Diseñar mobiliario con piezas descartadas y desechos en general nunca había tenido tanto futuro. Si Internet permitió emprender a cualquiera con un ordenador, una buena idea y capacidad de ejecución, las últimas tecnologías y el conocimiento artesanal impulsan un movimiento de micro-manufacturas dinamizado entre usuarios (P2P).
La concienciación ecológica, el valor en alza de la frugalidad y el retorno del diseño industrial y las manufacturas a los antiguos talleres de las ciudades más vibrantes descorchan el potencial del mobiliario artesanal urbanita.
Mobiliario artesanal producido cerca del cliente
El nuevo mobiliario artesanal es diseñado, probado y perfeccionado sobre la marcha entre creadores y clientes, gracias a la nueva cultura colaborativa.
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Los materiales son tan diversos y eclécticos como el estilo de cada autor, tanto cuando se opta por la originalidad de cada pieza, como cuando se usan sistemas modulares que permiten ensamblar muebles como piezas de Meccano o LEGO.
Tendencias compartidas en la nueva ola de diseñadores de mobiliario
Predominan, no obstante, las tendencias compartidas:
- convergencia y retroalimentación entre diseñador, fabricante, distribuidor, usuario y reparador (a menudo, se trata de la misma persona o colectivo asumiendo los distintos roles); la ética contracultural difundida por Whole Earth Catalog y canales análogos difundió el carácter libertario y autosuficiente del “hazlo tú mismo” (DIY, do it yourself) y el “críalo tú mismo” o “constrúyelo tú mismo” (BYO, brew your own, build your own);
- desmaterialización: se optan por materiales y texturas intemporales, que no pasan de moda, con elegancia neutra y cierta sencillez rústica (siguiendo los preceptos del minimalismo, el concepto tradicional japonés wabi-sabi, los principios del diseño escandinavo, el sentido común de los artesanos del Mediterráneo, o una síntesis de varios de estos estímulos);
- carácter local: se recuperan tanto materiales locales como cultura constructiva y de reparación, recuperando productos supervivientes de la era gremial apartados por las economías de escala (por ejemplo, el botijo vuelve a ser digno en la Península Ibérica);
- personalización: el acceso a herramientas antes sólo accesibles para grandes fabricantes, como la impresión 3D-CNC y aplicaciones de diseño y colaboración remota usando Internet, convierten cualquier pequeño apartamento o taller en un centro de I+D+i que combina artesanía, conocimiento local, proximidad, tecnología;
- más servicio, menos material: los diseños memorables, tales como el clip o cualquier silla bien ejecutada, son bienes cun valor intrínsecamente relacionado con la solvencia con que ejecutan el servicio para el que fueron diseñados (en este caso, sostener papeles y sentarse); los productos que logran su propósito con el menor coste y la mayor frugalidad equivalen, en literatura, a los textos más precisos y pulidos, donde hasta el adverbio asume un rol esencial;
- piezas diseñadas para envejecer con dignidad: la prosperidad tras la II Guerra Mundial, posible gracias a la mecanización y las economías de escala, sacrificó la calidad y duración de los productos en favor de la eficiencia con fecha de caducidad: reducción de costes con peores materiales, mecanización, producción estándar a gran escala, obsolescencia programada y modelos de negocio cautivos (bienes subvencionados y a menudo vendidos por debajo de su coste, que requieren consumibles de la marca a precios no justificados por su coste de producción y calidad), etc;
- aspiración a la intemporalidad: los productos gremiales e industriales surgidos de talleres operados por artesanos expertos, centrados en la calidad de cada unidad y en las pequeñas tiradas, sucumbieron bajo el pretexto de que la cultura de masas no se podía permitir productos para siempre, capaces de durar toda la vida y a menudo transmitidos como patrimonio de padres a hijos; ahora vuelven las pequeñas tiradas y el detalle experto en la elección de materiales, el ensamblaje, la personalización, etc;
- predominan los diseños que el usuario puede reproducir, modificar, adaptar y reparar; los fabricantes de la nueva ola de las manufacturas producidas en Occidente se sirven de los principios libertarios y colaborativos de la ética hacker para fundar proyectos y talleres en los que predomina la combinación entre la última tecnología contemporánea y la artesanía ancestran; son los nuevos “artesanos-hacker”, o “creadores” (“makers“), como los llama el ex-director de Wired Chris Anderson.
