El Estado más poblado y rico de EEUU, cuna del cine moderno, la contracultura de los sesenta y buena parte de las empresas tecnológicas más influyentes, quiere volver a liderar a su país como lo hizo a principios del siglo XX (con Hollywoood) y a finales (con Silicon Valley).
En esta ocasión, aprobando una ley que compromete al Estado a reducir sus emisiones con efecto invernadero en 2020 al nivel de 1990, una reducción del 25% de los niveles estimados.
El gobernador de California, el actor de origen austríaco Arnold Schwarzenegger, se ha convertido en uno de los pocos políticos conservadores de Estados Unidos en defender a ultranza las energías, alternativas, el desarrollo sostenible, los valores de la responsabilidad social –más allá de la tradicional filantropía estadounidense- y alertar sobre el calentamiento global tan enérgicamente como el ex vicepresidente demócrata Al Gore, que durante el segundo mandato de Bill Clinton intentó convencer a los lobbies cercanos a la Administración para firmar las condiciones del Protocolo de Kioto.
California parece hacer caso a los últimos estudios: a mediados de siglo, los períodos de calor y sequía extremos en Sacramento, Los Ángeles o San Bernardino podrían causar de dos a tres veces más muertes de las causadas por estos acontecimientos en la actualidad.
La nieve en las montañas más altas de la costa Pacífica, más allá de las Rocosas (es el caso de Sierra Nevada) podría desaparecer, con lo que el agua destinada a la agricultura, un sector industrial que emplea en el Estado a un millón de trabajadores y genera beneficios de 30.000 millones de dólares, podría desaparecer. Los fuegos, asimismo, aumentarían en cantidades comprendidas entre el 30% y el 90%. Un poco halagüeño futuro que incluso los legisladores conservadores se ven obligados a intentar evitar.
Una nueva ley aprobada en agosto de 2006 convierte a California en el primer Estado de EEUU en imponer límites a las emisiones contaminantes de algunas industrias: el objetivo es reducir la emisión de gases contaminantes hasta los niveles de 1990 en 2020, que supondría una reducción del 25% de los límites que se alcanzarían sin la nueva ley. Según The Economist, California fue el duodécimo mayor productor del mundo de gases con efecto invernadero.
A diferencia de la UE, el gobierno estadounidense ha optado hasta el momento por no imponer leyes medioambientales que supondrían un gran coste económico para empresas que, entre otros lazos con la Administración, han contribuido en ocasiones a sufragar la carrera electoral por la Casa Blanca.
En 2002, la Unión Europea ratificó oficialmente su compromiso con el Protocolo de Kioto (cuyo objetivo, consistente en que los países ricos reduzcan sus emisiones de dióxido de carbono un 8% por debajo del volumen de 1990, será difícilmente cumplido por algunos miembros).
Schwarzenegger se atrevió incluso a aparecer en Vanity Fair, una publicación neoyorquina que, bajo su aspecto de revista frívola y de tendencias, esconde brillantes artículos y reportajes de investigación. La revista dedicó su número de mayo de 2006 al desarrollo sostenible (“Special Green Issue”), con una portada en la que la actriz Julia Roberts acompaña al también actor y comprometido votante demócrata George Clooney, además de Robert F. Kennedy Jr. (hijo del senador demócrata y sobrino del presidente JFK) y el vicepresidente Al Gore.
Más allá de este montaje fotográfico, la revista -que se vanagloria de adelantar tendencias- destaca a los que considera los personajes más influyentes del desarrollo sostenible. Dicho de otro modo: las personalidades a las que parece encomendarse la población estadounidense más sensible a los problemas energéticos, políticos y medioambientales que vive el mundo, provocados por el hombre y sin parangón en la historia de la humanidad.
En la página 110 de la revista, aparece un Schwarzenegger -mangas de camisa, manos en la cintura, mirada al frente- en el tejado solar de un edificio de Sacramento, capital de California; bajo la espectacular foto, puede leerse “The Governors Who Get It” (en referencia a la conciencia medioambiental que tanto Schwarzenegger como el también republicano Georges Pataki, homólogo del ex actor en el Estado de Nueva York).
El conservador Schwarzenegger difiere de la mayoría de sus colegas de partido en la manera de entender las políticas medioambientales y el desarrollo sostenible. Influyen en su postura los resultados de las encuestas, que aseguran que el 80% de los residentes en California creen que el calentamiento global es “una muy seria o relativamente seria amenaza”.
El gobernador opta, además, por un segundo mandato en el Estado más rico y poblado de la Unión, en las elecciones de noviembre de 2006.