El coste de instalación de la energía solar fotovoltaica se ha reducido hasta ser competitiva con el carbón.
El fin de los subsidios no es una excusa y, con la madurez tecnológica, el sector tendrá que crecer por su cuenta. Es posible, ya que los países emergentes no gozarán del lujo de prosperar sin atender el medio ambiente, como hicieron los países ricos.
Bañarse en media hora de sol
El sol que incide sobre la tierra en media hora sería suficiente para cubrir todas las necesidades energéticas humanas durante un año.
Pero las dificultades económicas de la Unión Europea, principal mercado de instalación, han frenado el crecimiento del mercado solar, cuyos precios se han colapsado debido al excedente de producción de los fabricantes asiáticos, con China en cabeza.
El descenso consistente de costes tampoco ha recuperado la demanda: el colapso del precio de los paneles no será aprovechado ni por Estados Unidos, que ha impuesto aranceles a las importaciones solares chinas; ni por Europa, que cancela sus subsidios a las renovables.
La vida con aranceles y sin subsidios
Incluso sin subsidios para su instalación y con aranceles proteccionistas estadounidenses para impedir que los paneles chinos inunden el mercado, el coste de producir energía con paneles solares ha bajado tanto que garantiza su viabilidad comercial en un mercado libre en los próximos años.
La concienciación social, los problemas medioambientales y de seguridad energética son estructurales: la Unión Europea, China y Estados Unidos deberán asegurarse de que el coste de instalación de renovables es competitivo sin subsidios.
Sigue habiendo problemas para convertir la energía solar, en concreto la fotovoltaica, en una alternativa a generar energía con carbón y gas natural. Por un lado, ha existido el escollo histórico del acceso y coste a materias primas como el silicio.
La carrera por la eficiencia fotovoltaica
Por otro, la eficiencia de la tecnología todavía no ha alcanzado el 50%: más de la mitad de irradiación solar en la superficie de los paneles es desaprovechada.
Sharp, por ejemplo, prepara sus paneles comerciales con un 43,5% de eficiencia, el doble que muchos de sus competidores.
Pero la crisis económica ha deprimido el mercado solar, incluso cuando estas dos limitaciones históricas se están solucionando. Por ejemplo, se ha abaratado el coste de producción de paneles solares y se avanza en el uso de varios materiales semiconductores para aumentar la eficiencia por encima del 40%.
La caída en picado del precio mayorista de los paneles
Joshua Pearce, experto en energía solar de la Queen’s University de Kingston (Ontario, Canadá), detectó en un estudio de 2011 que los costes estimados de la energía solar estaban inflados de manera desproporcionada.
La tecnología cambia tan rápido que, explicaba Pearce, muchas estimaciones no reflejan la última realidad. En 2011 el coste de los paneles solares había descendido el 70% desde 2009. Asimismo, la productividad de los paneles sólo se reduce entre el 0,1% y el 0,2%, muy lejos del 1% que indican los informes.
La evolución en el primer trimestre de 2012 confirma el descenso radical del coste de los paneles asiáticos, hasta provocar la reacción proteccionista de Estados Unidos, que impondrá tarifas a su importación de hasta el 250%, tras acusar a China de vender la tecnología por debajo del coste de producción (“dumping”).
Sea como fuere, Joshua Pearce denunciaba a finales de 2011 que la mayoría de proyecciones sobre el coste solar situaban el precio del vatio solar en 7,61 dólares, cuando el coste real era, ya en 2011, inferior a 1 dólar.
Hora de competir sin subsidios con plantas sucias y complicadas
Desde 2011, el coste de instalación ha dejado de servir como excusa, cuando la energía solar ya puede competir con la generación eléctrica usando combustibles fósiles importados.
El cambio ha sido tan radical que ha provocado la reacción proteccionista de Estados Unidos, cuya Administración quiere dejar atrás el escándalo de los subsidios a la fallida empresa solar californiana Solyndra y, a la vez, restar importancia al radical descenso de la inversión en tecnologías limpias en 2012, 2013 y 2014.
La incógnita ha sido despejada de manera satisfactoria y sí, la energía solar fotovoltaica puede competir en costes de producción e instalación. El sector muestra su preocupación por el fin y de los subsidios y los aranceles anunciados en Estados Unidos, pero la tendencia a medio y largo plazo ya no deja lugar a dudas y, tras las urgencias de la crisis de la deuda europea, el mercado empresarial y residencial volverán a tasas de crecimiento de dos y hasta tres dígitos.
