El vermicompostaje se ha popularizado en entornos urbanos, al acelerar la conversión de los desechos de la cocina en abono orgánico y permitir esta producción dentro de casa, sin por ello causar molestias.
Esta modalidad de compostaje con lombrices requiere el uso de un contenedor acondicionado para facilitar el entorno adecuado a las lombrices, que acelerarán el proceso. Este contenedor, llamado vermicompostador, puede ser adquirido o ser fabricado de manera artesanal.
Quienes reciclamos desechos inorgánicos nos hemos acostumbrado a dedicar un rincón para almacenar el vidrio, los envases y el papel o cartón, hasta que optamos por bajar lo acumulado a los contenedores más cercanos.
Vermicompostaje en lugar de recogida de “basura” orgánica
La recogida de basura orgánica, por la propia naturaleza de estos restos, resulta más complicada, mientras la recogida de basura orgánica municipal no permite reaprovechar los restos que generamos en nuestro jardín o huerto, una vez han sido convertidos en abono. Todo ello sin salir de casa.
Optar por el vermicompostaje convierte desechos que, de no ser tratados correctamente, tienen un impacto negativo, en el fertilizante y acondicionador del suelo de mayor calidad que uno puede conseguir.
Todo lo contrario; saber que, en un rincón de la cocina, el lavadero o el balcón, un recipiente parecido a un contenedor de basura convencional es capaz de emplear nuestros desechos como nutriente para producir abono orgánico y de alta calidad provoca, como poco, que crezca nuestro sentido de la responsabilidad sobre los desechos orgánicos que generamos.
Para instalar un contenedor de vermicompostaje, se puede emplear cualquier rincón de un piso, por pequeño que éste sea. Estos contenedores son cerrados y no hay riesgo ni de olores fuertes o fétidos ni de falta de higiene, ya que el proceso se realiza en un recipiente que no permite fugas ni de restos orgánicos ni de lombrices.
Beneficios
Usar abono orgánico producido en un contenedor de vermicompostaje implica varias ventajas.
- Tierra: mejora su estructura; enriquece el suelo con microorganismos; la actividad microbiana en el humus procesado por gusanos es entre 10 o 20 veces más elevada que en la materia orgánica que el gusano ingiere previamente; atrae a lombrices que pudieran estar en el propio suelo; mejora la capacidad de la tierra para mantener agua.
- Plantas: el abono de vermicompostaje potencia la germinación, el crecimiento y la cosecha fructífera.
- Economía: la conversión de desechos biológicos en abono reduce los desechos en vertederos; supone una oportunidad para emplear abono orgánico de calidad en entornos agrícolas de todo tipo, incluso los más desfavorecidos.
- Entorno: ayuda a cerrar el “ciclo metabólico”, al convertir in situ desechos orgánicos en abono; la producción de vermicompostaje reduce las emisiones de gases con efecto invernadero, tales como el gas metano y el óxido de nitrógeno, que son producidos por los vertederos y plantas incineradoras.
El compostador urbano
En entornos urbanos densos, el espacio disponible en casa es limitado.
Tampoco abundan los grandes balcones y terrazas con la suficiente cantidad de tierra como para convertir en viables otros métodos de compostaje habituales en ambientes rurales o semi-urbanos, tales como la pila de compost (el estiércol de toda la vida) mantenida en contacto con el suelo.
El vermicompostaje soluciona los problemas de espacio y, además, garantiza el control de los olores. Si se evita depositar carne, pescado, productos precocinados, productos lácteos, huesos y elementos con mucha grasa, el olor que desprende el compostador que emplea lombrices es imperceptible en lugares tan transitados como la cocina.
A diferencia de la basura convencional, el vermicompostador desprende un olor a tierra húmeda y turba. El humus formado en otoño en los bosques del sur europeo, tan propicio para el crecimiento de setas, desprende un olor muy similar al del vermicompostador. No en vano, se trata del mismo proceso biológico.
Aunque, en el caso del vermicompostador, las condiciones para la creación del humus se han alterado y acelerado, al contar con la ayuda de una mayor cantidad de lombrices en un espacio más reducido.
Algunos consejos
Es necesario situar el vermicompostador en un ambiente sombrío debido a que las lombrices evitan la luz.
Es preferible que sea el lugar más fresco del del apartamento durante los meses más calurosos de verano, así como un lugar no excesivamente frío durante el invierno. El compostador no debería estar en lugares que superen los 30-35 grados centígrados, mientras hay que evitar bajar de los 5 grados durante el invierno.
Las instrucciones de montaje variarán en función del vermicompostador elegido. En el caso del modelo australiano Can-o-worms http://www.reln.com.au/canoworms-p-9.html que aparece en las imágenes, su diseño industrial permite su ensamblaje en menos de 5 minutos sin prácticamente necesidad de instrucciones.
Este vermicompostador consta de una bandeja o base recogedora de líquidos, que incluye un grifo para que la evacuación de líquidos procedentes del proceso de compostaje sea cómoda. El líquido adquirido a través de este grifo, por su alto contenido de nutrientes y microorganismos, puede ser diluido en agua y ser usado como fertilizante para regar el jardín.
La base recogedora de líquidos cuenta, en el caso del Can-o-worms, con patas que separan el contenedor del suelo. Sobre la base con patas se sitúan 3 niveles, conectados entre sí mediante una malla de orificios en sus bases, al modo de grandes coladores, que facilitarán el proceso de vermicompostaje.
Para iniciar el proceso de vermicompostaje, es necesario disponer de las lombrices (a través de un distribuidor de Internet, un amigo, una tienda de pesca u otros establecimientos especializados) y contar con material para crear un lecho que servirá como base para acomodarlas, así como y un reducido número de desechos orgánicos de la cocina, para que las lombrices se habitúen al nuevo entorno y empiecen a reproducirse. La base puede estar compuesta por fibra de coco o estiércol.
Es conveniente depositar pocos restos orgánicos durante las primeras semanas, hasta comprobar que las lombrices se han habituado y empiezan a procesar restos cada vez con mayor rapidez.
Debido a su diseño, que incorpora 3 niveles interconectados, Can-o-worms permite iniciar el vermicompostaje por el primer nivel, situado inmediatamente sobre la base de recogida de líquidos.
Una vez este primer nivel está en plena producción y las lombrices se deshacen de cada vez más restos orgánicos, puede empezarse a depositar restos orgánicos sobre el segundo nivel, o plataforma inmediatamente superior. Las lombrices pronto colonizarán este nivel. Se repetirá la misma acción con el tercer nivel.
Cuando el segundo y el tercer nivel estén en pleno funcionamiento, las lombrices se habrán trasladado a ellos, dejando el abono del primer nivel listo para ser usado. Es entonces cuando se retira el primer nivel y, una vez usado todo el abono, se depositará como nivel superior, por encima de los niveles que se encuentran ahora en plena producción.
Este proceso se repetirá indefinidamente. En unos meses, cuando las lombrices se hayan reproducido lo suficiente, quizá haya llegado el momento de compartirlas con algún conocido que también se haya decidido por el vermicompostaje.
Más consejos relacionados con Can-o-worms, en las páginas web tanto de su fabricante australiano como de su distribuidor en España.