Conservation International identifica en un nuevo informe las 10 zonas forestales más amenazadas del mundo, todas las cuales han perdido el 90% o más de su masa forestal original a manos de la actividad humana.
El informe coincide con las primeras campañas de concienciación en todo el mundo, con motivo del Año Internacional de los Bosques, como la ONU ha bautizado a 2011, y alerta sobre el triunfalismo que pudiera derivarse del declive en el ritmo de deforestación en zonas tan cruciales como la Amazonia, o del recálculo sobre la auténtico impacto de los bosques del mundo en la reducción del CO2 atmosférico, que los últimos estudios han reducido a la baja.
Santuarios forestales con riesgo de colapso
Según el informe de 2011 de Conservation International, 5 de los bosques considerados zonas “calientes” -o especialmente ricas en biodiversidad- en mayor peligro se encuentran en la región Asia-Pacífico; 3 están emplazados en África; mientras Norteamérica y Sudamérica cuentan cada una con un bosque en peligro.
Pese a haber perdido ya el 90% -o un porcentaje superior- de su masa forestal original por la actividad humana, cada uno de los 10 bosques más amenazados todavía albergan a, al menos, 1.500 especies de plantas endémicas que no crecen en otros lugares y desaparecerían con los bosques que los hospedan.
Conservation International reconoce que se trata de un cálculo aproximativo que podría ser muy superior, si se tiene en cuenta que muchas especies nunca han sido catalogadas por la ciencia, como explica el biólogo Edward O. Wilson en su libro The Future of Life (El futuro de la vida).
Agricultura, ganadería, tala ilegal, minería, expansión urbanística
He aquí los 10 bosques concretos, de mayor a menor riesgo de desaparición, según Conservation International:
- Bosques de Indochina (del que sólo queda un 5% de su superficie original).
- Bosques tropicales y subtropicales de Nueva Caledonia (un 5% de la superficie original).
- Bosques tropicales de Borneo y Sumatra, cuya posible desaparición amenaza, además, al orangután (7%).
- Extensiones selváticas de Filipinas (7%).
- Bosque atlántico de Brasil, también conocido como mata atlántica (8%).
- Bosque montañoso de China (8%).
- Bosque de tipo mediterráneo de California (10%).
- Bosques costeros de África Oriental (10%).
- Bosques de Madagascar (10%).
- Bosques “afromontanos” de África Oriental, desde el Cuerno de África a Zimbabue (11%).
Olivier Langrand, responsable de política internacional de Conservation International, explicaba durante la presentación del informe que “los bosques están siendo destruidos a un ritmo alarmante para dar espacio a pastos, tierra cultivable, explotaciones mineras y áreas urbanas en expansión, pero en el proceso estamos destruyendo nuestra propia capacidad de supervivencia”.
“Los bosques deben ser vistos como mucho más que un conjunto de árboles”, expone Langrand. “Éstos ya juegan un enorme papel en el desarrollo de muchos países como fuente maderera, alimento, cobijo y recreo, y tienen un potencial todavía mayor que debe ser reconocido en la provisión de agua, la prevención de la erosión y el secuestro de carbón”.
El 80% de la biodiversidad terrestre
Los bosques albergan el 80% de biodiversidad terrestre, como recuerdan reportajes periodísticos, estudios e informes (como el mencionado de Conservation International) que, periódicamente, exponen cifras y experiencias relacionadas con los bosques lluviosos y tropicales.
Tampoco hay que olvidar otro dato, cada vez más entendido por la opinión pública tras fenómenos de divulgación como Avatar, la película de James Cameron, que transmite el mensaje ya expuesto en La selva esmeralda (The Emerald Forest): las grandes extensiones de selva tropical acogen a los últimos pueblos humanos no contactados.
Survival International, el Gobierno brasileño y BBC, que ha aportado cámaras capaces de registrar detalles a grandes distancias, han recientemente retratado uno de estos grupos en la Amazonia brasileña fronteriza con la peruana. Es un modo, dicen, de lograr dos objetivos: concienciar a la opinión pública medioambiental de que estos grupos existen, y proteger su aislamiento de presiones externas (representantes de la minería y la tala ilegal, etc.), que podrían actuar con impunidad, si se silencia su existencia. La BBC ha difundido el vídeo de uno de estos grupos no contactados.
Respetar los bosques, aprender de ellos (y extraer un rédito económico)
Países como Costa Rica han aprendido a obtener réditos derivados directamente de la conservación de su riqueza selvática, que ha incrementado el turismo sostenible y la atracción de investigadores y biólogos.
Asimismo, muchas empresas producen “a la sombra” café, cacao y otros productos con demanda internacional al cobijo de bosques que no talan, una característica reflejada en el etiquetado (la indicación es similar a prácticas como el comercio justo o la agricultura orgánica, entre otras), y han encontrado un mercado internacional que valoraría el esfuerzo.
