(hey, type here for great stuff)

access to tools for the beginning of infinity

Tendencias para cafeterías: platos y vasos compostables

Vasos de maí­z, botellas “biológicas” y recipientes de comida de caña de azúcar: un proveedor de cuberterí­a desechable explica por qué los bioplásticos que fabrica son superiores al poliestireno.

Irrumpe un nuevo tipo de producto desechable: las botellas de agua confeccionadas con un polímero de plástico derivado del maíz y los pequeños recipientes de comida rápida hechos con azúcar: algunas firmas trabajan en el que se ha llamado contenedor desechable del siglo XXI, al haber sido creado para descomponerse en su totalidad antes de 180 días.

En Estados Unidos, paraíso de la comida rápida y de los negocios de comida por encargo, 64 millones de copas y cubiertos de papel y 73 millones de plástico fueron desechadas en 2003.

Los números son tan grandes, o incluso más, en el caso de las botellas de plástico y los pequeños recipientes usados en la comida rápida; por no mencionar las bolsas, utensilios diversos, bandejas, tapas, etcétera, que se elaboran con materiales no renovables ni biodegradables.

Una situación que empieza a cambiar, a medida que nuevas firmas fabrican contenedores y cubertería desechables que pueden acabar su vida útil -o empezar una nueva vida útil- en pilas de compostaje para las plantas y jardines privados de personas y empresas, en lugar de convertirse en un desecho perdurable en el vertedero.

Botellas de agua compostables y “eco-recipientes”

La industria del agua embotellada se ha visto afectada por la mala publicidad en los últimos meses (incluyendo un reportaje en el diario The New York Times, así como un artículo editorial, donde se explican algunos datos poco comprensibles relacionados con esta industria, tales como la importación de agua embotellada a miles de kilómetros en lugar de beber agua corriente local, en muchas ocasiones con igual o mayor calidad y seguridad sanitaria que la embotellada), sobre todo por el gasto medioambiental provocado.

Para frenar las críticas y adelantarse al rechazo masivo de los consumidores más concienciados, algunos embotelladores rediseñan el concepto de agua embotellada en plástico.

En 2003, la firma Biota, de Colorado (Estados Unidos), empezó a embotellar su agua en la que bautizaron como “la primera botella biodegradable del mundo”, fabricada con un polímero de plástico (material plástico) vegetal, a base de almidón de maíz. La botella se deshace en alrededor de 75 u 80 días.

La informació de uso de la botella de Biota explica a los consumidores menos familiarizados con el compostaje que “la botella no se descompondrá en la estantería”, sino únicamente en un entorno de compostaje idóneo: altas temperaturas, niveles de humedad elevados y en presencia de microorganismos.

Tres años después del lanzamiento de Biota, la firma Belu comercializaba, por primera vez en el Reino Unido, agua embotellada en una botella compostable, o “bio-botella”, como fue bautizada.

Dada la novedad de la tecnología, Belu creyó necesario responder a la pregunta más básica de los consumidores primerizos: “¿Puedo comerme una botella biodegradable? A: Nosotros aconsejamos lo contrario. En teoría, podría hacerse, aunque sólo después de haberse descompuesto, un punto en el que la botella no resultaría demasiado apetitosa.”

Reconociendo que sus vasos son la “primera fuente de desechos” en sus establecimientos, en 2007, la firma Tully’s se convirtió en la mayor cadena estadounidense de cafeterías en servir su producto en vasos compostables.

Oficialmente llamado Ecotainer (acrónimo en inglés de “recipiente ecológico”), aunque conocido como la “taza verde”, el vaso biodegradable empleado por Tully’s está hecho de maíz y ha sido empleado por la cadena como emblema de su esfuerzo por dejar de contribuir a una espectacular estimación: en 2006, sólo en Estados Unidos 16.000 millones de vasos de papel y plástico acabaron en los vertederos.

No obstante, no todo lo biodegradable parece venderse por sí solo. La firma británica Innocent Drink Company, por ejemplo, probó en 2007 la viabilidad comercial de una botella ecológica confeccionada con plástico orgánico derivado del maíz y, poco después, desestimó la idea, argumentando que el producto “no emplea ningún material que genere desechos, y el compostaje de productos comerciales no es todavía una opción lo suficientemente popular en el Reino Unido.”

