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RoHS, o cómo controlar las sustancias peligrosas

Directiva de restricción de sustancias peligrosas en aparatos de consumo.

La UE aprobó la directiva de Restricción de Sustancias Peligrosas en aparatos eléctricos y electrónicos en febrero de 2003 y ha entrado en vigor a partir del 1 de julio de 2006.

Una directiva no cuenta con el rango de ley, aunque es de obligado cumplimiento en los Estados miembros.

RoHS restringe el uso de seis materiales peligrosos que se emplean en la fabricación de varios tipos de equipos eléctricos y electrónicos; se complementa con la directiva de Desperdicios de Equipos Eléctricos y Electrónicos (WEEE), que establece objetivos de recolección, reciclaje y recuperación de bienes eléctricos. El objetivo de la UE es que ambas normas resuelvan el problema de los desperdicios electrónicos tóxicos.

Pese a ser en ocasiones conocida como la directiva “libre de plomo”, RoHS restringe el uso de seis sustancias: plomo, mercurio, cadmio, cromo VI, PBB y PBDE. Estas dos últimas son sustancias empleadas en algunos plásticos.

RoHS establece unas concentraciones máximas de metales pesados en cada componente de cualquier producto eléctrico o electrónico que pretenda venderse en la UE (electrodomésticos grandes, electrodomésticos pequeños, equipos de telecomunicaciones, aparatos eléctricos de consumo, aparatos de alumbrado, herramientas eléctricas y electrónicas, juguetes y máquinas expendedoras):

  • Un 0,1% del peso del componente para plomo, mercurio, cromo VI, PBB y PBDE.
  • Un 0,01% en el caso del cadmio.

La directiva europea aplica algunas excepciones. Puede emplearse un porcentaje más elevado de plomo cuando se trata de dispositivos cerámicos, algunas aleaciones específicas y el vidrio usado para fabricar tubos de rayos catódicos (CRT), que todavía se emplean para confeccionar monitores y televisores convencionales. El mercurio puede superar la cantidad establecida en ciertos tipos de lámparas.

California ha adoptado una legislación que toma como modelo la europea RoHS, y entrará en vigor en enero de 2007.

El actual gobierno republicano del Estado se desmarca, de este modo, de otros correligionarios de EEUU, reticentes a introducir cualquier normativa que suponga elevados costes a la industria.

California se asegura, de este modo, que su importante industria de bienes de alto valor tecnológico podrá ser comercializada sin problemas en la UE.