A mayor eficiencia por superficie, mayor viabilidad
Está menos clara la evolución de la eficiencia de los propios paneles fotovoltaicos. Varias empresas y laboratorios universitarios ya anuncian que la eficiencia media debería incrementarse desde alrededor del 20% de media hasta el 45% o 50%.
Con una capacidad para capturar comercialmente la mitad de la radiación solar por unidad de superficie, el atractivo de la energía solar fotovoltaica se emanciparía de subsidios directos e indirectos.
Se exploran varias técnicas en paralelo para incrementar la eficiencia sin aumentar el coste usando células de espectro completo, superficies con distintas texturas e incluso materiales cuya composición molecular es capaz de regenerarse (conocidos en la jerga del sector como “nanomateriales”).
Hay vida más allá de 2012
En 2012, se suceden las notas de prensa de laboratorios y compañías, exponiendo varios avances para abaratar las células fotovoltaicas y aumentar su rendimiento.
El objetivo es devolver el atractivo a un sector que hasta ahora ha dependido directamente de unos subsidios que se reducen drásticamente o desaparecen. Para ello, se anuncian técnicas que traigan a los paneles solares el equivalente de la Ley de Moore en el mercado de los procesadores, que han duplicado su densidad cada 18 meses desde 1965.
Mientras se espera una Ley de Moore de la energía solar fotovoltaica, que permitiría planificar cuándo llegarán los paneles comerciales con eficiencias superiores al 50%, el valor bursátil de los mayores fabricantes de paneles, como la compañía china Suntech Power, está cerca de los mínimos históricos.
Ni de izquierdas, ni de derechas: el uso electoralista de las renovables
Más allá del exceso de demanda de paneles asiáticos, los aranceles impuestos a las importaciones solares por Estados Unidos y el fin de los suculentos subsidios europeos en renovables, el sector fotovoltaico padece las consecuencias de un poco responsable uso electoralista.
Sin ayudas directas, el sector se transformará en 2012 y dependerá más de la evolución del libre mercado. El año 2011 acabó como el de mayor inversión en renovables de la historia, con 263.000 millones de dólares dedicados en todo el mundo, según New Energy Finance.
Pero los recortes en subsidios en España, Alemania y el Reino Unido, así como el fin de los incentivos fiscales en Estados Unidos, el mayor mercado en 2011, mermarán la capacidad instalada.
Son frecuentes las diatribas entre expertos progresistas y conservadores sobre el futuro del sector, como tratamos en el artículo Misterio solar fotovoltaico, proyección sin premio bursátil: o se opta por certificar la muerte del sector; o se anuncia todo lo contrario, usando la misma información.
Algo falla, tanto para progresistas como para conservadores.
China deberá instalar paneles, no sólo producirlos
China produce y consume cada vez más paneles, pero las exportaciones se han revisado a la baja.
Los analistas John M. de Yonge y Thomas Christiansen explicaban en 2011 que el crecimiento de la demanda en China, India y Estados Unidos no compensará el colapso de las importaciones en la Unión Europea, debido a que los mercados no europeos todavía suponen el 20% del mercado global.
La producción de paneles creció el 87% sólo en 2010, gracias al esfuerzo de los fabricantes asiáticos, que quieren competir en el mercado europeo con unos costes similares al carbón. Los fabricantes de otros mercados, más caros, presionan a sus gobiernos para aumentar aranceles, como ya ha hecho Estados Unidos.
Preparar el futuro, en lugar de lamerse las heridas: China e India
La inversión global en renovables registró en el primer trimestre de 2012 el peor dato de crecimiento desde el inicio de la crisis financiera en 2008: 27.000 millones de dólares, un 28% inferior que en el último trimestre de 2011 y un 22% menos que en el mismo trimestre de 2011.
Analistas, empresas productoras y gobiernos miran más allá del difícil 2012 para dilucidar cómo evolucionar la Ley de Moore particular del sector solar, que deberá ganarse la credibilidad de inversores y también consumidores, desde las compañías eléctricas a los usuarios domésticos.
Para dilucidad cómo será de grande el mercado solar, hay que mirar a los dos lugares donde la instalación podría crecer más: China e India.
