La vivienda parece sólo al alcance de jóvenes y nuevas realidades familiares (más reducidas y cambiantes) cuando se renuncia a ciudades y regiones dinámicas, donde se concentran oportunidades laborales y de ocio.
Empresarios y arquitectos compiten por una vivienda del futuro desvinculada del suelo, capaz de moverse con el propietario y adaptable a las circunstancias.
Vivienda y contexto
Modelos de negocio de la industria tecnológica y herramientas como la impresión CNC y 3D han acelerado las ideas para una vivienda asequible y de calidad, aunque las propuestas del futuro se toparán con las rigideces y limitaciones tradicionales (que vinculan el acceso a la vivienda con legislación, suelo, hipoteca e impuestos).
En ciudades especialmente dinámicas en trabajo y ocio, alquilar o incluso compartir piso es prohibitivo para el perfil demográfico que estas urbes quieren atraer y retener: jóvenes solteros y recién graduados, con tiempo para trabajar, explorar y probar ideas.
La compra y alquiler de vivienda en San Francisco, Nueva York, Londres, París, Hong Kong o Singapur, entre otras urbes que demandan empleo cualificado, aleja a muchos jóvenes de ofertas y oportunidades cuyo sueldo no contrarresta la mayor dificultad: llegar a fin de mes sin renunciar a un mínimo de confort.
Acceso real a una vivienda vs. prometer
¿Cómo facilitar el acceso a la vivienda a los jóvenes que las ciudades más vibrantes quieren atraer, sin que el plan consista en una propuesta irrealizable a corto o medio plazo?
Varias empresas, muchas de ellas creadas por jóvenes con dificultades de acceso a la vivienda, apuestan por una vieja idea: el co-living. El co-living es a las casas de huéspedes lo que “emprendedor” es a “empresario”.
La semántica de “co-living” y “emprendedor” se adapta mejor al espíritu optimista de la era de la información, aunque ambos términos corren a menudo riesgo de apelar más a la estética de la superficie que al fondo conceptual.
Hacer viviendas para muchos en tejidos diseñados para unos pocos
Si las casas de huéspedes (en inglés, “boarding houses“) habían sido asociadas a personas necesitadas en busca de trabajo en la ciudad, el co-living en Los Ángeles, San Francisco o Nueva York aspira a convertirse en alojamiento estimulante para el intercambio de ideas entre jóvenes con perfil profesional que se encuentran en período transitivo: acaban de llegar, prefieren explorar antes de asentarse o simplemente quieren estar en el centro de las ciudades sin destinar todos sus ingresos al alojamiento.
El problema de la vivienda es complejo y difícil de sintetizar sin recurrir al reduccionismo, pero el precio del suelo, una sólida demanda y ordenanzas urbanísticas a menudo bizantinas entorpecen cualquier plan ambicioso para, por ejemplo, facilitar de repente miles de nuevas viviendas asequibles para la compra y alquiler en ciudades como San Francisco (o en condados como Santa Clara, epicentro de Silicon Valley, donde los vecinos se oponen al aumento de la densidad urbanística).
Cuando se trata de interpretar ordenanzas y códigos de edificación, no todas las ciudades son tan obstructivas como San Francisco, cuya población se ha opuesto históricamente a edificar con mayor densidad bajo excusas históricas y medioambientales (mantener el patrimonio arquitectónico y el carácter de la ciudad, impedir que nuevos edificios bloqueen las vistas, etc.).
La propuesta de Tokio: hacer una ordenanza más flexible, pero estatal
Seattle, otro de los epicentros tecnológicos de Estados Unidos, experimentó 5 veces más ventas de viviendas que San Francisco, un signo -explica Mike Rosenberg- de que la oferta de vivienda crece con rapidez en Seattle, mientras se ha estancado en San Francisco.
Tokio ha ido más allá que Seattle: desde la burbuja inmobiliaria que originó una recesión y posterior deflación de décadas, el gobierno japonés establece ordenanzas para todo el país, lo que evita la especulación en los lugares de mayor demanda y libera espacios con escaso uso para edificar con mayor densidad.
Japón ha logrado instaurar un código de edificación flexible, que se adapta a cada circunstancia sin otorgar a vecinos o ciudades el poder para bloquear nuevas construcciones, informa el diario Financial Times en un reportaje. En ocasiones, es imposible quedar bien con todo el mundo y, siguiendo una filosofía utilitaria, hay que optar por el mayor bien posible para el mayor número de personas.
Choque de culturas en San Francisco
La industria tecnológica, preocupada por la falta de oferta de vivienda en la zona, que repercute en las expectativas para atraer talento a la zona, financia nuevas empresas de co-living y apoya nuevas ordenanzas que permitan edificar más viviendas, con mayor rapidez y con características más acordes con el perfil de los nuevos demandantes (por ejemplo, viviendas más pequeñas y asequibles).
