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Encimera antibacterias y cemento ecológico

Leo en la prensa económica española que la compañía italiana Italcementi, quinto productor mundial de cemento, trae a España los dos tipos de cemento ecológico que ha desarrollado, tras cuatro años de trabajo y con una inversión de 3,5 millones de euros.

Los dos tipos de cemento, asegura el director comercial de la filial española de Italcementi, Tomás Azorín, están basados en un principio denominado Tx Active, capaz de emplear la energía solar como catalizador para iniciar una reacción química. La reacción a la luz solar provoca, en otras palabras, que el revestimiento ecológico actúe según ha sido diseñado:

  • El cemento Tx Arca es capaz de eliminar toda la suciedad de origen orgánico que se adhiera a su superficie. El material ha sido probado con éxito en el edificio que dio pie a su desarrollo, una iglesia romana. Los promotores de esta iglesia (Dives in Misericordia) querían que la apariencia externa del templo no cambiase con el paso del tiempo.
  • El otro tipo de cemento ecológico, denominado comercialmente Tx Aria, es capaz -como se ha comprobado en el túnel milanés Via Porpora- de reducir la contaminación ambiental hasta en un 80% en condiciones estables. En un ambiente normal, se trata de un cemento que puede reducir la polución en un 50% tras recibir los rayos del sol.

En España, Italcementi investiga, a través de su filial Financiera y Minerva, la creación de un cemento biocida. El hipotético producto sería capaz de eliminar determinadas bacterias del ambiente, “aunque todavía falta mucho para que este producto vea la luz”, se asegura en una noticia publicada en Expansión hoy, 14 de marzo de 2007.

Los dos nuevos productos de la empresa italiana deben ser empleados siempre a modo de revestimiento, ya que sus principios activos actúan únicamente cuando son alcanzados por los rayos solares.

A modo de broma, a Luiz Inácio “Lula” da Silva quizá le interese comprar ambos productos en grandes cantidades para emplearlos como revestimiento en la capital brasileña, Brasilia, planificada artificialmente en la segunda mitad del siglo XX y paraíso de la arquitectura del cemento, gracias al visionario carioca Oscar Niemeyer.

La versión española de los revestimientos ecológicos

Una de las medianas empresas más valoradas de España, la empresa andaluza Grupo Cosentino, comercializa desde 2005 una superficie de cuarzo con protección antibacterias para emplear en encimeras, suelos y otro tipo de revestimientos. Se trata de uno de los productos de su marca Silestone, no muy conocida por el gran público, aunque muy respetada en el mundo de la construcción y la arquitectura técnica de todo el mundo.

A modo de ejemplo: en mi última visita al norte de California, acudí con unos familiares a una tienda del distribuidor de productos del hogar Home Depot, en Santa Rosa, al norte de San Francisco. Entre los productos para cocina destacados, destacaba el Silestone de la almeriense Cosentino.

Personalmente, y dado que conozco un poco el mundillo de la arquitectura técnica después de haber dirigido la división de Internet de una compañía con varios portales para profesionales (entre ellos Construnet), estuve a punto de comentar el hallazgo patriotero con mis familiares del otro lado del charco.

Cosentino logró colarse en la prensa mundial a raiz de un anuncio que pagó la empresa nada menos que en el descanso televisivo de la Super Bowl, la final de fútbol americano de 2005. El anuncio es digno de ver.

Antonio Valdés Cosentino, almeriense conocido como Tino, es el máximo responsable de esta empresa, que parece estar logrando lo imposible: aportar valor añadido al tocho, uno de los sectores con menor productividad, mayores riesgos laborales y mayor subcontratación.

Por qué el cemento importa

El cemento importa, sobre todo en España. Parece que va a ser difícil que se deje de construir en este país, sobre todo dado el consumo registrado en los últimos años.

España es el líder europeo en consumo de cemento y, según las previsiones de finales de 2006, este año volverá a batir un nuevo récord de consumo.

Es sorprendente mirar los datos sobre construcción en el mundo: España es el quinto país que consume más cemento, pese a tener 44 millones de habitantes. Sólo superan a España China, India, Estados Unidos y Japón. Tanto China como India son países en desarrollo y sus economías crecen de media un 9% y más de un 6%, respectivamente, además de contar con territorios mucho mayores que la Península y más de 1.000 millones de habitantes.

Estados Unidos es la principal economía del mundo, su inmensa clase media vive en suburbios y exurbios (suburbios junto a un centro comercial y de recreo, sin ciudad alguna) y tiene 300 millones de habitantes.

Y Japón es la segunda economía del mundo y cuenta con 127 millones de habitantes, casi tres veces más que España. Por no hablar de que nuestro país consume más cemento que Alemania, tercera economía del mundo y con el doble de población.

Pese a hablar de crisis de la vivienda y de ralentización del ritmo de ventas en España, lo cierto es que se sigue construyendo como nunca. El sector del cemento dedica el 60% de su producción a vivienda y el 40% restante a obra pública.

Si a ello añadimos que la obra civil española ha sido reconocida en los últimos tiempos como una de las mejores del mundo y que el tamaño de las cinco principales constructoras del país les permite estar entre las diez primeras del sector en todo el mundo, la idea de promover el uso de un cemento ecológico, como el de Italcementi, debería ser prioritario para el Ministerio de la Vivienda y el Ministerio de Fomento. Sin ir más, lejos, una muestra de los mejores exponentes de la arquitectura promovida por las ciudades españolas fue una de las exposiciones estrella en el MoMA (Museum of Modern Art) de Nueva York, en 2006.

Se reconoce la mejor labor de un mercado relacionado con el cemento capaz de engendrar, a la vez, aberraciones como la corrupción en la concesión de suelo en los ayuntamientos y la continua destrucción del hábitat, incluso el protegido (léase, por ejemplo, el caso del Hotel El Algarrobico, que estuvo a punto de ser acabado en pleno Parque Nacional del Cabo de Gata-Níjar).

La nueva terminal (Terminal Sur) del Aeropuerto de El Prat ya está a medio construir, mientras la conexión del tren de alta velocidad con Barcelona y Francia ya está prácticamente adjudicada -y subcontratada- en su totalidad. No obstante, no sería descabellado presionar a las administraciones para el empleo de cemento ecológico en obras de tal calado.

Continuará.