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Responsabilidad empresarial: Google se cansa de China

Contundente respuesta pública de Google sobre los ataques a varios de sus usuarios orquestados desde China, a través de su máximo representante legal, David Drummond: 

“Hemos tomado la inusual medida de compartir la información sobre estos ataques con un público amplio no sólo por las implicaciones sobre seguridad y derechos humanos de lo que hemos descubierto, sino también porque esta información va al núcleo de un debate mundial mucho más grande sobre la libertad de expresión”.

Sobre los (frecuentemente pisoteados) derechos inalienables

La responsabilidad social empresarial, también conocida como responsabilidad social corporativa, no ha muerto con la crisis económica mundial. 

Mientras varios estándares se han relajado y tanto los derechos humanos como el cambio climático no son temas tratados con la urgencia que se merecieran, una de las empresas tecnológicas más importantes del mundo da un paso adelante y recuerda que en China no se respetan derechos humanos fundamentales. 

Al mundo debería interesarle: se trata de la segunda economía del mundo (tras sobrepasar a Japón en 2009) y principal país exportador de bienes de consumo (tras superar a Alemania, también en 2009), además de principal emisor de CO2, por delante incluso de Estados Unidos. Sin olvidar que alberga a una quinta parte de la población mundial.

Google ha denunciado que un sofisticado ataque informático procedente de China ha intentado acceder a las cuentas de correo de varios usuarios de Gmail residentes tanto en China como en Europa y Estados Unidos, logrando únicamente datos irrelevantes de dos de las cuentas de correo atacadas.

Los ataques tenían como objetivo lograr datos de activistas de derechos humanos relacionados con China y Google apunta sin tapujos al propio Gobierno chino.

Sin miedo a enfadar a un gigante

El movimiento de Google, que ha tenido una repercusión inmediata en bitácoras especializadas y medios generalistas de todo el mundo, así como en servicios relacionados con el periodismo ciudadano tales como Twitter o YouTube (perteneciente a Google), sitúa los focos en las carencias chinas. De momento, ya se ha visto a algún joven ciudadano dejar una flor sobre el logo de la marca en su sede china.

Los derechos políticos y libertades civiles son los grandes perdedores en el mundo en los últimos años. The Economist recoge el último informe del think tank estadounidense Freedom House, que muestra el deterioro de estas libertades en el mundo por cuarto año consecutivo, el período de declive más prolongado desde que la institución realiza el estudio.

El número de democracias electorales ha descendido desde 119 a 116, el número más reducido desde 1995. Seis países han padecido severos retrocesos en sus libertades civiles: Lesoto, Bahréin, Gabón, Jordania, Kirguistán y Yemen, países que ahora se encuentran en la categoría de “no libres”. Alrededor de un tercio de la población mundial vive en países considerados “no libres”, la mitad de los cuales reside en China.

Similitudes entre la próspera China y el resto de feudos pseudo-comunistas

Como la propia Google reconoce en su comunicado, “durante las dos últimas décadas, los programas chinos de reforma económica, unidos al olfato empresarial de sus ciudadanos, han permitido a cientos de millones de ciudadanos chinos salir de la pobreza”.

Económicamente, es como si la recesión nunca hubiese acaecido en China: la producción industrial del gigante asiático alcanzó en diciembre de 2009 el punto más álgido en 5 años, apoyando estimaciones que sitúan su crecimiento en torno al 10%, mientras Estados Unidos y Europa salen lentamente de la recesión.

Pese al formidable desarrollo económico del país en los últimos años, que ha permitido a millones de ciudadanos salir de la pobreza; pese a la exitosa celebración de unos Juegos Olímpicos y al reconocimiento, consentido por Estados Unidos y Europa Occidental, de su importancia diplomática en la actualidad, China sigue siendo una de las 5 dictaduras comunistas que sobreviven en el mundo, junto a Vietnam, Corea del Norte, Laos y Cuba.

China es actualmente la segunda economía del mundo, además del país con mayor porcentaje de deuda estadounidense en su poder y el principal exportador del mundo. También lidera el dinámico grupo de los países emergentes con mayor peso en el mundo, que aglutinan sus variados intereses en torno a las siglas BRIC (Brasil, Rusia, India, China) o BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), con el permiso de otros pesos pesados del futuro como México y Turquía, que también merecerían su inicial en estas siglas.

