“Ninguna casa debería nunca estar ‘en’ una colina o ‘en’ algo. Debería ser ‘de’ la colina. Perteneciendo a ella”. Así explicaba Frank Lloyd Wright su concepto de arquitectura orgánica, construcciones que se fundieran con el entorno con la naturalidad de una roca o un accidente geográfico.
La arquitectura moderna aspiró a desprenderse de los cánones tradicionales y a edificar en torno a la persona que usaría el espacio y su relación con el entorno inmediato.
La corriente conocida como arquitectura orgánica, representada por Frank Lloyd Wright y Alvar Aalto, entre otros, aspiró a que los edificios crecieran de su entorno, respetándolo y enriqueciéndolo.
Persona + edificio + entorno = ¿?
Desde mediados del siglo XX, cuando arquitectura moderna y arquitectura orgánica lograron mayor repercusión, otros postulados arquitectónicos han reflexionado sobre la relación entre persona, edificio y entorno, sin abandonar del todo los principios de estas corrientes.
En la arquitectura orgánica, el edificio “entiende” el entorno y encaja en él: si el edificio se encuentra en una colina, una pendiente o, como en el caso de la celebrada Falligwater de Lloyd Wright, junto al curso de un riachuelo, se respeta la forma y el flujo de colina, pendiente y riachuelo, en lugar de adaptar el entorno al edificio allanando la colina, eliminando la pendiente o desviando el riachuelo.
Falligwater (también residencia Kauffmann o casa de la cascada), proyectada entre 1936 y 1939, no se entendería sin el salto de agua sobre el que se asienta la vivienda.
Una tradición más allá de las tradiciones
Atenta a lo que Frank Lloyd Wright consideraba la única tradición válida, las leyes de la naturaleza, la arquitectura orgánica propone que la habitación humana y el propio hombre comprendan las características de un lugar y, entendiendo formas, materiales, luz, pendientes, accidentes, etc., construyan un edificio que parezca que siempre ha estado allí.
Existe un paralelismo entre las recomendaciones de la arquitectura moderna y orgánica y los sistemas estéticos orientales (feng-shui chino, vastu indio, wabi-sabi japonés), que aspiran a que persona, hogar y entorno se intercomuniquen como un todo.
Tanto feng-shui como vastu y wabi-sabi explican preceptos similares a la arquitectura orgánica usando, eso sí, tratados repletos de parábolas, símbolos e interpretaciones más propias de la superstición que de la tradición racional de interiorismo y arquitectura en Occidente.
Sistemas estéticos orientales y arquitectura orgánica
El feng-shui es el uso práctico del taoísmo -equilibrio entre fuerzas opuestas, sincronización con la naturaleza, no acción- en el sistema estético que nos rodea, desde el emplazamiento y características de un edificio hasta su interior.
Los sistemas equivalentes al feng-shui en India (vastu) y Japón (wabi-sabi) tienen también vocación panteísta y entienden la naturaleza como un todo. Ambos son influidos por el budismo, que coincide con el taoísmo y el confucianismo en la tesis de que hay que seguir la fuerza de la naturaleza (el “flujo” o “camino”) para diseñar cualquier edificio o sistema complejo.
Frank Lloyd Wright y otros arquitectos orgánicos estudiaron la estética oriental, así como las culturas ancestrales y nativas americanas, con la intención de lograr lo más parecido a un común denominador de “tradición” arquitectónica ajena al academicismo.
Sobre la pertenencia de un edificio al entorno donde se emplaza
Frank Lloyd Wright: “La arquitectura debe pertenecer al entorno donde va a situarse y adornar el paisaje en vez de desgraciarlo”.
El diseño orgánico:
- se inspira en la naturaleza tiene vocación sostenible, saludable, preservadora y diversa;
- se despliega, como un organismo, desde dentro hacia afuera;
- existe en el “presente continuo” y “empieza una y otra vez”;
- sigue los flujos y es tanto flexible como adaptable;
- satisface necesidades sociales, físicas y espirituales;
- crece más allá del emplazamiento y es único;
- celebra el espíritu de lo fresco, jovial y sorpresivo;
- expresa el ritmo de la música y el poder de la danza.
La definición es tan ambigua y está tan sometida a la interpretación personal como la propia arquitectura, que Lloyd Wright consideraba una disciplina cercana a la poesía: “Cualquier gran arquitecto es -necesariamente- un gran poeta. Debe ser un gran intérprete original de su tiempo, su día, su edad”.
Cómo edificar sobre desniveles: la alternativa orgánica
Décadas después, arquitectos de todo el mundo reinterpretan la arquitectura moderna y orgánica para que sean el individuo y el edificio quienes se adapten al entorno, y no a la inversa.
Entre las innumerables tendencias arquitectónicas con ecos de la arquitectura orgánica, destacan las casas erigidas sobre colinas que aspiran a tomar la forma del emplazamiento… siguiendo incluso la pendiente.
Al encontrarse ante la disyuntiva de edificar sobre un terreno inclinado, la arquitectura convencional trataría de solventar el problema adaptando el entorno a la planta tradicional de un edificio, cimentada sobre terreno llano. Una alternativa menos agresiva con el entorno consiste en usar pilares para, de nuevo, sortear el desnivel y realizar la tradicional planta llana.
Excavar, elevar pilares… o seguir el terreno
Cada vez más arquitectos se atreven a desdecir esta máxima con plantas que, desde el exterior, siguen la pendiente sobre la que descansan, evitando embutir buena parte de su estructura en un solar excavado sobre el terreno o como alternativa, elevar el plano sobre pilares.
La alternativa que sigue la pendiente, si bien la menos habitual, es la única que se adapta al terreno con la naturalidad de los bancales y, en contadas ocasiones, apenas supone un hito estético más sobre la colina o desnivel.
Las casas con planta en pendiente han proliferado en entornos naturales memorables, que invitan a arquitecto y a moradores a realizar un esfuerzo adicional de integración con el entorno, desde acantilados a paisajes naturales y rurales.
10 casas y edificios que siguen el desnivel
Recopilamos a continuación 10 construcciones proyectadas respetando el desnivel donde fueron erigidas. Además de viviendas, hay un estudio artístico y un proyecto-performance.
1. Estudio artístico sobre la colina que rodea Bregenz por Christian Tonkin (Bregenz, Austria)
2. Casa con planta alargada y fachada metálica en caída sobre acantilado por Fougeron Architecture (Big Sur, California)
3. Casa 108 con planta alargada y estilo mediterráneo sobre colina en la Costa Brava (Santa Cristina d’Aro, Girona, España)
4. Casa en una pendiente de estilo moderno y fachada acristalada por Dellekamp Arquitectos (Desierto de los Leones, México DF, México)
5. Cobertizo-performance Sloping House sobre colina rural por Atelier 37,2 (Puy de Serveix, Massif Central, Francia)
6. Casa con planta que desciende hacia una reserva de agua por Suppose Design Office (Fukuoka, Japón)
7. Cabañas de madera Åre Solbringen que siguen el desnivel de la colina por Waldemarson Berglund (Åre, Suecia)
8. Casa de madera con techo de pizarra sobre acantilado por Álvaro Ramírez y Clarisa Elton (Buchupureo, Chile)
9. Casa moderna sobre altozano con desnivel en el bosque Mar Azul por BAK Architects (Buenos Aires, Argentina)
10. Casa sobre planta llana con desniveles que conectan las plantas interiores por FujiwaraMuro Architects (Osaka, Japón)
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