La propuesta de Silicon Valley consiste en combinar la propuesta para lograr mayor oferta y más variada con una agresiva desregulación urbanística en una ciudad que destaca por el elevado porcentaje de alquiler protegido (que reduce la oferta de alquiler disponible, lo que explicaría por qué el precio medio de un apartamento con una habitación alcanza los 3.500 dólares en San Francisco).
A juicio de la posición oficial del consistorio de San Francisco y de las asociaciones y activistas más vocales contra el cambio urbanístico en la ciudad, la transformación no será rápida si ésta depende de ordenanzas, códigos de edificación y asociaciones de la zona.
A diferencia de ciudades como Nueva York, París o Barcelona, donde la población ha sido permeable a aumentar el número de viviendas y la densidad urbanística, progresistas y conservadores se han aliado históricamente en San Francisco para impedir más promociones de viviendas, lo que repercute sobre los últimos en llegar (trabajadores de la industria tecnológica) y ciudadanos con menos ingresos.
Cambiar una situación estancada vs. crear un nuevo modelo
Aumentar de manera agresiva la oferta de alquiler protegido tampoco lograría cambiar la situación a corto plazo y su coste sería prohibitivo para las arcas de la ciudad.
En cuanto a los resultados de semejante medida, experiencias como la de Estocolmo, donde hay listas de espera de varios años (a menudo décadas) para acceder a un piso de alquiler protegido, ofrece una muestra de los efectos perversos de una regulación agresiva del mercado de alquiler o compra.
¿Cómo solucionar el acceso a la vivienda para jóvenes y nuevas familias -menos numerosas, a menudo con ingresos menos fiables- en las ciudades y zonas más vibrantes? ¿Es posible transformar el “problema” del precio y escasez de la vivienda en lugares como San Francisco en oportunidad?
¿Se puede transformar un mercado tan poco innovador y anclado a regulaciones y políticas públicas como la construcción residencial?
Una vivienda móvil, disgregada del suelo y adaptable
Hay tres ámbitos donde el mercado de la vivienda podría experimentar una disrupción en los próximos años y, como en cualquier industria transformada por Silicon Valley, se trata de aspectos que la normativa -edificada sobre problemas del pasado- impide transformar:
- movilidad: la vivienda es definida como un bien estático y rígido, que no cambia ni puede moverse;
- propiedad: la vivienda es un bien anclado al suelo donde yace, y la propiedad y el precio de este suelo aumenta por el mero hecho de permitir la construcción residencial (lo que financia las ciudades y propulsa parte de la economía, en forma de préstamos hipotecarios, compraventa y construcción);
- adaptabilidad: la vivienda es un bien tradicionalmente rígido, que no puede adaptarse más allá de manipular cerramientos y mobiliario (cuanto más cambiar de tamaño, orientación o posición).
Varios estudiantes, emprendedores de nuevo cuño, arquitectos y constructores tradicionales creen en el potencial de un nuevo nicho dentro del mercado tradicional que aspira a rebelarse contra el carácter estático, anclado al terreno y rígido de casas y apartamentos, creando conceptos que pueden moverse, instalarse en cualquier terreno (aunque sea de manera “temporal”, aparcando en un solar en vez de ocupándolo a largo plazo), y adaptarse a las circunstancias.
Calidad del espacio volumétrico vs. tamaño
Este nuevo concepto emergente combina conceptos de producción a gran escala de sectores como el del automóvil y los vehículos recreacionales a pequeñas viviendas prefabricadas, priorizando:
- la calidad de los interiores y el aprovechamiento volumétrico del espacio en lugar la superficie de la planta (pensar en centímetros cúbicos, y no en metros cuadrados);
- la producción a gran escala y transportabilidad sobre la construcción in situ;
- los materiales precisos y duraderos -con aceros, duroplásticos, maderas compuestas y cerramientos más propios del sector automovilístico que del sector residencial tradicional- por encima de los acabados deficientes edificios reproducidos de manera irregular y ahorrando en materiales y mano de obra.
Jeff Wilson, emprendedor instalado en Austin, Texas conocido como “Professor Dumpster” debido a un viejo proyecto, ha desarrollado un concepto de vivienda pequeña y minimalista que aspira a convertirse en arquetipo residencial en el futuro: Kasita es una microvivienda de aspecto moderno que atrae por su fachada acristalada y estructura exterior de acero.
Microcasas concebidas como bienes precisos producidos en cadena
Pero lo auténticamente innovador de este concepto, que Wilson trata de producir, es su aspiración a convertir la vivienda en un bien tan preciso y reproducible a gran escala como un teléfono inteligente o un electrodoméstico de última generación.