O estudios de diseño industrial y empresas que inspiran sus productos en el comportamiento biológico del árbol, como el paradigma de diseño sostenible “Cradle to Cradle” (C2C, “de la cuna a la cuna“), en el que los diseños “eco-efectivos” se describen como los que se comportan como un árbol, en el que “el gasto equivale a alimento”.
Un cerezo, por ejemplo, proporciona sombra, previene la erosión y aporta frutos a la dieta de distintos insectos, animales y personas. La fruta que no es comida por insectos, animales y personas, acaba cayendo al suelo.
El excedente nutre el suelo, que se enriquece y alimenta al propio árbol y otros organismos, principales beneficiarios. Nada se desecha, ni se usa energía para eliminar o descomponer elementos.
La epidermis forestal
El último informe sobre el estado de los bosques mundiales de la Organización de la ONU para la Agricultura y la Alimentación (FAO en sus siglas en inglés), exponía que la pérdida forestal en el planeta se ha ralentizado a medida que cada vez más países aplican -o reciben, a través de programas como REDD– incentivos para plantar más árboles de los que son talados, al tiempo que mejora la vigilancia.
China, India, Filipinas y Vietnam han aumentado la superficie de sus bosques, un fenómeno que también se ha dado en Europa y Norteamérica. Según la FAO, la deforestación en África y América Central y del Sur continúan siendo mayor que los árboles plantados.
Pese a haberse reducido el ritmo de destrucción de la selva amazónica, la principal reserva forestal y de biodiversidad terrestre del mundo, la mata atlántica, o bosque atlántico latinoamericano que se extiende por el centro y sur de Brasil, Paraguay, Uruguay y Argentina, reduce su área de influencia a medida que avanzan la agricultura, la ganadería y el desarrollo urbanístico.
La huella humana
Se estima que los bosques cubren en la actualidad menos de 40 millones de kilómetros cuadrados, ligeramente por debajo de un tercio de la superficie terrestre.
Pese a que se perdieron 52.000 kilómetros cuadrados de media al año entre 2000 y 2010 (una superficie similar a Costa Rica, con 51.100 kilómetros de superficie), la cifra representa una reducción considerable con respecto a la década anterior, en la que se perdieron, de media anual, 83.000 kilómetros cuadrados de bosques (equivalente a Austria, con 83.871 kilómetros cuadrados).
Tradicionalmente, Europa ha sido la región que más superficie forestal ha recuperado en las últimas décadas, pero en la actualidad es Asia quien recupera más árboles netos.
Si, en lugar de remontarnos a apenas unos décadas o dos siglos atrás para tener en cuenta las consecuencias del desarrollo europeo y la Revolución Industrial, nos remontamos 8.000 años atrás, justo con la consolidación de los asentamientos del neolítico (y su consecuente desarrollo agrario y urbano, que facilitaron el aumento de la población), la pérdida de superficie forestal debido a la acción humana es dramática.
Se estima que, en los últimos 8.000 años, el ser humano ha eliminado la mitad de los bosques del mundo, que han reducido su superficie desde los 62 millones de kilómetros cuadrados (24 millones de millas cuadradas) a los actuales 33 millones de kilómetros cuadrados (13 millones de millas cuadradas).
1. Región de Indochina (bosques tropicales y subtropicales húmedos)
Las zonas fluviales y los humedales de este punto caliente de biodiversidad son decisivos para la subsistencia de pueblos locales tradicionales y la conservación de aves, tortugas y peces de agua dulce. Algunos de estos peces de agua dulce, propios de lugares como el lago Tonle Sap o el río Mekong, están entre los más grandes del mundo.
Los bosques y hábitats de los humedales y manglares son destruidos para cultivar arroz, mientras han proliferado las presas para producir electricidad.
2. Nueva Caledonia (bosques tropicales y subtropicales húmedos)
Se trata de uno de los puntos de gran biodiversidad con una extensión más reducida del mundo, equiparable a la superficie de Nueva Jersey o la Comunidad Valenciana (22.000 kilómetros cuadrados), lo que incrementa su fragilidad.
Este archipiélago, situado en el extremo sur de la región melanesia, 1.200 kilómetros al este de Australia, alberga dos tercios de las especies mundiales de araucarias, una familia primitiva de coníferas consideradas fósiles vivientes. Entre sus amenazas, destacan la minería de zinc, la tala no controlada y el avance de especies invasivas.
3. Archipiélago indo-malayo (bosques tropicales y subtropicales húmedos de Borneo y Sumatra)
La región occidental del archipiélago indo-malayo comprende 17.000 islas ecuatoriales en torno a las dos mayores islas, Borneo y Sumatra. Su flora y fauna están amenazadas por el crecimiento de la industria forestal (que amenaza la supervivencia del orangután) y el tráfico ilegal de animales, entre ellos especies autóctonas de tigres, monos y tortugas.
El avance de cultivos como el aceite de palma, controlado por la industria alimentaria y energética (que lo destina a la producción de biocombustibles), es otra amenaza creciente.
