Quizá debería dedicar este blog a los nuevos Premio Nobel de la Paz, que ha recaído, como sabe todo el mundo, en Al Gore y el Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC), la oficina de la ONU que estudia y difunde las pruebas sobre el cambio climático y su relación con la actividad humana. Algo escrito con el tono de crónica solemne en blanco y negro, con vocabulario de notario y rintintín de Matías Prats padre.
La cobertura mediática ha sido espectacular en todo el mundo; Internet ha ayudado, si cabe, a amplificar aún más la noticia. Desde quienes se han centrado en criticar a la academia que concede el galardón por incluir a Gore en el premio, hasta los aduladores que parecen acordarse más que nunca de las causas cuando los focos mediáticos apuntan inequívocamente al jeto de alguien.
De ahí que el blog hable más de la omnipresencia mediática -también en Internet- de un nombre, Al Gore, que de otra cosa. Ni la gran prensa o el comité noruego que se encarga de fallar el galardón hayan olvidado algo que ahora tenga que remarcar yo.
Votando por Gore en los agregadores de noticias
En un momento en que la participación de los usuarios se ha convertido en un contenido con cada vez más peso en Internet, gracias a la corriente de nuevos servicios bautizada como web 2.0, los comentarios sobre el premio también se han multiplicado.
Cuando servicios de categorización de noticias en función de su popularidad entre los usuarios (Digg, Reddit, Newsvine, Stumble Upon, etc.), incluyen, entre las noticias centradas en el mundo tecnológico y las informaciones más extrañas o inverosímiles, información sobre ti, es que la gente habla de uno.
Aunque sólo sea para afirmar categóricamente que Al Gore cansa y lo que se quieren son más noticias sobre cómo hacer florituras con el iPhone.
El Huffington Post, uno de los blogs sobre pensamiento político más influyentes de Estados Unidos, tiene a 1.800 colaboradores que, pese a no ganar un centavo con sus artículos, contribuyen a subir su listón de calidad. Uno de ellos, Dave Fratello, escribía que “el Nobel de Gore simplemente me deprime”. Hay para todos los gustos.
El día 12 de octubre, la búsqueda sobre los ganadores del premio Nobel fue la octava más popular realizada en Estados Unidos en el buscador Google, según Google Hot Trends (servicio sucesor de Google Zeitgeist). Algo que tiene su mérito ya que, descontado el sexo, la cultura popular copa los primeros puestos en las búsquedas.
Focos apuntando hacia Gore, más allá del Nobel
Pero, de nuevo, la entrada no va sobre el Nobel. Más sobre lo mismo no enriquecerían el debate que debería haber predominado en estos días: si hay personas e instituciones influyentes apoyando la lucha contra el cambio climático, a lo mejor será más sencillo que todos pensemos que nuestra actitud hacia el entorno suma o resta. Tanto los que tenemos acceso a la información a diario como los que no, por falta de recursos, de interés o lo que sea.
Evitaré dedicar el resto de la entrada a felicitar a Gore y al Panel, ya que no han faltado grandes medios de comunicación, políticos, intelectuales, actores de cine, deportistas, amas de casa y abuelos anónimos para hablar sobre ello.
Empezando el recuento: el juez británico y la “visión apocalíptica de Gore”. Según el magistrado, pueden contarse hasta nueve errores en el documental, que servirá de herramienta didáctica a profesores de primaria y secundaria de todo el mundo. También en España.
¿Por qué últimamente hay Al Gore hasta en los blogs de tecnología?
Días antes del 12 de octubre, día en que se anunció que el Nobel de la Paz sería compartido por el prota de Una verdad incómoda y el IPCC, un juez británico denunciaba la “visión apocalíptica” del documental.
Michael Burton, del Tribunal Superior de Londres, midiendo los tiempos de la agenda informativa mejor que el director de un diario de prestigio, o acaso recomendado por algún pope mediático, ejerce su independencia jurídica para recalcar que Una verdad incómoda tiene juicios de valor más bien catastrofistas.
