Los concentradores solares suscitan interés para el capital riesgo: requieren muy poca inversión y la tecnología está lista. Hablamos con un inventor independiente que usa el sol para tostar café.
El mercado de la energía solar está valorado en 14.000 millones de dólares (cerca de 10.000 millones de euros) en noviembre de 2007 y se espera que en 2012 supere los 50.000 millones de dólares de volumen de negocio (34.000 millones de euros).
Aunque los paneles solares fabricados con silicio dominan el mercado actual, la búsqueda por una alternativa más barata ha llevado a los inversores en investigación y desarrollo a fijarse en tecnologías de película fina (CIGS, CIS y CdTE; se estudia, por ejemplo, cómo hacer viable la impresión de paneles solares).
La atención de los inversores también ha crecido en torno a una tecnología muy antigua: la concentración del calor solar a través de espejos y su conversión en energía.
Puesto que existe una limitada cantidad de energía solar que puede ser capturada por metro cuadrado, incluso aumentando al máximo la todavía reducida eficiencia de los paneles solares, el volumen de energía que puede capturarse con paneles convencionales no puede aumentar mucho más, empleando las actuales técnicas; las empresas, instituciones y sociedades inversoras que trabajan en este campo hablan de la barrera de eficiencia solar para la industria solar fotovoltaica actual.
Quienes recuperan la antigua tecnología solar basada en la concentración de energía solar con espejos hablan, por el contrario de “crear centenares de pequeños soles”.
Platos, pilas y torres
Los concentradores solares promovidos hace milenios por las dinastías chinas y recuperados para Occidente por Leonardo Da Vinci, tras haber sido utilizados en el Imperio Romano, parten del mismo concepto tecnológico que ha atraído la atención de inversores públicos y privados, por tratarse de un modo efectivo y barato de captar energía solar.
La tecnología es simple: múltiples espejos (centenares de miles) son empleados para concentrar, o magnificar, la luz solar y multiplicar su poder.
Existen distintas formas de aprovechar esta energía:
- Utilización del calor directo: usando una superficie en forma de plato, una estructura similar a una pila cóncava o incluso una torre, que permiten desde captar energía para calentar el agua sanitaria de una vivienda hasta cocinar (o tostar café, como David Hartkop nos explica en esta entrevista).
- Generación de electricidad: utilizando un plato, una pila con una superficie cóncava para concentrar la luz captada o una torre que calienta algún tipo de líquido (agua, aceite u otros). El vapor creado en este proceso alimenta una turbina, que transforma su movimiento en electricidad lista para ser usada.
- Concentradores fotovoltaicos (CPV en sus siglas en inglés): consiste en hacer paneles fotovoltaicas más eficientes al concentrar la energía solar en células individuales.
El capital riesgo se fija en los concentradores
El capital riesgo, sobre todo el estadounidense, se ha fijado en los concentradores fotovoltaicos. La nueva empresa SolFocus, de Silicon Valley, reunió 95 millones de dólares (65 millones de euros) en una primera ronda de financiación, en noviembre de 2007, pese a no tener siquiera listo el producto en el que trabajan.
Se trata de un panel solar con pequeños platos hexagonales, dispuestos en forma de enjambre y con un polo central que concentra el calor generado, que SolFocus ha desarrollado en colaboración con el Centro de Invesgicación Xerox de Palo Alto (Xerox PARC, en sus siglas en inglés, una de las instituciones de investigación tecnológica más renombradas de Silicon Valley).
Más allá del Valle del Silicio, que parece situar a la Bahía de San Francisco no sólo como polo de atracción de la industria informática y de Internet, sino también de la llamada “greentech” o “cleantech” (tecnología limpia o verde), otras pequeñas empresas de este mismo campo han recibido inyecciones de capital riesgo.
