Ordenadores con menos fuerza bruta y prestaciones de las que el usuario medio no extraerá rendimiento. Más consumo responsable y batería de mayor duración, aumento en el uso de materiales respetuosos con el medio ambiente y precios más ajustados.
El mercado informático cambia ha medida que aumenta el interés de los consumidores por equipos más eficientes y económicos.
Y los cambios pueden acelerarse, una vez los principales fabricantes informáticos constatan que sostenibilidad puede implicar ahorro económico y aumento de los beneficios.
Un nuevo escenario para la industria informática
Obligada por unas tendencias del mercado dictadas como nunca antes por los propios usuarios, que participan y dejan comentarios, sugerencias e incluso completos diseños sobre los dispositivos que están dispuestos a adquirir, la industria intenta adaptarse a un escenario cambiante donde crecen tendencias que se centran en la eficiencia, el acceso oblicuo a Internet, los precios ajustados y la portabilidad.
Los ordenadores que más han aumentado sus ventas son los netbooks, portátiles pequeños, eficientes y poco potentes; el software y el hardware de código abierto llegan finalmente al gran mercado; los materiales respetuosos con el medio ambiente y las prácticas que reducen la huella ecológica de las grandes empresas han pasado del marketing ilusorio al centro de la estrategia de muchas de ellas, que incorporan embalaje minimalista, aumentan el reciclaje de productos, incluyen baterías de mayor duración y sustituyen las pantallas LCD convencionales por la retroiluminación LED.
Crisis económica y concienciación medioambiental
La industria tecnológica en su conjunto supone ya el 2% de las emisiones globales de dióxido de carbono. Basta contar el número de dispositivos, con sus respectivos cargadores, tanto en casa como en la oficina, para comprobar que las tecnologías de la información tienen su impacto medioambiental.
Pero la informática personal, la telefonía móvil, Internet y, próximamente, la llamada “Internet de las cosas” (“Internet of things“, donde todos los dispositivos intercambiarán algún titpo de información con nuestra red doméstica e Internet) se adaptan a una nueva situación:
- La crisis económica ha aportado una mayor concienciación por el precio de los dispositivos. En un momento de redefinición de los gastos superfluos, pagar más no está siempre justificado, sobre todo si “económico” puede significar “de calidad” o “conveniente”.
- La frugalidad tecnológica y la voluntad que muchos usuarios muestran por reducir el impacto medioambiental de sus acciones juega a favor de productos de software y hardware que funcionen bien, permitan usar las aplicaciones web más populares y consuman la menor energía posible. Tener un pesado y potente portátil de 17 pulgadas con Windows Vista instalado no es una imagen en la que los marcadores de tendencias se sienten retratados.
- El concepto de “vida útil” de los dispositivos toma forma, a medida que usuarios de todo el mundo explican desengañados a través de distintos foros públicos y privados (su círculo de amigos, Twiter, Facebook, etc.) que no están dispuestos a seguir con la carrera de tener el último modelo de cada dispositivo el boga. Protestan por la presión social que dicta que el penúltimo o antepenúltimo modelo de iPod, iPhone, Eee PC, Flip Mino o cámara Nikon, pese a funcionar todavía a la perfección, han dejado de ser “dispositivos apetecibles”.
El modelo del año pasado
Cuando el emprendedor (vicepresidente de la plataforma Six Apart) y bloguero neoyorquino Anil Dash creó la sencilla página “Last Year’s Model” (el modelo del año pasado), animado por Gina Trapani, Joel Johnson y Andre Torrez, no quería simplemente “salvar el mundo gracias a la pereza”, como reza el eslogan de la página.
Se trata de una forma divertida de protesta ante la política de la industria electrónica e informática de sacrificar la durabilidad de sus aparatos y fomentar su constante renovación como modelo de negocio, ya que los beneficios derivados de la venta de hardware son obtenidos casi exclusivamente de la venta de aparatos, en detrimento de otros canales con similar potencial económico como el soporte de calidad o la actualización de componentes, a través del “leasing” de aparatos.
Last Year’s Model exhorta a sus visitantes: “compra dispositivos estupendos. Y consérvalos”, para proseguir: “nos encantan los aparatos atractivos como cualquier otra persona. Simplemente queremos ser reflexivos acerca de las cosas que hemos comprado. Incluso los ‘geek’ más experimentados y a la última en el mundo están optando por aferrarse a sus teléfonos o iPod que todavía funcionan bien”.
Asimismo, Anil Dash invita a los visitantes de la página a participar en la iniciativa crítica con la agenda marcada por las empresas informáticas y electrónicas, basada en la constante renovación, aunque esta evolución no constituya a menudo un avance significativo con respecto a modelos anteriores.
