El Ministerio de Medio Ambiente ultima una nueva estrategia urbana que pueda aplicarse en toda España y empiece a hacer realidad la filosofía urbanística del Gobierno, “Una ciudad habitable es una ciudad ecológicamente sostenible.”
Una idea demasiado vaga para empezar a aplicarse, aunque el Gobierno ha estado trabajando en un borrador que tiene como objetivo mejorar la sostenibilidad de las ciudades con el impulso de la bicicleta y el transporte público y la penalización -económica, normativa- del empleo del vehículo privado.
He aquí algunas de las medidas en las que trabaja la Administración:
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Más bicicleta: se pretende trabajar con los distintos niveles administrativos que inciden sobre las ciudades para habilitar más espacios para carriles bici; asimismo, se pretende que los usuarios que optan por la bicicleta respeten a su vez unas normas de velocidad específicas, que podrían aplicarse a imagen y semejanza de las que ya funcionan en San Sebastián. Se pretende respetar la prioridad de los peatones donde no exista un carril bici debidamente señalizado.
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Aparcamientos más caros: si se aplicara una mayor tasa sobre los aparcamientos de las ciudades, circular y aparcar serían caros y un motivo más para dejar el coche en casa. Se plantea, como recoge el diario Expansión, “crear estacionamientos en zonas que no invitan a circular, como estaciones de tren.”
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Transporte urbano más barato: se pretende impulsar el uso del transporte urbano entre jóvenes y ancianos. Entre las propuestas que se discuten, se contempla hacerlo gratuito para estos colectivos.
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Canon para circular en ciudades: como ocurre en el centro de Londres, donde para circular es necesario abonar un peaje, es posible que las mayores ciudades españolas incorporen medidas similares. No obstante, y dada la esperada impopularidad de una medida de este tipo, el Gobierno no ha confirmado esta medida como parte del plan de impulso de las “nuevas ciudades”, más habitables y sostenibles.
El uso del transporte privado y el aumento de las temperaturas de los últimos años han provocado unos crecientes y más persistentes niveles de contaminación en las grandes ciudades españolas.
Cristina Narbona cree que la única salida para que se hagan realidad las “nuevas ciudades” es actuar para pacificar el tráfico, primer generador de contaminación acústica y atmosférica en las ciudades.
Para mejorar la situación actual, se baraja la implantación de dos tipos de medidas:
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Tecnológicas: transporte público ecológico, como tranvía, tren, y autobuses eléctricos.
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Transporte público intermodal y consorcios de transporte público: un sólo billete podría servir a un usuario para emplear distintos tipos de transporte público metropolitano, como ya ocurre en Barcelona.
El contexto: fomento de un transporte público con problemas estructurales
El brioso ritmo de ejecución que han tomado las obras del Ave de Madrid a Barcelona a su paso por el abigarrado nudo de comunicaciones viarias de entrada a Barcelona, no sólo ha permitido al Ministerio de Fomento asegurar de que el tren de alta velocidad llegará a la estación de Sants de la capital de catalana antes de que finalice 2007, sino que ha convertido en un caos el ya de por sí poco estimado servicio de cercanías de Renfe.
Uno de los muchos episodios polémicos: a finales de octubre de 2006 y como había ocurrido en ocasiones anteriores, una máquina que trabajaba en las obras del Ave provocó la suspensión del servicio de cercanías en dos de las líneas más empleadas por los usuarios durante 36 horas ininterrumpidas.
Con incidentes tan graves para la imagen y el prestigio del servicio de transporte público metropolitano, muchos ciudadanos de Barcelona y otras ciudades españolas muestran su cautela cuando se les habla de la calidad del transporte público. En septiembre de 2006, unas lluvias de intensidad moderada provocaron una interrupción que afectó a 57.000 viajeros. Los primeros meses de 2007 han agravado la situación: las averías prosiguen en las Cercanías de Renfe y tanto los actores políticos y económicos como los sociales han mostrado su preocupación ante el ritmo de averías. Resulta todo un reto promover el transporte público en zonas metropolitanas como la barcelonesa.
Sin la mejora sustancial del transporte público -en el caso de Cercanías de Renfe en Barcelona, ayuntamientos y Generalitat piden más inversión en unas infraestructuras que consideran obsoletas-, la posible entrada en vigor de iniciativas impositivas podría causar más impacto en la recaudación de impuestos indirectos que en la mejora de la movilidad y habitabilidad de los núcleos urbanos españoles.