No sólo Al Gore, con su documental Una verdad incómoda, debería estar concienciado sobre lo apremiante que es actuar con celeridad en la lucha contra el cambio climático: desde los gobiernos y organismos internacionales, legislando convenientemente; desde las empresas (sobre todo las energéticas, las de logística, las automovilísticas o las del sector químico, aunque también el resto), reduciendo al máximo sus emisiones de gases contaminantes; desde la esfera privada (estos somos nosotros), actuando consecuentemente y consumiendo de manera responsable. Nadie se salva de la necesidad de luchar contra el cambio climático.
No vale decir “mi humilde casa de 60 metros justitos gasta 100 veces menos que la mansión de Gore en electricidad”; o, “yo no tengo que hacer nada, puesto que mi país ha firmado Kioto (Nota: nadie sabe bien qué significa exactamente “haber firmado Kioto” ni sus consecuencias. Cuesta esfuerzo informarse)”.
Como informarse requiere tiempo, acceso a medios informativos de calidad y la formación adecuada, concienciarse ante el cambio climático “no es prioritario”. Nadie sabe realmente cómo ser ciudadano de clase media en un país relativamente acomodado y, sin perder calidad de vida, hacer un cambio de rumbo en su consumo para reducir al máximo su huella de carbono.
Aunque, eso sí, ya hay gente que se pregunta con un renovado espíritu crítico que, si no cae del cielo y vuelve a él una vez desechado, lo que consumimos tiene que repercusión sobre nuestro entorno.
No digamos lo que le cuesta ya la concienciación de los papás novicios de clase media (aunque sea justita), educados (un título oficial sirve, por ejemplo, para rellenar la casilla de “licenciado” en el certificado de empadronamiento de la ciudad donde uno reside; aunque no hay muchísimas más utilidades) y ciudadanos de países donde se vive confortablemente (pongamos España, sí; aunque tendrán que venir de fuera para recordarnos que, más allá de los mamporrazos informativos, del problema de la vivienda y de lo caro que va el café, somos uno de los dos países de la UE -Irlanda es el otro- que ha invertido bien el dinero en los últimos 20 años y ya no hay mucho que nos separe de ningún sitio).
Los papás novicios, de clase media por los pelos, educados, ciudadanos de países donde se vive confortablemente y -esto por la noticia del canon sobre derechos de autor- con una conexión a Internet decente que no es empleada ni para el Emule ni para el Bittorrent, deberían estar más preocupados por el cambio climático.
Hablando por un servidor, ya que respondo a la descripción facilitada, sí, estoy más preocupado por el cambio climático que por el resto de la agenda informativa que sufro en España y Cataluña: opas (no soy accionista y sólo quiero un buen servicio), terrorismo (parece que De Juana lo ha inventado e iniciado), clientelismo entre jueces y clase política, vivienda (ideas con acento kelifinder, Ministerio de la Vivienda sin competencias reales, mafioso Roca y otros Ayuntamientos amigos de tocho, precio de la vivienda, derecho a la vivienda, manifestación sobre la vivienda, merchandaising de No Tendrás Una Casa en Tu Puta Vida), inseguridad ciudadana y muchísimos etcéteras.
Como papá novicio y consumista compulsivo (no nos duelen los euros del Fnac, aunque el euro del café debe ser denunciado en la Moncloa) en período de desintoxicación, me interesa este planeta y su futuro. Y sí, creo que se pueden hacer cosas; como también creo en el reciclaje, el consumo responsable, el comercio justo, el transporte público (Pese a las RENFES del mundo; nota: ya le gustaría a la progresista población de San Francisco disfrutar de un transporte público como el de Barcelona, aunque esto suene a provocación), la responsabilidad social y otros muchos modos de dejar algo a (y aquí llega la mención de mi hija) nuestros hijos.