Es el caso de la firma alemana Concentrix Solar, la británica Whitfield Solar, la australiana Green and Gold Energy (con productos cuyos atractivos nombres, Sunball y SunCube, parecen más propios de un portátil o un reproductor multimedia que de paneles que concentran energía solar), o la firma Energy Innovations (que ha desarrollado Sunflower, girasol en inglés, que da pistas sobre la intención de la tecnología).
Solaria, firma que también cuenta con inversores de capital riesgo, describe la motivación que les llevó a invertir en esta tecnología: “¿Cómo podemos hacer que la energía solar se convierta en una realidad popular?”. Su respuesta es, por supuesto, utilizar concentradores para “optimizar el uso del silicio”.
Rompiendo la barrera del 40% de eficiencia energética con centenares de soles
En lugar de mejorar la tecnología de las células fotovoltaicas y aumentar así su eficiencia, varios especialistas se decantan por usar concentradores solares que extraigan mayor rendimiento de la energía bruta que, en forma de luz y calor difusos, proviene del sol.
Es el caso de los especialistas que trabajan en Spectrolab, una filial de Boeing que logró romper la barrera del 40% de eficiencia (es decir, de toda la energía solar que podría ser captada por una superficie determinada, se consigue capturar un 40%) para las células solares en diciembre de 2006.
Lo lograron al no centrarse en “capturar la máxima energía del sol”, sino usando lentes y espejos y así poder multiplicar la energía capturada gracias a estos amplificadores artificiales, que actúan como “centenares de soles”.
Las células que generarán energía en una nueva planta solar de California recibirán, usando esta misma técnica, el equivalente a 625 soles, tal y como el fundador y consejero delegado de GreenVolts, Bob Cart, explicaba a Michael Kanellos, de News.com.
El propio Kanellos asegura que el sistema fotovoltaico de alta concentración (High Concentration PhotoVoltaic, HCPV) de la firma impulsará “la planta energética de concentración solar para alimentar la red pública más grande del mundo.”
En noviembre de 2007, Greenlight Energy Resources obtuvo 10 millones de dólares en una ronda de financiación con inversores de capital riesgo, debido a la confianza de éstos en que esta tecnología “permita la creación de plantas energéticas a la suficiente escala como para que el precio de la energía generada sea competitivo en el mercado”, según el director de Greenlight, Jim Trousdale.
Una torre solar en España
Existen, asimismo, plantas de generación energética empleando concentradores solares que no dependen de ningún tipo de energía fotovoltaica. Los 624 espejos instalados a las afueras de Sevilla y una torre de 115 metros situada en el centro de la instalación, son los principales componentes de la primera torre de energía solar por concentración en Europa. Desde su apertura, el 30 de marzo de 2007, la instalación -PS10- provee de energía a un total de 6.000 casas, gracias a los 11 megavatios que genera.
La instalación, que cuenta con una subvención de la Unión Europea, PS10 es gestionada por una filial del gigante energético español Abengoa (Solucar), y es sólo la primera de una serie de plantas de energía solar que se construirán en Sanlúcar la Mayor, Andalucía. Cuando se hayan completado en 2013, el conjunto de las instalaciones que conforman la planta generará más de 300 megavatios de energía, lo suficiente para alimentar los hogares de Sevilla.
Un gran plato en Australia
En Canberra, investigadores de la Universidad Nacional Australiana (ANU) desarrollan un tipo de colector solar por concentración en forma de plato, cuyo diseño recuerda al de las antenas parabólicas. El Big Dish (gran plato), con 400 metros cuadrados, es el plato de concentración solar más grande del mundo.
Se asemeja a una antena parabólica cubierta con espejos, que concentran la luz en un centro receptor donde un contenedor de agua es calentado hasta temperaturas extremas; el vapor generado propulsa un generador, encargado de transformar el movimiento en electricidad lista para emplearse.
El Big Dish puede proveer de energía sólo hasta 100 hogares; no obstante, como el doctor Keith Lovegrove -quien dirige el Grupo de Energía Solar Térmica de esta universidad australiana- explica, la idea es que cientos o miles de estos platos se ensamblen en una superestructura para crear centrales eléctricas lo suficientemente grandes como para alimentar energéticamente a ciudades enteras.