La manera de participar en Last Year’s Model:
- Elegir conservar un dispositivo o producto tecnológico que uno posea, en lugar de comprar uno nuevo.
- Unirse a la “causa” a través de Facebook.
- Incluir una mini-aplicación de Last Year’s Model en el blog o página personal, o etiquetar la información publicada en Twitter como #lastyears.
Twitter permite visitar los comentarios en tiempo real que usuarios de todo el mundo etiquetan como #lastyears. Abundan historias relacionadas con aparatos que no sólo funcionan, sino que lo hacen bien.
No obstante, han dejado de ser el objeto preciado, ese último modelo que merece estar presente en las últimas entradas de los blog tecnológicos más seguidos, o en los escaparates de las tiendas más renombradas.
Los grandes fabricantes incorporan el medio ambiente a su estrategia
El medio ambiente ha pasado de la letra impresa sobre papel reciclado de las memorias sobre sostenibilidad y la publicidad de las principales compañías al centro de su estrategia.
Reuters explica cómo los principales fabricantes se disputan la corona sobre cuál es la empresa informática más “verde”, cuando los consumidores acercan sus preferencias hacia los beneficios sociales y medioambientales de ordenadores baratos y poco potentes, aunque con suficientes prestaciones para el uso de aplicaciones web y programas básicos.
Millones de usuarios apuestan por los netbooks, la gama más baja -también la más barata y eficiente- de portátiles, situada entre los smartphone y los ultraportátiles de gama alta.
Estos portátiles han logrado tanto éxito comercial que no sólo se consolidan como segmento según los analistas, sino que son empleados como ejemplo para revitalizar las ventas de equipos de escritorio.
El término acuñado para la nueva generación de equipos de sobremesa: nettop. La fórmula: equipos con unidad de proceso muy reducida (o CPU incorporada al monitor, al estilo Apple iMac), sistema operativo Linux o Windows XP, principales interfaces de conexión, silenciosos, fácilmente transportables y eficientes en el consumo.
Aplicar políticas más sostenibles en todo el proceso productivo de una gran empresa supone una oportunidad de ahorro (menos embalaje, por ejemplo, implica un ahorro de millones para una corporación global, como Kirsi Sormunen, vicepresidenta de Estrategia y Desarrollo de Nokia, explicaba a *faircompanies en una entrevista en Barcelona: ver vídeo).
Además, los analistas citados por Reuters estiman que la estrategia medioambiental de los principales fabricantes electrónicos e informáticos supone optar a un creciente y prometedor mercado, el de los consumidores más concienciados con el medio ambiente, además de trabajar en la imagen de marca en un momento en que quejas y alabanzas por igual son difundidas al instante por personas de todo el mundo, que usan canales sociales tales como Twitter o YouTube.
Empresas como Dell reconocen que su esfuerzo por atender las súplicas de consumidores a través de Twitter les ha reportado al menos 3 millones de dólares en ganancias, mientras el distribuidor Zappos.com ha empleado el mismo medio para extender su servicio al cliente más allá de los canales convencionales.
Los tres principales vendedores informáticos de Estados Unidos -Hewlett Packard, Dell y Apple- argumentan que los consumidores quieren extraer beneficios reales, por ejemplo un menor consumo energético o pantallas con certificación medioambiental.
John Spooner, analista de Technology Business Research citado por Reuters, explica que “se trata de una carrera de divisiones ‘verdes’, en la que intentan quedar continuamente por encima del otro. Las buenas noticias son que todos ellos están trabajando en esta dirección y ello va a beneficiarles a ellos, a los consumidores y al medio ambiente”.
Los analistas destacan algunos de los esfuerzos: el programa de reciclaje de Dell; los esfuerzos de Apple en los dos últimos años para eliminar completamente los materiales tóxicos de sus aparatos; o la decisión e HP de reducir el embalaje de sus consumibles, impresoras y ordenadores; entre otras políticas.
Dell ha impuesto incluso la prohibición de exportar equipamiento informático en mal estado y con componentes potencialmente contaminantes, ya que su “donación” a países pobres no causaría sino un aumento del riesgo de que los componentes plásticos, electrónicos y químicos fueran mal desechados, lo que supondría un riesgo para el medio ambiente y la salud pública en lugares como África, India o China.
Entre la sostenibilidad y el “lavado de imagen”
No obstante, las políticas “verdes” de los mayores fabricantes informáticos, un esfuerzo loable y legítimo para analistas, blogs y las propias empresas, despiertan críticas entre algunas ONG y medios de comunicación, que tildan algunas de estas actividades de lavado de imagen (“greenwash“).