En lugar de usar una botella de plástico biodegradable, Innocent Drink se decantó finalmente por una botella botella totalmente reciclable, aunque no se trata necesariamente de una solución a largo plazo.

Existen recipientes compostables producidos con materia orgánica desechada (como, por ejemplo, un subproducto de la industria azucarera) y, al mismo tiempo, el compostaje ha pasado de percibirse como una actividad marginal a adoptarse por muchas comunidades como ejemplo de gestión doméstica de residuos.

Decir no al poliestireno

A medida que la legislación limita en distintas partes del mundo la cantidad de basura que puede ser enviada a los vertederos, las iniciativas empresariales relacionadas con productos de compostaje comercial se suceden, tanto en Europa como en Norteamérica.

Desde el objetivo de la UE de limitar los desechos destinados a vertederos en 2016 a un 35% de la cantidad destinada en 1995, a las iniciativas denominadas “gasto cero”, o Zero Waste, en regiones como Nueva Escocia -Canadá- o el condado de King (que comprende la ciudad de Seattle, con una población de talante progresista), en Washington, Estados Unidos.

En Seattle, la ciudad estadounidense con un mayor porcentaje de lectores habituales de libros, publicaciones y recursos de Internet, todos los residentes usarán a partir de 2009 un método metropolitano de reciclado de restos alimentarios que incluirá un sistema de compostaje.

Además del creciente interés de las autoridades locales por favorecer la reutilización de residuos y el compostaje, últimamente varios consistorios también motivan a los ciudadanos para que disminuyan el uso de vasos y recipientes de papel, plástico o poliestireno en favor de alternativas biodegradables.

Desde 2007, las ciudades californianas de San Francisco y Oakland -esta última también en la Bahía de San Francisco-, prohiben el uso de recipientes y envoltorios de comida rápida y para llevar hechos de poliestireno.

Los estadios de béisbol y baloncesto de Oakland, asimismo, usan desde 2005 vasos y contenedores compostables, lo que motivó una transición más rápida hacia alternativas biodegradables en la zona y disminuyó la cantidad de residuos generados en ambos recintos: sólo en el McAfee Colliseum, estadio del equipo de béisbol local (Oakland As), se usan anualmente de 500.000 a un millón de copas de plástico.

El centro de convenciones Moscone de San Francisco (Moscone Convention Center, conocido como el lugar elegido por Steve Jobs, consejero delegado de Apple, para realizar sus presentaciones de producto), emplea en sus servicios de cafetería y restauración elementos exclusivamente biodegradables, en un 100%; ello incluye no sólo comida y bebidas, sino vasos, copas, platos, cubiertos, etc.

En una convención que dure 5 días, los responsables del Moscone Center creen que dejarán de emitir hasta 60.000 cajas y recipientes de comida que acababan en el vertedero.

Tanto los recintos deportivos como los centros de convenciones son capaces de realizar este cambio con mayor rapidez y capacidad ejecutiva, con un simple cambio en los contratos de suministro de vituallas de restauración y con la -económica y sencilla de llevar a cabo- construcción de un centro de compostaje.

En ocasiones, incluso el proceso de compostaje puede subcontratarse y realizarse de manera externa, como ocurre en los estadios de Oakland. Hace unos años, sin embargo, la decisión no era tan sencilla; cuando Berkeley, también junto a San Francisco, prohibió el uso de cubertería desechable de poliestireno, no existían las alternativas biodegradables.

La tecnología ha irrumpido con fuerza en el nuevo sector de los productos de cubertería desechables con atributos biodegradables (vasos, platos, cubiertos y recipientes que se convierten, por ejemplo, en abono orgánico para las plantas en sólo unas semanas).

Actualmente, existen varias opciones biodegradables, fabricadas con distintos compuestos de plástico vegetal por un creciente número de empresas, tanto en los países emergentes como en las regiones con rentas más altas.