La apuesta multimillonaria de Google en la energía solar sin silicio
Google también ha anunciado que su rumoreada intención de entrar en el campo de la tecnología sostenible, o tecnología limpia, no era un farol de su departamento de marketing o un proyecto que culminaba con la instalación de paneles fotovoltaicos en los tejados de los edificios y aparcamientos de su Googleplex, su sede central en Mountain View, junto a San Francisco; o en la intención, a través de la Climate Savers Initiative, de investigar métodos para usar la energía de un modo más eficiente en los equipos informáticos.
En una empresa cuya estrategia a largo plazo es que los usuarios almacenen cada vez más información en sus servidores para poder utilizarla de un modo ubicuo, aumentar la eficiencia de los servidores es una apuesta estratégica.
Las intenciones de Google van mucho más allá, algo que Eric Schmidt, consejero delegado de la compañía de Internet, ha explicado como la intención “de poner nuestro dinero en donde están nuestros ideales”.
Y la sostenibilidad parece no ser para Google únicamente un ideal “noble”, sino también un negocio con vistas a la rentabilidad. De modo que en noviembre de 2007, la empresa hizo público que su iniciativa de energía limpia apuesta por la energía solar térmica.
Y del anuncio a los hechos en una empresa que, con las últimas revalorizaciones bursátiles, todavía ha engordado más su capacidad de inversión: en 2008, Google invertirá una primera suma de “varios millones” en energía solar “que emplee 0 de silicio“.
El receptor de gran parte de esta inversión es la firma eSolar, con sede en Pasadena, California, que describe los sistemas energéticos que desarrolla como aparatos que usan la “reflexión de la energía solar como fuente de calor para propulsar generadores eléctricos”. Queda clara la apuesta de Google.
Larry Page, co-fundador de Google, también ha querido dejar claro que la indicativa no es sólo un movimiento para lograr una campaña mediática de “publicidad positiva verde”. Page cree que esta tecnología puede ser competitiva en el mercado libre de la energía, sin necesidad de subvenciones ni protecciones.
“Nuestro objetivo es producir un gigavatio de energías renovables y que sea más barato que generar la misma producción usando carbón. Somos optimistas y creemos que puede llevarse a cabo en años, no en décadas.”
Una planta energética por concentración de los ochenta del siglo pasado
El uso de concentradores solares para generar electricidad no es un concepto nuevo. En 1985, varias plantas que empleaban un sistema de generación de energía solar térmica (SEGS en sus siglas en inglés) empezaron su producción energética en Harper Valley, California. Emplean desde entonces un concentrador energético en forma de pila cóncava que calentaba aceite capaz de generar vapor que, a su vez, movía una turbina.
Aunque estos veteranos centros de generación energética no han recibido la atención de la energía fotovoltaica, según el investigador del Xerox PARC Scott Elrod, tienen más impacto que una planta con tecnología fotovoltaica.
“En conjunto, generan unos impresionantes 354 megavatios de potencia y, aunque no se ha añadido ninguna nueva estructura en el complejo desde 1990, han producido más kilovatios-hora de energía solar que la capacidad total de las fotovoltaicas instaladas en Estados Unidos hasta finales de 2004.”
Paridad en red
A una escala más pequeña, se están creando varios concentradores que pueden usarse en una vivienda, para amplificar la potencia energética de las instalaciones privadas y reducir los costes de los paneles fotovoltaicos, que dependen del precio de sus componentes en un mercado que no puede suplir la demanda existente de los fabricantes, sobre todo de silicio y producción de obleas.
Brad Hines, de Soliant Energy, asegura que los nuevos módulos solares que su empresa ultima reducirán el coste de la energía solar doméstica a la mitad; en 2010, según Hines, la segunda generación de los productos de Soliant ofrecerá una solución de energía solar basada en la concentración capaz de generar energía más barata que muchas compañías eléctricas convencionales.