Fred Pearce, periodista de The Guardian, explica que la nueva política de Dell, que impide la exportación de chatarra electrónica que se acumula sin ser debidamente tratada en gigantescos vertederos de los países más pobres, puede ser muy difícil de aplicar en la práctica.
No en vano, Greenpeace estima que el 80% de la chatarra informática enviada a reciclar a los países pobres desde Estados Unidos “acaba siendo ‘reciclada’ usando peligrosos y rudimentarios métodos en terceros países. Y, pese a las leyes más estrictas de la UE, buena parte de su chatarra electrónica acaba en el mismo sitio”, explica Pierce.
Si la política de reciclaje de Dell es seguida de cerca por periodistas y ONG, también lo es el esfuerzo de Apple para eliminar materiales tóxicos de todos sus dispositivos.
La empresa de Cupertino aceleró sus esfuerzos medioambientales tras los pobres resultados obtenidos en los estudios de Greenpeace para su Guide to greener electronics (guía para una electrónica más verde).
Tras los pobres resultados, Steve Jobs publicó una declaración de principios, A greener apple (una Apple más verde), documento que la empresa ha seguido en los dos últimos años hasta culminar los supuestos logros de su última gama de portátiles, recientemente presentada.
La letra pequeña de las grandes afirmaciones comerciales
Los últimos MacBook Pro, con pantallas de 13, 15 y 17 pulgadas, reducen ligeramente su precio, (aunque Apple se sigue posicionando como marca selecta), incorporan una batería no extraíble con mayor autonomía y duración y constituyen, según Apple, “la línea de portátiles más respetuosa con el medio ambiente de la industria”, con certificaciones medioambientales y de bajo consumo EPEAT Gold y Energy Star 5.0.
Como explica Apple en su comunicado, EPEAT es una organización independiente que evalúa y compara la eficiencia medioambiental de ordenadores portátiles y de sobremesa.
Los productos que satisfacen los 23 criterios requeridos y un mínimo del 75% de los criterios opcionales impuestos por la certificación son reconocidos como productos EPEAT Gold.
En función de las dos certificaciones obtenidas, EPEAT Gold y Energy Star 5.0, no es posible establecer que la nueva gama de portátiles de Apple sea “la más respetuosa con el medio ambiente de la industria”, aunque los portátiles de la marca de Cupertino hayan mejorado su eficiencia. Al menos 187 modelos de portátil cumplen con los requisitos de certificación citados por Apple.
No obstante, Greenpeace ha mantenido, con ciertas reservas debido al “progreso” de Apple, que la marca no merece hasta el momento estar entre las marcas con mejores políticas sobre productos químicos tóxicos, reciclaje y cambio climático, los tres aspectos que la organización mide en su Guide to greener electronics.
Los fabricantes informáticos, a la cola
La edición 11 de la guía, de marzo de 2009, no incluye los últimos portátiles de Apple, presentados en junio de 2009, aunque sí modelos precedentes muy similares. La empresa se encuentra en una mediocre décima posición de un total de 17 compañías de telefonía, informática y electrónica y videojuegos.
Los otros dos grandes fabricantes informáticos estadounidenses, Dell y HP, ambos incluidos por los analistas en la carrera por la sostenibilidad ocupan, si cabe, peores posiciones de Apple: Dell (Greenpeace critica su uso de productos tóxicos) aparece en la posición número 12, mientras HP (todavía sin compromiso para eliminar componentes tóxicos) es penúltimo y sólo obtiene una mejor puntuación medioambiental que Nintendo.
Los mejor puntuados de la última edición de Guide to greener electronics son Nokia, Samsung, Sony Ericsson, Philips y Sony.
Con respecto a la décima edición del informe de Greenpeace, Apple mejoró 4 posiciones, “gracias a la eliminación de productos químicos y la mejora del reciclaje”.
La información publicada por Reuters acerca de los esfuerzos medioambientales de los mencionados tres mayores fabricantes informáticos de Estados Unidos bien podría haber tenido otros protagonistas: las marcas con un mayor número de portátiles EPEAT Gold (Sony con sus Vaio) o con mejor puntuación en la guía de Greenpeace: tras la firma de telefonía Nokia, es Samsung el primer fabricante de ordenadores, gracias a una política ambiciosa y creíble de lucha contra el cambio climático.
No obstante, la existencia de certificaciones o informes no siempre allana el camino de los consumidores, que deben investigar por su cuenta si quieren realizar una compra que seadecúe a sus demandas técnicas, presupuesto y sensibilidad medioambiental.
Sally Cohen, de la consultora Forrester Research cree que “las compañías se están dando cuenta de que los consumidores usan consideraciones medioambientales como modo de desempate. Es algo que ayuda a diferenciar sus productos.