Los distribuidores de este tipo de producto, no obstante, se concentran en los países ricos, donde crece la demanda en el uso de productos desechables capaces de convertirse en materia orgánica, en lugar de permanecer en algún vertedero durante décadas.

faircompanies habló con Aseem Das, fundador de la firma de distribución y concienciación sobre el uso de cubertería biodegradable World Centric, sobre las diferencias entre los contenedores fabricados a base de maíz y azúcar, o sobre cómo el compostaje -o la conversión de los productos que usamos a diario en abono- es el reciclaje de este siglo y por qué, a su juicio, los productos biodegradables son decisivos.

World Centric: de la Guerra de Irak al impulso de vender copas y tazas de maíz a Apple

“World Centric inició su actividad alrededor de hace 3 años; por decirlo de algún modo, el catalizador de esta apuesta fue la Guerra de Irak. Preguntamos a los consumidores, debido a que nuestra sociedad ha sido construida en torno al consumo, qué podíamos hacer para crear una concienciación que redujera nuestro papel en el impacto social y medioambiental del consumo. Queríamos, además, convertir el esfuerzo educativo y de concienciación en un negocio viable para nosotros.”

“Y la corriente de ingresos que podíamos aseguramos desde el principio consistía, de acuerdo con nuestro plan, en comercializar productos y servicios que fueran sostenibles, tanto en aspectos medioambientales como sociales (respeto a los trabajadores, etcétera).”

“De ahí surgió la idea de crear la Fair Trade Eco Store (tienda ecológica y de comercio justo), que inicialmente vendía productos de comercio justo: chocolate, café, miel, cacao; y también productos biodegradables.”

“La apuesta por los productos biodegradables se ha disparado en los últimos dos años. Hemos seguido con atención el interés creciente de los consumidores, aunque también el mostrado por grandes corporaciones.

Google está empleando productos de cubertería biodegradables en sus cafeterías de Googleplex (sede central de la empresa en Mountain View, California), del mismo modo que Hitachi, Apple, centros de convención, estadios y servicios de restauración para colectividades.”

“La razón de este fenómeno es que la gente entiende el beneficio; el hecho de que no usan plástico ni poliestireno, sino un producto que se convertirá en abono.”

Restos de azúcar para reemplazar el poliestireno

(Aseem señala las pilas de recipientes de comida para llevar, copas y platos que almacena como muestra en la sede de World Centric, situada en Palo Alto, Silicon Valley).

“Estos productos están hechos con fibra de caña, que no es otra cosa que la pulpa que es desechada una vez la caña ha sido prensada para obtener el azúcar. Habitualmente, la pulpa es quemada, un proceso que no genera ningún beneficio y, además, genera polución y contribuye al calentamiento global.”

“Con este proceso, lo que hacemos es usar material desechado como materia prima y obtener un valor con su uso; no sólo eso, sino que el producto reemplaza -por tanto, evita el uso- productos de cubertería desechables de plástico y poliestireno.”

“De entre todos nuestros productos, las unidades mencionadas son las que requieren menos energía durante su fabricación. Son producidas en China, porque el país asiático prohibió hace unos años el uso de poliestireno en los recipientes de comida para llevar.”

“Mientras investigaban una alternativa que reemplazara al poliestireno, dieron con la opción de la fibra de caña de azúcar. Se trata de una tecnología muy simple; cualquiera puede hacerlo; simplemente, se requiere una fuerte inversión inicial.”

Bioplásticos

“También elaboramos cubertería de maicena; el almidón procedente del maíz es transformado en polímero. El proceso de creación de una macromolécula orgánica requiere más energía; aun así, si se compara la energía requerida para convertir petróleo crudo en plástico, la creación de este tipo de plástico es un 30% más eficiente.”

“Los platos y vasos de maíz requieren un compostaje más intensivo; idealmente, uno los pondría en una pila de abono para que se fueran biodegradando paulatinamente. Debido a que han sido químicamente más procesados que los materiales de caña de azúcar, también duran más. Los productos desechables de caña de azúcar sólo necesitan un molde para adoptar distintas formas.”

