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La guía que se debería haber seguido: Agenda 21

La Agenda 21 es el programa de acción para promover el desarrollo sostenible en todo el mundo, en los ámbitos local, estatal, regional y mundial.

Adoptado en 1992, durante la Conferencia sobre Medio Ambiente y Desarrollo de las Naciones Unidas (Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro), su principal debilidad estriba en que no es una norma jurídica vinculante.

La Agenda (lista detallada de asuntos prioritarios, organizada cronológicamente) 21 (referencia al siglo XXI), pretende convertirse en un plan de acción global para reducir la diferencia entre países ricos y pobres lográndolo del modo más sostenible posible.

El texto de la Agenda 21 fue aprobado por 179 países que acudieron a la Cumbre de la Tierra de Río en 1992, tras haber sido negociado desde 1989.

Río +5 y Cumbre de Johannesburgo: poco conseguido

En 1997, un lustro después de la Cumbre de la Tierra, la Asamblea General de la ONU celebró una sesión especial para valorar los progresos conseguidos durante cinco años de aplicación de la Agenda 21 (de ahí el nombre de la sesión: Río +5).

La ONU reconoció el tímido y “desigual” progreso acometido. Asimismo, se hizo mención expresa al surgimiento de fenómenos como la creciente globalización, el aumento de las desigualdades entre ricos y pobres y la aceleración en el deterioro del medio ambiente. Una nueva resolución de la ONU (s-19/2) prometió una acción más enérgica.

Diez años después de la Cumbre de Río, la Cumbre de Johannesburgo (también denominada Cumbre Mundial sobre Desarrollo Sostenible) de 2002 reafirmó:

  • El “compromiso” de la ONU para aplicar íntegramente la Agenda 21.
  • Asimismo, se llamó a cumplir con los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ocho objetivos que los 191 países miembros de la ONU acordaron conseguir para 2015) y otros acuerdos internacionales suscritos por la mayoría de los países del mundo.

Aplicación

La Comisión de Desarrollo Sostenible, que depende del Consejo Económico y Social de la ONU, se encarga de aplicar la Agenda 21.

O intentar aplicar, ya que la Agenda 21 no es vinculante y, por tanto, no es de obligado cumplimiento por ningún país, su punto débil fundamental.

Estructura y contenidos

La Agenda 21 (con más de 900 páginas) tiene 40 capítulos, divididos en cuatro áreas temáticas primordiales:

  • Sección I (capítulos 1 a 8). Dimensiones sociales y económicas: combatir la pobreza, cambiar los modelos de consumo, dinámicas demográficas, promoción de la salud, promoción de pautas de desarrollo urbanístico sostenibles, integración del desarrollo sostenible y el medio ambiente en los procesos de decisión.
  • Sección II (capítulos 9 a 22). Conservación y gestión de los recursos para el desarrollo: protección de la atmósfera, cómo combatir la deforestación, protección de los ecosistemas en peligro, preservación de la diversidad biológica (biodiversidad), y control de la polución.
  • Sección III (capítulos 23 a 32). Fortalecimiento del papel de los grupos principales: derechos y deberes de los niños y jóvenes, mujeres, ONG, autoridades locales, negocios y trabajadores.
  • Sección IV (capítulos 33 a 40). Medios de ejecución: ciencia, transferencia tecnológica, educación, instituciones internacionales y mecanismos de desarrollo económico y financiero.

Local Agenda 21

La Agenda 21 fue ratificada en 1992 para que aplicación de los principios de desarrollo sostenible del documento se llevase a cabo en todas las escalas: global, regional, estatal, regional o nacional y local.

El desarrollo local de los principios de la Agenda 21, explicado en el capítulo 28 del documento, recibe un serio impulso en países europeos y de América Latina, entre otras regiones del mundo.

En el capítulo 28 del Programa 21 (traducción ideal en castellano y otras lenguas románicas, ya que “agenda”, pese a provenir del latín, se emplea con el sentido de “programa” en inglés) se plantea:

“Cada autoridad local debería iniciar un diálogo con sus ciudadanos, organizaciones locales y empresas privadas y aprobar un Programa XXI local. Mediante la formulación de consultas y la promoción de un consenso, las autoridades recibirían aportaciones de la ciudadanía y las organizaciones cívicas, sociales, empresariales y industriales locales, obteniendo la información necesaria para elaborar las mejores estrategias. Los procesos de consultas incrementarían la conciencia de los individuos hacia el desarrollo sostenible.”

Mea culpa europeo

En Europa, la Agenda 21 fue asumida a través de la Carta de Aalborg (Dinamarca, 1994).

En el comunicado, los países de Europa Occidental explicaban que las ciudades jugarán un papel importante en la transformación global hacia la sostenibilidad, además de reconocer que Europa debe ser parte de la solución, al haber creado gran parte del problema.

“Nuestro modelo actual de vida urbana, y particularmente nuestras pautas de división del trabajo y de las funciones, la ocupación del suelo, el transporte, la producción industrial, la agricultura, el consumo y las actividades de ocio, y por tanto nuestro nivel de vida, nos hacen especialmente responsables de muchos problemas ambientales con los cuales se enfrenta la humanidad (Carta de Aalborg, Dinamarca 1994).”