Inspiradas en la arquitectura orgánica de Lloyd Wright y Alvar Aalto, así como en las tiendas de los nómadas sami y las cabañas aisladas en los fiordos (Naust), muchas viviendas escandinavas reivindican la sencillez, el confort sin ruido superfluo y el diálogo con la naturaleza.
Además de su aspecto intemporal -a la vez ancestral y futurista- y su sencillez rústica, esta nueva arquitectura escandinava parece tan vieja y a la vez asentada en su entorno como las propias piedras y vegetación que motean sus proximidades.
Dos extremos que se tocan: diseño en Escandinavia y Japón
Las nuevas viviendas escandinavas albergan una sorpresa: la similitud de esta corriente con los preceptos y aspiraciones estéticas del diseño y arquitectura de Japón.
Yoko Kawai, diseñadora japonesa y profesora de Arquitectura en Yale, se preguntaba hace algún tiempo por qué el diseño moderno escandinavo y japonés comparten tantas similitudes.
(Imagen: cabaña de tejuelas en Suecia Hus-1 por Torsten Ottesjö)
Kawai no es la única en animar el debate acerca de la conexión entre dos zonas separadas por miles de kilómetros, cada una de las cuales ha desarrollado durante milenios una cultura en los dos extremos septentrionales de Eurasia.
Aspereza, sencillez, minimalismo, organicismo
La insularidad de la cultura escandinava y japonesa contribuyó al carácter áspero, sencillo y minimalista de ambas estéticas, hasta el punto de que muebles y edificios escandinavos y japoneses son a menudo confundidos, incluso por expertos.
Ambos diseños parten de la sencilla premisa de que los espacios y diseños deben prescindir de lo superfluo en lugar de acumular.
- en Escandinavia, los orígenes de esta frugalidad sensorial radican en el clima, latitud y medio extremos, así como su protestantismo;
- en Japón, sintoísmo y budismo zen influyeron durante siglos sobre todos los aspectos de la vida, desde el diseño de caminos guarecidos con espartanas casas de té a la belleza sosegada, áspera, irregular y transitoria de los jardines zen y las viviendas (según recomienda la aspiración estética wabi-sabi).
Forma, función y naturaleza
La arquitectura y el diseño modernos de mediados del siglo XX trataron de reconectar los objetos y espacios para vivir con su entorno inmediato y contexto cultural, a menudo mostrando los elementos estructurales como único ornamento, más allá de la incidencia de la luz (también la ventilación, los niveles, etc.), sobre cada superficie.
Para diseñadores industriales y gráficos, diseñadores de mobiliario y arquitectos, el movimiento moderno debía ponerse al servicio del usuario (“la forma sigue a la función”, máxima aplicada a la arquitectura por Louis Sullivan, mentor de Frank Lloyd Wright), mientras que los buenos diseños duraban y se deshacían de lo superfluo (“menos, pero mejor”, según Dieter Rams).
Steve Jobs comprendió como pocos las similitudes entre el diseño germano y escandinavo y el japonés (como demostrarían las famosas referencias de Jobs a lo “zen”, así como su predilección por los aparatos diseñados por el alemán Dieter Rams), emulando sus principios universales, tal y como se describe en la biografía de Walter Isaacson.
Combinar lo racional (funcionalismo) y lo natural (organicismo)
La arquitectura moderna surgió de la simbiosis entre las dos corrientes de diseño más importantes en el siglo XX, lo racional (funcionalismo) y lo natural (organicismo).
(Imagen: cabaña de tejuelas en Suecia Hus-1 por Torsten Ottesjö)
El diseño y la arquitectura florecieron tras las dos guerras mundiales con intenciones interrelacionadas, con la intención de:
- reconstruir (Europa y Japón);
- ampliar-regenerar (suburbios mid-century y rascacielos en Norteamérica);
- y fundar (la Brasilia de Oscar Niemeyer, en Latinoamérica).
El diseño moderno absorbió la estética parca, ligera y áspera como la propia naturaleza de tradiciones como la arquitectura popular escandinava y japonesa: ambas culturas ya habían simplificado sus formas; desechado ornamentos superfluos y sin función estructural; así como integrado el edificio en su entorno (orientación e iluminación, ventilación cruzada, patios interiores, etc.).
