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Los bosquimanos apelan al Papa

El pasado 4 de noviembre el Vaticano anunció el establecimiento oficial de relaciones diplomáticas con la República de Botsuana. Culmina, así, un proceso de investigación iniciado en octubre de 2005 sobre el ex presidente de Botsuana, Festus Mogae, principal responsable de la política de expulsión forzada de los bosquimanos de su tierra ancestral, la Reserva de Caza del Kalahari Central. 

Mientras el estado de Botsuana es considerado por muchos un modelo de democracia africana, los bosquimanos deben luchar a diario por su supervivencia, amenazada ahora por el nuevo Presidente, el general Ian Khama.

A pesar de los éxitos obtenidos por los bosquimanos, primero en el Tribunal Supremo de Botsuana en diciembre de 2006, y después frente a la empresa De Beers que hace pocos días declaró que no realizaría más actividades dentro de la Reserva, el Gobierno sigue violando los principales derechos humanos. 

Ningún bosquimano ha recibido un permiso de caza, a pesar de que el Tribunal Supremo dictaminó que era ilegal que el Gobierno se negase a otorgar los permisos. A los bosquimanos tampoco se les permite acceder al pozo de agua de su tierra. La falta de caza y agua ha hecho la vida extremadamente difícil para los bosquimanos. Además, la prospección de diamantes en su tierra no se ha suspendido: Gem Diamonds tiene el permiso del Gobierno para continuar con sus operaciones en la comunidad bosquimana de Gope.

La Comisión Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos y el experto de la ONU, Rodolfo Stavenhagen, han denunciado en el pasado las decisiones del Gobierno hacia los bosquimanos. 

Hace unos días, un representante de la Iglesia Católica, el obispo de Xingú, Dom Erwin Kräutle, declaró: “Más que nunca, en el siglo XXI la Iglesia Católica está llamada a reivindicar su opción evangélica por los pobres y los excluidos debido a su diversidad cultural, y a defender a los pueblos indígenas o aborígenes, con todo su poder y prestigio internacional, en la lucha por sus derechos”. 

El 1 de julio de este año, el Santo Padre expresó su solidaridad y su apoyo a un grupo de indígenas brasileños de Raposa-Serra do Sol recibidos en el Vaticano. Benedicto XVI en aquella ocasión declaró: “haremos todo lo posible para ayudaros a proteger vuestras tierras”. 

Los bosquimanos se dirigen al Papa para que haga lo mismo por ellos. Un portavoz bosquimano ha declarado: “Nosotros pedimos al Papa que nos ayude, que rece por nosotros, y así el Gobierno cambie su actitud frente a nosotros y respete nuestros derechos como pueblo indígena de esta tierra”.

Más información:

Laura de Luis

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