El retorno de las manufacturas a las primeras ciudades industriales
Como el propio Chris Anderson argumenta en su ensayo Makers: The New Industrial Revolution, The Economist cree que la III Revolución Industrial, de llevarse a cabo, estará conformada por el retorno de las manufacturas a Occidente.
Los países desarrollados volverán a hacer cosas, aunque las fábricas de ahora y el futuro no revivirán el modelo insalubre que inundó la periferia de las grandes urbes occidentales durante la I Revolución Industrial.
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Tampoco erigirán bastiones impenetrables con miles de trabajadores y cadenas de montaje funcionando a perpetuidad, como el arquetipo de las economías de escala que dominan el mundo actual de la producción a gran escala: las factorías de Foxconn en China.
Factorías-nicho de artesanos-hacker
Más bien, argumentan Chris Anderson, The Economist, The New York Times o MIT Technology Review, las nuevas manufacturas partirán de factorías-nicho dirigidas por artesanos-hacker, a menudo situadas en las antiguas factorías urbanas abandonadas de barrios como Brooklyn, en Nueva York, o Ciutat Vella, en Barcelona.
En un momento histórico dominado por el fin de muchos oficios de cuello blanco relacionados con la intermediación y la gestión de información, las dificultades económicas y los problemas de la nueva hornada de adultos, la generación Y, para encontrar un empleo digno, el retorno de las manufacturas es, sobre el papel, una oportunidad para Europa, Norteamérica o Japón.
La precariedad de los profesionales liberales de la actualidad, aunque no comparable a la de los sectores menos educados de la sociedad, convierte a los recién licenciados en los nuevos buscavidas, una suerte de hipsters-a-la-fuerza animados por las circunstancias a crear o encontrar empleos y oportunidades de nuevo cuño, tales como la economía P2P (consumo y financiación entre usuarios).
El acceso flexible al bienestar
Paralelamente, se trate de artesanos-hacker, nuevos buscavidas, hipsters o como quiera catalogárseles, los profesionales sin ofertas de empleo imaginan nuevos métodos más realistas, sostenibles y frugales de usar productos de calidad y bien diseñados: alquilándolos, compartiéndolos, usándolos bajo demanda.
En definitiva, los nuevos productos recuperan sabores olvidados, se vuelven a pegar al terreno, llevan firma, son mejorables y reparables sobre la marcha, pierden material y ganan servicio, se alquilan o intercambian cuando es posible.
A medida que el diseño -y la colaboración sobre él- se digitalizan, parte del negocio de fabricación de bienes de consumo retornarán a las ciudades que atraigan y retengan esta nueva ola de emprendedores y autónomos, muchos de los cuales empezarán su actividad como pasatiempo o prueba piloto. Algunos de ellos, acabarán tomándoselo en serio, auguran los expertos.
Los bienes físicos se diseñarán como el software
Con herramientas como software de control de versiones para los productos físicos (lo que GitHub es para la colaboración remota centralizada y flexible sobre software), la impresión 3D o el capital artesanal imposible de cuantificar que acumulan las ciudades más vibrantes, Norteamérica, Europa y Japón se preparan para el renacer de ciertas manufacturas producidas localmente.
Habrá que esperar para saber hasta dónde llega el fenómeno, que muchos tratan de etiquetar como fiasco, al comprobar su potencial, y lo que su éxito significaría para los sectores productivos oligopólicos.
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Recopilamos ahora algunos de los proyectos de diseño de mobiliario a partir de materiales desechados, reciclados y/o reciclables, que obtienen un nuevo uso, valor económico y beneficio para creador y usuario.
