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Las guerras del agua que se avecinan

Quienes hacemos faircompanies, vivimos y trabajamos en el Barri Gòtic de Barcelona. Ello significa que disfrutamos de uno de los mayores centros históricos peatonales que hay en una gran ciudad europea. Los servicios y equipamientos -habitualmente, de calidad, con alguna sorpresa- están tan cerca, que se llega a cualquier parte con un agradable paseo. 

El tiempo ha sido especialmente benévolo en las últimas semanas, de modo que no sólo aprovechamos para pasear por la ciudad para comprar, ir al cine, a hacer algo de deporte, etcétera, sino que las terrazas de los bares están siempre llenas. Pero la última sequía vivida por Barcelona y Cataluña encendió todas las alarmas. Veamos por qué.

Coste de vida

Pese a la inflación y a los precios que se consolidan en la ciudad, a la altura de los de Nueva York (según un estudio de UBS sobre las ciudades con un coste de vida más alto), tal y como está el cambio dólar-euro en estos momentos, hay en general pocas cosas de las que quejarse.

En los últimos meses, los que vivimos en la zona hemos notado pequeños cambios efectuados por el servicio de limpieza que depende del Ayuntamiento: ya no se riegan las calles con la frecuencia anterior y, a menos que se trate de zonas especialmente “usadas”, por emplear algún término, las calles no ven agua durante semanas.

Aguas residuales para el consumo público (calles y jardines)

La solución, según el Ayuntamiento, pasa por una obra que empezará antes del verano y permitirá utilizar el agua residual de la depuradora del Llobregat para regar las calles de la ciudad con más de 1.000 metros cúbicos de agua al día, una experiencia pionera en Europa.

Eso sí, la infraestructura (una tubería que llevará el agua desde la depuradora a un depósito con 200 metros cúbicos de capacidad en Montjuïc, que también debe construirse), no estará lista hasta dentro de dos años.

Además de esta actuación, se quiere mejorar la captación de agua de la capa freática, que ya supone el 12% del consumo público -riego de jardines y limpieza-.

El objetivo es que a principios de la próxima década todo el agua pública proceda de recursos reaprovechados y no potables, para evitar el uso de agua de boca.

Quienes vivimos en Ciutat Vella también sabemos lo que es tener vecinos, conciudadanos y, sobre todo, visitantes, que anteponen su modo de pasárselo bien -cantar, beber, miccionar, pintar firmas en cualquier sitio que no se mueva y/o no se queje- a la buena convivencia que generalmente hay. No es para quejarse, dicen unos. Las calles siguen estando sucias debido al uso de algunos juerguistas, dicen otros.

Será necesario seguir usando agua para limpiar las calles, a menos que cambien de un día para otro los comportamientos simiescos de un determinado modo de entender la juerga y el turismo borreguil.

Limpiar las calles sin agua

Desde que ya en el otoño de 2007 se encendieran las alarmas en Cataluña y, especialmente, en Barcelona y su área metropolitana, debido al especialmente bajo nivel de reservas de los pantanos, la situación ha empeorado tras un invierno seco, el que ha contado con temperaturas más benévolas en toda Europa… Desde hace 700 años.

Barcelona y su área metropolitana han sufrido desde el otoño de 2007 el peor semestre de sequía de los últimos sesenta años. Siempre que se hace referencia a alguna cifra, se habla del peor -o el mejor, cuando es positivo- indicador de los últimos meses, años, lustros, décadas.

Pero ocurre que, desde mediados de los noventa, tanto el Ministerio de Medio Ambiente como la Generalitat de Catalunya tienen sobre la mesa las posibles soluciones a la sequía, todas ellas políticamente ni populares ni rentables.

De ahí la tirria que las distintas administraciones tienen a los trasvases -a los que varios científicos y organizaciones también temen, por su impacto medioambiental- y el inmovilismo que ha llevado a que vuelva a estar sobre la mesa la misma disyuntiva.

Emergencias y correrías ante problemas estructurales

Si Barcelona se queda sin agua, ¿cuál es la mejor solución para su abastecimiento? ¿Debe ser esta solución coyuntural, para atajar la sequía en su momento más álgido, o se necesita un trasvase? ¿Cuánto se invierte en políticas de ahorro y cuánta agua de boca gastan la industria, la agricultura y los ayuntamientos? ¿Es necesaria la confrontación entre partidos cuando se plantean temas estructurales? ¿Por qué “desarrollo” y “riqueza” siguen significando “gastar más”, en este caso agua?

