(hey, type here for great stuff)

access to tools for the beginning of infinity

"CAFE practices", el modelo de certificación de Starbucks

Las siglas C.A.F.E. responden a la normativa desarrollada por las ONG Conservation International y Scientific Certification Systems, con la ayuda de la empresa estadounidense Starbucks, para garantizar que el café se cultive y procese de manera sostenible y que los agricultores reciban una retribución equitativa por su cosecha en los mercados internacionales.

En 2001, Starbucks y Conservation International decidieron poner en marcha las medidas de compra de café de un modo responsable, denominadas Coffee and Farmer Equity Practices (prácticas justas para el café y los agricultores), CAFE.

Estas normas fueron diseñadas, según Starbucks, “para trabajar con los cafeteros y asegurarnos de que el café tenía la máxima calidad, además de impulsar relaciones más equitativas con agricultores, trabajadores y comunidades, así como labores de protección del medio ambiente”.

Para convertirse en proveedor con la certificación CAFE, los agricultores, procesadores y exportadores interesados deben cumplir con unos requisitos mínimos y demostrarlos con sus prácticas a lo largo del tiempo. Según Starbucks, “los proveedores con la mejor puntuación reciben un trato comercial preferencial, un precio más elevado por su café y mejores términos contractuales.”

En 2004, Starbucks decidió revisar los parámetros de “compra justa” del café con que provee a sus establecimientos en todo el mundo con la ayuda de la institución de certificación independiente Scientific Certification Systems, que desde entonces se ocupa la gestión de la normatica CAFE.

Funcionamiento de CAFE

Según el folleto explicativo de Scientific Certification Systems, las prácticas CAFE han sido diseñadas “para que Starbucks compre café producido y procesado de un modo responsable a través de la evaluación de aspectos económicos, sociales y medioambientales.(…) Las prácticas CAFE establecen unos requisitos económicos, sociales y ambientales mínimos para todos los miembros de la cadena de suministros.”

La normativa contiene 28 indicadores específicos que hacen referencia a cinco áreas fundamentales: calidad del producto, responsabilidad económica, responsabilidad social, liderazgo medioambiental en cultivo del café y liderazgo medioambiental en su procesado.

Los productores y proveedores de café de todo el mundo, independientemente de su tamaño, pueden acceder a la documentación sobre los requisitos establecidos en las normas CAFE.

Starbucks compró en 2006 el 53% del café de acuerdo con las normas que, pese a estar auditadas por entidades independientes, la propia empresa ha diseñado y contribuido a establecer. Es decir, pasó de comprar 35 millones de kilogramos a 70 millones en el último año.

Asimismo, la multinacional estadounidense también superó en 2006 el precio medio pagado por cada libra de café en el mercado de materias primas de Nueva York, al pasar de 1,28 dólares en 2005 a 1,42 dólares en 2006. El precio medio del mercado se situó en el mismo periodo en 1,04 dólares.

Para 2007, la firma con sede en Seattle, Estados Unidos, pretende que el 60% de todo el café adquirido provenga de proveedores que apliquen las normas promovidas por la propia firma.

Starbucks y los productores etíopes: una acalorada polémica entre Oxfam y Starbucks

Todo empezó con la decisión de Starbucks de oponerse a que Etiopía registrase en Estados Unidos las marcas de las variedades de café propias del país: Sidamo, Harar y Yirgacheffe. La empresa se opuso a que las autoridades del país africano pudiesen llevar a cabo el registro, algo que sí pudieron realizar en la Unión Europea y Canadá.

Según Oxfam, organización que también comercializa café etíope en todo el mundo con el sello Fairtrade (certificación internacional de comercio justo), la negativa de Starbucks evita que Etiopía pueda ingresar 88 millones de dólares a repartir entre sus agricultores. Unas acusaciones que Oxfam llevó a cabo con toda su artillería: envió comunicados a los medios de comunicación y posteriormente los hizo de dominio público.

Starbucks ha emitido varios comunicados de prensa en los que desmiente con un tono aún más severo que el de Oxfam las acusaciones de la multinacional: “Oxfam está engañando al público y debe acabar su campaña contra Starbucks.”

“Durante las últimas semanas -prosigue el comunicado-, Oxfam ha acusado a Starbucks de no apoyar a los productores de café etíopes. La campaña de Oxfam contra Starbucks Coffee Company está engañando, no ayuda a los productores de café y la campaña debe finalizar.”

“Nosotros compartimos el objetivo de beneficiar al productor de café etíope; en cualquier caso, la posición de Oxfam desvía el foco lejos del campesino.”

“Si bien respectamos a Oxfam y su misión, creemos que se equivocan en este ámbito. Firmar un acuerdo para el registro de las marcas no beneficiará a los productores etíopes, como Oxfam sugiere. De hecho, puede dañarles si los tostadores dejan de comprar cafés etíopes.”

“A través de discusiones directas con Oxfam y el gobierno etíope, ofrecimos soluciones alternativas y expresamos nuestra voluntad de colaborar con ellos para encontrar una solución que beneficie al productor de café.”

La empresa estadounidense ha continuado defendiéndose de la campaña de Oxfam con “hechos”, tal y como revela Ashley Seager para el diario británico The Guardian.

Objeciones a las prácticas CAFE

Un artículo elaborado por M. Six Silberman, de la Universidad de Columbia, concluye, tras una interesante, seria y documentada disertación, que “parece que las CP [CAFE Practices, o normas CAFE] no garantizan un precio mínimo por libra al agricultor, ni tampoco al proveedor. Si este es el caso, Starbucks ha fracasado en su intención de actuar de acuerdo con las recomendaciones propuestas por sus stakeholders en febrero de 2004”.