Wilson concibe Kasita como una microvivienda que podría ensamblarse con paneles producidos con impresoras 3D, tan fácil de transportar y mover de solar como un contenedor logístico, lo que permitiría aprovechar remolques e infraestructura del sector logístico mundial.
Kasita integraría soluciones para aprovechar al máximo el reducido espacio interior, priorizando el nivel de utilidad por centímetro cuadrado o la calidad de materiales y mecanismos sobre otras consideraciones, como la superficie en metros cuadrados.
Una microcasa transportable, apilable y personalizable
Pero lo que sitúa a este proyecto como contendiente para modelos de vivienda del futuro es su potencial apilable, así como modelos comerciales que lo desvinculan del suelo:
- Wilson pretende crear estructuras inteligentes (similares a racks de servidor informático) que permitirían instalar y desinstalar “unidades” de Kasita (o equivalentes de código abierto producidos por entusiastas del sistema) en cualquiera de los armazones que la compañía pretende construir en varias ciudades;
- estos armazones podrían situarse de manera vertical u horizontal, favoreciendo la creación de barrios temporales o definitivos en poco tiempo y con escasa inversión.
Las estructuras para apilar microcasas ofrecerían, según Wilson, tanto alquiler del espacio para una Kasita en propiedad, como pago por uso; y existirían, asimismo, servicios “actualizables” (emplazamiento, módulos para distintos usos, etc.).
Esta capacidad móvil, apilable y de uso bajo demanda acerca a la vivienda a modelos de negocio de sectores como el de computación en la nube (Amazon Web Services y competidores).
Micropad: usando contenedores de acero como LEGOs de futuros edificios
Si Fred Wilson quiere poner a Austin en el mapa de las casas pequeñas con aspecto moderno y capacidad de producción a gran escala, el constructor de San Francisco Patrick Kennedy, especializado en los últimos años en edificios de alta densidad para los estándares de la bahía de San Francisco, desarrolla un concepto similar, aunque con distinta ejecución y objetivo conceptual.
Kennedy está interesado tanto en la resistencia como en la modularidad de estructuras que comparten tamaño, transportabilidad y apilabilidad con los contenedores logísticos para aprovechar la logística existente.
Con Micropad, Kennedy planea producir en una factoría china miles de “unidades” de acero con el tamaño de un contenedor, pero las aperturas y distribución de un futuro apartamento, para usar cada unidad como una pieza de LEGO en un futuro edificio.
Gracias a su tamaño y exterior equivalente a un contenedor, las unidades se transportarían a bajo precio a Estados Unidos o cualquier otro punto, y podrían apilarse estructuralmente en varios pisos para configurar edificios.
Viviendas que se adaptan al usuario (y no a la inversa)
A diferencia del modelo de Kasita, que celebra la estética autónoma de cada unidad, insertada como un elemento “plug and play” en un armazón, las unidades de Micropad diseñadas por el equipo de Patrick Kennedy aspiran a convertirse en estructura de un edificio que luego ocultaría su origen modular y apilable.
Patrick Kennedy nos explicaba hace unos días que Micropad aplica economías de escala y modularidad a la construcción residencial, abaratando el proceso en lugares que demandan con urgencia miles de pequeños apartamentos, como la bahía de San Francisco.
Fred Wilson, por el contrario, aspira a importar el modelo de negocio flexible y bajo demanda de negocios electrónicos como Amazon Web Services a la construcción residencial.
Adaptabilidad, escalabilidad, personalización
Kasita y Micropad no son las dos únicas apuestas en el mercado de las prefabricadas modulares que aspiran a reducir su precio aprovechando economías de escala (producción en cadena) y una logística idéntica o similar a la de los contenedores logísticos.
Al otro lado de la Bahía de San Francisco, Luke Iseman y Heather Stewart trastean con contenedores con intención de crear un modelo de vivienda asequible personalizable, viable y asequible incluso junto a San Francisco.
Para experimentar con su idea, Iseman y Stewart han adquirido una vieja nave industrial en la ciudad de Oakland, el único lugar hasta ahora asequible junto a San Francisco, aunque la presión sobre la zona atrae a cada vez más jóvenes en busca de asentarse en un lugar cercano a su trabajo todavía asumible económicamente.
Si Jeff Wilson explora el modelo startup con un producto “propietario” equivalente a un iPhone de las casas pequeñas prefabricadas, Patrick Kennedy está más interesado en la escalabilidad de la idea de construir con piezas de acero con el tamaño de contenedores, asumiendo el rol de Android, mientras Luke Iseman y Heather Stewart se decantarían por una opción DIY y de código abierto.
Microcasas como retiro introspectivo
Hay propuestas de casas pequeñas prefabricadas en Copenhague (Vipp Shelter), Madrid (Áph80), Washington (Minim House), o Nueva York (Cocoon9), entre otras ciudades, mientras Vitra, la firma de mobiliario con sede en Weil am Rhein (Alemania), ofrece Diogene, una microestudio con todas las comodidades diseñada por el arquitecto Renzo Piano.