“Existe otro material derivado de la maicena, con el que encargamos estos otros utensilios; se trata de cuchillos, cucharas y tenedores. También provienen de la maicena, aunque son producto de un polímero formulado de distinta manera, para obtener mayor rigidez.”

“Pueden aguantar una fuente de calor a 190 grados fahrenheit (cerca de 90 grados centígrados), el único producto de maicena resistente al calor que tenemos actualmente en el inventario.”

“Funcionan muy bien, pero uno de los inconvenientes de este material estriba en que tenemos que moldear los cubiertos con mucho espesor, al ser un polímero flexible cuando la espesura es inferior, de manera que, al usar un plástico más grueso, el producto tarda más tiempo en biodegradarse en la pila de estiércol.”

“La fibra de caña de azúcar es un material a prueba de fugas si se emplean líquidos con una temperatura inferior a 200 grados faherenheit -93 grados centígrados- (el vaso, plato o contenedor no se derretirán si el líquido contenido no supera esta temperatura).”

“El uso de estos vasos con líquidos muy calientes puede provocar una cierta condensación del plástico, muy voluble, en la base del recipiente; este plástico es poroso y el calor atraviesa el polímero. Por el contrario, los productos de maicena son sólo resistentes a un producto a 120 grados fahrenheit (cerca de 50 celsius).”

¿Azúcar o maíz?

Azúcar, soja, maíz, patata… Cada vez hay más opciones. Existe una alternativa biodegradable para cualquier tipo de recipiente de plástico, papel o poliestireno, aunque las distintas opciones pueden variar ligeramente en rapidez de descomposición y resistencia al calor. La firma World Centric divide las opciones entre productos hechos con fibra de caña de azúcar -o bagazo– y los bioplásticos.

Bagazo:

  • Elaborado a partir de la fibra de caña de azúcar resultante tras la extracción del jugo de la planta.
  • Evita la polución resultante de la quema de un residuo inútil para los productores de caña de azúcar, la pulpa resultante tras la extracción.
  • Puede usarse en aparatos microondas y congeladores.
  • Resiste a líquidos calientes hasta los 200 grados fahrenheit (cerca de 100 grados centígrados). Cuando las bebidas y alimentos están muy calientes, el plástico forma condensaciones en la base del recipiente.
  • Tiempo requerido para una total descomposición: de 90 a 180 días en un recipiente de compostaje.

Bioplástico:

  • Hecho de almidón (maíz, patata, mandioca, etcétera), celulosa, proteínas de soja, ácido láctico, etcétera.
  • El almidón de maíz es la principal materia prima empleada actualmente.
  • Principales resinas derivadas de su uso: Polyactide o poliácido láctico y Mater-Bi.
  • Resinas más recientes: fécula de patata, proteína de soja, celulosa. “La mayoría de éstas no han sido certificadas como material de compostaje, aunque sí como material biodegradable. El campo de los bioplásticos evoluciona constantemente, con el desarrollo y comercialización de nuevos materiales y tecnologías.”
  • Resistencia al calor de hasta 120 grados fahrenheit -49 grados celsius- en el caso de los plásticos de almidón de tapioca.
  • Tiempo de compostaje: de 90 a 180 días, en una instalación de compostaje comercial.

faircompanies: ¿Son vuestros productos más caros que los que reemplazan?

Aseem (World Centric): “Los productos hechos a base de maicena tienen un precio comparable a su alternativa de plástico convencional, mientras los de fibra de caña de azúcar tienen un precio comparable a las versiones de papel. Sólo existe una diferencia de precios notoria cuando se comparan los productos biodegradables con los de espuma de poliestireno.”

“El poliestireno es muy ligero y poco denso, con lo que su precio es muy competitivo. En comparación, estos productos son entre un 30% y un 50% más caros. Por eso, el poliestireno se utiliza en todas partes.”

“La espuma de poliestireno es una toxina horrible. En efecto, no se rompe; en términos de su uso funcional, se trata de un producto bastante bueno; es muy ligero, muy aislante, no se derrite con productos calientes. Aunque deja toxinas en los alimentos con los que está en contacto.”