El cambio climático y el Tribunal Supremo de Estados Unidos
De ahí que, para mí, haya noticias políticas con mayor importancia que otras. Por decirlo de algún modo relacionado con la actualidad informativa local, no me importa que el presidente de la CNMV española, Manuel Conthe, haya dimitido porque se ha quedado sólo intentando ser íntegro en un cargo siempre político. Hoy, martes 3 de abril de 2007, me ha sido difícil leer con atención los diarios españoles y catalanes que ojeo cada mañana. Poca chicha para tanta pulpa de papel. (Abro paréntesis: ¿Qué ocurrirá con el negocio de la celulosa en el futuro?).
Se ha salvado algo: leo en La Vanguardia una información de Andy Robinson, firmada en Nueva York: “El Supremo (de EEUU) dictamina que Bush debe explicar por qué no controla las emisiones de CO2. El tribunal estadounidense rechaza el argumento esgrimido por la Casa Blanca de que no tiene derecho a decidir qué emiten las empresas.”
Interesante. Leo más abajo, en la misma noticia: “El tribunal aceptó una demanda presentada por doce estados y trece grupos de defensa medioambiental que acusaban a la Administración de inventarse argumentos legalistas para no tener que defender públicamente su política de pasividad respecto al calentamiento global. (…) Grupos de defensa medioambiental aplaudieron la decisión y añadieron que la sociedad ya se encuentra por delante de la Administración y del tribunal en el debate sobre el calentamiento global.”
Leo la misma noticia en El País, en este caso firmada por Yolanda Monge: “…la decisión de la máxima corte ordena a la Administración republicana que regule sobre la emisión de dióxido de carbono, responsable para la mayor parte de la comunidad científica del calentamiento del planeta (…). Estados Unidos es el mayor productor de CO2 del planeta, con más de 7.000 millones de toneladas, y es el responsable del 27% de las emisiones del mundo. La contaminación de los coches representa cerca del 27% de las emisiones de CO2 que se producen en EEUU.”
La información acaba finalmente relacionando la nueva mayoría demócrata en el Congreso estadounidense y la repercusión del último informe de la ONU (IPCC) que asegura que hay un 90% de certeza de que el cambio climático está provocado por las actividades humanas, con la creciente concienciación sobre el cambio climático en Estados Unidos.
“Meanwhile”, en España
¿Qué tiene que ver el ser papá novicio con toda esta maraña? Bien, creo que todo ello guarda mayor coherencia que la agenda informativa de los diarios que he tenido la “suerte” de leer esta mañana, martes 3 de abril de 2007: La Vanguardia, El País, El Periódico de Catalunya, Cinco Días, Expansión. Alguno me dirá que no es sano mirarse en un mismo día, en la época de las OPA, todas estas publicaciones “independientes”.
A ellas añado los 20 minutos de Catalunya Ràdio (Antoni Bassas) que he escuchado esta mañana mientras me duchaba. He tenido la mala suerte de pillar la tertulia y, como los tertulianos suelen estar relacionados con una u otra de las publicaciones de referencia mencionadas, uno al final, como licenciado en periodismo que es, acaba aprendiendo inglés para acudir, furtivamente, a la lectura de algo que venga de fuera. ¿Qué harán los que no tengan Internet o no tengan ni papa de inglés?
La noticia comentada más arriba parece haber pasado sin pena ni gloria en los diarios de información general, supuestos creadores y moduladores de la opinión pública. Dejemos pasar las elecciones municipales y las generales. Quizá, después, llegue la “tregua” que muchos necesitamos, la informativa, y la agenda “setting” cobre algo más de sentido.
Y, cuando llegue ese momento, quizá disfrutaremos de información de calidad relacionada con la necesidad de un cambio de rumbo, como ciudadanos de este mundo. Si no nos informan ni la prensa ni la tele, a ver quién le explica a aquellos que ignoran Internet y carecen de la sana costumbre de cuestionar todo cuanto le llega masticado de la prensa local.