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Retos y dudas en el despliegue español del coche eléctrico

Ha llegado la hora del coche eléctrico en todo el mundo y España, presidenta de turno de la Unión Europea, quiere facilitar su despliegue y, a ser posible, tener un papel protagonista en este profundo cambio del mercado automovilístico.

No obstante, mientras se presentan los planes para desplegar el vehículo eléctrico en España, noticias que pasan localmente desapercibidas no favorecen los intereses industriales del país. 

Mientras las administraciones catalana y española, así como la dirección y los sindicatos de la factoría de Nissan en Barcelona, se han esforzado desde 2008 en evitar despidos (los planes industriales deficientes causan más despidos a largo plazo), mantener la capacidad de producción de la factoría y atraer nuevos vehículos convencionales, la fábrica de Nissan en Sunderland, Reino Unido, ha actuado con astucia y flexibilidad para hacerse con la fabricación del nuevo coche eléctrico de la marca, el Nissan Leaf

La factoría de Barcelona, empezando por sus representantes sindicales, han ninguneado el “experimento” eléctrico en los últimos tiempos y evitado que Nissan optara por una planta centrada en mantener su situación de los últimos años.

Una de tantas oportunidades perdidas para el músculo automovillístico catalán, que se ha mostrado pasivo y poco flexible durante los primeros pasos del coche eléctrico, mientras los países que albergan las sedes de los fabricantes con factorías en España ya se disponen, en muchos casos, a producir en cadena sus primeros eléctricos.

En España, sólo el País Vasco ha desarrollado hasta ahora un plan coherente en el que participan empresas con sede en Euskadi (por ejemplo, Cegasa, que quiere fabricar baterías para los nuevos vehículos), el resto de España (FCC) y multinacionales con presencia en la comunidad, como la alemana Daimler, que fabricará furgonetas Mercedes eléctricas en su planta de Vitoria

Presentación del Plan Integral del coche eléctrico

“El coche eléctrico es bueno para el bolsillo de los ciudadanos, bueno para la renta y el empleo europeos, y va a ser bueno para el planeta por su repercusión medioambiental”. 

Así ha presentado Miguel Sebastián, ministro de Industria español, el Plan Integral del coche eléctrico (acceso al documento PDF detallado sobre el plan y a la nota de prensa que lo acompaña), estrategia de desarrollo del vehículo eléctrico que pretende que en 2014 haya al menos 250.000 vehículos eléctricos en las carreteras españolas y 1 millón de unidades, entre eléctricos e híbridos convencionales.

Se espera que las medidas generen la venta de 20.000 unidades en 2011 y 50.000 en 2012, sobre todo gracias a la promoción de vehículos eléctricos para flotas de empresas y servicios, que intentarán compensar el precio más elevado de los modelos eléctricos mediante las subvenciones relacionadas con el plan y la compra por volumen.

Los coches eléctricos introducidos, repetía Sebastián en la presentación del Plan Integral, no usarán carburantes y, por tanto, serán más económicos a largo plazo para sus usuarios, aunque demandarán el despliegue de infraestructuras básicas y redes de servicio preparadas para reparar o gestionar recambios relacionados con el nuevo motor eléctrico.

Más promoción de la venta que incentivación industrial

El plan para promover el uso del coche eléctrico en España se queda, de momento, más en una promoción del uso de este tipo de vehículos que en una estrategia para que España se sitúe entre los fabricantes punteros de una tecnología que rompe con la inercia del motor de explosión y, por tanto, podría alumbrar empresas de pequeño tamaño, que decidieran rápido y actuaran más como empresas tecnológicas de Internet que como fabricantes de coches tradicionales.

Más que nuevas startups con capacidad disruptora, como persigue en Estados Unidos la nueva hornada de fabricantes íntegramente eléctricos liderada por la californiana Tesla Motors, el interés de la Administración y la industria privada por el coche eléctrico se limita en España, de momento, a alianzas estratégicas entre grandes compañías energéticas y automovilísticas para construir infraestructuras de recarga que garanticen el suministro de la nueva generación de vehículos.

