Aumenta en los últimos años el interés por abrigos humanos baratos, ligeros, sostenibles y fáciles de transportar. Las caravanas del futuro son el último eslabón de la vivienda nómada y pretenden ser tan útiles como las tiendas ancestrales.
La necesidad de abrigarse de la intemperie ha acompañado al ser humano desde sus orígenes. Si bien la vivienda mínima e itinerante, elaborada con materiales locales, ha retrocedido en todo el mundo y hoy es apenas un souvenir etnográfico, su concepto inspira una nueva generación de caravanas, tiendas y viviendas mínimas de todo tipo.
Herederos del nomadismo ancestral
No es casual que los chozos y tiendas de los pueblos nómadas de Eurasia y Norteamérica, por ejemplo, compartan sus características estructurales: ligeros, sencillos de montar y desmontar, durables, fáciles de reparar o sustituir, frescos en verano y cálidos en invierno.
Las tiendas sami y las de los nativos americanos de las grandes llanuras comparten con la yurta mongol o la tienda beduina la voluntad de resguardarse en una vida itinerante.
(Imagen: Interior ampliado de la caravana conceptual de Bob Villa “This Old Airstream”)
Es la esencia arquitectónica de las viviendas mínimas, que el primer gran teórico de la disciplina, el romano Marco Vitruvio -inmortalizado en el Renacimiento por Leonardo da Vinci-, creía que era lo más próximo al ideal constructivo griego, basado en la sencillez y la racionalidad (o sentido común, en las construcciones tradicionales).
Orígenes de la itinerancia recreativa
La transición desde las tiendas tradicionales a las caravanas sobre ruedas, tiradas por caballos y usadas también como vivienda, tuvo lugar entre los pueblos nómadas europeos.
Pronto, las primeras caravanas sobre ruedas, usadas como vivienda móvil, inspiraron los primeros remolques para facilitar el descanso recreativo a finales del siglo XIX, justo cuando Europa y Norteamérica iniciaban la transición hacia el vehículo a motor y se construían las primeras redes modernas de carreteras.
En Norteamérica, los primeros usuarios de caravanas recreativas convivieron en los años 20 con el apelativo de “turistas enlatados”, pero la necesidad de movilidad y de empezar una nueva vida migrando hacia el Oeste después del crack del 29, inmortalizada en la novela de John Steinbeck Las uvas de la ira, incrementó la demanda de caravanas y remolques recreativos, a menudo por necesidad.
Un remolque aerodinámico y metálico inspirado en un avión
Precisamente California, estado que atraía buena parte de la migración desde el Medio Oeste, nacería en plena Gran Depresión una de las la compañías que definirían el sector de las caravanas: Airstream.
Wally Byam, su fundador, era un joven aficionado de fin de semana a los remolques recreativos. Optó, pese al momento económico, por producir remolques aerodinámicos con carrocería ribeteada de aluminio y chasis de acero, usando técnicas de construcción de la industria aeronáutica.
El duro momento económico le permitió adquirir la empresa de caravanas del ingeniero Hawley Bowlus, diseñador de la avioneta con que Charles Lindbergh había cruzado el Atlántico. La colaboración de Bowlus contribuyó a definir el carácter de las caravanas Airstream y del resto del sector.
(Imagen: vehículo conceptual Ford Airstream, a medio camino entre un monovolumen y una pequeña autocaravana)
Airstream aplicaría sencillos principios de desarrollo de producto que muchos de sus competidores obviaron: chasis y carrocería metálicos, forma aerodinámica y atención por los detalles.
El estancamiento de la innovación real en el sector
Desde el fin de la II Guerra Mundial y coincidiendo con el inicio de su popularidad en Norteamérica, Europa y Oceanía, las principales características de los vehículos de recreo han permanecido inmutables.
Caravanas, autocaravanas y remolques con tiendas plegables han reducido el peso de sus estructuras y mejorado su comportamiento en carretera, a menudo usando polímeros de plástico y técnicas de ensamblaje que no garantizan su uso ininterrumpido durante décadas, como ocurre con los modelos clásicos Airstream de los 50 y 60, a menudo en uso (ver vídeo) y con un valor al alza en el mercado, como si se trataran de un auto de época.