El nivel de reservas de los principales pantanos que proveen de agua a Barcelona es alarmante. De modo que, entre las medidas que el Consistorio barcelonés ha tomado desde hace meses, se encuentra la de suprimir el riego de las calles de la ciudad, que se llevaba a cabo con agua potable.

Viviendo en el centro de la ciudad, podemos certificar que la medida no molesta. Algunas de las soluciones aplicadas, además, funcionan bastante bien: el equipo de limpieza rocía el pie de las fachadas y esquinas especialmente sucias con un líquido pulverizado que limpia la superficie del suelo peatonal, además de eliminar los olores. Veamos cuando haga calor; de momento, la iniciativa aguanta.

Civismo

Los barceloneses están reaccionando con un civismo que no ha salido reflejado en ningún sitio, pero es digno de mención. Si se echa un vistazo al consumo de agua en las grandes ciudades mundiales, Barcelona es uno de los centros urbanos más concienciados. La evolución en los últimos años ha sido espectacular.

En 20 años, la ciudad ha pasado de consumir 180 litros por persona y día a 118 en 2006, con una media próxima a 110 en 2007, según datos de la UE.

Barcelona es la quinta ciudad europea que gasta menos agua por habitante (sólo tras Amberes, Bruselas, Heidelberg y Dresde: todas ellas forman parte del norte europeo, donde no existe escasez de agua; más remarcable el dato para estas ciudades, si cabe), según un estudio de Urban Ecosysteme Europe y Ambiente Italia.

La Agència Catalana de l’Aigua (ACA) publica un observatorio sobre los efectos de la sequía, así como recomendaciones para la gestión municipal de los abastecimientos en situación de sequía.

Madrid consume 140 litros por persona y día; Zaragoza, 160; Roma, 220; y París, 300.

Según la agencia:

  • Las reservas actuales en las cuencas internas catalanas se encuentran al 21%, a 20 de marzo de 2008. Estado de los pantanos: Boadella (24%), Sau (14%), Susqueda (25%), La Baells (21%), La Llosa del Cavall (21%), Sant Ponç (47%).
  • En Cataluña, las precipitaciones desde el otoño de 2006 han sido excepcionalmente bajas, por debajo de los 10 litros por metro cuadrado, el peor registro desde 1944 y 1953.
  • Dada la situación actual, debe evitarse el riego exhaustivo de jardines, prados, huertos, zonas vedes y deportivas, llenado de piscinas, fuentes y lagos artificiales, riego de calles y aceras, lavado de coches con manguera (salvo que lo realice una empresa dedicada a esta actividad).
  • ACA también explica qué medidas se están tomando desde la Generalitat: Decreto de la sequía, medidas paliativas y de emergencia y medidas estructurales para evitar sequías en el futuro.

Varios de los llamados líderes de opinión -oficiales y oficiosos, aunque en estos lares no hay todavía “blogueros” reconocidos como líderes de nada-, han ayudado a mantener esta concienciación.

Por ejemplo, El Matí de Catalunya Ràdio, programa matutino dirigido por Antoni Bassas, ha dedicado tiempo a la problemática en su tertulia diaria durante varios días, e incluso un programa especial, en el que se aportaron visiones expertas, políticas -o politizadas- y ciudadanas.

Algunos ciudadanos han explicado en la radio, la tele y la prensa diaria, aunque también en Internet, que hacen todo lo posible por ahorrar agua en casa (cerrar el grifo durante tiempos muertos en la ducha, el lavabo y la pica de lavar, llenar la lavadora, poner un cubo en la ducha para aprovechar el agua fría que sale al principio para aprovecharla luego para regar las plantas o tirar de la cadena, reduciendo la capacidad de agua de la cisterna del váter y otras iniciativas que nadie ha impuesto, sino que tienen que ver con el civismo y sentido común ciudadanos).

También ha habido quejas: ¿de qué sirve que todos intentemos ahorrar agua si se pierden a diario, y desde hace años, miles de litros debido a los problemas en la red de suministro, que cuenta con fugas detectadas desde hace años?