Concentradores en un entorno tecnológico… doméstico
Debido a que la tecnología es tan simple, durante la crisis energética de los setenta, provocada por la crisis del petróleo de 1973, una firma estadounidense desarrolló un dispositivo listo para ser empleado “en un entorno mecánico de patio trasero”, capaz de producir suficiente energía como para calentar el agua en un hogar norteamericano medio.
Teton Engineering todavía ofrece su diseño por Internet, y se pueden consultar sus documentos gratis. Cuesta alrededor de 500 o 600 dólares -de los de 1980- construir un concentrador solar doméstico con partes que pueden encontrarse fácilmente y que “el aficionado medio al bricolaje” puede montar sin problemas. Una vez construido y listo para funcionar, el concentrador producirá hasta 6.000 vatios de energía para calentar el agua eléctricamente, con el único requisito de contar con algunas horas de sol al día.
El diseño puede ser bastante simple, pero el producto terminado -el concentrador- es muy potente, por lo que los responsables de Teton advierten, en las instrucciones de cómo preparar y ensamblar el producto: “Es experimental, inseguro y francamente peligroso. Usted u otros podrían sufrir daños en la vista, mutilados o incluso morir mientras trabaje con este dispositivo”. Hay que tomar, según Teton, todas las precauciones.
Café tostado por el sol
En 2003, un aficionado a la mecánica y la ingeniería “de patio trasero” empezó a construir en la casa de sus padres concentradores solares con espejos, como un método barato y no contaminante para tostar café. En 2007, David Hartkop y su hermano Mike han convertido esta idea primigenia en un negocio que les ha llevado a vender su café por todo Estados Unidos, a través de su tienda electrónica, así como en su cafetería Solar Roast Cafe, situada en Pueblo, Colorado.
El 100% del café que los hermanos Hartkop venden es orgánico, mientras el 99% es de comercio justo; aseguran vender “el brebaje más respetuoso con la Tierra que este planeta haya visto jamás.”
David (formado no en ingeniería, sino en diseño gráfico), ha experimentado con cualquier tipo imaginable de colector solar: platos, pilas cóncavas de distintos tamaños y con distintos tipos de espejos, así como numerosas variedades de torres que se sitúan como punto de concentración del calor creado por la luz que los espejos reflejan; aunque a una escala muy inferior al plato solar australiano Big Dish, o a la torre española PS10.
David ha usado los terrenos de la casa de sus padres, en Central Point, Oregón, para diseñar y confeccionar de los concentradores solares, y la versión óptima de la segunda generación del concentrador que emplean para tostar café ha sido transportada desde el nuboso sur de Oregón, en el Noroeste de Estados Unidos, al extremadamente soleado sur de Colorado.
faircompanies visitó a David en Oregón, muy cerca de la frontera del Estado con California, donde asistimos a un interesante viaje por el cementerio de colectores en que David ha convertido los aledaños de la casa de sus padres: pudimos ver en funcionamiento las tostadoras solares de café, bautizadas Helios; asimismo, pudimos echar un vistazo al último diseño de David para tostar el café con energía solar de la manera más óptima, el Helios 4, que tendrá unas dimensiones muy superiores a las de los anteriores dispositivos, Helios 1, 2 y 3.
faircompanies: ¿Por qué decidiste construir un colector solar para tostar café?
David Hartkop: “Empezamos con la idea alrededor de hace cuatro años. Tanto mi hermano como yo vivíamos todavía con nuestros padres. Mi hermano se dedica a tostar café y ha estudiado a fondo las distintas técnicas de tostado de este fruto; por otro lado, yo soy aficionado a la ingeniería y, en aquel momento, me gustaba trabajar en mis propios proyectos después de la Universidad; fue cuando me interesé seriamente por la energía solar.