“El poliestireno es un polímero muy resistente resultante de la mezcla de estireno y benceno -tanto el estireno como el benceno son materiales cancerígenos-, de modo que cuando uno come o, sobre todo, bebe un líquido muy caliente el recipiente segrega parte de su composición, que puede acabar en nuestro tejido adiposo y causar cáncer.”

“Y, además, se trata de un material que no se descompone; permanecerá en el medio ambiente por 500 años, o quién sabe cuánto tiempo.”

Hay algunas ciudades que imponen restricciones en el uso de bolsas de plástico. Los críticos argumentan que esta legislación puede perjudicar a los tenderos y la industria de la distribución, debido al mayor coste de las versiones biodegradables. ¿Lo ves como un problema?

“No. Hay al menos dos opciones, ya que los propietarios de comercios pueden imponer políticas que animen a los usuarios a traer su propia bolsa, o urgir a los usuarios a pagar 15 céntimos cuando quieran emplear una bolsa. Creo que la mayoría de la gente ha llegado a un suficiente grado de concienciación como para afrontar esta nueva situación gustosamente.”

“Hay una importante diferencia en el precio entre las bolsas de plástico compostables y las convencionales, a la que los distribuidores alimentarios y de otros sectores deberían hacer frente. Si pueden integrar este sobrecoste en su política comercial el cambio sería factible.”

Las millas aéreas de una bolsa compostable

“Tenemos algunas bolsas de maicena. En realidad, están hechas en Noruega. Uno empieza a entrar en cuestiones interesantes acerca de dónde se producen las cosas, cuánto viajan hasta llegar hasta nosotros, cuán sostenible es importar un producto desde China o Noruega hasta Estados Unidos para comercializarlo y venderlo.”

“Uno se pregunta sobre la necesidad de crear economías sostenibles, capaces de producir localmente y, de este modo, reducir su huella ecológica.”

“Los productos de almidón de maíz son realizados a partir de una resina producida en Estados Unidos. En EEUU, el 70% el maíz es actualmente procedente de cosechas genéticamente modificadas, o transgénicas. Hoy por hoy, es casi imposible conseguir este producto a partir de maíz no transgénico.”

“Esa es la situación en la que se encuentra EEUU. Y debido a que esta bolsa (Aseem sostiene la biobolsa producida en Noruega) está producida en Europa, donde existen leyes más estrictas contra los productos transgénicos, se trata de un producto producido con maíz sin modificar. De modo que, una vez más, los niveles de sostenibilidad o baremos relacionados con dónde quieres estar varían.”

“Uno de los principales condicionantes del uso de almidón de maíz estriba en que es una fuente de alimento. Los productos de maíz se están convirtiendo en un problema, pues una gran cantidad del maíz se usa para producir etanol (biocombustibles), lo que incremente el precio de la materia prima. Existen varios fenómenos interrelacionados como este, incluso cuando intentas vender un producto verde.”

¿Crees que los productos derivados del azúcar son más adecuados?

“Sí, sin duda, pero por otro lado el plástico es un material muy usado. Esta alternativa puede suplir bien las funciones que cubren los bioplásticos. Con suerte, la tecnología podría evolucionar hasta un estadio en que ya no sea necesario emplear una fuente de alimentos, sino desechos agrarios y restos de cualquier otra cosa para producir estos bienes.”

“Otra cuestión es que todos los productos que compramos para comercializar en EEUU nos llegan envueltos en plástico, con excepción de los utensilios. Estamos vendiendo productos que son biodegradables, pero todavía llegan en envase de plástico. Un envoltorio de plástico para un recipiente biodegradable. Estamos intentando usar maíz en todos los envoltorios de nuestros productos.”

“Los inconvenientes de este cambio de política comercial tienen que ver con el coste: va a ser mucho más caro. También trabajamos con diferentes fábricas; hay productos que se fabrican en distintas factorías de Taiwán y, al trabajar con distintas firmas, éstas necesitan contar con la tecnología que les permita envolver los productos que compramos en plástico biodegradable.”

“No puedes simplemente usar una máquina de plástico convencional para fabricar bolsas con este producto. Se trata de un material diferente que requiere un procesado distinto, incluso cuando simplemente fabricas bolsas.”

