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Permacultura: ayudando al mundo a actuar como un árbol

El término permacultura fue acuñado por los ecologistas australianos Bill Mollison y David Holmgren a partir de “agricultura”, “cultura” y “permanente”, para referirse al diseño de hábitats humanos sostenibles que, imitando la naturaleza, incrementan la diversidad y productividad de los ecosistemas.

La permacultura puede aplicarse a jardines domésticos, explotaciones agrarias, áreas urbanas o incluso a la economía global.

La permacultura sirve, según los creadores del término, para diseñar hábitats humanos sostenibles. Los diseños inspirados en la permacultura proporcionan alimentos, energía y vivienda para la gente y los animales y a la vez relacionan las necesidades y excedentes de cada elemento del sistema: el gasto de un elemento se transforma en sustento para otro.

Entornos que se mantienen a sí mismos

El resultado obtenido de aplicar los principios de la permacultura a los diseños humanos es un sistema dinámico, aunque estable, que se mantiene a sí mismo. Los diseños basados en la permacultura pueden ser desarrollados en cualquier clima y entorno, a cualquier escala, desde un pequeño balcón a un pueblo o ciudad.

Los principios de diseño de la permacultura parten de la premisa, formulada por Bill Mollison en 1990, de que “la única decisión ética es hacernos responsables de nuestra existencia y de la de nuestros hijos”. La intención era convertir a cualquier individuo en diseñador de un entorno propio autosuficiente.

El individuo, una vez hubiera aprendido un puñado de principios de diseño fundamentales, crearía asentamientos humanos sostenibles, capaces de reducir la dependencia de la sociedad en sistemas de producción y distribución industriales que, según Mollison, son los responsables de la destrucción sistemática de los ecosistemas de la tierra.

Elementos de un diseño basado en la permacultura

Los principios de la permacultura se sustentan de la aplicación práctica de la teoría ecológica para analizar las relaciones potenciales entre distintos elementos. Cada elemento de un diseño es cuidadosamente analizado en función de lo que necesita, lo que aporta y sus propiedades.

Por ejemplo, una gallina necesita como sustento agua, un microclima moderado, comida y otras gallinas; a cambio, produce carne, huevos, plumas y estiércol de calidad, productos que son aportados al sistema.

Los elementos de un diseño dado son dispuestos para facilitar su interrelación y conseguir que los productos de un elemento alimenten las necesidades de los elementos adyacentes, y viceversa. El objetivo es lograr una sinergia entre todos los elementos de un diseño y, a la vez, minimizar el gasto y la necesidad de trabajo o energía.

Los diseños basados en la permacultura más paradigmáticos evolucionan con el tiempo y pueden convertirse en complejos mosaicos compuestos por estructuras con elementos culturales tanto convencionales como inventados, capaces de producir una gran densidad de alimentos y otros productos con una mínima aportación en trabajo y sustento.

Si bien las técnicas y sistemas culturales son tomados de la agricultura orgánica, la silvicultura sostenible, la horticultura, la agrosilvicultura, así como de sistemas tradicionales de gestión agraria desarrollados por pueblos indígenas, la contribución fundamental de la permacultura al campo del diseño ecológico es el desarrollo de un conciso conjunto de principios que cualquiera puede aprender a través de un entrenamiento intensivo.

12 principios de un diseño basado en la permacultura

David Holmgren, co-autor del libro Permaculture One junto a Bill Mollison (ambos acuñaron el propio término “permacultura”), ha establecido 12 principios de un diseño basado en la permacultura:

  • Observa e interactúa.
  • Recolecta y almacena energía.
  • Obtén un rendimiento.
  • Aplica la auto-regulación y admite críticas o comentarios sobre una idea o diseño.
  • Usa y valora recursos y servicios renovables.
  • No produzcas residuos.
  • Diseña desde el patrón de un diseño hasta sus detalles.
  • Integra en lugar de segregar.
  • Usa soluciones pequeñas y lentas.
  • Usa y valora debidamente la diversidad.
  • Usa los márgenes y valora lo marginal.
  • Usa y responde al cambio de manera creativa.

Valores de la permacultura

La permacultura es una disciplina extendida globalmente que cuenta con numerosas aplicaciones para todos los aspectos de la vida.

En el núcleo del diseño basado en la permacultura existe un conjunto de valores fundamentales o ética, que permanecerían constantes, independientemente de la situación de una persona, ya se trate de la creación de sistemas de planificación urbana o comercial; ya se trate de cuidar de la tierra de un macetero o, por el contrario, de un bosque entero.

Esta “ética” es a menudo resumida como:

  • Earthcare (cuidado de la tierra): reconocer que la Tierra es la fuente de toda la vida y que formamos parte de ella.
  • Peoplecare (cuidado de las personas): ayudarse mutuamente para cambiar los estilos de vida que nos perjudican y desarrollar sociedades sanas.
  • Fairshare (rendimiento justo): establecer límites para el consumo y asegurarse de que los recursos limitados de la Tierra son utilizados de un modo equitativo y sabio.

Permacultura: una herramienta para diseñar sistemas

La permacultura moderna es entendida como una herramienta para diseñar sistemas. Es vista como una manera de:

  • Entender un sistema o problema complejo.
  • Ver conexiones entre elementos -partes- fundamentales de un sistema.
  • Observar cómo las partes se interrelacionan.
  • Planear cómo reparar sistemas atrofiados a través de la aplicación de ideas aprendidas de otros sistemas sostenibles consolidados y en funcionamiento.

La permacultura destaca, según sus seguidores, por la capacidad de adaptación de sus principios a cualquier sistema, desde la cocina o el balcón de un hogar hasta una explotación ganadera o el sistema de transporte metropolitano de una urbe.

Según April Sampson-Kelly y Michel Fanton, “la permacultura trata de ayudar a la gente a decidir cómo rediseñar sus entornos: creando nuevos objetivos y transformando un modo de pensar que afecta no sólo a sus hogares, sino a sus acciones en el lugar de trabajo, o a sus préstamos e inversiones.”