De 400 empresas especializadas en caravanas de recreo en Estados Unidos en los años 20 y 30, sólo Airstream sobrevivió, gracias al respeto de un reducido pero fiel número de compradores, que premiaron la calidad de los materiales y diseño aerodinámico del modelo Clipper, comercializado a partir de 1936.
Caravanas para toda la vida vs. caravanas
El mercado de vehículos de recreo conformó desde entonces dos realidades paralelas: los clientes dispuestos a pagar el precio de las roulot Airstream; y los modelos, más económicos, de los competidores que surgieron tras el fin de la II Guerra Mundial.
Paralelamente, Europa desarrolló su propia industria de vehículos y remolques de recreo modernos en la época de entreguerras. Como en Estados Unidos, las primeras caravanas de la empresa alemana Dethleffs, comercializados en 1931, hallaron demanda en un nuevo turismo de clase media, centrado en la libertad de movimientos del automóvil y la mejora de las redes viarias.
(Imagen: Plano esquemático de la caravana-acordeón “De Markies”)
La II Guerra Mundial colapsó, por cuestiones obvias, el mercado europeo de caravanas hasta el fin de la contienda, cuando la República Federal de Alemania, Holanda, Francia y el resto de Europa Occidental asistieron a su popularización, a menudo en forma de viajes hacia centros turísticos del Mediterráneo.
Mientras tanto, las caravanas y autocaravanas de Estados Unidos otorgaban la libertad que la Generación Beat, los primeros surferos y hippies que dieron origen a la contracultura californiana y popularizaron la reconversión de autobuses escolares (más información en Ponche de ácido lisérgico, de Tom Wolfe), o el uso de la furgoneta Volkswagen Type 2 (Transporter) como vehículo icónico, además de las Airstream.
Eran años en que se popularizó el surf -en Big Sur, California-, la acampada en entornos naturales y la escalada libre –El Capitán, Yosemite-, y jóvenes como Yvon Chouinard vendían crampones artesanales en la parte trasera de su ranchera, aparcada en una playa atestada de surferos. De esa experiencia surgiría la empresa de ropa técnica Patagonia.
Stewart Brand, Steve Jobs, Yvon Chouinard, Ken Kesey y tantos otros personajes de la California contracultural usaron vehículos recreativos para explorar, de manera física y espiritual, el paisaje estadounidense.
Su experiencia itinerante se inspiraba en la afición exploradora y la búsqueda de experiencias que había impulsado el nomadismo de la Generación Beat y, antes de ellos, de los buscavidas más ilustres del siglo XIX y principios del XX, reales y ficticios: Walt Whitman, John Muir, Mark Twain (y su personaje Huckleberry Finn), Jack London y tantos otros.
Las caravanas son el último estadio de diseño del fardo del aventurero o la vivienda mínima de los pueblos nómadas tradicionales, un homenaje a un ritmo de viaje previo a la era de los aviones. Caravanas, autocaravanas y tiendas devuelven la experiencia al viaje, y no a la meta.
Para los usuarios de vehículos de recreo en los 60, un buen viajero no tiene planes fijos, y no tiene la intención de llegar, citando a Lao Tsé.
(Imagen: interior de la caravana conceptual Mehrzeller de Christian Freisling y Thersa Kalteis, de diseño cubista)
Diseñadores y compañías del sector presentan en los últimos años propuestas de caravanas, autocaravanas y remolques con tiendas desplegables que pretenden mejorar la experiencia al aire libre, a la vez que reducir su impacto medioambiental usando, por ejemplo, motores eléctricos y paneles solares para la autogestión energética.
10 prototipos para la caravana de recreo del futuro
Lavabo, cocina, sala de estar, cama… Incluso las caravanas más pequeñas se las ingenian para maximizar el uso de espacios reducidos.
La experiencia de los fabricantes de interiores de caravanas sirve incluso de inspiración para constructores que desarrollan los mini-apartamentos del futuro (ver vídeo): viviendas individuales con todas las comodidades y materiales de calidad, usando el mínimo espacio.
(Imagen: autocaravana conceptual con motor eléctrico, superficie solar y cabina retráctil Ecco Camper de Nau)
Con ruedas o sin ellas, quienes abogan por la vida sencilla sin renunciar a la calidad de la experiencia se interesan por modelos clásicos como las Airstream más compactas, o las primeras autocaravanas Volkswagen.