¿Qué ocurre si la gente se deshace de estos productos en lugar de convertirlos en compost? ¿Acabarán en los vertederos?

“Esta es una pregunta muy difícil de responder porque, normalmente, los vertederos -al menos en Estados Unidos-, han sido diseñados para ser una tumba de desechos donde nada en realidad se biodegrada.”

“Lo que ocurre es que se intentan aislar los desechos porque las autoridades tratan de evitar que todos los materiales químicos tóxicos se filtren en el suelo y acaben contaminando las aguas subterráneas, de manera que los desechos son recubiertos con un revestimiento para mantener la tasa de degradación biológica a un ritmo muy bajo.”

“Por lo tanto, si los contenedores de caña de azúcar llegan al vertedero, probablemente tardarán el mismo tiempo en biodegradarse que el papel. En el caso de bioplásticos con una composición más rígida, es difícil de saberlo, debido a que en una pila de compostaje convencional tardan alrededor de 6 meses en biodegradarse, así que en un vertedero el proceso podría alargarse hasta varios años.”

“Sin embargo, si estudiamos el fenómeno en términos energéticos, la opción biodegradable es todavía un 30% más eficiente energéticamente que la alternativa de plástico convencional.”

Compostar es el nuevo reciclaje

“La infraestructura necesaria para compostar estos productos es un poco como las políticas de reciclaje de hace 20 años, cuando ya existía una concienciación para reciclar pero las infraestructuras todavía no estaban a la altura; las ciudades y entidades metropolitanas no cuentan con la infraestructura necesaria como para obtener todos los desechos biodegradables de la población y compostarlos en instalaciones de compostaje comercial.”

“Estamos llegando tarde, pero de cara a 2015 las ciudades de California estarán obligadas a reorientar más del 70% de sus desechos, que por ley no podrán acabar en vertederos.”

“Se trata de una política motivada sobre todo por la falta de espacio en los vertederos de todo el país (Estados Unidos) y, a medida que se agota el espacio de los vertederos, los residuos orgánicos alimenticios, que representan el 30% del total de residuos que llegan a los vertederos, se convierte en el primer candidato natural para ser extraído de los centros de residuos convencionales.”

“Si puedes compostar los residuos alimentarios desechados por la población, los restos biodegradables de productos como el nuestro, relacionados con la comida, se convierten en un añadido natural a los restos de comida, por que las empresas y restaurantes podrían simplemente arrojar la comida y la cubertería biodegradable sobrantes a la pila de compost convencional, que sería recogida por la ciudad o autoridad metropolitana y llevada a una instalación de compostaje comercial, que convertiría los restos en abono.”

“San Francisco y Oakland acaban de aprobar leyes locales que prohiben el uso de espuma de poliestireno y todas las empresas tienen la obligación de no utilizar este material, en favor de otras alternativas; éstas no tienen por qué ser compostables, pero en ningún caso podrá ser poliestireno. En el plazo de 2 a 4 años, la mayor parte de las ciudades del área de la Bahía de San Francisco tendrán un sistema de recogida de compost.”

¿Crees que podremos encontrar una solución reutilizable para la comida para llevar, algo que no tengamos que desechar inmediatamente?

“Sí. Esto es algo de lo que hablamos aquí (en las charlas y coloquios organizados por World Centric). Decimos: ‘¿Qué estamos haciendo?’; estamos reemplazando algo que no es bueno con otro producto desechable, que todavía requiere energía y agua, y que todavía acaba en una pila de compostaje. No es una situación ideal. Una situación idónea consistiría en que los consumidores y los restaurantes trabajaran conjuntamente en una alternativa sostenible.”

“He oído que, en Alemania, algunos restaurantes están regalando a sus clientes contenedores reusables; el sistema funciona cobrando al cliente un depósito cuando se entrega la comida con el recipiente reutilizable, que les es devuelto cuando traen de vuelta los recipientes, lo que parece un sistema más idóneo que el uso de recipientes desechables.”

“A ver si podemos movernos hacia soluciones que parecen más idóneas como la propuesta por estos restaurantes.”