Si sólo se respetase la propia Constitución china…

El aperturismo económico del gigante asiático no ha ido acompañado de un respeto a su propia Carta Magna. La Constitución China establece que entre los “derechos fundamentales” de sus ciudadanos se incluyen la libertad de expresión, la libertad de prensa, el derecho a tener un juicio justo, la libertad de credo, el sufragio universal y, estando incluso de acuerdo con Adam Smith y otros economistas fundadores de la teoría económica liberal clásica, China también garantiza sobre el papel el “derecho a la propiedad privada”.

La violación de estos derechos, junto a otras cuestiones candentes como la explotación laboral, han sido denunciados por organizaciones independientes, instituciones e incluso empresas. No obstante, ninguna empresa con la entidad e importancia -simbólica y real- de Google habían puesto en cuestión el milagro chino, basado en el desarrollo económico y en la congelación del aperturismo político.

El comunicado de Google recuerda al mundo que en la actual “fábrica del mundo” perdura un Partido Único, la separación de poderes es inexistente y sus fuerzas de seguridad y servicios secretos están tan atentos del enemigo interno al régimen como de los riesgos externos.

La recesión parece no haber afectado el músculo económico de China, cuya imagen política se verá muy dañada en las próximas semanas, a medida que la opinión pública mundial conozca los detalles del ultimátum de Google al país más poblado del mundo.

Respeto al mercado

La decisión de Google no responde al oportunismo, sino que los expertos en seguridad ven en este arriesgado pero íntegro movimiento la admisión pública de mayor repercusión hasta el momento en relación a uno de los problemas que más preocupan a las empresas tecnológicas más importantes de Estados Unidos y, en menor instancia, Europa: el documentado espionaje corporativo con originado desde China, recurrente y no perseguido.

Se trata de un problema, explica Slashdot, denunciado con insistencia por los legisladores estadounidenses; ataques informáticos procedentes de China han sido un problema constante durante años, pero las grandes compañías no habían, hasta ahora, dicho nada acerca de esto, deseosas de mantener un puesto de privilegio en el seno de la economía más vigorosa y con mayores perspectivas de crecimiento del mundo.

El respeto a la privacidad y a la propiedad intelectual son cruciales para que Internet pueda mantener la neutralidad y vigorosidad económica mostrada hasta el momento.

Todo o nada: ejercicio valiente de responsabilidad corporativa

Google lo deja claro en dos artículos publicados tanto en el blog principal como en su blog dedicado a la empresa: o China deja de intentar controlar las comunicaciones privadas que los usuarios de la compañía relacionados con China llevan a cabo a través de Google, o cierran sus operaciones en el país.

Google dice que China es un gran mercado y que desea consolidar su posición en él; sin embargo, amenaza con cerrar Google.cn y cerrar sus operaciones allí si China no clarifica su situación con respecto al control de las comunicaciones. El motor de búsqueda de la compañía es segundo en el mercado chino (35,6% de cuota de mercado en el último trimestre de 2009), tras Baidu (58,4% de la cuota de mercado en el mismo período).

El comunicado de Google ha sido deliberado a fuego lento -posiblemente con contactos entre el consejo de dirección de la compañía y la secretaría de Estado de Hillary Clinton- y la empresa es consciente de las ventajas y riesgos derivados de su acción.

Por un lado, la imagen de la marca con sede en Mountain View puede salir reforzada en todo el mundo, al abogar por la seguridad de la información distribuida por Internet, así como la salvaguarda del derecho a la privacidad de cualquier usuario que emplee los sistemas de la compañía, independientemente de su nacionalidad o lugar desde donde realiza la conexión.

Desenpolvar y dar sentido el “Don’t be evil”

Será difícil ningunear el famoso lema de Google, “Don’t be evil“, tras el último comunicado, sobre todo si se confirma su intención de no aceptar la censura en sus resultados, como había aceptado desde el inicio de sus operaciones en China.

Por otro, abandonar las operaciones en la potencia asiática puede tener efectos a largo plazo sobre los ingresos y el valor bursátil de la compañía. Google lanza un mensaje: de verse obligada a elegir entre los beneficios sin escrúpulos y el respeto por sus valores de responsabilidad empresarial, la marca, con un valor bursátil a la par del de Apple y superior al de Telefónica, entre otros gigantes tecnológicos, elegirá lo segundo.

La denuncia de Google contra los ataques informáticos de guante blanco procedentes de China contrastan con la polémica creada por unas declaraciones recientes del consejero delegado de la compañía, Eric Schmidt, quien al ser preguntado sobre la recomendación de un ejecutivo de Mozilla a los usuarios de Firefox para que usaran Bing en lugar de Google debido a cuestiones de privacidad, respondió: “Si tienes algo que no quieres que alguien sepa, quizá no deberás estar haciéndolo en primera instancia”.

