Pero el XO-1 es mucho más que una iniciativa solidaria: está llamado a iniciar una nueva gama de la informática portátil, compuesta por equipos pequeños, ligeros, económicos y pensados para el uso intensivo de aplicaciones de Internet.

Educación

“(XO) es también una inoculación contra la ignorancia, no sólo es un portátil (…). Y sí, es una necesidad primaria, porque estamos hablando de educación” (Nicholas Negroponte, en una entrevista concedida a Al-Jazeera).

Historias como la del niño nigeriano Ola, beneficiario del proyecto One Laptop Per Child, muestran las posibilidades del portátil de 100 dólares.

¿Un ordenador para cada niño?

Después de echar un vistazo al XO (vídeos sobre el producto en OLPC TV), quizá no sería una mala idea que cada niño, pobre o rico, tuviera uno.

El XO de One Laptop per Child (OLPC), conocido como portátil de 100 dólares para los niños de países en desarrollo -proyecto dirigido por Nicholas Negroponte-, está ya listo.

El propio Negroponte, las agencias y la prensa lo bautizaron en un principio como el portátil de 100 dólares, aunque no se trate de un portátil convencional ni salga al mercado a un coste de 100 dólares.

El antiguo director del Media Lab (o Laboratorio de Medios, el centro académico experimental más renombrado del Instituto Tecnológico de Massachusetts, especializado en tecnología digital al servicio de la expresión y comunicación humanas), Nicholas Negroponte, se propuso construir un ordenador para los niños más necesitados en 2002, aunque la idea tiene raíces más profundas.

Un lustro más tarde, el ordenador para niños de países en desarrollo está listo. Varios países se han interesado en el proyecto, aunque sólo Uruguay se ha comprometido a comprar miles de unidades hasta el momento.

El hermano del político conservador estadounidense John Negroponte contó con la ayuda del propio MIT, varias compañías de software y hardware, gobiernos e instituciones, la ONU y algunos brillantes programadores que decidieron darse el gusto de trabajar en un proyecto destinado a alfabetizar a millones de niños, en lugar de escribir código para alguna empresa exitosa y esperar unos años para canjear las opciones sobre acciones.

Más que comida caliente

El resultado: un ordenador que funciona, y bien, según explica David Pogue en el New York Times, en una información y un divertido vídeo relacionado.

El pequeño ordenador cuesta, eso sí, 100 dólares más de lo previsto por unidad. OLPC espera que el precio se abarate a medida que los pedidos hagan el producto más competitivo, gracias a las economías de escala que tanto miedo dan a algunos gobiernos populistas de países en vías de desarrollo.

El equipo de desarrollo del XO se ha esmerado desde el inicio mismo del proyecto en observar la experiencia de niños con el ordenador.

El propio Negroponte, en otros momentos más dedicado a cobrar por conferencias a las que podía viajar desde Suiza, donde reside, ha supervisado personalmente algunas de estas pruebas.

El intenso trabajo de campo ha logrado que el portátil se haya diseñado para realizar actividades educativas, tanto individuales como en grupo, en lugar de promover el uso y descarga de aplicaciones.

Dar uno y recibir otro a cambio

El XO no ha sido desarrollado para competir en el mercado informático de Norteamérica o Europa, aunque canadienses y estadounidenses pueden adquirir una unidad desde anteayer, 11 de noviembre, hasta el próximo día 26, y mientras donan otro para que sea empleado por un niño en un país desfavorecido.

La iniciativa, bautizada como Give One Get One (dé uno y reciba otro a cambio), pretende celebrar la disponibilidad del ordenador y, a la vez, fomentar las donaciones. El usuario compra un equipo y regala durante la misma compra otro a un niño por 423,95 dólares, gastos de envío incluidos.

Del precio total de la compra a través de Xogiving.org, sin gastos de envío (399 dólares), 200 de ellos “son deducibles de sus impuestos”, se explica en la versión en castellano de la página.

Además, “T-Mobile ofrece un año de acceso gratuito a HotSpot a todos los donantes estadounidenses que participen en el programa ‘Dé uno, reciba uno'”.

Se trata de una conexión gratuita a todos los puestos de conexión inalámbrica instalados en Estados Unidos, 8.500 en total: cafeterías, librerías, centros de impresión, hoteles, aeropuertos y clubes privados de líneas aéreas. T-Mobile se apresura a dejar claro que la donación equivale a 350 dólares de conexión gratuita.

La participación de una compañía con una cultura más abierta habría tenido más sentido, en este caso. La empresa española Fon, una comunidad de usuarios que comparten gratis o venden parte de su conexión wi-fi, en función de lo que les interese, parece acercarse más al espíritu del portátil de OLPC, que la oferta de T-Mobile. Pese a la mención que hago aquí, Fon nunca ha sonado como posible colaboradora del proyecto.