“Pensamos en emprender un proyecto juntos y esta parecía ser la apuesta que combinaba nuestros talentos: construir un gran concentrador solar capaz de proveer el calor necesario para tostar café y que mi hermano pudiera usar.”
“Necesitábamos algún tipo de tostadora, pero en aquel momento no podíamos permitirnos comprar algo profesional, así que convencí a mi hermano para que me dejara construir una tostadora de café casera, a partir de materiales que pude improvisar. Teníamos que crear algo viable y decidimos que queríamos trabajar en un proyecto sostenible e interesante, que sirviera también de gancho para una empresa, así que decidimos usar la energía solar como fuente de calor para tostar nuestro café.”
Una vieja antena de satélite que se convierte en concentrador solar
(David camina a lo largo del terreno de la casa de sus padres, donde dos grandes antenas parabólicas, reconvertidas en concentradores, descansan a la sombra).
“Estas son las dos primeras tostadoras solares que hicimos. A la primera de ellas la bautizamos Helios 1. De hecho, se parece a una antena porque está hecha a partir de una antigua parabólica. El marco del Helios 2 es la estructura metálica circular de la antigua antena.”
“En lugar de cubrir el plato con un solo espejo o alguna superficie brillante usamos un gran número de pequeños espejos que pueden alinease individualmente; por lo que en realidad hay decenas de espejos de plástico de ocho por ocho pulgadas que pueden moverse autónomamente.”
“Lo que puede hacerse con todos estos espejos es alinearlos con el sol y dirigir la reflexión de la luz hacia un blanco; el objetivo era nuestra tostadora de café, que alcanzaba en este concentrador la temperatura necesaria para un buen tostado del fruto, de entre 450 y 500 grados fahrenheit (entre 232 y 260 grados celsius).”
“En la primera prueba realizada, pudimos calentar el aluminio que recubre la tostadora que construimos de forma casera lo suficiente como para que éste se fundiera: alcanzamos los 1200 grados fahrenheit (648 grados celsius) y en ese momento tuvimos la certeza de que el concentrador proporcionaba la suficiente energía para garantizar un buen tostado; simplemente tuvimos que situar el concentrador en el sitio adecuado y empezar a usarlo para el tueste.”
“Todo este brazo, que podemos mover manualmente, bascula para seguir la trayectoria del sol. Este anillo proyecta una sombra sobre este objetivo, método que usamos para conocer que todo está alineado y listo para ser usado.”
Cuando un amasijo de aluminio y espejos de cristal vaporiza el café
(David camina ahora hacia lo que parece una caja cubierta de papel de aluminio, conectada al plato con espejos a través de un largo brazo de metal).
“Este de aquí es el primer tostador de café que hicimos, aunque ahora no parezca mucho más que un amasijo de metal envuelto en papel de aluminio. Dispone de todas las partes que una tostadora necesita; se trata de un diseño bastante rudimentario, si es comparado con el último que hemos hecho. Hay una serie de motores que hacen girar continuamente el tambor donde se tuesta el café, como una secadora de ropa, este mecanismo era alimentado por un panel solar que iba por separado.”
“La electricidad procedía de un panel fotovoltaico, mientras todo el calor necesario para el tostado era concentrado por los espejos en una apertura del aparato. La luz entraba directamente a través de una pequeña ventana, en la parte frontal; en realidad, se trata únicamente de un contenedor de acero, una ventana de cerámica transparente y el proceso es similar al de un invernadero, aunque con una temperatura que aumenta centenares de grados.”
“Toda la luz proveniente de los espejos independientes es dirigida hacia esa única ventana de cerámica transparente. En esta tostadora, hemos llegado hasta los 700 u 800 grados fahrenheit (entre 370 y 426 grados celsius); a esa temperatura, el contenedor vaporiza literalmente el café. Lo único que obtienes es carbón y humo.”
