España cuenta con 99.000 toneladas de residuos forestales; su empleo como combustible ahorrará 37.500 toneladas de petróleo y evitará expulsar 140.000 toneladas de dióxido de carbono anuales, a partir de 2010.
El uso de residuos forestales como combustible está mostrando su viabilidad a las empresas y emprendedores del sur de Europa: además de reducir la dependencia energética y la emisión de CO2, el aprovechamiento de estos residuos podría impulsar las economías de escala en el sur del Viejo Continente.
La Unión Europea ha financiado el proyecto Bio South: expertos de seis países europeos (Bélgica, Eslovenia, Finlandia, Italia, Suecia y España) ayudado a implantar dos experiencias piloto (una en Navarra y otra en la Toscana italiana) para demostrar la viabilidad medioambiental y económica del aprovechamiento de los residuos forestales como fuente renovable de energía en el Sur de Europa.
El Centro Nacional de Energías Renovables (CENER), situado en Navarra, se ha encargado de evaluar el potencial de este nuevo modo de explotación forestal, basado en la limpieza y posterior elaboración, a partir de las ramas desechadas y malezas recogidas (biomasa), de combustible ecológico.
El proyecto Bio South demuestra que la eficiencia energética de los residuos es muy similar a la de los árboles completos, con la ventaja de no dañar el ecosistema.
Sacar el máximo partido a la limpieza forestal
El empleo de los residuos forestales como combustible cuenta, según CENER, con múltiples ventajas:
- La limpieza provoca que el riesgo de incendios disminuya, un planteamiento que debería suscitar interés entre los productores del noreste peninsular (Galicia fue especialmente azotada por los incendios durante el verano de 2006, mientras Portugal habría sufrido el mismo problema en 2005; tanto Galicia como Portugal cuentan con una estructura de propiedad minifundista y un abandono de las actividades rurales poco productivas, lo que ha agravado el riesgo de incendio en los últimos años. Los veranos cada vez más cálidos y secos y la plantación de eucaliptos como medio de ingreso adicional convierten los bosques gallegos y del norte portugués en un polvorín).
- La creación de empleo local, como ha podido constatarse históricamente en zonas rurales deprimidas del centro y sur peninsular. En el norte de Extremadura, cientos de familias de la Sierra de Gata y las Hurdes han conseguido ingresos regulares desde la década de los ochenta con actividades como la limpieza de bosques.
- El impulso de la industria maderera, sin que ello suponga una disminución o debilitamiento de la masa forestal del sur de Europa, sino todo lo contrario: el desbroce contribuye a que los bosques se mantengan sanos, así como a atajar con mayor diligencia posibles conatos de incendio.
- Se mejora el cuidado del medio ambiente, ya que el exceso de maleza y ramaje seco es una fuente potencial de incendios, sin representar ninguna ventaja para los ecosistemas locales.
Como explicaba Inés Echevarría, directora del departamento de Biomasa del CENER, a la prensa económica española, dadas las notables ventajas de la explotación de los residuos forestales, “el éxito de la implantación de los biocombustibles sólidos a partir de residuos forestales depende, en gran medida, del apoyo de la administración”.
Y de la predisposición de empresas, emprendedores e inversores privados a arriesgar en un sector tan prometedor, añadimos desde faircompanies.
El ejemplo de los países nórdicos
En Escandinavia, el aprovechamiento de los bosques no sólo es una tradición, sino que constituye toda una industria, con una fuerte presencia de la actividad empresarial privada, además del sector público.
La amplia superficie arbolada y la regular orografía de Finlandia y Suecia ha impulsado la explotación forestal y el empleo de sus residuos para elaborar biomasa.
La pertenencia de estos países a la Unión Europea, así como la colaboración entre empresas y administraciones de distintos puntos de la UE podrían impulsar una industria capaz de convertir en capital cuantificable para la naturaleza y la economía una actividad tan loable como la limpieza de bosques.
El proyecto Bio South cuenta con catorce representantes, públicos y privados. España es el país que más entidades aporta al proyecto: Acciona Energía, CENER, Gestión Ambiental de Viveros y Repoblaciones de Navarra (Gavrn), Namainsa, L-Solé e Iniciativas Innovadoras.