Su mensaje: las caravanas del futuro no tienen que ser más grandes, ni tratar de emular las comodidades de una casa, sino interpretar de la manera más ingeniosa la tensión entre espacio, experiencia, ligereza, durabilidad y medio ambiente.
He aquí algunos ejemplos ingeniosos para el futuro de los vehículos recreativos:
1. “De Markies” (el toldo) de Bohtlingk Architectur
Muchos hemos esbozado de manera conceptual maneras de maximizar el espacio de la vivienda, el automóvil o lo más parecido a una vivienda portátil, la caravana.
De entre todos los diseños de caravana con toldos desplegables en forma de acordeón desde los laterales de una caravana rectangular con aspecto rectangular, De Markies (en holandés, “El Toldo”) es el modelo conceptual más atractivo que hemos visto.
Una vez en su emplazamiento, De Markies se abre como un mecanismo de abanico para, por un lado, desplegar un porche en el que se puede desempeñar la vida en el exterior que los aficionados a acampar al aire libre demandan.
El otro lateral, también en acordeón, maximiza el interior y puede albergar espacio para el descanso, el trabajo o los dormitorios. Gracias a este mecanismo tan sencillo, la planta de la caravana se multiplica por 3 en un instante.
Lo más sorprendente es que De Markies no es un modelo comercial; fue concebida como vivienda móvil por el estudio holandés Bohtlingk Architectur para presentarse a un concurso sobre viviendas temporales en 1985.
Casi 30 años después, su diseño ha adquirido más sentido que a mediados de los 80. En la carretera, mide 2 por 4,50 metros. De Markies obtuvo el Premio de Diseño de Rotterdam en 1996.
2. “This Old Airstream” de Bob Villa
Los aficionados a las caravanas son conscientes de que el sector ha pasado por tantas crisis como el mercado de automóviles. Hay una marca que, desde sus inicios, ha diseñado sus caravanas con un estilo y estándares de calidad reconocibles: la compañía Airstream, surgida en California en plena Gran Depresión.
Su fundador, Wally Byam, empezó ideando caravanas en el patio trasero de su casa y, dado el éxito entre amigos y conocidos, creó Airstream y tuvo la suerte de que un brillante diseñador aeronáutico en apuros, Hawley Bowlus, que había diseñado el Espíritu de San Luis de Charles Lindbergh, concibiera su primera gran caravana.
El diseño no varió desde entonces y los modelos compactos de los 50 son objeto de coleccionismo. Bob Villa ha recuperado la atención por los detalles, el característico diseño aerodinámico y el aspecto compacto de las Airstream clásicas en su modelo conceptual.
La caravana hace un guiño a los años 50 con cubiertas de rueda blancas y llantas metálicas, acabados de aluminio y cristales tintados. El interior ha sido concebido con la atención por el espacio de las caravanas para 1 o 2 personas, y el habitáculo se amplía tirando de una estructura retráctil en la parte trasera para conformar un porche o zona de recreo.
Pese a su diseño compacto, incluye lavabo con ducha, cocina completa, mesa y sofá-cama, además de espacio de almacenamiento. El diseño interior, con un cierto toque futurista, aboga por el minimalismo funcional.
3. Mehrzeller de Christian Freisling y Thersa Kalteis
Mehrzeller (“multicelular” en alemán) es una espaciosa caravana con un reconocible diseño cubista que le otorga la robustez estructural de una molécula o un cristal mineral extraído de la roca.
El peculiar aspecto poligonal es aprovechado por el interior, desde donde altillos y ventanas alcanzan toda su utilidad debido a la aparente irregularidad de la estructura.
El diseño conceptual ha sido patrocinado por BMW y las irregulares aristas cubistas que recubren la carrocería recuerdan la afición de la empresa alemana por las líneas con el nervio visible.
Su diseño “multicelular” es obra de Christian Freisling y Thersa Kalteis, dos estudiantes de la Universidad Tecnológica de Graz, en Austria.
Tanto el espacio interior maximizado como la carrocería exterior llamarían la atención de expertos en diseño biomimético (Antoni Gaudí, por ejemplo) y artistas cubistas (Picasso, por qué no).