Si el gasto directo en tecnologías limpias fue encabezado en 2011 por, en este orden (y según The Economist), Estados Unidos, India, Reino Unido, Japón e Italia, los dos grandes gigantes emergentes tendrán la responsabilidad de absorber parte de los excedentes producidos por los fabricantes chinos.
Mercado doméstico y “net metering”: vender el excedente energético a la compañía
En Estados Unidos y la Unión Europea, se confía en que la demanda doméstica estimule relativamente la venta de paneles no sólo asiáticos -los más baratos-, sino también producidos localmente.
Una tecnología que estimularía la demanda de consumidores privados es la instauración por parte de las compañías eléctricas, de la tecnología de medición neta (“net metering“), un esquema que permitiría a cualquier usuario conectado a la red vender su excedente de energía.
El uso de tecnologías de balance neto de electricidad, explica The Economist, anima a los usuarios domésticos a invertir en fuentes de energía renovables (solar fotovoltaica, pequeños molinos de viento y, en el futuro, coches híbridos con freno regenerativo, células de hidrógeno, etc.): cuando el cliente revierte más energía de la que consume, la medición del contador eléctrico retrocede y podría ser incluso negativa.
El primer paso para una red energética inteligente
La medición neta es el primer paso para instaurar redes inteligentes de suministro eléctrico que permitirían al usuario comprar y vender la energía generada en tiempo real, en función de su evolución en un hipotético mercado libre de energía.
Dice The Economist que, al no requerir hardware adicional, el “net metering” es una tecnología también atractiva para los proveedores de energía, aunque éstos deberían estar dispuestos a medir la energía de manera bidireccional:
- si, al final del mes, un consumidor emplea más kilovatios-hora de la energía que revierte en la red con sus paneles, molinos, vehículo eléctrico, etc., el proveedor eléctrico la diferencia entre lo gastado y producido.
- si, al contrario, produce más que gasta, la eléctrica le reconoce y descuenta en la próxima factura el excedente según los precios del mercado eléctrico mayorista.
¿Querrán las eléctricas compensar a sus clientes excedentarios?
La principal limitación actual de la tecnología de medición neta es el modo de contabilizar el excedente revertido a la red por el usuario doméstico, ya que puede ser reconocido en la factura del mes siguiente, pero todavía no ha creado un mercado que premie económicamente al usuario que produce más de lo que consume de manera consistente: al final del año, cualquier excedente “se pierde”, informa The Economist.
Habría que preguntarse si la limitación es tecnológica o, por el contrario, está inducida por las políticas empresariales de los proveedores eléctricos, reticentes a ceder más control e incentivos de los necesarios a sus clientes.
La invasión de los paneles baratos
Con el precio de los paneles fotovoltaicos a la baja y las tarifas eléctricas al alza en Estados Unidos y Europa, iniciativas como la medición neta y las cooperativas que instalan parques solares podrían servir como revulsivo en los países ricos en los últimos años.
Por de pronto, menos subsidios y más tarifas anti-dumping (como recargo del 31% a los paneles chinos impuesto por Estados Unidos) afectará más al sector de las renovables que a los productores asiáticos, que usarán las técnicas clásicas para capear estas limitaciones, como entrar en el capital o comprar fabricantes en Estados Unidos y Europa. Ya está ocurriendo.
Mientras el sector solar en Europa y Norteamérica espera el resultado de la medición neta y el crecimiento de una demanda real no subsidiada debido a los efectos de la Ley de Moore particular del sector, los mayores fabricantes confían cada vez más en China e India, aunque ahora como instaladores de su propia producción.
China se toma en serio su seguridad energética
La concienciación de la opinión pública sobre el cambio climático ha seguido una evolución de la inversión en renovables. Los efectos de la crisis financiera han engullido cualquier otro problema, por muy acuciante que sea, incluso en los países más dispuestos a invertir en tecnología y adoptar hábitos que mitiguen sus consecuencias.
China, principal emisor de gases con efecto invernadero, está más preocupada por la seguridad energética y la polución de sus ciudades que en los informes científicos sobre el aumento de las temperaturas en el futuro.
Los intereses estratégicos chinos favorecerán la inversión en renovables, también para su mercado interior, más que cualquier otro factor. China carece de petróleo, pero cuenta con las terceras mayores reservas mundiales de carbón.
