La energía cinética generada por las corrientes de aire -el viento- puede transformarse en electricidad a través de la conversión del movimiento de los aerogeneradores en electricidad. Es una energía renovable y no produce contaminación.
La energía eólica se ha empleado desde la antigüedad en medios de transporte (barcos) y como energía motriz capaz de mover el engranaje de molinos y, en los inicios de la Revolución Industrial, para hacer posibles las primeras factorías.
Actualmente, la energía eólica se transforma en electricidad gracias al empleo de aerogeneradores: el viento mueve una hélice y, mediante un sistema mecánico, se hace girar el motor de un generador.
Para que su instalación y explotación sean rentables, los aerogeneradores suelen agruparse en los llamados parques eólicos, construidos en lugares propicios para su explotación.
En 2005, la capacidad energética de todas las turbinas eléctricas instaladas en el mundo era de 58,982 megavatios. Aunque únicamente el 1% de la electricidad consumida en el mundo se produce a partir de la energía eólica, en algunos países este método representa un porcentaje mucho más elevado en el consumo total: en Dinamarca, se trata del 25%.
España, que cuenta con varias de las mayores empresas mundiales, produce a través de aerogeneradores el 9% de la energía que consume; le sigue Alemania, con un 6%. Asimismo, la producción de energía a través de generadores eólicos se cuadruplicó entre 1999 y 2005.
La energía eólica se empezó a popularizar en las décadas de los 80 y 90. En el cambio de siglo, los costes de la producción de electricidad en parques eólicos se han reducido ostensiblemente en todo el mundo.
He aquí algunas de las ventajas de la energía eólica:
- Es un tipo de energía renovable, limpia y que no emite gases a la atmósfera, al no requerir ningún tipo de combustión.
- Puede integrarse en sistemas eléctricos que permitan ahorrar energía a centrales térmicas y centrales hidroeléctricas, con que permite ahorrar combustible fósil o agua almacenada en los embalses.
- Puede hacer productivas zonas no aptas para cualquier otra industria, como zonas montañosas o desérticas, tierras poco fértiles, laderas con demasiada pendiente, etcétera.
- La energía eólica puede convivir con otros usos del suelo (ganadero, cultivos bajos como trigo, remolacha, maíz, etcétera).
- Su empleo combinado con otros tipos de energía, como la solar, permite la autonomía energética de las viviendas.
No obstante, las dimensiones de las aspas de los principales aerogeneradores empleados por la industria, así como la gran extensión de algunos parques eólicos, son motivo de controversia.
Numerosos naturalistas, organizaciones independientes y administraciones llevan a cabo estudios sobre el impacto medioambiental de este tipo de instalaciones.
Entre las críticas más reiteradas acerca de la conveniencia de la energía eólica como alternativa de peso a otros métodos de obtención de electricidad a gran escala, destacan:
- Pese a llevarse a cabo rigurosos estudios sobre el impacto medioambiental de estas instalaciones, existen parques eólicos en zonas naturales protegidas.
- Los lugares más apropiados para su instalación suelen coincidir con las rutas de las aves migratorias. De este modo, los aerogeneradores suelen invadir el espacio de aves y murciélagos. No obstante, algunos estudios apuntan a que los niveles de mortandad son bajos en comparación con otras causas, como la colisión con edificios y ventanas, o las líneas de alta tensión.
- La apertura de pistas y la presencia de operarios en los parques eólicos aumenta la presión humana sobre entornos hasta entonces poco transitados, lo que afecta también a la fauna.
- La dependencia de los aerogeneradores depende de la persistencia de rachas de viento que puedan garantizar su rentabilidad.
La Unión Europea, en cabeza
Los sistemas de energía eólica se han desarrollado especialmente en Dinamarca, España y Alemania. Según la investigación EUWINet, el crecimiento del mercado europeo de energía eólica es de un 35% anual.
Además, los países miembros aportan el 75% de la energía eólica mundial. Se calcula que el mercado eólico ha generado en la UE más de 25.000 puestos de trabajo.
EN 2005 se celebró en Bruselas el Consejo Mundial de la Energía Eólica (GWEC), con el fin de fomentar el desarrollo de este tipo de energía renovable. Forman parte de la organización la UE, Australia, Canadá, China, Japón, India y Estados Unidos.