Las declaraciones de Schmidt sorprendieron tanto como la denuncia pública de la compañía contra los ataques informáticos procedentes de China.

Un ataque orquestado contra varias empresas

El ataque informático para obtener ilegalmente información electrónica del correo electrónico de usuarios no sólo estuvo dirigido a los servicios de Google, sino a los ofrecidos por otra veintena de empresas de numerosos sectores, entre los que se incluyen Internet, servicios bancarios e industria química, entre otros.

El origen de la nueva postura de Google, cuyo carácter tajante e inequívoco de respeto de la privacidad de los usuarios de sus servicios ha sido respaldado por el propio Gobierno estadoundidense, es el sofisticado ataque sufrido por sus servicios y originado en China, que resultó en “el robo de propiedad intelectual de Google”.

Pese a que Google no ha publicado demasiados detalles sobre sus pesquisas, que han derivado en un conocimiento profundo de lo ocurrido, sí ha afirmado que la información comprometida es “mínima” y los ataques buscaban obtener ilegítimamente información privada de activistas relacionados con la lucha por los derechos humanos en China.

O buscador íntegro en china o abandono de actividades en el país

Google no se conforma en esta ocasión con denunciar los ataques y denunciar, más que insinuarlo, que el ataque informático parte de las cercanías de los servicios secretos informáticos chinos: ha decidido lanzar una versión íntegra de su buscador, un cambio de política sustancial con respecto a las condiciones anteriores: desde enero de 2006, Google ha otorgado concesiones al Gobierno chino y ofrece desde entonces una controvertida versión auto-censurada de su motor de búsqueda a través del dominio Google.cn.

The Guardian explica cómo Google auto-censura sus resultados en China.

Como explica Michael Arrington en TechCrunch, “Google ha dejado de jugar a ese juego. Si el Gobierno chino decide que un motor de búsqueda no censurado es ilegal, entonces Google es posible que Google deje de operar en China por completo”.

Habrá que seguir con detenimiento cómo evolucionan las relaciones entre Google y otras empresas y el régimen chino.

Además, si hasta ahora los usuarios del correo de Google, Gmail, podían elegir entre un acceso convencional o encriptado, tras el comunicado de la compañía la única opción disponible es la encriptada (“https”), informa TechCrunch.

Cuestionario

Las cuestiones a las que China tiene que responder son demasiado importantes como para quedar enterradas debido a la preponderancia económica y comercial del país asiático:

  • Existe una censura sistemática a cualquier discurso político disidente y los medios de comunicación, incluido Internet, se emplean para silenciar el criticismo al Partido Comunista Chino.
  • El control a la prensa permanece en niveles propios de la Guerra Fría, y Reporteros Sin Fronteras considera que China sigue siendo uno de los países donde existe una menor libertad de prensa.
  • El Gobierno chino mantiene una política activa para limitar la repercusión pública de grupos, organizaciones y creencias que se consideren un riesgo para la “estabilidad social” del país.
  • China tampoco ha atendido a las críticas sobre largas detenciones sin celebrar juicio, confesiones forzosas, tortura y maltrato a prisioneros, restricciones de las libertades de expresión, asociación, asamblea, religión, prensa o las violaciones a los derechos laborales, que son sin embargo “respetados” y promovidos oficialmente por el propio país.
  • China tiene el dudoso honor de liderar el mundo en ejecuciones de reos condenados a muerte. Aunque tampoco hay que olvidar que Estados Unidos, país donde Google tiene su sede corporativa, mantiene la pena de muerte en varios Estados.

China teme una reacción masiva de parte de sus usuarios de Internet (ya es el país con mayor número de usuarios) que simpatice con la denuncia y posiciones expresadas por Google, que cualquier joven urbano informado consideraría, como poco, justas.

Habrá que ver cuál es la reacción del propio Gobierno chino, y su posición, tanto oficial como real, ante la censura, la libertad de expresión y la privacidad, entre otras consideraciones.

Sea como fuere, China es demasiado importante para el mundo como para que la protesta de Estados Unidos, que exhorta a China a que explique los ataques a Google, vaya más allá de una enérgica pregunta. La posición europea será similar a la estadounidense.

La capacidad de presión estará en manos de compañías y usuarios.