Dos ejemplos: Iberdrola, la eléctrica con la mayor capacidad eólica del mundo, instalará puntos de recarga en Castilla y León, avanzadilla de una red más extensa; mientras Acciona se alía con Renault-Nissan para instalar una red de suministro (a cargo de Acciona) que aparecerá en el sistema de navegación de los vehículos eléctricos de Renault-Nissan, para facilitar la recarga a los usuarios.

15 medidas: subvención directa, I+D+i tímido y para el “establishment”, y… marketing (?)

Fomento de la demanda (mayor partida), industrialización (100 millones menos que al fomento de la demanda, que irán a parar a empresas que toman sus decisiones fuera de España) e I+D+i (donde se tendría que poner la mayor partida). Para bien o para mal, la estrategia y el plan de acción para impulsar el vehículo eléctrico en España perseguirá estos tres objetivos.

El plan destina 590 millones de euros durante 2010-2012 para dotar 15 medidas, entre las que destaca la subvención para la compra de coches eléctricos, que podrá alcanzar el 20% del coste máximo del vehículo, hasta un máximo de 6.000 euros. Esta ayuda directa a la compra de coches eléctricos se llevará 240 millones de euros del total de la inversión anunciada.

La partida de subvenciones al usuario es la más cuantiosa. La patronal de fabricantes, Anfac, que vela tanto por los intereses de los fabricantes en España como por los intereses estratégicos de las distintas compañías, cuyas oficinas están fuera de España, optará a ayudas de 140 millones de euros. 

El mensaje, cuando se opta por subvencional al usuario en lugar de incentivar a la industria (a poder ser, no la ya instalada en Anfac): se favorece la compra de coches eléctricos, en lugar de incubar proyectos industriales propios, sin lazos con los fabricantes multinacionales tradicionales, capaces de convertirse en los Tesla Motors o Zero Motorcycles de España.

Principales medidas del Plan Integral del coche eléctrico en España

  • Más subvenciones a la compra (medida popular, fácil de explicar a la ciudadanía; no tan eficaz para desarrollar una industria propia del coche eléctrico como para renovar el parque automovilístico con coches eléctricos fabricados en cualquier sitio, por cualquier marca). Las ayudas consisten en un 20% del coste del automóvil o un máximo de 6.000 euros por vehículo, para particulares y flotas privadas. Se beneficia de 240 millones entre 2011 y 2012, de los 590 millones presupuestados en el Plan Integral.
  • Flotas urbanas: se pretende, acertadamente, que las distintas administraciones y grandes empresas adquieran vehículos eléctricos. Se trazará un mapa de flotas públicas y privadas que podrían renovarse con vehículos eléctricos. Los organismos y empresas obtendrían ventajas fiscales.
  • Apoyo a la industria (tímido y dirigido a la industria concentrada en torno a la gran patronal Anfac, controlada por fabricantes cuya toma de decisiones está fuera de España, sobre todo en Francia, Estados Unidos y Alemania). Se prevén ayudas por valor de 140 millones de euros entre 2011 y 2012 que no tienen intención de incentivar nuevas empresas nacidas en España y dedicadas íntegramente al coche eléctrico (modelo Tesla Motors, en vehículos de grandes prestaciones y sedán, y Zero Motorcycles, en motocicletas eléctricas).
  • I+D+i: la partida más interesante y, en opinión de *faircompanies, la que debería ir mejor dotada económicamente y tendría que ser supervisada con precisión, para evitar regar terreno valdío y saber identificar a equipos y emprendedores talentosos, interesados en crear nuevas empresas que pudieran poner en la calle modelos de automóvil, vehículo de carga y motocicleta capaces de competir con las propuestas de la industria tradicional. A la identificación de tecnologías clave para el vehículo eléctrico se destinarán 173 millones, según el plan.
  • Enchufes: el plan aporta 35 millones de euros para mejorar las conexiones de los vehículos a la red eléctrica, con el fin optimizar la recarga y hacer viable a corto plazo el despliegue del vehículo eléctrico. El Gobierno español anuncia en su plan que se instalarán 263.00 enchufes en aparcamientos de flotas, 62.000 en domicilios particulares, 12.000 en aparcamientos públicos y 6.200 en la vía pública.
  • Tarifa eléctrica “supervalle”. Busca promover la carga en horario nocturno. Irá asociada a un contador de discriminación horaria sin coste para usuarios de estos vehículos. Es una de las reivindicaciones del sector eléctrico que ha mostrado más interés en participar en la implantación del coche eléctrico en España, con Acciona e Iberdrola en cabeza. De funcionar según los planes, la tarifa eléctrica para la recarga ayudaría incluso a bajar el precio de la electricidad y mejoraría la gestión de la red, al aprovechar los picos de producción de las renovables y fomentar un consumo eléctrico más repartido a lo largo del día.
  • Homologación y normalización del coche eléctrico y sus componentes. Empresas como la vasca Cegasa están interesadas en desarrollar componentes clave del nuevo tipo de vehículos, como las costosas baterías de ión-litio.
  • Instauración del gestor de carga: se ocupará de los puntos de recarga y de la sustitución de baterías. Una pieza clave de la infraestructura, sobre la que recaerá buena parte de la responsabilidad de la implantación con éxito del coche eléctrico, hasta que no exista un mayor interés de la industria privada por ofrecer servicios de recarga y mantenimiento bajo demanda con la sofisticación del esquema propuesto por la empresa californiana Better Place.
  • Formación: oferta de titulaciones para futuros fabricantes y reparadores de coches eléctricos.
  • Marketing: se destinarán dos millones de euros para promoción y comunicación institucional (la partida que no debería haber existido). 

