Mientras escribo, Kirsten Dirksen, co-fundadora de *faircompanies, publica en su canal personal de YouTube (con más de 500 vídeos, 18.000 suscriptores y 18 millones de visitas), su primer documental independiente.
El título (ver tráiler y documental completo): We the Tiny House People, guiño a “We the people”, una de las expresiones más reproducidas de la Constitución de Estados Unidos.
Buscando una voz propia
Cuando Kirsten Dirksen y yo mismo fundamos *faircompanies, nuestra intención era combinar el bagaje y potencial de ambos; algo así como complementar reportajes videográficos con texto y galerías fotográficas. Idiomas distintos, culturas y continentes diferentes, poso cultural alejado; el esfuerzo y la voluntad de que el proyecto funcionara se impuso a las dudas.
Unos años más tarde, Kirsten Dirksen ha enriquecido su trayectoria como productora televisiva con el de personalidad videográfica de Internet, algo así como una celebridad en YouTube, como sus números atestiguan.
El resultado: Kirsten produce “We the Tiny House People”
En We the Tiny House People, Kirsten nos invita a su viaje personal a través de las casas diminutas de gente en busca de simplicidad y autosuficiencia en los momentos más difíciles.
Personas que no se dedican profesionalmente a la queja y no incendian el mundo, sino que trabajan para cambiar su realidad más inmediata: su vivienda, el abrigo que les protege. En ocasiones, no lo tienen fácil. Otras veces, más que una decisión forzada por las circunstancias, es una elección para simplificar, “editar”, deshacerse de lo superfluo.
Recuerdo en este momento, justo cuando el documental de Kirsten Dirksen ya puede verse en YouTube, el comentario de un visitante de *faircompanies que no pasaba el mejor momento económico. La desnudez de su discurso, poderoso. Positivo.
El comentario: “A veces, olvidamos que podemos llevar con nosotros nuestra fuerza interna y valores, no importa cuál sea la circunstancia. Nuestro verdadero equipaje. Cultivar la integridad y la virtud requiere esfuerzo, pero dan los mayores réditos a largo plazo”.
La fuerza interna para transformar lo cotidiano
El documental es un canto a la fuerza interna del individuo, a su capacidad para convertir una situación difícil en una oportunidad.
La “gente de las casas pequeñas” de la que habla Kirsten busca la sencillez, el minimalismo y el bienestar de quien construye su casa con sus propias manos; sea en una cueva, un garaje reconvertido en vivienda, un remolque, una caseta de herramientas, un viejo barco o un antiguo palomar.
Tras ver el tráiler, varios medios estadounidenses han publicado reseñas:
- “Esta extraordinaria recalibración del significado de la buena vida”. TreeHugger.com
- “Para quienes muestran estupefacción, perplejidad y curiosidad acerca de cómo los individuos pueden usar a diario espacios diminutos. The Blaze
- “El documental se centra en la nueva moda que barre América: la gente que vive en casas diminutas”. Weekly World News
- “El tema es fascinante”. Directors Live
Estos comentarios llegaron sólo con el tráiler, del que también se hicieron eco Business Insider y otros medios. Mientras escribo este párrafo, el contador de YouTube muestra 300 visitas, tras apenas 2 horas publicado. No paran de llegar comentarios.
La ficha técnica de “We The Tiny House People”
- Duración: 1:21:47.
- Año de lanzamiento: 2012.
- Director/productor/guionista/cámara/editor: Kirsten Dirksen.
- Concepto y asistencia en el guión y la grabación: Nicolás Boullosa Guerrero.
- Protagonistas: Jay Shafer (Tumbleweed Tiny House Company), Austin Hay, Jenine Alexander (Forge Ahead Construction), Stephen Marshall (Little House on the Trailer), Suchin Pak (MTV, Hester Street Fair), Graham Hill (TreeHugger, LifeEdited), Felice Cohen, Luke Clark Tyler, Eric Schneider, Michael Chen (Normal Projects), Sarah Dickinson & family, Henri Grevellec, Matthieu de Marien (Fabre/deMarien Architects), Jérémie Buchholtz, Eva Prats (Flores Prats Architects), Christian Schallert, Pascual Alberola, Jorge Cortés (Enproyecto Arquitectura), Johnny Sanphillippo, Heather Wilcoxon.