Según el arquitecto italiano,
“Diogene es una vivienda minimalista e individual que funciona en total autonomía como sistema autogestionado, independiente de su entorno”.
La vivienda, con tejado a dos aguas que incluye generador energético y papeles solares, es fácilmente transportable dadas sus dimensiones (7,5 metros cuadrados, 81 pies cuadrados).
“Es una cabaña moderna transportable diseñada no como vivienda de emergencia, sino como ‘lugar de retiro voluntario’.”
House-as-a-service
Sea cual fuere el motivo, las viviendas producidas de manera industrial a bajo coste, modulares, personalizables y fácilmente transportables están llamadas a explorar hasta qué punto la flexibilidad de ordenanzas y códigos de edificación permitiría integrar un nuevo tipo de vivienda con un uso bajo demanda.
Esta nueva tipología de vivienda podría comportarse con la flexibilidad de un vehículo recreacional, aparcando por ejemplo en solares o lugares poco utilizados por consistorios, garantizando un estilo de vida temporal apetecible para una nueva generación de urbanitas más preocupados con la utilidad, calidad y localización de un espacio que con su tamaño.
La carrera por crear una pequeña “prefab” que se comporte como house-as-a-service (siguiendo el símil de Internet) para un urbanismo post-suelo ya está en marcha.
15 microcasas diseñadas como un móvil y distribuidas como un mueble
A continuación mencionamos 15 de los mejores contendientes hasta el momento para convertirse en la microcasa del futuro:
- móvil;
- adaptable a las necesidades y estilo de vida de su morador;
- y a menudo apilable en estructuras inteligentes, sean éstas horizontales (en zonas suburbanas o en entornos rurales) o verticales (en ciudades y zonas con elevada densidad urbanística).
1. Kasita: microcasa prefabricada, transportable y apilable en edificios que actúan de armazón vertical u horizontal (Jeff Wilson; Austin, Texas, Estados Unidos)
2. Casa Transportable Áph80: casa moderna producida con impresión CNC y tejado a dos aguas con tamaño de contenedor para facilitar su transporte y movilidad (Ábaton Arquitectura; Madrid, España)
3. Vipp Shelter: casa pequeña inspirada en el minimalismo escandinavo y acabados con la precisión de dispositivos mecánicos (Vipp, Copenhague, Dinamarca)
4. Micropad: contenedores de acero transportables como contenedores que aceleran y abaratan la construcción de edificio -que avanza en forma de LEGOs apilables- (Patrick Kennedy, Panoramic Interests; San Francisco, California, Estados Unidos)
5. Micro Compact Home (m-ch): microcasa prefabricada en forma de cubo con estructura de acero y 2,66 metros cuadrados de planta (Horden Cherry Tree Architects, Londres, Reino Unido)
6. Minim House: micro-vivienda prefabricada y transportable para 1 o 2 personas e instalación autónoma (Foundry Architects; Washington DC, Estados Unidos)
7. Mima Light: prefabricada moderna con el tamaño y transportabilidad de un contenedor grande y el coste de un vehículo familiar (por Mário Sousa y Marta Brandão de Mima Housing; Viana do Castelo, Portugal)
8. Cocoon9 Cabin: microcabaña transportable con fachada acristalada y distintos tamaños/acabados disponibles (por Cocoon Studio; Nueva York, Estados Unidos)
9. Minimod: vivienda prefabricada moderna y transportable con uso versátil -casa pequeña, hotel remoto, tienda móvil, etc.- (Colectivo MAPA; Porto Alegre -Brasil- y Uruguay)
10. Diogene: cabaña moderna autosuficiente (Renzo Piano para Vitra; Weil am Rhein, Baden-Wurtemberg, Alemania)
11. Koda: pequeña prefab en forma de cubo con fachada acristalada e interior modular (Colectivo Kodasema; Roosna-Alliku, Estonia)
12. Getaway Cabins (3 modelos: Ovida, Lorraine y Clara): micro-cabañas en el bosque para un retiro introspectivo (Harvard Innovation Lab, Universidad de Harvard, Masachusetts, Estados Unidos)
13. Micro-cabañas rústicas Outward Bound: alojamientos rústico-modernos en las Rocosas (Universidad de Colorado en Denver; Denver, Colorado, Estados Unidos)
14. Mini House: microcasa prefabricada y modular de 15 metros cuadrados que se ensambla en un fin de semana (Jonas Wagell; Londres, Reino Unido)
15. Tienda Bi(h)ome: pequeña vivienda en tienda translúcida con estructura adaptable e interior de 46 metros cuadrados -500 pies cuadrados- (Universidad de California en Los Ángeles; Los Ángeles, California, Estados Unidos)