Geore W. Bush parece estar de acuerdo con el juez británico y asegura que los esfuerzos para frenar el cambio climático son una política errónea. Parece que el juez británico tiene en la actual administración estadounidense a un buen aliado.
De este lío esto y mucho más hay artículos interesantes por ahí fuera. En los diarios españoles, esta información se cubrió, mal que bien (mal copiada de EFE en El País; rellenada con algún chascarrillo en el “medio” Libertad Digital o en la edición electrónica de El Mundo).
Pero el protagonismo de Gore en los últimos días no se ha parado aquí.
Cuando todavía se sigue cubriendo lo del juez británico: llega el Nobel de la Paz. Un Oscar es, al fin y al cabo, Hollywood. Pero el Nobel supone elevar el reconocimiento, sobre todo para el público mundial.
Mientras tanto, en Apple (en cuyo consejo se sienta el protagonista)…
Al Gore es, además del “próximo presidente de Estados Unidos”, como aparece al inicio de Una verdad incómoda, miembro del consejo de dirección de Apple y uno de los instigadores políticos del impulso de las nuevas tecnologías en su país, a mediados de los noventa.
El iPhone es, desde antes de su lanzamiento, una de las temáticas estrella en los portales de Internet copados por audiencias jóvenes.
No hay espacio en esta entrada para recordar por qué el iPhone ha despertado tanto interés y hace que las acciones de las operadoras europeas que anuncian que lo comercializarán en exclusiva en sus respectivos países suban. Ocurrió con Telefónica cuando se supo que su filial británica O2 hará lo propio en el Reino Unido.
El iPhone es un dispositivo irresistible; arriesgado, con una interfaz de usuario totalmente nueva, un solo botón y, pese ello, una pasmosa facilidad de uso. Pude comprobarlo en la tienda que Apple tiene en Seattle, durante la estancia de faircompanies en esta ciudad, en julio de este año.
Tardé unos segundos en aprender cómo funciona. Los puntos flacos del aparato, como su sistema de escritura -pese a los esfuerzos de la marca por corregir los errores del usuario al vuelo, no es fácil escribir con el iPhone, sobre todo si existe experencia previa con un Blackberry-. Al lado de este teléfono, el resto parecen torpes juguetes infantiles de plástico mal moldeado.
El iPhone es noticia durante estos días porque Greenpeace, que se centra desde hace varios meses en comprobar si las principales marcas de electrónica, informática y telefonía móvil siguen empleando sustancias tóxicas en sus dispositivos.
Un estudio pormenorizado de Greenpeace sobre el sensual teléfono, llevan a la organización a titular un comunicado: “Llamada perdida: las sustancias químicas peligrosas del iPhone“.
Resulta dudoso que la denuncia de Greenpeace vaya a disminuir las imparables ventas del dispositivo, aunque el vídeo que acompaña al comunicado, que Greenpeace ha colgado en YouTube, será probablemente popular en las próximas semanas.
El iPhone no es el principal instigador del cambio climático, ni el empleo de sustancias tóxicas en su confección tiene nada que ver con Al Gore.
Aunque el político estadounidense sí tiene capacidad de influencia sobre la compañía y, seguramente, hablará sobre ello en el consejo de dirección de la firma, dirigida por el carismático Steve Jobs.
Sea como fuere, la presencia de algunas sustancias tóxicas no parecen en ningún caso el problema más acuciante al que se enfrenta el Planeta en estos momentos.
Los intereses de Gore en la tele on-line: Current
Más presencia indirecta de Al Gore en los medios en los últimos días: Current TV, el canal de televisión por cable con presencia en Internet en el que, a diferencia de YouTube, los usuarios contribuyen con vídeos producidos con un estilo desenfadado, aunque profesional y semi-profesional, al fin ha renovado su sitio de Internet y lo ha situado a la altura de otros servicios de vídeo social.
Current TV pierde el “TV” de la marca y pasa a llamarse “Current” a secas (siguiendo los pasos de Apple, que desde este año ya no porta su apellido histórico, “Computer”, debido al peso de su división de música y telefonía, que supone más de la mitad del negocio de la empresa).