Se esperaba que los XO disponibles para esta promoción se agotaran “en 30 segundos”, como explica Peter Glaskowsky en News.com.

Sin embargo, en faircompanies seguimos las instrucciones horas después de que el portátil estuviera disponible, facilitando una dirección de Estados Unidos, y no tuvimos ningún problema para adquirirlo. Una vez tengamos la unidad en Barcelona, esperamos poder escribir nuestras impresiones en calidad de usuarios. Ahora, hay que conformarse con información de primera mano.

El XO

David Pogue explica que el XO es, efectivamente, sencillo, útil, en la pantalla se lee con una nitidez remarcable, se suple la falta de energía con una batería capaz de recargarse manualmente y, de manera opcional, también puede adquirirse un pequeño panel solar para recargarla en cualquier lugar; además, si no hay conexión a Internet disponible, hay Wi-Fi entre compañeros de clase, ya que los XO se comunican en red automáticamente y varias aplicaciones didácticas se aprovechan de esta función.

Más interesante todavía. En un barrio, poblado o escuela, basta con que uno de los ordenadores XO en red reciba conexión a Internet para que el resto también puedan acceder a la Red, al emplear al equipo que tiene conexión como nodo de acceso de manera instantánea. Poderoso.

El vídeo del periodista tecnológico del New York Times muestra cómo el pequeño ordenador ha sido diseñado para resistir al agua, la arena o las caídas, al tener una carcasa de plástico sellada y especialmente tratada para hacer el aparato duradero entre las manos de los niños de los países en desarrollo, que son como cualquier niño, faltaría más: la prioridad es aprender y jugar, y quizá también hacer algún que otro experimento con la durabilidad del aparato.

  • El XO es silencioso y pesa poco menos de 1,5 kilos.
  • No es un portátil desarrollado para poder ser comparado con un PC o un Mac: no tiene unidad de CD-DVD, ni disco duro (la información se almacena en una memoria flash similar a la de las cámaras de fotos o los reproductores MP3), ni pueden instalarse en él aplicaciones comerciales convencionales.

Aunque los principales fabricantes informáticos deberían tomar alguna lección del XO. El trabajo del equipo de OLPC ha sido especialmente loable en la aportación de soluciones al principal escollo técnico para el uso generalizado del portátil: la gestión de la energía.

  • El portátil emplea un nuevo tipo de batería que funciona a un décimo de la temperatura de funcionamiento de una batería de portátil convencional, lo que le permite soportar hasta 2.000 recargas, en lugar de las 500 habituales. Pese a ello, reemplazar la batería por una nueva costará sólo 10 dólares.
  • El consumo se sitúa en una media de 2 varios, en lugar de los 60 en un portátil tradicional. La batería puede recargarse a través de un mecanismo similar a la dynamo de una bicicleta: estirar de una cuerda durante un minuto proporciona 10 minutos de batería.
  • Por 12 dólares, puede obtenerse el panel solar portátil para recargar el equipo.

El XO sólo puede almacenar hasta 1 GB de datos, y un 20% de esta memoria es ocupada por el sistema operativo, una versión de Linux con una interfaz gráfica de usuario que haría las delicias del especialista en usabilidad Jakob Nielsen.

Las especificaciones técnicas no son comparables a las de un portátil tradicional:

  • Sistema operativo: Linux.
  • Memoria: 256MB RAM.
  • Media: 1GB de memoria flash, puertos USB y SD, videocámara integrada.
  • Procesador: 435 Mhz AMD Geode.
  • Pantalla: 7.5 pulgadas, bajo consumo y elevado contraste.
  • Red inalámbrica: 802.11b/g/s Wi-Fi, mesh networking.
  • Precio actual: $175.

Interfaz y software: lo que ves es… líneas de código

El poco espacio no impide que el sistema incluya procesador de texto; navegador de Internet; calculadora; lector de documentos PDF; juegos didácticos como Tetris, Conecta 4 y, gracias a un acuerdo de última hora, la versión original de SimCity, un clásico de la estrategia social donado por EA a OLPC; tres programas musicales; una aplicación gráfica; un programa de mensajería; lector de correo electrónico; así como aplicaciones que potencian el uso de ordenadores XO que se encuentren en la misma red Wi-Fi, ideadas para las actividades educativas colectivas.

Más interesante, existen tres entornos de programación, cada uno correspondientes a un nivel de dificultad distinto. El usuario puede ver el código fuente de cualquier programa, documento o página web en que se encuentre y, si se atreve, puede modificar los parámetros que desee.

Para no provocar errores en el sistema operativo, el usuario siempre puede restaurar la versión de código original, de modo que no se corre el riesgo de dañar el funcionamiento del equipo.

