Los pueblos indígenas aislados de las zonas más remotas de la Amazonía peruana “podrían desaparecer en tres años”, según ha advertido un experto en la materia.
Esta trágica advertencia la hizo el brasileño Jose Meirelles durante una reunión de emergencia sobre los indígenas aislados. Meirelles viajaba en la avioneta hace unos meses desde la que se tomaron las conocidas fotografías de indígenas no contactados, que llevaban el cuerpo pintado y se disponían a lanzar flechas a los intrusos.
En la reunión, un portavoz del Gobierno peruano admitió que taladores ilegales han invadido los territorios de los indígenas no contactados, y reveló que tenía conocimiento de doce campamentos de tala ilegales. Este reconocimiento llega después de las declaraciones el pasado verano que negaban que la tala estuviera afectando a los indígenas.
La reunión concluyó con una contundente declaración denunciando la debilidad del Gobierno peruano y con una larga lista de peticiones. Estas incluyen la retirada de los taladores que han invadido las tierras indígenas y prohibir el “forzado contacto” con ellos.
“En Perú, no existe una institución gubernamental que cuente con condiciones para asumir la protección y defensa de los pueblos indígenas en aislamiento y contacto inicial”, afirma la declaración, llamada “Declaración de Pucallpa”. “Decisiones importantes relacionadas a estas poblaciones son tomadas por ministerios, órganos públicos y empresas comprometidas con políticas de explotación de los recursos extractivos.”
La reunión se celebró en Pucallpa, una ciudad en la selva de Perú conectada con la capital por una carretera que ha dividido en dos a uno de los pueblos no contactados. Fue organizada por una federación indígena creada con el objetivo concreto de defender a los indígenas aislados, CIPIACI, y el Centro de Trabajo Indigenista de Brasil (CTI).
Desde la organización Survival International se ha emitido la siguiente declaración: “el hecho de que los funcionarios admitan que ellos saben de doce campamentos ilegales de tala en sólo una de las zonas habitadas por indígenas no contactados es alarmante, sobre todo después de sus previas negativas de que la tala estuviera teniendo algún impacto. Ahora deben tomar medidas para cerrarlos”.
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Laura de Luis
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