La empresa fue fundada por Gore y su amigo Joel Hyatt, un veterano empresario de medios de comunicación en EEUU. El ex vicepresidente continúa a la cabeza de esta empresa, que cuenta entre sus miles de colaboradores con Kirsten Dirksen, de faircompanies (ver los recomendables vídeos de Kirsten para Current, Reactable y Trashion).
Current TV pretende aumentar su presencia en Internet. De momento, las nuevas funciones parecen tener buenas críticas de la prensa especializada. La contribución de los usuarios se convierte en el pilar del servicio, en una clara voluntad por ganar popularidad como servicio web 2.0.
En España, se nos explica que Gore viene a Sevilla
Más Al Gore en la agenda informativa de los últimos días. En España, hemos podido leer que viajará a Sevilla para “formar a 200 líderes contra el cambio climático“.
“La capital andaluza albergará así el primer encuentro de líderes en cambio climático que forma parte del programa ‘The Project Climate Spain’, informaron los organizadores en un comunicado”, explicaba EFE.
El proyecto de Gore, que ya tiene sedes permanentes en Estados Unidos, Australia y Reino Unido, será desarrollado también en España debido al “papel geoestratégico” de este territorio, que hace de puente entre África, que sufre la desertización, y la contaminante Europa, según han considerado los organizadores del proyecto.
…Y en EEUU le piden que se vuelva a presentar como candidato
En EEUU, miles de personas han aprovechado el foco para pedirle que se presente de nuevo como candidato a las primarias del partido demócrata.
Desde la polémica sentencia del juez británico hasta el encuentro en Sevilla, que tendrá lugar entre los días 26 y 28 de este mes, a penas habrán pasado dos semanas. El ex vicepresidente está teniendo más espacio que Barack Obama y Hillary Clinton en los medios de comunicación. De ahí que ya haya algún demócrata esperanzado en ver a Gore como candidato en las primarias, de nuevo.
Algo que no ocurrirá.
Cuando la máquina mediática apunto hacia la Mansión sureña de Gore
Recapitulando: Gore ha estado “in” por la decisión del juez británico, el anuncio del premio Nobel, la denuncia de Greenpeace de que el icónico iPhone puede ser una maravilla, pero podría serlo más sin materiales peligrosos en su interior, el rediseño de Current, un servicio de vídeo en línea que puede jactarse de tener vídeos con una historia detrás y bien producidos, y la llamada de sus seguidores para que vuelva a presentarse como candidato en las próximas elecciones, algo que ha reiterado que no hará. Y, en España, hay que añadir la invitación de la Junta de Andalucía.
No haber ganado las elecciones, si aceptamos que Gore “no ganó” las elecciones tras aquel extraño recuento en Florida en 2000, no ha paralizado la actividad pública de Gore. A la vista está.
Siguiendo la estela de Greenpeace con el iPhone y, puestos a contar la huella de cada una de nuestras actividades sobre la faz de este cada vez más pequeño e interconectado mundo, resulta extraño que todavía nadie haya demandado a Gore por haber sido vicepresidente de una administración que no firmó el Tratado de Kioto.
Como se le acusa por no haber firmado Kioto (tanto él como el presidente Clinton quisieron hacerlo; no pudieron, en un momento en que el Congreso de EEUU estaba en manos republicanas) y por haberse convertido en una especie de Michael Moore (sinónimo de exhibicionista en Estados Unidos) de la política y el cambio climático.
Desde España, Francia o Italia, insignes países de la Unión Europea y firmantes de de Kioto, la actividad frenética de las antiguas glorias políticas no es comparable a un Clinton (con su Global Initiative y su reforzada imagen pública en el mundo, ahora que todo quisque se acuerda de él tras el inmenso contraste entre su talla intelectual y la del actual presidente de este país) o a un Gore.
Aznar. Berlusconi. Chirac.
Visto así, ex presidentes y ex vicepresidentes como Clinton y Gore ganan en estatura.