El carbón tiene un límite práctico y ético, incluso en China
Las consecuencias de su uso son cada vez más patentes en la sociedad china, así que ni siquiera el imparable crecimiento en el país de centrales eléctricas de carbón bloquearán las instalaciones solares y eólicas a medio plazo.
Según Economist Intelligence Unit, el consumo energético chino creció el 136% entre 2001 y 2011, coincidiendo con el aumento del precio del petróleo y, en menor medida, el gas natural.
El paisaje energético chino, si bien continúa gris por sus necesidades de energía barata y su apuesta por el carbón, tiene algún matiz verde: el país quiere ser el principal productor de paneles solares y molinos eólicos, no sólo para la exportación, sino para que el 15% de su energía proceda en 2020 de fuentes renovables.
Números grandes
De acercarse a las previsiones de su partido único, ello implicaría instalar 200 GW (gigavatios) de molinos eólicos, así como 50 GW de paneles solares en menos de una década, o el equivalente a 200 y 50 plantas de generación eléctrica, respectivamente.
Según la organización Pew Charitable Trusts, cerca de una cuarta parte de la capacidad en renovables está instalada en China: la instalación eólica se dobló anualmente entre 2005 y 2010, mientras las empresas hidrológicas y solares chinas dominan el mercado mundial.
Dos tendencias subyacentes actúan como el yin y el yang del futuro energético chino:
- La vertiente negativa es también la gran incógnita del la segunda economía del mundo es el uso de las abundantes reservas de carbón del país. Todo indica que, lejos de desaparecer, aumentará el uso de carbón.
- La parte positiva: China trata de construir su propia red de suministro inteligente, así como integrar un sistema de comercio de derechos de emisión, así como impuestos sobre las emisiones.
India: mientras tanto, en el otro gigante
Si adormecen Estados Unidos y Europa, India es, junto a China, el otro gran mercado potencial. Sus inversiones en renovables en 2011 representan menos de la cuarta parte de las realizadas por Estados Unidos (primero) y China (segundo), pero hay muchas razones de peso para augurar un crecimiento más agresivo de la industria solar india.
El segundo país más poblado del mundo y la mayor democracia parlamentaria ha sido conocido desde su independencia por la desigualdad social, ejemplificada en un cada vez más difuso pero existente sistema de castas, así como por la lentitud de su burocracia y la obsolescencia de sus infraestructuras, transportes y sistema energético.
Pero sólo el cambio de China es comparable a la transformación de la India en los últimos años, gracias a la calidad de su sistema universitario y a industrias tan pujantes como los sistemas informáticos, la telefonía móvil, el automóvil o las energías renovables.
El ejemplo solar de Guyarat
The Economist se fija en el segundo estado más industrializado de India, Guyarat, fronterizo con Pakistán, para ilustrar el potencial indio en el mercado de las renovables.
Como el resto del país, la tierra de Guyarat es llana, yerma y soleada, el estado destaca por su orientación hacia los negocios y la demanda de energía es muy superior a la seriedad de su oferta.
India ha decidido que no puede permitirse un suministro eléctrico intermitente y las renovables son una alternativa limpia y viable a los populares generadores diésel. Los parques solares, extendidos como piezas de Lego, son más sencillos de erigir y mantener que las plantas de generación convencionales.
Un paisaje de “piezas de Lego”
Guyarat ha estrenado un parque solar de 200 megavatios, Charanka, el mayor de India hasta el momento. Pronto será destronado por nuevos proyectos más ambiciosos, aprovechando el descenso de precios.
Según Alan Rosling, de Kiran Energy, una firma india respaldada por capital estadounidense, explica que el coste de los paneles ha caído una tercera parte desde 2010.
Las autoridades de Guyarat recalcan que fue construido en 16 meses; nadie es capaz de edificar una planta nuclear o de cogeneración con tanta facilidad.
India, conocida por la excelencia de muchos de sus universitarios en matemáticas, elabora en la actualidad una sencilla ecuación: (suministro solar barato) – (suministro convencional caro e intermitente) = más renovables es el futuro.
Sobre subsidios perversos
Con Internet aumenta la sensación de todos nosotros de asistir a un clima informativo pre-electoral que se eterniza. Al finalizar la inacabable última tanda de contiendas regionales y estatales europeas, la campaña presidencial estadounidense ya calienta motores.