(Re)aprendiendo
Los pioneros que recuperan la fabricación de este tipo de mobiliario se enfrentan a un reto comparable al de un organismo cuya psicomotricidad ha quedado afectada tras un accidente.
(Re)aprender, salir de la zona de confort, dar vida a nuevos productos donde se supone que todos realizábamos trabajos de cuello blanco -o trabajábamos para ofrecer servicios a estos trabajadores- es el reto de estos jóvenes diseñadores industriales.
1. Sofás con acero soldado y tela militar vintage (por Stephen Kenn)
Stephen Kenn recupera el tejido resistente y rugoso de las vituallas de la II Guerra Mundial para forrar las fundas de sus confortables, ásperos, intemporales y duraderos sillones y sofás.
La colección Inheritance de Stephen Kenn combina marcos de acero soldado con cojines forrados por la resistente tela militar vintage. El resultado: sencillez áspera con un toque entre distópico y neo-punk.
2. Cajoneras con marco de acero y cajas de fruta o vegetales como cajones (por Mark van der Gronden)
La robustez industrial retiene una elegancia que trasciende a las modas y las ideas pasajeras.
Sirviéndose de objetos cotidianos sin aparente valor, el diseñador Mark van der Gronden ha logrado que sus estantes, cajoneras y comodas sean reconocidas y apreciadas en los certámenes de diseño más prestigiosos del mundo.
Van der Gronden se sirve de las cajas de plástico de plástico usadas en el mundo de la distribución agroalimentaria para apilar frutas y verduras, que en sus creaciones se convierten en cómodos y espaciosos cajones.
El mayor logro: pese a tratarse de meras estructuras de acero con rieles sobre los que se desplazan las desangeladas cajas de plástico, el conjunto adquiere una elegancia y exclusividad propia del buen mobiliario de autor.
3. Mobiliario transformable y ensamblable por el usuario (por Company & Company)
La colección de mobiliario Duit Barcelona convierte un material económico, reciclado y reciclable como el contrachapado laminado con formica en la materia prima para una serie de piezas modulares que sirven de estructura de distintas piezas de mobiliario: taburete, papelera, escritorio, mesita, colgador, etc.
El diseño es sencillo, funcional e implica al usuario, que monta el mobiliario, además de mantenerlo y adaptarlo.
La paleta de colores de la formica es tan básica como imperecedera, siguiendo el ejemplo de Charles y Ray Eames y otros diseñadores reconocidos que experimentaron con materiales y mobiliario similar, incluyendo Le Corbusier.
4. Escritorios, mesas y mesitas con palés (por ProduktWerft)
La pequeña firma ProduktWerft, con sede en Oldenburg, Alemania, se ha propuesto reconvertir uno de los elementos logísticos que han posibilitado el comercio planetario y las economías de escala, el humilde y a menudo ninguneado palé, en sencillas mesas, escritorios y mesitas minimalistas, con un diseño tan cuidado como reconocible.
Siguiendo los principios del diseño sencillo y memorable, las mesas y mesitas de ProduktWerft carecen de barnices agresivos y su acabado rugoso no sólo respeta la textura de la madera del palé, sino que la dignifica hasta convertirla en mueble de autor, funcional y solvente con el cometido para el que ha sido diseñado.
Principios del diseño sostenible y minimalista del norte de Europa aplicados a un símbolo del comercio global. Glocalidad.
5. Taburetes de tierra compactada y desecho vegetal Terra (por Adital Ela)
“Terra” debe de ser uno de los nombres más usados del panorama sostenible. La diseñadora israelí Adital Ela vuelve a recurrir al término por sus equívocas, pero siempre relacionadas con el terruño mediterráneo, interpretaciones del término de origen latín.
Tanto la forma como el aspecto y la textura de estos taburetes conservan toda la coherencia con el material usado, abundante y sostenible: una pasta de tierra compactada y desechos vegetales que, en el producto final, logra el peso, aspecto, durabilidad y comportamiento deseados.