4. FolDoub de Niels Caris
El diseñador holandés Niels Caris profundiza en una de las tendencias que ganan más adeptos entre diseñadores de viviendas y habitáculos compactos, tanto de automóviles como de caravanas y remolques, yates, etc.
Cerrado, FolDoub es un estrecho remolque sencillo de transportar pero, una vez en el emplazamiento elegido, las dos caras laterales se abaten para conformar el suelo de una espaciosa vivienda móvil con ventanales circulares.
La estructura puede desplegarse en un par de minutos; su comodidad y robustez es superior a la de una tienda de campaña convencional instalada sobre el suelo, mientras la amplia planta cuadrada del habitáculo dispone de mayor holgura que los comprimidos -y optimizados- interiores de una caravana compacta convencional.
De sus ventajas proceden los inconvenientes que algunos críticos encuentran al diseño: al ser una estructura abatible que se comprime en un remolque compacto, FolDoub carece de cocina, lavabo o trastero.
5. Modelo Odorico Porderone de Jakub Novak
Cuando Jakub Novak, estudiante checo de la Universidad Tecnológica de Brno, buscaba un nombre para su propuesta de vivienda nómada futurista, optó por homenajear al turista medieval italian Ororico de Pordenone.
La caravana Odorico Pordenone tiene un sobrio diseño futurista. Su carrocería rectangular con frontal redondeado actúa como pivote de los laterales traseros, que se abren hacia izquierda derecha como si se tratara de la estructura flexible de una tienda plegable. En este caso, el mecanismo se asemeja más a las alas metálicas de un vehículo del futuro.
La Odorico Pordenone, premio de diseño estudiantil checo 2011, otorga atención a los materiales, tanto de la estructura como del interior.
Desplegado en toda su extensión, el habitáculo no sólo incluye cocina, lavabo y sala de estar, sino un dormitorio con cama de matrimonio.
6. Westfalia, caravana solar de Verdier
No hay otro vehículo que haya sido más relacionado con la contracultura de los 60 y la afición por la vida sencilla itinerante y juvenil que la furgoneta Volkswagen Tipo 2 (conocida como Transporter, Kombi, Bus, Camper), el segundo modelo de la marca tras su Tipo 1 (el Escarabajo).
Su nombre original en alemán, Kombinationskraftwagen, define la versatilidad de un vehículo que puede usarse como furgoneta de pasajeros, autocaravana, furgoneta de carga o automóvil con interior amplio.
Entre las combinaciones de la Transporter, se popularizaron las que incluían asientos abatibles, cocina y armarios, mientras la modificación del habitáculo en función de las necesidades de cada dueño se hizo legendaria, tanto en Europa como en Estados Unidos.
Steve Jobs vendió su Volkswagen Tipo 2 para fundar Apple y, antes y después de su experiencia con el vehículo, personalidades de todo el mundo han usado una de estas autocaravanas.
La caravana solar Westfalia de Verdier se sirve del diseño y espíritu de la mítica furgoneta de Volkswagen para un modelo con amplios ventanales, puertas correderas laterales, y una estructura superior que incluye paneles solares para la autonomía energética y amplios toldos laterales.
Esta autocaravana conceptual de la marca canadiense Verdier incluye un habitáculo para dormir en el techo, al que se accede por escaleras interiores y exteriores, así como cocina transportable para cocinar dentro o fuera del habitáculo, armarios, mesa y silla para instalar junto al vehículo.
La Westfalia carece de parte sobrio encanto retro y algo espartano de la clásica Transporter, pero su uso de renovables, altillo, sistema de toldos e interior la convierten en un modelo para explorar comercialmente.
7. Nau Ecco Camper
El estudio de diseño suizo Nau se adentra un poco más en el futuro para diseñar su autocaravana eléctrica Ecco Camper, algo así como partir de una Volkswagen Tipo 2 de los 60 y un remolque individual Airstream de la misma época y diseñar su combinación para el aficionado a las excursiones al aire libre del futuro.
El vehículo, de dimensiones reducidas (2,55 metros de ancho por 4,62 metros de longitud y 1,97 metros de altura), esconde sus 3 ruedas (2 frontales y 1 posterior) bajo una compacta y redondeada carrocería metálica, con amplios y redondos ventanales laterales, además del frontal.