Ello implica que se critiquen los subsidios a las energías renovables, olvidando que la mayoría de los sectores tecnológicos estratégicos han ido ligados históricamente a la investigación avalada de un modo u otro por gobiernos (cuando no se trata de agencias militares, de inteligencia, etc.).
Richard Branson recuerda que los combustibles fósiles cuentan con 12 veces más subsidios que las energías renovables.
Financiando los intereses creados
El Banco Mundial recuerda que los gobiernos subsidizan actividades dañinas para la economía y el medio ambiente el equivalente a 1,2 billones de dólares (1,2 trillones anglosajones):
- 500.000 millones en subsidios a combustibles fósiles (como el carbón en España, ahora de actualidad por las protestas);
- 300.000 millones en subsidios al agua, para que su uso sea gratuito o por debajo del precio de coste. Nada tan popular (¿populista?) como regalar las cosas.
- 400.000 millones en subsidios a la pesca y la agricultura, incluyendo los monocultivos que inundan el mercado a precios inferiores al coste real (lo que Estados Unidos denuncia, por cierto, en el mercado solar).
Según The Economist, los subsidios gubernamentales a políticas que afectan al medio ambiente y distorsionan el mercado de sectores clave, hasta el punto de ofrecer gratis servicios que se acumulan luego como deuda pública, “son un problema de economía política”, y no un mal necesario.
Sobre el arte de explicar a la opinión pública decisiones impopulares
Los expertos en crecimiento sostenible creen (¿desean, más bien?) que, cuando las principales economías recuperen su vigor, será más fácil renunciar a subsidios difíciles de explicar en el mundo actual, por muy impopular que sea entre quienes viven de las ayudas.
Según The Economist, “gastar dinero en cosas como energías limpias debería impulsar la innovación, algo bueno para el conjunto de la economía”.
De momento, no obstante, el mercado de la energía solar es excedentario; los precios se han colapsado; el valor bursátil de los principales productores chinos, estadounidenses y europeos está bajo mínimos; y tanto el proteccionismo como el fin de los subsidios han deprimido la demanda en Europa y Estados Unidos.
El futuro cercano de la energía solar
Las pocas alegrías comerciales del mercado solar en 2012 son compensadas con las informaciones que informan sobre avances tecnológicos en el sector.
Con un descenso del precio del kilovatio hora del 60% entre 2008 y 2010, la energía solar es ya competitiva con el carbón en varias regiones. Nuevos materiales y técnicas prometen paneles más baratos y eficientes.
He aquí una recopilación de algunos avances prometedores, todavía en proceso de investigación o recién salidos del laboratorio:
1. Moléculas que almacenan energía
El profesor asociado del MIT Jeffrey Grossman ha creado con su equipo un tejido microscópico de nanotubos de carbono, que absorben de manera permanente la energía solar térmica.
Esta técnica para atraer y condensar la radiación solar es similar a la usada en las baterías de ión-litio de dispositivos electrónicos e informáticos. Según Grossman: “He aquí un material que convierte y almacena energía. Es robusto, no se degrada y es barato”.
2. Imprimir células solares con impresoras 3D
También en el MIT, un equipo de investigadores encabezados por la profesora Karen Gleason ha descubierto el modo de imprimir células solares sobre cualquier superficie, usando bajas temperaturas y vapor en lugar de soluciones líquidas que son más caras, requieren altas temperaturas y degradan el sustrato sobre el que se imprime.
La célula solar impresa en papel es, asimismo, resistente. Sus creadores aseguran que se puede doblar o enrollar y desplegar más de 1.000 veces sin que haya pérdida de rendimiento.
3. Nanocristales que pueden ser impresos en plástico
Investigadores de la Universidad de Carolina del Sur han desarrollado una técnica alternativa para convertir cualquier superficie en un panel solar potencial: se trata de una solución líquida de nanocristales capaces de retener los haces de luz.
La técnica permitiría aplicar la solución líquida a cualquier superficie clara o transparente, incluyendo vidrio o plástico, de un modo similar a una capa de pintura.
4. Plástico semiconductor que duplica la eficiencia de los paneles
Xiaoyang Zhu, investigador químico de la Universidad de Texas en Austin ha ingeniado la manera de duplicar la eficiencia de las células fotovoltaicas convencionales, con una técnica todavía más barata.
Para lograrlo, el investigador ha usado un polímero de plástico semiconductor, desarrollado para capturar el mayor número posible de electrones a partir de los fotones de luz.