“Esta tostadora (la segunda generación, bautizada como Helios 2) está compuesta por sencillas hileras de espejos y el efecto es muy similar. Uno puede concentrar la luz de un modo igual de eficaz. Usamos espejos de cristal en este diseño porque los cristales mantienen su condición reflexiva por mucho más tiempo.”
“El plástico se rompe si intentas limpiarlo y, a la vez, su capacidad reflexiva tiende a degradarse paulatinamente. Mientras uno no rompa un cristal, este tipo de espejos reflejan la luz siempre con la misma intensidad.”
¿Cuánto vale construir un tostador solar?
El Helios 1 costó aproximadamente entre 400 y 500 dólares; aprovechamos todo lo que pudimos. Helios 2 costó del orden de un par de miles de dólares: necesitábamos los materiales estructurales, los espejos y pagamos por la fabricación a medida de algunos componentes.”
¿Es rentable su uso?
“El sistema que empleamos actualmente en Pueblo lo es (la tercera generación, o Helios 3). Se trata de un concentrador muy similar al que te acabo de enseñar y es un aparato rentable en el sentido de que todo el café que usamos en el negocio es tostado con este aparato solar. Finalmente, estamos haciendo dinero con estos dispositivos.”
Entonces, todo vuestro café es tostado por el sol
“Efectivamente, es tostado por el sol en un 100%. Se trata de una de las razones por las que nos mudamos a Pueblo, Colorado. En Oregón, durante los meses de verano no teníamos problema para el tostado, ya que son unos meses soleados por aquí, pero a partir de septiembre llueve muy asiduamente en el Noroeste de Estados Unidos.”
“La regla del sistema es simple: si no puedes ver tu sombra, no puedes tostar tu café. Un tiempo nublado puede ser suficiente aunque en muchas ocasiones, pese a ser un día luminoso, al no haber una acción directa del sol la tostadora no puede funcionar en condiciones óptimas.”
Por lo tanto, esta invención no puede ser reproducida en cualquier lugar.
“Tiene que hacerse en lugares donde el clima es soleado la mayor parte del tiempo o, si uno sólo busca una afición, puede ser una máquina que se utilice sólo durante el verano. No funcionará en cualquier parte.”
(David camina hacia donde varias piezas de una estructura de metal descansan sobre el terreno).
“La nueva tostadora, con un nuevo sistema de reflectores, la construimos alrededor de unos paneles gigantescos. En el centro del nuevo aparato, hay una gran torre que capta mucha más luz que los anteriores modelos; la luz se concentra en la ventana transparente que calienta el habitáculo donde se tostará una mayor cantidad de café.”
¿Cuál es la diferencia entre este modelo y las anteriores versiones? ¿Qué es lo que estás intentando hacer en esta ocasión?
“En lugar de situar el compartimento metálico para tostar el café al extremo de un brazo metálico, en esta versión tendremos que situarnos al lado de la estructura, en una escalera, y elevar la tostadora a la altura del foco.”
“En el nuevo modelo, estamos concentrando toda la luz en un receptor que resistirá temperaturas muy elevadas; una vez el calor se ha acumulado, insuflamos aire que pasa por el foco de los receptores, se calienta y, a continuación, entra en la tostadora. Podremos tostar café sin necesidad de situarnos en el medio del foco.”
“Como en los modelos anteriores, estamos usando espejos que concentran la luz en un solo punto. Considerando que nuestros viejos diseños concentran alrededor de 6 kilovatios de energía, tomando la luz de un radio de 6 metros cuadrados, el nuevo dispositivo aprovecha la energía de los rayos solares en una superficie de 24 metros cuadrados y los transforma en 24 kilovatios de energía.”
“Con la primera tostadora, éramos capaces de tostar simultáneamente alrededor de una libra de café (450 gramos); con el segundo modelo, aumentamos esta cantidad hasta las 2,5 o 3 libras (1,1 o 1,3 kilogramos); el tercer modelo, que usamos actualmente en Pueblo, permite tostar en cada proceso hasta 5 libras de café (2,2 kilogramos); mientras el nuevo modelo que ahora os estaba enseñando nos permitirá hacer lo propio con 30 libras de café (13,6 kilogramos).”
