España ha recibido piropos relacionados con la sanidad (con visita incluida de un equipo asesor de la nueva Administración estadounidense, interesada en conocer el modelo sanitario español, pese a las listas de espera y al tiempo perdido antes del tratamiento médico), las energías renovables y la red ferroviaria de alta velocidad (AVE).
¿Ejemplo de algo y para alguien?
Muchos españoles no pondrán como ejemplo ante sus amigos extranjeros ni la sanidad que reciben, ni el sistema energético que alimenta sus hogares, ni la modernizada red ferroviaria de media y larga distancia. Son sistemas que pueden recibir merecidas críticas por sus usuarios; pese a ello, son puestos como ejemplo en el mundo.
Hago una mención personal del sistema sanitario norteamericano en la anterior entrada de este blog, donde explico cómo, tras una caída en bici, tuve que volver a España para someterme a una sencilla intervención quirúrgica, espantado por los astronómicos precios de un sistema sanitario cuyas sombras son descritas con acierto por el exhibicionista Michael Moore en Sicko.
Si aquí nos preocupamos por las listas de espera y por el tiempo que debemos esperar antes de ser atendidos, Estados Unidos hace frente a una paradoja que Moore explica en su documental: si nos centramos sólo en gasto público, Estados Unidos destina más dinero por persona que Alemania, Canadá, el Reino Unido, Japón o España.
Si se suma el gasto público y el privado por persona, Estados Unidos gasta el doble que Canadá por persona. Aunque su vecino del norte cuenta con cobertura sanitaria universal, gracias a un modelo muy similar al europeo.
Listas de espera aparte, España está por delante de la media europea en cuanto a resultados de la atención médica, generosidad del sistema y acceso a los medicamentos. Quizá el motivo de la visita norteamericana tenga que ver con los los datos de 2007 sobre gastos sanitarios per cápita: Estados Unidos gasta 6.096 dólares por persona; España, 2.099 dólares.
Con respecto a la apuesta española por las energías renovables en los reportajes Los molinos de viento vuelven a ser gigantes (energía eólica) y Energía solar: presente y retos (artículo centrado en la energía solar).
Y quién iba a decirle a un ciudadano medio que la tan denostada en ocasiones red ferroviaria española sería usada como ejemplo digno de atención y estudio por el gobierno del país más poderoso del mundo, o por los respetables medios The Guardian y Wired.
Recordar que Wired publica información sobre tecnologías, ideas o modos de gestión dignos de ser considerados punteros, o “alta tecnología”.
La avanzada California, en busca de modelos para su futura alta velocidad
Somos los primeros en acordarnos de las numerosas carencias de nuestro país, aunque no está de más hablar sobre lo que se hace bien, o sobre lo que desde fuera de España dicen que se hace bien.
En Estados Unidos, California aprobó en 2008 una proposición de ley (Proposition 1A) para construir una línea ferroviaria de alta velocidad entre el norte (San Francisco y Sacramento) y el sur del Estado (Los Ángeles y San Diego).
Se prevé que los trenes empleados operen a una velocidad de 220 millas por hora (350 kilómetros por hora) sobre las 800 millas (1.287 kilómetros) de la nueva línea diseñada.
Se espera que la línea ferroviaria de alta velocidad californiana inicie sus obras en 2011, sin fecha prevista para su finalización.
La Administración de Barack Obama ha vuelto a caer en la cuenta de que, como ocurre con la sanidad o el despliegue de las energías renovables, hay que mirar hacia España.
De país denostado desde fuera y más autocrítico que ningún otro en su interior, España puede aprovechar la crisis mundial para fortalecer sus virtudes y derribar sus colosales carencias (dependencia de sectores poco productivos, falta de competitividad, baja productividad y alto absentismo laboral, poca insistencia en la educación y la investigación).
La inolvidable entrada del AVE a Barcelona
Porque será difícil para un vecino de, por ejemplo, Bellvitge, al suroeste de Barcelona, pensar en el AVE como en un moderno y eficiente medio de transporte capaz de restar pasajeros al puente aéreo más transitado del mundo: la conexión entre el centro de Barcelona y el de Madrid en 2.35 horas. O entre Barcelona y Málaga en 5 horas, a 1.024 kilómetros de distancia por carretera, gracias a una variante que rodea Madrid.