Alrededor del 70% de las empresas encuestadas por Forrester Research citó la diferenciación de sus productos -el deseo de marcar la diferencia- como conductor de sus estrategias medioambientales.
Eric Lowitt, investigador de Accenture, explica la llegada de políticas medioambientales serias al mundo de la informática como un fenómeno que “ha impactado entre consumidores, empresas, grupos de interés y ONG”.
Vamos, que ha calado y ya no cuela con usar tipografía verde o imágenes con poder de sugestión para comunicar que se es “verde”.
Para muchos analistas, la complejidad de algunas de las iniciativas que repercuten sobre la mejora medioambiental de las empresas, sobre todo aquellas relacionadas con cambios en la cadena de suministros y mejoras en los procesos de producción, obliga a afrontar el reto de cómo explicar estos avances de un modo comprensible a consumidores, accionistas y otros grupos de interés.
Tod Arbogast, director de desarrollo sostenible de Dell, ha decladado: “no creo que hayamos alcanzado todavía el punto de inflexión”. Cree que el conjunto de la industria continuará innovando y las empresas “seguirán retándose unas a otras para extender y a hacer más rápidos estos cambios”.
Sea como fuere, la industria informática se encuentra ante el reto de ofrecer una respuesta rápida y clara a cada vez más usuarios, que alinean sus intereses en torno a las principales tendencias tecnológicas que podrían afectar el modo en que usamos la informática personal en los últimos años.
*faircompanies elabora una pequeña lista con algunas de estas tendencias, con las que la industria deberá convivir:
- Lo pequeño, poco potente y barato está de moda: netbooks (pequeños portátiles) y nettops (pequeños sobremesa) incorporan lo necesario para el uso de aplicaciones web y software básico para la edición y gestión multimedia, actividades que copan la experiencia informática de la mayoría de los usuarios.
- Linux se consolida en el mercado de sistemas operativos de escritorio. Ubuntu se consolida como la distribución de Linux más popular entre marcadores de tendencias (“early adopters”) y profesionales que simplemente han constatado que Ubuntu “funciona” y no hace falta ser un experto para emplear el sistema operativo. Linux emplea menos espacio y su funcionamiento requiere menos energía que los sistemas operativos de Microsoft y Apple. No hay que olvidar que Android, sistema operativo de Google basado en Linux para el mercado de smartphones, podría ganar mercado en el segmento de netbooks.
- Se reaviva la batalla de los navegadores, auténticos sistemas operativos del futuro. Internet Explorer está condenado a reducir su cuota de mercado y a cumplir con los principales estándares de la industria. Firefox tiene la comunidad de desarrolladores más amplia, Google Chrome es sencillo de emplear y rápido y Apple Safari tiene detrás el impulso del iPhone.
- El respeto medioambiental llega al núcleo de la cultura empresarial.
- Los ordenadores ultrafinos, pequeña huella ecológica y bajo consumo se consolidan para copar las expectativas de un público selecto, concienciado con el medio ambiente y dispuesto a pagar un precio elevado por equipos más ligeros y eficientes que la media de portátiles. Este segmento, ahora representado por el MacBook Air, Lenovo X301, Dell Adamo, Sony Vaio Z y Voodoo Envy 133, aumentará en los próximos tiempos.
- Nuevos dispositivos de código abierto: ¿bricolaje 2.0? El código abierto podría llegar al hardware. Aumentan los usuarios que demandan plataformas informáticas abiertas que les permitan confeccionar y personalizar su propio ordenador.
- Las fronteras entre dispositivos, cada vez más difusas. Los teléfonos inteligentes (smartphone), netbooks y tabletas electrónicas se confundirán con facilidad en los próximos años, y sus fronteras serán cada vez más difíciles de definir.
- Llega el “Internet de las cosas”, donde automóviles, aparatos electrodomésticos y otros dispositivos hasta ahora al margen de Internet se conectarán a la Red para que podamos intercambiar datos con ellos.
- ¿Productos electrónicos “cradle to cradle”? Nuevas corrientes de diseño industrial, tales como la certificación “cradle to cradle” (literalmente, de la cuna a la cuna), propugnan ir más allá del costoso reciclaje o de la mera “eco-eficiencia” y abrazar la “eco-efectividad”, o lograr que los productos no tengan huella ecológica y puedan volver a la tierra sin impacto alguno, o puedan ser reusados ad infinitum sin necesidad de gastar energía en su proceso de reconversión. Los dispositivos “cradle to cradle ” deben comportarse como un árbol, un diseño de la naturaleza que convierte el gasto (frutos desechados, ramas secas) en nutrientes para su entorno (la fruta se convierte en turba en el suelo, beneficioso para el propio árbol).
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