- Exteriores: California (Sonoma County, San Francisco, Sausalito); Nueva York; Hawai; Francia (Saint-Gilles-Croix-de-Vie, Grezille, Puy-Notre-Dame, Bordeaux); España (Barcelona, Ibort, Vall de Laguar).
El resultado de un concienzudo trabajo de campo
We the Tiny House People es fiel al estilo de los vídeos de Kirsten Dirksen. Parte de un trabajo de campo concienzudo y respetuoso con el protagonista de la historia, en el que ni el productor, ni el director, ni el periodista, ni el editor (en este caso, todos los roles los asume la misma persona), luchan por plantar su ego en la historia. Se agradece.
Uno de los aspectos más valiosos de We the Tiny House People, así como el resto de los “micro-documentales” que ha publicado en Internet, es la naturalidad de la narrativa. Las historias se cuentan solas, sin que predominen la voz en off, ni la música, ni los grandes discursos, ni las imágenes efectistas y espectaculares.
No hay puestas de sol dramáticas, ni grandilocuencias, ni todos los esteroides, colorantes y conservantes de las grandes producciones documentales.
Explicar la historia con naturalidad, sin grandilocuencias
El director tiene la humildad y destreza para borrar sus pisadas de la narrativa, y el espectador agradece un estilo generoso con los protagonistas de la acción: la cámara al hombro de Kirsten ofrece al interlocutor libertad absoluta para que explique su historia.
Kirsten también ha realizado documentales televisivos (uno de ellos reseñado por The New York Times), pero su estilo minimalista y no intrusivo, similar al punto de vista empírico y respetuoso del periodismo clásico, se ha consolidado en su trabajo de Internet.
La reacción del público, con varios vídeos virales, así como de la misma televisión en Estados Unidos, que se ha hecho eco de su trabajo, reconocen el esfuerzo del documentalista por apartarse de la historia y evitar los tipos de narrativa imperantes.
Empacho de bustos parlantes y teorías conspirativas
Predominan los trabajos que emulan la narrativa de periodistas estrella que adaptan lo que ven a su visión del mundo (Michael Moore), o reporteros que mueven la cámara compulsivamente y e incorporan música de fondo que no para ni durante el intermedio, un estilo acorde con la sobrecarga informativa y la multitarea de la actualidad.
La tesis narrativa de Moore y el reporterismo de CNN (con Anderson Cooper a la cabeza) ha sido repetida en los últimos años hasta la saciedad, coincidiendo con el ocaso del dominio aplastante de los medios tradicionales sobre Internet.
Super Size Me y títulos similares exploran el truco del reportero intrépido. Quizá por ello la mayoría de estos documentales resisten mal al paso del tiempo, a diferencia de los filmes realistas influidos por el cine de realidad de los 50 y 60.
Encontrar voz y estilo propios en la era de Internet
El auge de la estética documental que hace piruetas con la cámara sin que predomine un estilo coherente coincidió con la expansión de la televisión por cable en Estados Unidos. La generación de reporteros de MTV a finales de los noventa consolidó el nuevo lenguaje.
Kirsten también ha trabajado para MTV, pero ha salido ilesa de esta influencia estilística, en beneficio de la historia, el sosiego visual y la coherencia.
Nos empeñamos en medir el mundo con herramientas de hace unos años, obviando que los cambios radicales producidos por Internet y las tecnologías móviles han transformado la sociedad con una profundidad que tardaremos en analizar.
Elogio de la falta de pose de “reportero” de Kirsten Dirksen
Así que, cuando hablamos de “documental“, tanto especialistas en la materia como periodistas y aficionados evocamos las grandes producciones que conformaron el género, como las producciones de los 50, 60 y 70 que, evitando la intrusión del director, trataban de capturar la realidad.
Las corrientes del “cinema verité” y su contrapartida norteamericana (originada en Quebec) del “direct cinema” educaron la curiosidad y sensibilidad de generaciones posteriores de cineastas y documentalistas.
En parte, el trabajo en Internet de Kirsten Dirksen es la continuación de una corriente de documentales que evitan por todos los medios embutir el Anderson Cooper o el Michael Moore de turno en cada una de las manidas imágenes de una teoría conspirativa explicada con más o menos traza.
“Direct cinema”
Los reporteros estrella no suelen ser bien tratados en el mundo meritocrático de Internet, donde cualquier gran discurso de reportero se presta a que el espectador, simplemente, cierre la pestaña del navegador y se ponga a hacer algo más productivo.