Uno de los escollos de los paneles convencionales es el calor capturado por los electrones, cuya energía es demasiado intensa como para que el silicio los pueda convertir en electricidad y ahora se pierden en forma de calor.
Los experimentos realizados con una intensidad lumínica moderada obtienen un 44% de eficiencia, que podía incrementarse cuando el nuevo panel sea expuesto a la incidencia directa del sol.
5. Paneles más baratos y eficientes usando pirita (el “oro de los tontos”)
Conocida como el “oro de los tontos”, la dorada pirita ha engañado a lo largo de la historia a quienes, al divisarla en el subsuelo, creían haber hallado una veta de oro.
Ahora, investigadores de la Oregon State University han descubierto propiedades de este abundante y barato mineral que se adaptan a la perfección a los principales retos del sector fotovoltaico: crear paneles más baratos y eficientes.
La pirita tiene una enorme capacidad para absorber energía solar y se puede usar en capas hasta 2.000 veces más finas que algunos de sus competidores, incluyendo el silicio.
Eso sí, el principal escollo hasta ahora era la escasa efectividad del mineral para convertir la energía solar en electricidad. La nueva técnica supera este escollo.
6. Un panel que conjuga las tecnologías térmica y fotovoltaica
El profesor del MIT Gang Chen desarrolla un método “micro solar térmico”, que poduciría electricidad con una eficiencia 8 veces mayor a la de los paneles fotovoltaicos más avanzados.
A diferencia de otros sistemas térmicos, que requieren o paneles más profundos y costosos, o grandes instalaciones con espejos que dirigen los haces de luz a un punto concreto, Chen ha logrado un panel con el mismo grosor que una instalación fotovoltaica convencional.
Para lograr paneles más finos y económicos, el investigador se sirve de diminutos generadores termoeléctricos que capturan el diferencial de calor creado por la luz del sol al incidir sobre el panel.
La técnica evitaría los principales inconvenientes de la energía solar térmica, conservando su principal ventaja: al tratarse de una tecnología de calor, su funcionamiento está garantizado incluso en días nublados.
7. Un virus que mejora la eficiencia de las células solares
Estudiantes del MIT han creado un virus, el M13, que en lugar de atacar bacterias se dedica a espaciar nanotubos de carbono en una superficie, que luego puede usarse para convertir la energía solar en electricidad.
El virus actúa, en la práctica, como una microscópica herramienta de precisión, que ha logrado de momento un salto en la eficiencia de los paneles de nanotubos desde el 8% hasta el 10,6%, aunque se esperan mayores avances.
8. Obleas transparentes para convertir cualquier ventana en panel solar
El sueño de convertir las ventanas de nuestra vivienda en paneles solares está cada vez más cerca. El MIT desarrolla una célula solar transparente que convertiría cualquier superficie acristalada en pequeños generadores energéticos.
Con la nueva técnica, las superficies acristaladas en edificios o vehículos mantendrían su traslucidez, pero los rayos que incidieran sobre ellas serían almacenados y transformados en electricidad.
El equipo del profesor Vladimir Bulovic ha ideado un método alternativo a los usados hasta ahora, que lograban un escaso 1% de eficiencia. Para ello, usa una película transparente de células fotovoltaicas que se instala como un adhesivo, método con el que se espera alcanzar una eficiencia del 12%.
9. Moléculas orgánicas sobre paneles más baratos y eficientes
Investigadores de la Universidad de Stanford aseguran haber perfeccionado una manera de crear paneles más baratos y eficientes, añadiendo una capa de moléculas orgánicas sobre las células fotovoltaicas.
Hasta ahora, la técnica había sido descartada por los fabricantes debido a que las células solares “cuánticas” no lograban una eficiencia elevada.
El equipo de Stanford aplicó una capa del semiconductor dióxido de tinanio sobre las células solares cuánticas, suficiente para triplicar su eficiencia.
10. Una “batería óptica” que aprovecha los efectos magnéticos de la captura de la luz
Un equipo de la Universidad de Michigan ha descubierto un nuevo efecto causado por la incidencia de la luz, que podría ser la base de una batería óptica capaz de convertir la luz en electricidad a una fracción del coste actual.
El avance muestra que, cuando la luz tiene la intensidad suficiente, puede ser conducida por material no conductivo. El voltaje resultante genera un campo magnético que puede ser transformado en electricidad.