La conexión escandinavo-japonesa en la arquitectura moderna
Relacionada con el movimiento moderno, la arquitectura orgánica, interesada en integrar con sencillez al edificio en su hábitat natural, celebró más que ninguna otra la confluencia entre los principios del diseño en Escandinavia y Japón.
La arquitectura orgánica fue promovida por el estadounidense Frank Lloyd Wright -que se declaraba deudor del diseño japonés, además de coleccionar estampas japonesas– y los arquitectos escandinavos más destacados de mediados del siglo XX, como el finlandés Alvar Aalto (Dwell recopila 10 de sus edificios) y el sueco Erik Gunnar Asplund, entre otros.
Las leyes del sentido común
La arquitectura orgánica compartía objetivos con las tradiciones populares de Escandinavia y Japón: construcción a escala humana, que atiende a detalles psicológicos y vitales de las personas sirviéndose de la luz, la ventilación, la integración con el entorno, los materiales y el sosiego de un diseño sobrio y carente de florituras, creado para inspirar más allá de la primera impresión.
Frank Lloyd Wright fue el primero en usar el término “arquitectura orgánica” y en intuir que las ideas sobre diseño de Escandinavia y Japón servían para idear edificios que cubrieran las necesidades de sus moradores sin emular la tradición clásica occidental, como había ocurrido hasta entonces.
Frank Lloyd Wright creía que la arquitectura no debía anteponer ninguna moda ni tradición a la auténtica y gran tradición: “…las sencillas leyes del sentido común -o del super-sentido (…)- que determina la forma por medio de la naturaleza de los materiales, de la naturaleza del propósito”.
Intemporalidad, presente continuo, flujos, necesidades, transitoriedad
Como la arquitectura orgánica, la nueva arquitectura minimalista de Escandinavia y Japón comprende la importancia de la mentalidad racionalista, con sus aspectos técnicos y económicos, pero la combina con el campo humano para adecuarse a la mentalidad, filosofía de vida y objetivos de los usuarios de cada edificio.
El arquitecto y teórico David Pearson definió las propiedades de cualquier edificio orgánico. Las características que enumera tienen el eco de los principios del diseño escandinavo, o del ideal estético japonés wabi-sabi (simpleza rústica). Un bien diseño orgánico debía:
- inspirarse en la naturaleza y ser sano, intemporal, diverso;
- florecer, como un organismo, desde su núcleo;
- existir en el “presente continuo” (similar a la idea de Stewart Brand y su “Long Now” Foundation) y “comenzar repetidas veces”;
- seguir los flujos, ser flexible y adaptable (entroncando con ideas panteístas que relacionan persona, hogar y entorno tanto en Occidente como en Oriente -feng shui en China, wabi-sabi en Japón, vastu en India-);
- satisfacer las necesidades sociales, físicas y espirituales;
- celebrar el espíritu del juego, evocar la música y la danza, y expresar con una creación humana la transitoriedad de la naturaleza.
Sobre el sentido de la humildad en arquitectura
Entre las mejores muestras contemporáneas de arquitectura escandinava, destacan las viviendas más sencillas y humildes, que dan la bienvenida a la luz y la brisa del norte europeo cuando más se necesitan, y se adaptan a las necesidades específicas de cada morador, sin pretensiones ni alambiques superficiales.
La mejor arquitectura escandinava, como la japonesa, es humilde y a la vez ambiciosa en el uso de texturas, la combinación en los materiales de suavidad y dureza, los olores, efecto acústico, percepción según el momento y la estación, etc.
(Imagen: vivienda de madera en pendiente en el norte de Suecia Åre Solbringen por el estudio Waldemarson Berglund)
Son ideas que evocan la arquitectura orgánica, pero también las casas de té tradicionales japonesas, las saunas y abrigos tradicionales escandinavos, desde las cabañas de retiro campestre a los chozos improvisados de los pastores nómadas del pueblo sami, en el extremo boreal de la península escandinava.
Kengo Kuma y Peter Zumthor, próximos a los postulados escandinavos
El arquitecto japonés Kengo Kuma expresa algunas ideas sobre arquitectura aplicables tanto a muchos edificios contemporáneos japoneses como a casas suecas, noruegas, finlandesas.