Hubo tantos problemas en la finalización del corredor de alta velocidad de entrada a Barcelona, con término en la estación Barcelona-Sants, que el desbarajuste se convertiría en la principal arma arrojadiza usada por los principales partidos políticos en las últimas elecciones.
Despejado el ruido político y apaciguadas las molestias derivadas de esta y otras obras ferroviarias relacionadas, casi un año después de la llegada del AVE a Barcelona, el tren de alta velocidad sigue robando pasajeros a las líneas aéreas.
Hace un año, explicábamos en un videoblog la comodidad con que es posible desplazarse en AVE entre el centro de Barcelona y Madrid. Eso sí, todavía habrá que esperar para viajar en tren de alta velocidad a Portugal y el resto de Europa.
Hay que conformarse, que no es poco, con el acceso ferroviario de alta velocidad:
- Andalucía (inaugurado en 1992 con la línea Madrid-Sevilla y ampliado en 2007 con el ramal Córdoba-Málaga).
- Madrid-Zaragoza-Barcelona(-Frontera Francesa: todavía en construcción), que incluye el ramal Zaragoza-Huesca.
- Madrid-Toledo.
- Madrid-Segovia-Valladolid.
- Madrid-Levante.
Un sistema mejorable que se consolida
Con los tramos inaugurados, se observa claramente una planificación desde el centro hasta la periferia. Pero ni Madrid es París ni Barcelona es una mera ciudad de provincias, de modo que esta bicefalia, acompañada por la existencia de importantes ciudades de tamaño medio (Valencia, Sevilla, Bilbao, Málaga, Zaragoza, Valladolid, A Coruña) debería mostrarse con mayor claridad sobre el mapa ferroviario.
Es relativamente sencillo criticar aspectos relacionados con el diseño, despliegue y puesta en servicio de la alta velocidad ferroviaria en España.
Pero no puede refutarse el hecho de que, para 2010, año en que la Comisión Europea prevé un 19% de paro para España, el país tendrá en servicio la mayor red ferroviaria de alta velocidad del mundo, por delante de Japón y Francia.
De los más de 100.000 millones de euros que la Administración española invierte en ferrocarriles, el 70% se destina al AVE, una decisión de futuro que no agrada a actores sociales, más preocupados por la inversión en mejorar el transporte público metropolitano y de media distancia, donde se producen la mayor parte de los trayectos cotidianos.
No obstante, el atractivo de la promesa de la alta velocidad es indudable: que el 90% de los españoles estén a menos de 50 kilómetros de una estación de AVE en 2020, cuando la red alcanzaría 10.000 kilómetros (ver mapa con las líneas en servicio, en obras, en proyecto y en estudio).
En 2012, a finales de la actual legislatura, se prevé que el 55% de la población esté a menos de 50 kilómetros de una estación de AVE.
De cumplirse estas actuaciones, España se convertiría en 2012 en el país del mundo con más kilómetros de alta velocidad. Habrá que ver en qué quedan finalmente las fechas del Plan Estratégico de Infraestructuras y Transportes (PEIT).
Análisis desde el Reino Unido
Giles Tremlett destaca en The Guardian que la red ferroviaria en la que invierte España tiene todo el sentido del mundo en un país donde los grandes centros urbanos, a diferencia del resto de la densamente poblada Europa Occidental, “se encuentran a 500 km (300 millas) de distancia”.
Y la apuesta por el AVE está funcionando.
En 2007, los vuelos aéreos transportaban al 72% de los usuarios de transporte de larga distancia en España. En 2008, esta cifra se había reducido al 60%.
El tren está también ayudando a España a controlar las emisiones de CO2. Debido a la ausencia de curvas y pendientes bruscas, los trenes AVE gastan un 19% menos de energía que los convencionales.
Alberto García de la Fundación de los Ferrocarriles Españoles, calcula que la línea de AVE Madrid-Barcelona emite una sexta parte del CO2 generado por pasajero en el puente aéreo.
Veremos en qué acaba la colaboración entre la nueva Administración de Estados Unidos y España, que se esfuerza por ser el puente legítimo entre Europa y Latinoamérica. Con Obama, quizá el tan temido Atlantismo (siempre entendido en clave militar) vuelva, tras aquella foto de las Azores.
Esta vez, quizá, la colaboración podría centrarse en crear “armas verdes de construcción masiva”. En este contexto, “armas” significa “herramientas”, “utensilios”.