¿Puede un emprendedor inventar un quinto medio de transporte? Hyperloop permitiría viajar desde el centro de Los Ángeles al de San Francisco (equivalente a Madrid-Barcelona) en menos de 30 minutos, por una fracción del coste e impacto.
Un emprendedor vinculado a Silicon Valley y Los Ángeles está tras la idea. Cuando eBay compró Paypal, Elon Musk destinó su recién adquirida fortuna para invertir en “grandes proyectos tecnológicos” que influyeran sobre el mayor número de personas. Hyperloop es su última idea.
¿Un quinto medio de transporte?
De momento, es poco más que un concepto: un medio de transporte (alternativo a los 4 existentes: barcos, aviones, automóviles y trenes) de alta velocidad y bajo consumo que costaría, sobre el papel, una décima parte que un tren de alta velocidad y superaría (de nuevo, sobre el papel) los 1.000 km/h (685 millas por hora).
Para explicar este medio de transporte, Elon Musk comparó su coste, velocidad y eficiencia con los números de una supuesta línea ferroviaria de alta velocidad entre San Francisco y Los Ángeles, cuyo presupuesto asciende a 60.000 millones de dólares: Hyperloop costaría 6.000 millones de dólares (una décima parte que el tren), iría tres veces más rápido y emplearía una fracción de la energía.
Musk, actualmente consejero delegado de Tesla Motors, compañía consolidada de vehículos eléctricos gracias a la berlina Model S y a la compra de una factoría en Fremont, California, compara Hyperloop com un Concorde -antiguo avión supersónico francobritánico- terrestre.
Concorde, cañón de riel y hockey de aire
El medio de transporte propuesto es “una combinación entre un Concorde, un cañón de riel y una mesa de hockey de aire“.
El medio no requiere raíles y podría viajar tanto en líneas suspendidas sobre el suelo como en túneles subterráneos. Elon Musk asegura que Hyperloop no es un Vactrain o “tren de tupo al vacío”, una propuesta futurista de transporte ferroviario de alta velocidad.
El Vactrain se deslizaría por túneles o infraestructuras tubulares al vacío (sin aire), lo que permitiría al vehículo interior desplazarse sin resistencia al aire. Ello reduciría la energía necesaria y aumentaría la velocidad (se proponen incluso velocidades de 6.400 a 8.000 km/h (de 4.000 a 5.000 mph).
Midiendo las promesas de Hyperloop
Aunque presentado por primera vez en julio de 2012, Hyperloop vuelve a los medios con motivo de la primera versión preliminar “alfa” de este concepto transporte de alta velocidad, anunciada para agosto de 2013.
Según los detalles publicados hasta ahora, Elon Musk aspira a concebir un medio de transporte semi-terrestre y alta velocidad que no padeciera accidentes, fuera inmune a acontecimientos climáticos, se deslizara 3 o 4 veces más rápido que un tren de alta velocidad y 2 veces más rápido que un avión convencional.
“Uno podría ir desde el centro de San Francisco al centro de Los Ángeles en menos de 30 minutos. Y costaría mucho menos que un billete aéreo o que el viaje en coche, mucho menos que cualquier otro medio de transporte, porque el coste energético fundamental es mucho más bajo”.
El coste energético podría reducirse todavía más si se confirma la idea preliminar de Hyperloop. Elon Musk cree que el sistema de autopropulsaría usando paneles solares, “generando más energía de la que el sistema consumiría. Hay un modo de almacenar la energía para que funcionara 24/7 sin usar baterías”.
El ingrediente olvidado: ingenuidad
Entre los ingredientes de los grandes logros tecnológicos, los que crean industrias enteras y transforman el mundo, hay una o varias mentes polímatas y un propósito vital (¿filosofía de vida?). Y casi nunca falta un factor que pasa desapercibido, cuando no es obviado a propósito: la ingenuidad (vídeo).
Hay pequeños ejemplos que quizá no cambiaron una industria, pero sí transformaron la vida de sus inventores.
Como el sueño de volar en un avión propulsado por el ser humano. Es la historia del avión a pedales Gossamer Condor y su inventor, Paul MacCready, un científico y emprendedor arruinado que, en lugar de bajar los brazos y declararse perdedor vital, persistió, construyó el avión en 6 meses y logró el premio Kremer en 1977.
Concebir algo que no existe y autorrealización
Creado por el industrial británico Henry Kremer, el galardón estaba dotado con 50.000 libras, una suma que, al cambio de 1977, coincidía con las deudas que MacCready había acumulado tras la fallida de su negocio.
El Gossamer Condor nunca habría existido sin un profundo entendimiento e inspiración de la naturaleza y, sobre todo, sin grandes dosis de ingenuidad.
Al fin y al cabo, se trataba de inventar algo que no existía; de dar un paso más allá de lo existente; de no conformarse con la mejora resultona y la nota de prensa que la vende como el gran invento del milenio.
Polimatía, propósito e ingenuidad. Estos ingredientes también aparecen en los grandes logros tecnológicos, y no sólo en los artilugios de científicos ninguneados y amantes del “hazlo tú mismo“.