(David se dirige ahora hacia un concentrador que parece una rampa para practicar con el skateboard sesgada por la mitad).
“Este es un buen ejemplo de un concentrador diseñado en forma de pila cóncava. Si miras desde cualquiera de sus laterales, la estructura describe una gran curva parabólica; es como una parábola o una sección transversal de un plato de satélite, aunque la curva es muy alargada. Si uno coloca un cubo en el foco, el agua sólo tardaría 2 o 3 minutos en llegar a la temperatura de ebullición.”
¿Qué material empleaste en esta pila?
“Los espejos que componen la estructura cóncava los compré en piezas de aproximadamente un pie cuadrado (30 centímetros cuadrados), construí el chasis que alberga los espejos y empleé una cortadora de vidrio para que los espejos describieran la forma curva del aparato. Fui capaz de cortar el vidrio hasta convertirlo en pequeñas tiras; necesité entre 3 o 4 horas para cortar una gran caja de espejos en estas pequeñas piezas rectangulares.”
“El resto lo ideé a partir de cero; se trata de una estructura de madera, en la que probablemente empleé 300 dólares. Yo diría que el coste total ascendió a los 350 dólares. Empleé una semana para finalizar el concentrador.
(David señala la base del dispositivo, que permite rotarlo). Aquí abajo, empleé la vieja estructura de un mueble en desuso; al tratarse de una pieza metálica muy lisa, es muy sencillo deslizar sobre ella la base del concentrador, que de este modo puede cambiar de posición y mantenerse en una posición óptima ante el sol. No hay rodamientos, sólo pernos juntos; es realmente barato y funciona.”
“Fue un experimento en el que trabajé para determinar qué tipo de diseño de concentración solar era óptima para nosotros. Un posible diseño consistía en una estructura en forma de pila cóncava, en lugar de un gran plato sobre el que situar espejos independientes. Pensé en una pila que concentrara la luz solar en un tubo.”
“Construí varias pilas a pequeña escala y, finalmente, decidí construir un aparato que tuviera una cuarta parte del tamaño ideal, simplemente para experimentar si funcionaría.”
“El resultado obtenido me dice que la tubería no se calienta lo suficiente como para permitirnos tostar café con garantías. El experimento me enseñó que no era la decisión correcta. Como resultado, ahora tenemos una gigantesca barbacoa solar.”
Todas estas ideas quizá sean un poco engorrosas para que la familia media pueda ponerlas en práctica…
“Los concentradores no son el utensilio ideal para tener en casa. En la mayoría de casos, en cuanto a aplicaciones solares en el ámbito doméstico, lo que la gente quiere es obtener electricidad y el mejor modo de no destinar demasiado tiempo ni mantenimiento es instalar papeles solares fotovoltaicos o paneles térmicos para calentar el agua sanitaria.”
“Tan pronto como tengas un concentrador solar, necesitas algún tipo de mecanismo, aunque sea manual, para que la estructura siga la trayectoria del sol. Este sistema es un poco más caro y un poco más grande de lo que cualquier persona desearía para tener en casa.”
“No es razonable pensar que todo el mundo instalará un enorme dispositivo en la parte superior de su casa. Creo que no debería hacerse; las ciudades y las comunidades sí que deberían contar con concentradores solares, especialmente en las zonas más soleadas. Los Estados y ciudades deberían contar con plantas de energía solar a gran escala.”
¿Crees que vuestro café es distinto, al haber sido tostado con el sol?
“Creo que el café es mejor. Parte de esta mejora proviene del hecho de que no usamos materiales combustibles para el tostado.
Simplemente nos ocupamos de que preparar el café a la temperatura adecuada; parte del resultado depende de las preferencias y personalidad del tostador, mi hermano en este caso. Sea como fuere, creemos que el resultado es bueno.”