Ambas tradiciones evocan, asimismo, el estilo parco, áspero y evocador de formas del suizo Peter Zumthor, atento desde su retiro voluntario en su pueblo natal del cantón alemán del país transalpino a los trabajos a escala humana de Escandinavia -donde ha trabajado- y Japón.
Tanto Kengo Kuma como Peter Zumthor comprenden, pese a ser ajenos a la cultura escandinava, los principios de su diseño y arquitectura:
- la simplicidad es fundamental, mientras se prescinde del desorden sin finalidad;
- se opta por colores y texturas presentes en la naturaleza y con aspecto intemporal, que bien podrían ser ancestrales o futuristas, siguiendo la idea de que ninguna tradición debería anteponerse al sentido común humano y su profunda relación con la naturaleza;
- abunda superficies de madera sin tratar, contrachapado, tablones, tejuelas, etc., tanto para estructuras exteriores como acabados interiores;
- las ventanas y aperturas adquieren su sentido en el emplazamiento, celebrando la transitoriedad de la jornada y las estaciones.
Mentalidad panteísta y paisajes naturales
A la intemperie, no obstante, el paisaje escandinavo más apartado dista del hiperurbanizado paisaje japonés.
En Escandinavia, la naturaleza inexorable se abre en el exterior con la magnanimidad de Norteamérica y música de fondo del compositor y pianista romántico noruego Edvard Grieg; o acaso suene alguna de las enigmáticas canciones de la banda islandesa Sigur Rós.
Más difícil editar que añadir
El escritor y aventurero francés Antoine de Saint-Exupéry definía el diseño industrial en unos términos aplicables a las tradiciones escandinava y japonesa:
“¿Has pensado alguna vez, no sólo en referencia al aeroplano sino sobre cualquier cosa construida por el hombre, que todos los esfuerzos industriales de la humanidad, todas sus computaciones y cálculos, todas las noches empleadas en el trabajo sobre diseños y modelos, culminan invariablemente en la producción de una cosa cuyo único y principal principio es el principio último de la simplicidad?
“Es como si existiera una ley natural que ordenara que, para lograr esta culminación, para perfeccionar la curva de una pieza de mobiliario, o la quilla de un barco, o el fuselaje de un aeroplano, hasta que gradualmente participen de la pureza elemental de la curva de un pecho u hombro humanos, debe haberse dado la experimentación de varias generaciones de artesanos.
“En cualquier cosa emprendida, la perfección se logra finalmente no cuando existe nada que añadir, sino cuando no existe absolutamente nada que quitar, cuando un cuerpo ha sido pelado hasta su desnudez.”
10 casas que evocan los principios arquitectónicos escandinavos
Compilamos a continuación una decena de casas construidas recientemente teniendo en cuenta la tradición escandinava de diseño y arquitectura, reivindicada con escasas variaciones esenciales desde la época de Alvar Aalto.
1. Casa de campo noruega por Kolman Boye Architects (isla de Vega, Noruega)
2. Casa con doble tejado de madera a dos aguas (“M”) por Schjelderup Trondahl Architects (afueras de Oslo, Noruega)
3. Cabaña costera de madera negra Vardehaugen por Fantastic Norway (Fosen, Noruega)
4. Pequeña cabaña de madera y grandes ventanales Hölick Sea Resort por Mats Edlund, Henrietta Palmer y Matts Ingman (Hudiksvall, Suecia)
5. Casa minimalista con exterior e interior de contrachapado por Johannes Norlander Arkitektur (Gotemburgo, Suecia)
6. Pequeña cabaña de madera sobre pilares con sauna por Septembre (isla de Trossö, Suecia)
7. Cabaña en el árbol en forma de cubo acristalado Tree Hotel por Tham & Videgård Arkitekter (Harads, norte de Suecia)
8. Pequeña sauna de madera negra Denizen por Denizen Works + Friends (Finlandia)
9. Extensión de madera con dos torres para vivienda unifamiliar por Rever og Drage Arkitekter (Molde, Noruega)
10. Cabaña en el árbol con terraza en el techo Treehotel por Cyrén & Cyrén (Harads, Suecia)
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