El ejemplo, si hablamos de Barcelona: mientras las reservas de agua en Cataluña bajan hasta el 20% de la capacidad de los pantanos después del invierno, uno de los varios escapes (hasta 12 puntos de fuga en un mismo tramo) de agua lleva tres años perdiendo 9.000 litros de agua de boca por hora desde hace varios años. 216.000 litros de agua al día.

Se trata de una cantidad de agua mínima, en relación al consumo diario en el área metropolitana de Barcelona (1 minuto de ducha requiere una media de 15 litros de agua), aunque un dato similar resulta obsceno, dada la coyuntura.

Da igual que todas las redes de agua del mundo, un dato en el que se escudaban algunos técnicos y compañías, tengan un porcentaje de fuga de agua considerado -también obscenamente- “normal”.

Todo el mundo parece entender la gravedad de la situación. Aunque en última instancia un período de lluvia aplacara el mal durante otra temporada, se ha entendido que ya no vale el dejar el grifo abierto porque sí.

Arranca una auténtica cultura del agua, aunque estamos a años luz de lugares como Israel, país yermo que ha aprendido a consumir el agua estrictamente necesaria, tanto en el sector agrario como en el consumo ciudadano.

El agua debe tratarse como un bien preciado y escaso. Afrontar el problema del agua está relacionado, en Cataluña y el resto del Mediterráneo, con la vertebración del territorio, los planes públicos de infraestructuras a largo plazo, más allá de éste o aquél gobierno, las tecnologías de eficiencia y distribución y… ¿Los trasvases? La lucha contra el cambio climático y el mantenimiento de los ecosistemas de rivera aparecen como contexto.

Problema peliagudo. El actual gobierno catalán apoya con una sola voz a su Conseller de Medi Ambient i Habitatge, el sanfeliuense (y amigo de la desaparecida brillante periodista Montserrat Roig) Francesc Baltasar, quien asegura que no va a haber trasvase otras cuencas catalanas, sino una recolección “puntual” de agua, si persiste la sequía.

Posibles soluciones

El Govern resume las medidas de emergencia que es están tomando en:

  • Gestión de las reservas y de contención de la demanda.
  • Recuperación de pozos en desuso, como el Rec Comtal, el riego medieval que cruza la zona más chic de Ciutat Vella: el Passeig del Born y sus aledaños, junto a la basílica gótica de Santa Maria del Mar. El consistorio se habrá acordado de la existencia del Rec tras leer La Catedral del Mar.
  • Ayudas locales: líneas de ayuda a municipios, tanto para actuar en caso de abastecimiento como para recuperar pozos, movilizar camiones cisterna cuando sea necesario, etc.
  • Aportación de agua en barco: se ha previsto esta logística. El agua procedería de Marsella (posibilidad que Le Monde y TreeHugger, citando al primero, dan por hecha) y de la desaladora de Almería.

Parece que transportar el agua en barco, una solución provisional, es la que levanta menos ampollas en el territorio: ni los regantes de la cuenca del Ter, en Girona, ni los del Segre, en Lleida, quieren que se transporte agua desde estos ríos para el consumo en Barcelona, pese a que el Govern ha asegurado que la medida sería excepcional y que no puede hablarse de “trasvase”. CiU, en la oposición, no opina lo mismo.

Como soluciones estructurales, la Agència Catalana de l’Aigua especifica que Cataluña “dispondrá de 180 hectómetros cúbicos por año adicionales de agua a partir de 2009, que se incrementarán hasta los 300 en 2012”. Se trabaja en ampliar la potabilizadora y se construye una planta desalinizadora, para transformar el agua del mar en potable.

Mientras tanto, sigue sin llover. En la terraza de faircompanies abundan los geranios, especialmente preparados para las inclemencias mediterráneas, de modo en que confío en que no habrá pérdida en nuestro micro-ecosistema debido a la sequía. Me estoy aficionando a ver el tiempo por Internet. Dicen que mañana pueden caer algunas gotas.

¿Gotas? Un momento: ha llegado el momento de hacer algo de bricolaje (no soy aficionado al bricolaje, de modo que no soy infeliz, según el estudio coordinado por Eduardo Punset y financiado por Coca-Cola, que al parecer son unos garantes de la felicidad carbonatada; es la segunda vez que cito este estudio en los últimos días). El objetivo: construir un colector de aguas pluviales para usar en las plantas de la terraza.