David Pogue cree que la posibilidad de que los niños puedan ver cómo se construye cada página que ven es “brillante”. “Muchos de los países que constituyen el mercado potencial para el XO tienen pocos recursos naturales, y la necesidad global de trabajadores de la información crece día tras día.”

Se pretende, por tanto, no dar sólo un caramelo para cualquier niño, sino ofrecerles las herramientas necesarias para que entiendan cómo se construye el sistema más valioso de las tecnologías de la información: el contenido y los entornos de software e Internet que lo albergan.

La página creada para el programa Give One Get One (da uno y quédate con otro) muestra las aplicaciones del XO.

Vistas:

  • Vecindario: la vista Vecindario muestra todos los XO conectados a la comunidad del niño y las actividades que comparten.
  • Amigos: la vista Amigos muestra al niño, a sis amigos y sus actividades, como el chat o los proyectos comunes.
  • Página Principal: muestra al niño y sus actividades, un portapapeles y el lanzador de aplicaciones (¿Apple Dock? A mí me gusta más el minimalismo de los iconos del XO :]).
  • Actividad: muestra la actividad concreta o aplicación en la que el niño trabaja.

Aplicaciones:

  • Navegador: aplicación web que permite acceder a Internet y compartir enlaces. Todo un ejercicio de diseño espartano. Como el aspecto gráfico que siempre trata de conseguir Google en sus aplicaciones, aunque todavía más pulido.
  • Calculadora: calculadora básica, aunque también realiza cálculos complejos.
  • Chat: programa de mensajería con un entorno simple para la discusión. Qué conveniente sería volver a este tipo de aplicaciones, donde lo que importa es la calidad del mensaje.
  • Conectar: juego interactivo. El Conecta 4 que todos hemos conocido. Adictivo. Aunque se trata de una adicción conveniente. Matemáticas en estado puro.
  • eToys: aplicación definida como “sistema de creación multimedia destinado a ayudar a los niños a aprender en la práctica”. Se pueden crear modelos, simulaciones y juegos completos con textos, gráficos, sonido y vídeo.
  • El diario: diario automático donde se registran las tareas que el niño realiza con su portátil. Para quien tenga tiempo, le propongo que eche un vistazo a las ideas del pedagogo francés Célestin Freinet (1896-1966), sobre sus valiosas experiencias en el uso de una imprenta y la creación de un medio de comunicación entre los niños de su clase. Esta aplicación me suena a un potenciador de las ideas de Freinet sobre la colaboración y la potenciación de comunicación social entre niños. Enhorabuena a los creadores del XO por incluir algo así. Parece que su equipo de desarrollo interdisciplinar ha funcionado.
  • Medir: herramienta que permite explorar y aprender conectándose y observando fenómenos físicos y acontecimientos del mundo real. Se pueden medir y clasificar los datos, así como crear gráficos.
  • Memorizar: juego de memoria para encontrar y agrupar parejas (cualquier objetivo multimedia).
  • NewsReader: lector de fuentes de noticias a través de RSS. Se asemeja a un Google Reader minimalista.
  • Dibujar: lienzo para expresar la creartividar. Se pueden pintar imágenes inventadas, añadir textos, imágenes y colaborar con otros usuarios de la red.
  • Pippy: forma simple y divertida de aprender a programar en Python, lenguaje que está detrás de gran parte del software portátil.
  • Grabar: herramienta para hacer fotos, ver diapositivas y grabar audio y vídeo.
  • SynthLab: “diseñado para niños mayores que están preparados para sumergirse en un sonido de diseño más avanzado, el SynthLab es un mini laboratorio para la construcción de circuitos acústicos y electrónicos.
  • TamTam Jam: forma sencilla de hacer música, tocar instrumentos y colaborar musicalmente con otros niños.
  • TamTam Edit: entorno intuitivo para componer música. Se puede crear, modificar y organizar notas en “pistas” virtuales.
  • Turtle Art: se puede programar una “tortuga” para que dibuje trabajos complejos.
  • Escribir: editor de textos básico, con una interfaz muy simple. Contiene todos los elementos que empleamos la mayoría de los usuarios, incluso insertar imágenes, crear tablas y maquetar.
  • Descargas: pueden descargarse aplicaciones y acceso integrado (un icono para acceder directamente) a varias aplicaciones web y complementos: Gmail, Google Apps, SimCity, GCompris y un largo etcétera, que puede visitarse en la wiki Activities de OLPC.

Crear y compartir; aprender sobre “aprender”

Según Laptop.org, “Con el portátil XO, los niños no sólo aprenden sobre el mundo que les rodea. Aprenden activamente sobre el aprendizaje mismo. El conocimiento se convierte en parte de un proceso en lugar de ser únicamente el objetivo final. A través del descrubrimiento de cómo usar el XO de diferentes maneras, los niños se encuentran en un proceso de aprendizaje práctico”.