Los taburetes Terra forman parte de una gama de productos diseñados y manufacturados según los principios “de la cuna a la cuna” (Cradle to Cradle, C2C): el proceso de fabricación no requiere energía y el material es 100% biodegradable.
6. Accesorios para el hogar de madera tallada a mano Made Collection (por David Okum)
El diseñador David Okum contradice la corriente de descrédito de determinados medios y empresas hacia el trabajo de creadores con perfil DIY y financiación independiente o colectiva: su proyecto, posible gracias al a la financiación de usuarios de Kickstarter, está a la altura de los diseños de autor solventes de las ferias internacionales.
Made Collection es una colección de accesorios para el hogar con diseño sencillo inspirado en el estilo moderno de mediados del siglo XX y la meticulosidad del trabajo artesanal, gracias al trabajo con nogal americano, arce blanco, Corian y aluminio.
De momento, la colección la componen salero y pimentero, salvamanteles, perchero de pared y organizador de escritorio. Todas las piezas conservan una indudable coherencia estilística.
7. Lámparas hechas a mano con piel, madera y metal (por Woodendot)
El estudio madrileño Woodendot ha lanzado una nueva línea de lámparas hechas a mano con materiales naturales.
La colección Ka, compuesta por tres modelos básicos -luz ambiental, lectura y escritorio-, ha sido ejecutada con técnicas artesanales de Íscar, en la Tierra de Pinares vallisoletana.
El estudio estudia la relación entre funcionalidad, materiales, respeto medioambiental, artesanía y estética. El resultado: una colección con cierto aire modernista de mediados del siglo XX y a la vez minimalista, usando técnicas artesanales.
8. Mesas y complementos de minimalismo retro con firma de San Francisco (por Jeremiah Collection)
La sombra del mobiliario funcional de mediados del siglo XX diseñado por Charles y Ray Eames está presente en muchos proyectos de mobiliario de calidad fabricado en Norteamérica, Europa y Japón.
Vuelve a ser el caso de las mesas, escritorios y complementos de Jeremiah Collection, un pequeño fabricante de San Francisco.
Sus diseños básicos tienen el estilo limpio y funcional de mediados de siglo, aunque todas las piezas son adaptables en función de lo que el cliente-usuario quiera colaborar con el diseñador.
9. Convertir restos de madera y metal en mobiliario selecto (por Strawser & Smith)
La firma de mobiliario de autor Strawser & Smith ha aprendido a conseguir las piezas de madera noble y los mecanismos industriales vintage (a menudo de acero) necesarios para convertir partes inconexas del pasado industrial de Brooklyn en robusto mobiliario vintage.
Su valor añadido está, sobre el papel, al alcance de cualquiera, pero ejecutarlo con precisión y criterio requiere conocimiento, paciencia, experiencia y capacidad de adaptación, ya que la naturaleza de cada pieza depende del material existente en cada momento en el inventario.
El almacén de Strawser & Smith suele incluir viejos muebles, antiguallas, tapices en mal estado, componentes de fábricas abandonados y vieja chatarra olvidada (hierro, acero, madera, vidrio).
El resultado mesas con o sin ruedas que combinan madera y metal de calidad y potencian las cicatrices de la trayectoria, envejecimiento y recuperación de cada material.
10. Sillas artesanales personalizadas usando madera dañada en un terremoto (por Rekindle)
La empresa neozelandesa con fines sociales Rekindle se ha especializado en crear sillas sencillas y personalizadas usando la madera dañada por los intensos terremotos en la región de Christchurch.
El equipo de Rekindle convierte los escombros de un terremoto en mobiliario intemporal de calidad con color, textura y rugosidad únicas en cada unidad, al depender de la madera recuperada.
La madera que ha acabado en un vertedero vuelve, con nuevo valor y vigor, a la zona donde formó parte de estructuras devastadas por los terremotos. Muebles con carácter y memoria.