El documental “Who Killed The Electric Car?” investiga el nacimiento y -¿prematura?- desaparición del GM EV1, un coche eléctrico desarrollado en Estados Unidos durante los noventa que dejó de producirse en extrañas circunstancias.
¿Por qué parece que únicamente los fabricantes japoneses han tomado la iniciativa en el desarrollo de vehículos híbridos, capaces de aprovechar la energía que genera un motor convencional para cargar una batería eléctrica que, gracias a ello, puede ser empleada con cada vez más autonomía y eficiencia?
El documental “Who Killed The Electric Car?”, producido por Sony Pictures, nos ofrece una respuesta al supuesto liderazgo tecnológico y comercial japonés en el pujante mercado de los coches energéticamente más eficientes: quizá se deba (o, al menos, la duda quedará para la posteridad) más a los deméritos de Estados Unidos que a la solvencia tecnológica japonesa.
Asimismo, la obra del estadounidense Chris Paine narra con oficio cómo los fabricantes de Detroit, con General Motors en cabeza, primero impulsaron el primer automóvil eléctrico técnicamente viable y con vocación comercial para después suspender la producción del EV1.
A continuación, alegando el fracaso comercial del vehículo, no sólo lo retiraron del mercado, sino que todos los modelos EV1 producidos y comercializados fueron llevados a fábrica para ser convertidos en chatarra.
Algún comportamiento de la mitología griega podría atribuírsele al gigante General Motors, que quizá, espantado por su propia criatura, decidió acabar con ella antes de que alcanzara la fuerza suficiente.
En lugar de continuar con la apuesta de la electricidad, GM se unió a la industria automovilística para insistir en el desarrollo de vehículos de hidrógeno: el hidrógeno requiere el empleo de centros de distribución mayorista, y su producción a gran escala no podrá llevarse a cabo en menos de una década.
Chris Paine es capaz de explicar la postura del grupo de presión de Detroit sin abusar de la narración en primera persona y apoyándose en sólidas declaraciones de personas involucradas en la historia, clientes, especialistas o diversos actores sociales, en la línea de la mejor escuela periodística audiovisual estadounidense.
El GM EV1 era un ágil coche eléctrico que podía cargarse en el garaje y permitía una autonomía para que el estadounidense medio pudiera acudir del trabajo a casa, tal y como confirman en el documental algunos de sus antiguos y más célebres usuarios, entre los que se cuentan actores, científicos y otros profesionales liberales norteamericanos.
Su motricidad se debía exclusivamente a la energía eléctrica, por lo que su batería podía ser recargada sin la necesidad de acudir a algún puesto mayorista controlado por compañías que, como ocurre con los combustibles fósiles, actúan como intermediarias.
El EV1, ¿responsable indirecto de la pujanza del Prius?
El motivo del dominio de la industria japonesa en el desarrollo de vehículos híbridos y energéticamente eficientes: a raíz de los éxitos de Detroit en el desarrollo de modelos y prototipos como el coche eléctrico EV1, Toyota, Honda y otros fabricantes nipones iniciaron programas multimillonarios para no quedarse descolgados en el desarrollo de vehículos cada vez menos dependientes de los combustibles fósiles.
Mientras General Motors y los otros fabricantes norteamericanos dieron carpetazo a los proyectos de los primeros noventa tras la llegada de un gobierno federal más cómodo con la industria petrolífera, George W. Bush, los fabricantes japoneses decidieron lanzar al mercado los vehículos fruto de su esfuerzo tecnológico.
Como consecuencia, el sedán híbrido Toyota Prius había vendido más de 750.000 unidades en todo el mundo hasta agosto de 2006. Estados Unidos es, además, el mayor mercado mundial para estos automóviles.
Ficha técnica
- Título: Who Killed the Electric Car? (también: EV Confidential)
- Autor: Chris Paine
- Compañía: Sony Pictures
- Género: documental
- Duración: 92 minutos
- Año: 2006