Una vez estacionado, el vehículo gira sobre su frontal, de un modo similar al acceso al motor de los camiones europeos de gran tonelaje con cabina abatible. Gracias al giro, el vehículo multiplica por dos su habitáculo para que dos adultos puedan dormir en su interior.
El diseño sencillo y minimalista de este vehículo eléctrico conceptual esconde la potencia de un motor que desarrollaría el equivalente a 127 caballos y recargaría parte de su batería con los paneles solares integrados en toda su carrocería.
Rindiendo homenaje a las Volkswagen Camper más equipadas, el interior del Ecco Camper, aunque compacto, incorpora lavabo, una minúscula cocina, espacio de estar y una cama.
Un diseño sencillo y aerodinámico que trata de acercar a los usuarios al exterior que visitan de manera silenciosa, usando un vehículo sin emisiones.
8. Autocaravana modular Colim de Christian Susana
Colim (“Colors of life in motion”) es un automóvil compacto, caravana y autocaravana en un solo vehículo, con las ventajas -e inconvenientes- de tratar de ser la navaja suiza de la carretera.
Este vehículo modular explora mejoras en el diseño de carrocería de las cada vez menos populares autocaravanas con habitáculo insertado sobre el vehículo propulsor de la carrocería, capaz de separarse del resto una vez despliega dos ruedas traseras ocultas bajo el chasis.
Su aspecto es algo frágil y la carrocería recuerda el diseño de plástico de un vehículo de juguete, sensación ampliada por las cuatro ruedas del vehículo, separadas de la carrocería por la ausencia de guardabarros y un tamaño minúsculo en relación con la altura y dimensiones de la carrocería.
En el aspecto frágil se acaban los inconvenientes de Colim, cuyos amplios ventanales fomentan la conexión con el exterior. Dentro de la carrocería, un espacio generoso donde no falta de nada, con suaves superficies orgánicas que fomentan el flujo entre la cotidianeidad interior y exterior.
Asimismo, el Colim Modular Camper reduce las emisiones de vehículos similares con un motor híbrido y paneles solares en su techo para la autogestión energética de la vida en el habitáculo.
Un aspecto más robusto e intemporal, así como materiales a prueba de envejecimiento, inferirían una mayor vocación intemporal a este coche compacto, caravana y autocaravana en uno.
La compañía que originó la cadena de montaje y popularizó por primera vez el automóvil entre las clases populares, Ford, rinde un homenaje a la compañía de caravanas plateadas, Airstream, con un vehículo robusto y a medio camino entre un monovolumen y una pequeña autocaravana.
El vehículo fusiona el redondeado diseño de aluminio que identifica a las Airstream, procedente de la experiencia en el sector aeronáutico de Hawley Bowlus (había diseñado el Espíritu de San Luis de Lindbergh), con el aspecto compacto de una camioneta con vocación futurista.
Ford trata de evocar los años 30… del siglo XXI. De ahí que el vehículo incorpore generosas puertas de ala de gaviota y, bajo un reducido y robusto capó donde conviven las marcas Airstream y Ford, un motor propulsado por una célula de hidrógeno.
10. 252º Living Area de Stephanie Bellange
Las excursiones a la naturaleza, los viajes de varias jornadas por carreteras secundarias y la vida en caravana recuperan esplendor entre las clases profesionales que habían encasillado las caravanas en las fronteras del dominguerismo y las vacaciones de escasa calidad.
Con 252º Living Area, la diseñadora francesa Stephanie Bellange ha creado una pequeña caravana de tres ruedas lo suficientemente ligera y reducida para ser remolcada por un Mini o vehículo compacto equivalente.
El estrecho vértice frontal de la caravana se abre hasta crear una parte trasera más ancha que, una vez abierta, conforma un espacioso habitáculo que, junto al coche, culmina los 360 grados de la circunferencia.
Una vez el habitáculo se despliega sobre su eje, varios paneles sirven de pared divisoria entre los distintos espacios creados: cocina, dormitorio, sala de estar, lavabo.
Una manera sencilla y efectiva de transformar un pequeño remolque en una cómoda vivienda temporal para ser instalada en cualquier lugar.
Los nuevos nómadas no sólo recuperan las caravanas Airstream de los 50 y 60, o las primeras autocaravanas, sino que analizan nuevos diseños para acampar y vivir con lo mínimo.
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