Loida y Hernâni decidieron comprar un lavavajillas; no supieron hasta llegar a casa que el electrodoméstico no incluía un portón de madera que actúa como embellecedor.
En lugar de optar por acudir de nuevo a la tienda y comprar allí una puerta a medida para el electrodoméstico, decidieron aprovechar el embalaje de cartón del propio friegaplatos para confeccionar la deseada puerta.
Loida y Hernâni han decidido, a través de su proyecto de diseño urbano con productos y elementos cotidianos desechados en el Raval de Barcelona, reducir el impacto ecológico de sus vidas y, a la vez, crear productos con atractivo comercial.