Varias firmas de capital riesgo quieren dar carpetazo a la creencia de que ganar dinero es incompatible con la inversión en alternativas de negocio sostenibles, tanto en la energía como en otros sectores.
Una de las mayores firmas de capital riesgo de Silicon Valley, Perkins Kleiner Caufield and Byers (KPCB), anunció en septiembre de 2006 que está lista para estudiar seriamente cualquier oportunidad de negocio en el ámbito de la sostenibilidad; este solemne anuncio es visto por especialistas en la temática como Anita Campbell, de Small Business Trends, como el inicio de una nueva era para las empresas de capital riesgo.
Si en los noventa y el primer lustro del siglo XXI, las grandes firmas de capital riesgo -tales como Index Ventures o Sequoia Capital, además de la propia KPCB- centraron sus inversiones en empresas tecnológicas, biotecnológicas, farmacéuticas y negocios de Internet, ahora parece haber llegado el turno de los negocios basados en la sostenibilidad.
Para KPCB, la mayor tendencia inversora en el planeta es la urbanización cuando el número de personas viviendo en mega-ciudades se triplicará en los próximos años. “Existen enormes necesidades de agua potable, energía y transporte”, sentencian en la firma californiana.
De ahí que la sostenibilidad haya pasado de ser una necesidad para los gobiernos progresistas y los departamentos de responsabilidad social empresarial de las grandes corporaciones que conocen la importancia de su imagen pública, a convertirse en una de las mayores oportunidades de negocio en los próximos años.
Los socios de KPCB han puesto en marcha un programa denominado Global Greentech Innovarion (algo así como Innovación Tecnológica Global y Sostenible) a través del que ofrecerá fondos a iniciativas empresariales relacionadas con el desarrollo de biocomustibles, energía solar, baterías de combustible, almacenamiento, gestión de la energía y conservación.
“Y no nos quedamos aquí -aseguran desde KPCB, cuyas inversiones ayudaron a impulsar en sus difíciles inicios a empresas como AOL, Align, Amazon, Google, Sun Microsystems o Symantec, entre otras. Un total de 19 socios de nuestra firma está aplicando nuestros 35 años experiencia en la ayuda a proyectos emprendedores a campos como la biología, la industria química y la física. El poder de los emprendedores puede resultar decisivo para nuestra prosperidad y la preservación del equilibrio del medio ambiente en nuestro planeta”.
El emprendedor argentino afincado en España Martín Varsavsky, fundador de Ya.com y Jazztel, entre otras firmas, ha logrado el apoyo de Google, Skype, Sequoia Capital e Index Ventures para su proyecto de crear una red Wi-Fi entre usuarios de alcance planetario, denominado FON. La empresa pretende que los usuarios compartan la conexión sin cables de su casa y a cambio se conecten gratis a la red de otros usuarios en todo el mundo o, si lo prefiere, explotar comercialmente su conexión con un 50% de los beneficios de los usuarios que no pertenezcan a FON y quieran conectarse a su red. Una idea que, si bien no puede enmarcarse dentro de la sostenibilidad, tiene en su origen un planteamiento igualitario y democrático sólo comparable al de la propia Internet.
El hecho de que Varsavsky ha logrado contar con el apoyo de dos de las compañías tecnológicas más admiradas y dos firmas de capital riesgo conocidas por su histórico buen hacer en sus inversiones y apuestas de capital, podría animar a emprendedores españoles -según un estudio de Pew Research Center publicado por The Economist, España es el tercer país, sólo por detrás de Japón y Francia, donde un mayor número de ciudadanos están preocupados por el medio ambiente- a presentar ideas empresariales relacionadas con el desarrollo sostenible.
La inversión en tecnologías y proyectos renovables y sostenibles parece eclosionar. De momento, en España afecta sólo a las grandes corporaciones que, como Acciona, toman posiciones en el sector de las energías renovables con la construcción de parques eólicos y granjas de energía solar. ACS se ha apuntado a la batalla energética peninsular con la toma de control en Fenosa y su refuerzo en Iberdrola.
Sin olvidar que la lucha por el control de la mayor compañía energética española, Endesa, todavía no se ha esclarecido del todo. Sea como fuere, parece que la inversión en proyectos sostenibles de calado tiene lugar en España a la vieja usanza: se realiza desde arriba, toca resortes de poder muy elevados y no crea un auténtico tejido emprendedor a la sombra de los grandes movimientos.