El “direct cinema” ha legado documentales desnudos, minimalistas, donde el reportero se aparta de la imagen de autor y trata de que el espectador se olvide de que está observando algo grabado.
En definitiva: el documentalista Frederick Wiseman, arquetipo del “direct cinema”, ha intentado emular a John Huston y evitar la grabación personal y “de autor”.
Explicar la realidad sin retratarse en ella
La obsesión de Huston por enterrar la vanidad del creador ayudó al cine, ha escribido Ian Freer, que lo describió como el Ernest Hemingway del cine.
Los documentales de Wiseman y otros autores del “direct cinema” trasladaron esta aspiración al género documental. No es casual que Huston hubiera vivido en distintos países y trabajado como periodista, como Hemingway.
Mi intención no es comparar el trabajo de una documentalista de la era de Internet como Kirsten Dirksen con los mejores trabajos del “direct cinema”. Pero, tanto los micro-documentales que pueden verse en el canal de YouTube de Kirsten y la sección de vídeos de *faircompanies, como el documental We the Tiny House People, confirman una tendencia que, medio en serio medio en broma, habíamos previsto hace unos años.
El lenguaje televisivo que se evita en Internet
La teoría: la naturaleza bidireccional, descentralizada, libertaria y colaborativa de Internet defenestra el reporterismo de cartón piedra, protagonizado por el típico recurso televisivo, fraguado en los inicios del medio, del “busto parlante” (“talking head”).
Internet representa el fin del busto parlante, un periodista que se sitúa ante la cámara y, sin tiempo para embeberse de los matices de la realidad que trata de cubrir, informa de manera generalista.
Los vídeos de Kirsten son, en mi opinión, un contrapunto de frescura al manido, acartonado y decadente discurso tradicional de las producciones televisivas, en las que siempre aparece un reportero intrépido explicando su visión de las cosas y adaptando la historia del interlocutor, que acaba explicando lo que los “profesionales” quieren oír.
Información y herramientas
Uno de los objetivos iniciales de *faircompanies consistía en, según explicamos en la típica sección al pie del sitio (“sobre *faircompanies“), ofrecer información y herramientas útiles sobre vida sencilla, minimalismo y sostenibilidad, más allá del ruido de las manifestaciones y las imposiciones ideológicas.
Hace tiempo que escribimos este texto, pero creo que los vídeos de Kirsten han dado sentido a la frase. Ahora más que nunca, cuando cada individuo se crea su propio medio a la carta y corremos el riesgo de vivir en silos informativos estanco, atiborrándonos de lo que queremos creer que describe mejor la realidad según nuestros intereses (nuestras filias), y sepultando lo que no nos gusta (nuestras fobias).
Con Internet y su ubicuidad, hemos superado la linealidad de los medios de comunicación y entretenimiento tradicionales, y Kirsten Dirksen es uno de los miles de artesanos del periodismo con firma de autor que sacan partido de las ventajas del nuevo medio, accesible desde distintos dispositivos, donde productor y espectador, amateur y profesional se (con)funden.
Viajar con la cámara con naturalidad
Cualquiera puede visitar los vídeos de Kirsten, tanto en *faircompanies como en su canal de YouTube, así como en los medios que suelen citarlos e integrarlos directamente en sus contenidos (The Huffington Post, donde Kirsten Dirksen colabora; The New York Times, The New Yorker, The Atlantic, Time, TreeHugger, o el programa televisivo Good Morning America).
Cuando veo un vídeo de Kirsten Dirksen, tenga una duración de 2 minutos o de 1:21:46, como el documental We the Tiny House People, recupero una cita de John Huston.
La oí por primera vez “estudiando” periodismo. Su sentido era entonces manido, hueco. Un dato más sin importancia, quizá digno de ser recordado por si la fanfarronada era necesaria en el futuro.
Ahora, ha ganado todo el sentido.
La cita:
“Para mí, la película ideal [poner aquí vídeo, incluso de YouTube] -que nunca he tenido la suerte de hacer-, sería como si el carrete estuviera detrás de los ojos y estuviera proyectándolo uno mismo, viendo lo que uno desea ver. Esto tiene mucho en común con los mecanismos del pensamiento…”.
“Es por eso que creo que la cámara es un ojo, así como la mente. Todo lo que hacemos con la cámara tiene un significado fisiológico y mental”.
Cuando Kirsten Dirksen lleva la cámara, nuestros ojos ven lo que querrían ver, de decidir ellos mismos.