Buenas intenciones

Con las dificultades económicas actuales y la pérdida de credibilidad de la economía española en el mundo, propulsada por la lentitud de las reformas económicas que organismos, instituciones y medios especializados recomiendan al país, y con unas elecciones generales en dos años, el Plan Integral del coche eléctrico podría debilitarse con el fuego cruzado actual entre los dos principales partidos políticos españoles. 

España perdería, una vez más, una buena oportunidad para tratar de ponerse a la altura, innovando y fabricando y decidiendo con una industria autónoma, no ya a la altura de Alemania o Francia, sino acaso, para empezar, a la de Italia.

Como ha explicado la actual Administración, el coche eléctrico tiene muchas ventajas y muy pocos riesgos y desventajas. Lástima que su despliegue haya coincidido con la peor crisis económica y de desempleo que ha conocido la generación española nacida con la democracia.

Defender el coche eléctrico es más fácil que hacerlo con los astilleros o el carbón

Puestos a subvencionar, por qué no hacerlo con tecnologías limpias y con futuro. A diferencia de tratar de mantener vivas industrias obsoletas y contaminantes, como se ha hecho históricamente con el carbón, los astilleros y, también, con el automóvil, subvencionar al coche eléctrico supone, sobre el papel invertir en un nuevo tipo de tecnología con ventajas irresistibles:

  • Oportunidad industrial. ¿Algún emprendedor lo suficientemente loco como para arriesgar su dinero y el de su empresa de nueva creación en motos eléctricas y coches eléctricos que se conviertan en referente en todo el mundo?
  • Ventaja económica para los ciudadanos (pagarán más por el vehículo y mucho menos por la energía para moverlo). 
  • Beneficios instantáneos para nuestra calidad de vida y para la calidad del aire de las ciudades y la propia salud de la población (se eliminan partículas en suspensión).
  • Disminución de uno de los tipos de polución más molestos y relacionados con nuestra salud: la contaminación sonora. Pronto, comprar una casa junto a una autopista relativamente cercana no supondría un escollo para la venta, debido a que el actual ruido de fondo eterno de motores rugiendo sobre la calzada podría desaparecer a medio plazo, sustituido por un ligero y casi imperceptible zumbido eléctrico, más parecido al de un silencioso avión de reacción que al de un camión diésel.
  • Respeto real por el medio ambiente y en línea con la lucha contra el cambio climático (reducción de emisiones de CO2, incluso si se recargara el coche con carbón, que no será el caso); y capaz de generar los tan ansiados trabajos cualificados “verdes” (trabajos de cuello verde).

La lista podría ser fácilmente ampliada. ¿A qué está esperando España? Si hay que fijarse en modelos locales, Euskadi va bien, pero le faltan emprendedores y proyectos independientes, aunque sea al abrigo de las grandes energéticas, de tejidos como el de Corporación Mondragón, etc.; Cataluña, mal (hace tiempo que se olvidó el liderazgo tecnológico de 5 empresas barcelonesas que, hoy, estarían compitiendo con los mejores); el resto, aún peor.