4. Filipinas (bosques tropicales y subtropicales húmedos)
Este punto caliente de biodiversidad está compuesto por 7.100 islas, lo que incrementa la abundancia de especies endémicas y el riesgo de que una amenaza sostenida provoque su desaparición. Como recuerda Edward O. Wilson en su libro El futuro de la vida, la mayoría de las especies endémicas de animales y plantas desaparecen para siempre sin que hayan sido siquiera catalogadas por la ciencia.
En Filipinas, numerosas especies están confinadas a fragmentos forestales, entre ellas 6.000 especies de plantas y animales como el águila filipina, la segunda mayor corpulencia del mundo. Las especies de anfibios, especialmente sensibles a pesticidas, contaminación del suelo y los acuíferos, o a cambios atmosféricos provocados por el cambio climático, son especialmente abundantes en el archipiélago.
Entre las principales amenazas, destacan la tradicional explotación forestal y, en las últimas décadas, el imparable crecimiento de la población filipina.
5. Brasil (bosque atlántico húmedo, tropical y subtropical)
Uno de los puntos calientes de biodiversidad más olvidados del mundo, al estar emplazado a la sombra de la Amazonia, la mayor reserva forestal y de biodiversidad terrestre del mundo. Ello ha influido sobre su rápida desaparición en la zona costera y prelitoral del centro y sur de Brasil, así como en Paraguay, Argentina y Uruguay.
El bosque atlántico brasileño, que también incluye el archipiélago Fernando de Noronha y otras islas junto a la costa brasileña, es hábitat de 20.000 especies de planta, el 40% de las cuales son endémicas. La expansión de Río de Janeiro y Sao Paulo, así como la presión residencial, industrial, ganadera y agraria propia de una región con 100 millones de habitantes, ponen en peligro la supervivencia de sus últimos santuarios, con varios vertebrados en grave peligro de extinción.
6. Montañas del suroeste de China (bosques templados de coníferas)
Las montañas del suroeste de China, hogar del panda gigante y el panda rojo, son la región que incluye la flora templada con mayor número de especies endémicas del mundo. La caza ilegal, la sobreexplotación y la recolección de leña son algunas de sus amenazas, entre las que también se encuentra la reducción del cauce del río Yangtsé, por la construcción de la presa de las Tres Gargantas.
7. Reino floral de California (bosques de clima mediterráneo)
El reino floral de California se refiere a los bosques locales adaptados al clima mediterráneo de la zona, que ocupan el sur de Oregón, toda la zona litoral y prelitoral de California, hasta el norte de la Baja California, ya en México. Los bosques de la zona tienen niveles muy altos de endemismo floral y, al norte de California y el sur de Oregón, todavía dan cobijo a los bosques de coníferas gigantes (sequoias gigantes o “redwood”).
El cóndor, el mayor ave de Norteamérica, habita en la región, aunque otros de sus símbolos ya se han extinguido, como el oso grizzly (ursus arctos). El hábitat original está desapareciendo por la explotación agraria, que produce la mitad de los productos agrarios consumidos en Estados Unidos, así como la expansión de las zonas urbanas, la contaminación y la construcción de infraestructuras.
8. África Oriental (bosques costeros tropicales y subtropicales húmedos)
Aunque muy fragmentados, la superficie forestal superviviente en la zona costera de África Oriental todavía conserva parte de su biodiversidad. Entre los primates de la zona, sobreviven tres especies de mono endémicas, el colobo rojo del río Tana, el mangabey del río Tana y el colobo rojo de Zanzíbar.
9. Madagascar y otras islas del Índico (bosques tropicales y subtropicales húmedos)
Como ejemplo vivo de la evolución de las especies en un contexto de aislamiento, la importancia de Madagascar como zona caliente de biodiversidad es sólo comparable a la de otros entornos aislados con gran cantidad de ecosistemas y especies endémicas, tales como Australia.
Madagascar acoge a más de 50 especies de lémur, aunque algunas especies ya se han extinguido. El rápido crecimiento de la población, no acompañado por el desarrollo económico y la mejora educativa, aumenta la presión sobre los ecosistemas más frágiles de la isla. Otras amenazas son la agricultura intensiva, la explotación forestal y la minería.
10. Montañas de África Oriental (bosques, praderas y matorrales afromontanos del Rift)
Las zonas montañosas de África Oriental contienen bosques y praderas tropicales y subtropicales que se extienden desde más allá del extremo oriental del cuerno africano, llegando a las montañas de la Península Arábiga, hasta Zimbabue, en el extremo suroeste de la región de biodiversidad.
A alturas de entre 2.000 y 3.000, aparecen bosques de bambú, que dan paso a bosques de hagenias (rosáceas) a partir de los 3.600 metros de altitud. El Rift acoge a más mamíferos, aves y anfibios endémicos que cualquier otro lugar de África. Asimismo, se han catalogado 617 especies endémicas de pez en los lagos de alta montaña de la región.