Para que los niños puedan aprender sobre las tecnologías desde mucho antes que se planteen el significado de esta palabra y hacerlo, además, con una actividad que -de acuerdo con las pruebas realizadas por OLPC- será vista como lúdica por la mayoría de ellos, el XO se ha diseñado para compartir todos sus contenidos y procesos.

David Pogue: “la mayoría de las aplicaciones pueden compartirse en la red local, lo que supone otro giro ingenioso. Mientras empleamos el procesador de textos, hacemos música, retocamos fotografías, jugamos o leemos un libro electrónico, podemos pulsar el botón Share (compartir) en cualquier momento.

Instantáneamente, tu documento aparece junto al icono que te representa como usuario en una malla de la red compartida con otros usuarios en ese preciso instante, de manera que el resto de la red puedan ver lo que estamos haciendo, o de trabajar con nosotros.

Los profesores pueden supervisar nuestro escrito; los amigos pueden colaborar en un documento; o jugar con nosotros a Conecta 4, o alguien que se encuentre en la sala puede añadir una melodía a nuestro redoble de tambor, usando la aplicación musical. No has visto nunca nada como esto.”

Barato, resistente, eficiente, colaborativo, abierto a la exploración

Quizá Pogue tenga razón y nunca hayamos visto un ordenador como el XO: barato, resistente, creado desde cero pensando en el desarrollo intelectual de los niños, responsable energéticamente, pensado para hacer actividades y no para descargar programas que usaremos un par de veces en toda nuestra vida (como niños o como adultos, que aquí todos los usuarios somos iguales), ideado para trabajar y divertirse en grupo, con software de código abierto, con una pantalla que tiene un contraste tan perfeccionado que puede leerse sobre ella en plena luz del día, cuando el sol dé prácticamente sobre la pantalla, con un accesorio solar para recargar el equipo y una cuerda por si se desea realizar una carga manual.

Bien, enumerando las principales características del dispositivo, cabe preguntarse por qué el XO ha sido sólo pensado para niños de los países en vías de desarrollo. Debería mantenerse, faltaría más, esta prioridad, pero me gustaría saber qué piensan los maestros de países europeos, norteamericanos, japoneses o de Oceanía una vez hayan tenido oportunidad de probar el portátil.

A lo mejor sería una buena idea extender el programa Give One Get One a las escuelas, en lugar de comprar equipos orientados para la descarga de software en el que el código no sólo se protege intelectualmente, sino que no puede verse o modificarse de un modo tan sencillo y potencialmente útil, a efectos educativos.

En España, el ejemplo de Extremadura, que promueve en escuela y administraciones locales y autonómica el uso de sistema operativo y software de código abierto, tiene mucho que enseñar a comunidades con una tasa de alfabetización tecnológica mucho más elevada como Madrid o Cataluña.

El XO funciona bajo Linux porque, en opinión de OLPC, “al abogar por la libre utilización del software, OLPC les da a los niños la oportunidad de utilizar sus portátiles a su manera. Los niños -y sus profesores- tienen la libertad de redefinir, reinventar y reaplicar su software, hardware y todo su contenido.”

Sid Meier debería desarrollar una versión de Civilization para XO

También sorprende el XO sea el primer proyecto educativo digital de estas características. La Comisión Europea y los países que promueven más decididamente el empleo de las distintas versiones de Linux -Alemania es el paradigma- no parecen estar realizando esfuerzos interesantes en este campo.

O, al menos, nosotros no los conocemos. Ni Francia, España, Italia. Ni siquiera el Reino Unido, que podría dar algunas lecciones sobre el empleo de las tecnologías de la información.

Quizá un ordenador manejable y barato, que los niños pueden transportar tan campantes mientras siguen al maestro por el campo o el recreo en pleno mediodía, a la vez, resistente, energéticamente eficiente, colaborativo y con el código a un botón de distancia para ser explorado, sea una oportunidad para cualquier niño. Independientemente de su entorno familiar, creencias, renta o lugar de nacimiento. Pensar en la informática y las tecnologías de la información como un juego no puede ser malo.

Del mismo modo que videojuegos de estrategia como el propio SimCity, donado por la empresa EA para que los niños lo empleen en el XO, son valiosos campos de prueba para el intelecto.

Otros videojuegos de estrategia, como Caesar II, la saga Age of Empires o el brillante Civilization, del respetado Sid Meier, enseñan historia, política, historia del arte, arquitectura, inteligencia social y emocional, el riesgo de las guerras, las ventajas de promover buenas políticas sociales y no populistas, la idoneidad de la sociedad de mercado bien entendida.

La evolución del hombre. Sus imperfecciones y aristas. El terror de la muerte. El sinsentido de la guerra. Versiones reducidas de estos videojuegos serían igualmente una buena herramienta educativa.

Una vez tengamos por aquí el XO que hemos comprado, seguimos con las impresiones sobre este lanzamiento.