Mejores magnetófonos, caballos más rápidos, punteros más precisos
Las frases célebres atribuidas a Nikola Tesla, Thomas Edison, Henry Ford, Steve Jobs, etc., hablan de la búsqueda de invenciones, productos y servicios que la gente no demandaba a priori y, sin embargo, se hicieron imprescindibles una vez materializadas.
El cliente potencial (en última instancia, la “mayoría”) no siempre tiene la razón:
- a Thomas Edison le pedían un fonógrafo con mejores manivelas;
- los sondeos de mercado informales del joven Henry Ford le indicaron que no había que hacer caso a las demandas mayoritarias, ya que la Norteamérica de principios del siglo XX quería, unánimemente, caballos más rápidos;
- Steve Jobs aguantó (mal, como es natural con una personalidad veleidosa y poco atenta a minucias “humanas”) las bromas de su entorno hasta que ese mismo entorno le veneró como el curandero jefe de la mayor secta, por mostrarles que el ser humano había sido equipado desde la creación con el más preciso, táctil y bello puntero concebible: el dedo índice.
Faltos de más ideas ingenuas
Las ideas ingenuas propulsan la sociedad, aunque a veces llegan demasiado pronto o, en ocasiones, deben madurar durante décadas, hasta que son comprendidas por un mínimo de personas que garanticen su viabilidad conceptual, económica, etc.
De ahí que abunden los ensayos (algunos de ellos, notables) sobre cómo alumbrar o abonar ideas, estrategias de innovación y creatividad, etc. Steve Jobs aprendió a apostar por el largo plazo en detrimento de la política de corto plazo que se estilaba en la gran industria estadounidense después de leer El dilema del innovador, de Clayton Christensen.
Where Good Ideas Come From, de Steve Johnson, es otro de los libros citados sobre la materia.
De igual modo, abunda la literatura que expone por qué es tan difícil alumbrar grandes inventos, crear industrias enteras de la noche a la mañana. Repetir con asiduidad o acelerar, en definitiva, la chispa de polimatía, propósito e ingenuidad de una o varias personas para concebir los equivalentes del siglo XXI a la imprenta, la máquina de vapor, el ferrocarril, el automóvil, el teléfono, la informática personal, la telefonía móvil, Internet, etc.
Otro sueño de Elon Musk
El emprendedor sudafricano-estadounidense Elon Musk podía haberse retirado a los 30 años, cuando Paypal, empresa que había cofundado, fue adquirida por eBay en 2002.
En el caso de Musk, el éxito repentino a edad temprana no significó un retiro dorado. Musk no ha perseguido un supuesto futuro idílico de isla desierta y vida disoluta sin propósito, a lo dandy que vive de las rentas.
Al contrario: desde su salida de Paypal, aceleró e intensificó el propósito vital de su juventud: inspirado en Nikola Tesla, Bill Gates, Steve Jobs y Walt Disney, el emprendedor quiere resolver “los problemas importantes que más afectarían al futuro de la humanidad”.
Las elecciones de Elon Musk:
- la búsqueda de un vehículo eléctrico fiable y prestaciones equiparables a las alternativas híbridas y con motor de explosión, como consejero delegado de Tesla Motors;
- hacer realidad el turismo espacial y acelerar la exploración interplanetaria, con el diseño a medio plazo de viajes regulares y colonias capaces de autosustentarse (trabaja en proyectos conceptuales para cultivar alimentos en Marte, “Mars Oasis”), como consejero delegado de SpaceX;
- mejorar la tecnología solar, a través de la empresa SolarCity (Musk proporcionó la idea original, es inversor y miembro del consejo de dirección).
Un transporte rápido, eficiente, barato (sobre el papel)
Hyperloop es, de momento, una promesa tan alejada de la realidad como el tren rápido que viaja en túneles al vacío, Vactrain.
El tiempo dirá si la tecnología acaba en los anales de las grandes ideas que se olvidan, si se trata de una tecnología para la que habrá que esperar por limitaciones tecnológicas o de presupuesto; o si el proyecto sigue su desarrollo, con metas preliminares, maquetas, versiones experimentales, primeros tramos, etc.
Elon Musk necesitará algo más que un presupuesto millonario, aspiración polímata, propósito personal y grandes dosis de ingenuidad para que Hyperloop se convierta en una realidad.
La sombra del ekranoplano
Ante todo, la tecnología deberá demostrar lo que promete sobre el papel. De lo contrario, su futuro, incluso con una gran inversión detrás, se asemejaría al del ekranoplano, una familia de vehículos soviéticos similar al avión diseñado para volar a unos metros del suelo o del agua, convirtiendo el campo de aire creado a su alrededor en un aerodeslizador.
El Proyecto Pelícano de Boeing no pasó de la fase de estudio. Se trataba de un gigantesco ekranoplano que debía adaptarse tanto al transporte de mercancías como a actividades bélicas.
Elon Musk ha dedicado su carrera a demostrar que, en ocasiones, la idea preliminar es valiosa, pero se necesita una cultura de desarrollo y ejecución iterativa, incremental, persistente, como el desarrollo de software en una pequeña empresa.
Algo así como concebir un Gossamer Condor para el transporte masivo. Con la misma premura, ingenuidad y economía de recursos.
El Tesla Model S es la primera declaración de principios seria de lo que podría llegar.