Yvon Chouinard, fundador de la firma de ropa deportiva Patagonia, es uno de esos pocos emprendedores que logran “llegar a lo más alto haciendo lo correcto”, tal y como destacaba la revista Time en un lejano -sobre todo, en términos de Internet- 1999, cuando la responsabilidad social corporativa no era todavía un mandamiento en los departamentos de marketing de las empresas.
Chouinard, un hombre bajito y en buena forma de 67 años, apodado “The Tiny Terror” (el pequeño terror) y capaz de escalar todavía en parajes cercanos a su casa californiana, es el presidente y fundador de Patagonia, una compañía de ropa y complementos de deporte y aventura que cuenta con un sólido prestigio entre la amplia clase media, profesional y académica, de Estados Unidos.
La firma, con sede en Ventura, California, parece contar únicamente con prendas de ropa diseñadas por hombres y mujeres que han pensado en cómo protegerse del frío, hacer deporte, pasear sin prisa, descender por un río o hacer esquí de fondo de un modo discreto y pragmático, sin estridencias, colorines ni florituras.
A veces comparada con la marca europea Decathlon, con sede en Francia, por la similitud y los equiparables valores de la clientela con que podrían contar ambas empresas.
Si una empresa parece haber entendido desde su fundación los valores de la responsabilidad social empresarial sin por ello renunciar a los beneficios, se trata -según su fundador- de Patagonia.
Como destacaba la revista neoyorquina Vanity Fair en “The Green Issue” (Mayo de 2006), Chouinard dona el 30% de su salario a organizaciones y activistas del medio ambiente.
La propia compañía Patagonia exhorta a sus empleados a que realicen actos de desobediencia civil no violenta, haciéndose cargo de los gastos jurídicos y fianzas que puedan derivarse de estas actuaciones.
Patagonia es también la primera que imprimió sus catálogos en papel reciclado (1984), o la primera en comercializar chaquetas con tejido derivado de botellas de plástico recicladas, en 1993.
Chouinard es co-fundador de la organización One Percent for the Planet, una alianza de compañías comprometidas a donar al menos un 1% de sus ventas anuales a grupos ecologistas, como ha hecho la propia Patagonia desde 1986. Tuvo tiempo para escribir su autobiografía, Let My People Go Surfing.