Por un instante, fijémonos en Estados Unidos. En un lugar donde el tamaño promedio de un hogar ha crecido de un modo constante a lo largo de los últimos 15 años y constituye ya más del doble que el de Europa, hay un creciente grupo de estadounidenses que se decanta por la filosofía de que lo pequeño y sencillo es adecuado y puede ser hermoso. Algunos incluso se atreven a vivir en casas “más pequeñas que los armarios de algunas personas“.
No es una tendencia nueva: el imponente arquitecto Mies Van der Rohe vivió, trabajó y concibió algunos de los edificios más loados del siglo XX en un espacio que sería tratado en la actualidad de minipiso.
El poeta y naturalista Henry David Thoreau, considerado el impulsor de la desobediencia civil y del ecologismo moderno, vivió durante dos años en una diminuta cabaña que construyó con sus propias manos junto al lago Walden, en Concord, Massachusetts.
Allí alumbró Walden, una reflexión sobre la vida simple que más de un siglo después sería reivindicada por la contracultura californiana, en los años 60.
En la actualidad, se propaga en Estados Unidos una tendencia que no tiene una connotación negativa, sino respetuosa con la simplicidad y el medio ambiente: son las casas pequeñas, mini viviendas, mini pisos, mini cabañas, viviendas “de tamaño razonable” o “microcasas”.
De símbolo de las clases bajas a muestra de estilo y concienciación
El nuevo movimiento incluye, según la Small House Society, a “estrellas de cine que han preferido reducir su espacio hasta los 3.000 pies cuadrados (278 metros cuadrados), familias que viven felices en un bungalow de ates y oficios, personas que han optado por la vivienda multifamiliar en una gran variedad de formas, así como ejemplos más extremos, como gente en pequeñas casas flotantes y remolques con sólo un puñado de metros cuadrados a su alrededor”.
Tener un hogar de 278 m2 no es una superficie precisamente “insalubre”, todavía muy superior a la de la gran mayoría de viviendas en Europa, aunque no comparable al de mansiones y las denominadas “McMansion“, o grandes casas con abundante espacio y un toque entre anodino e impersonal.
Si bien afirman que no se trata de un movimiento destinado a buscar el espacio más diminuto en donde una persona, pareja o familia puedan desenvolverse, existen propietarios de micro-propiedades como Jay Shafer, que vive una casa de 97 pies cuadrados (9 m2), que admite que su decisión no ha sido tan determinada por la necesidad como por su intención de protestar por el desenfrenado aumento del impacto ecológico de los hogares en Occidente en general y Norteamérica y Estados Unidos en particular.
Shafer explica la filosofía que le ha llevado a vivir en un espacio tan reducido en el sitio web de su -también pequeña- empresa Tumbleweed Tiny House Company, a través de la que vende hogares con superficies variables: desde unos diminutos 65 pies cuadrados (6 m2) en las casas más pequeñas a los más convencionales 837 pies cuadrados (77 m2) de los modelos más grandes.
“Desde 1997, he estado viviendo en una casa más pequeña de los lavabos de muchas personas. Considero a esta casa la primera de todas las pequeñas casas que he construido a mano para Tumbleweed. Mi decisión de habitar en sólo 89 pies cuadrados (8 metros cuadrados) surgió a partir de algunas preocupaciones que tenía sobre el impacto sobre el medio ambiente causado por una casa mayor, y porque no quiero mantener una gran cantidad de espacio sin usar o de espacio inutilizable”.
El fin del “cuanto más grande, mejor”
Se une a Shafer un creciente número de propietarios con intención de reducir el tamaño del hogar típico norteamericano. Durante la mayor parte de la primera década de vida de su empresa, vendió sólo una casa al año, pero el año pasado vendió 5 y ha recibido la paga y señal de 10 más.
Shafer reconoce que esta nueva era de lo pequeño está siendo influida por cambios sociales de mayor calado, y no una mera moda pasajera. “Parece una convergencia perfecta entre un parón inmobiliario, una economía especialmente delicada y una mayor concienciación sobre el cambio climático”.
En Estados Unidos, el precio medio dela vivienda se redujo a finales de 2008 por primera vez en 15 años, al caer un 9%. Por supuesto, la superficie del hogar promedio, con 2.438 pies cuadrados (226 m2) no se puede catalogar precisamente como reducida -las viviendas se consideran informalmente pequeñas cuando no superan los 1.000 pies cuadrados-, aunque la tendencia apunta a la baja.
“Parece que todo un capítulo de la historia de Estados Unidos podría estar llegando a su fin”, explica Shay Salomon, autor del libro Little House on a Small Planet (pequeña casa en un mundo pequeño), al New York Times, “el capítulo llamado ‘Cuanto más grande, mejor'”.
Michael Janzen, quien admite que compró su casa de 1.800 pies cuadrados (167 m2) con piscina “por prestigio”, ha construido en su patio trasero una pequeña casa de 80 pies cuadrados (7,4 m2) con materiales que ha ido recolectando de anuncios en Craigslist, el mayor sitio web de clasificados de Norteamérica.
Aunque su familia no cabría en la diminuta creación, Janzen asegura estar listo para mudarse a un hogar más reducido que el actual. “No quiero esta vida, la vida de alguien que trabaja a destajo para poder pagar la hipoteca de la casa en la que vive pero que no puede disfrutar”,
La propietaria de una micro-casa Dee Williams vendió su casa de 1.500 pies cuadrados (139 m2) hace 5 años y construyó ella misma una mini vivienda de 84 pies cuadrados (7,8 m2) por un coste de 10.000 dólares “para salvarme de una hipoteca y reencontrarme conmigo misma”.
Debido a que considera su nuevo micro-hogar como un modo más adecuado de vivir en armonía con su conciencia ecológica, lo construyó usando maderas abandonadas, una membrana aislante confeccionada con ropa tejana y paneles solares.
Cada vez está más claro que existe un mercado para las micro-viviendas en un mercado inmobiliario prohibitivo para amplias capas sociales y totalmente fuera de toda regla ecológica para los profesionales más concienciados con la situación del planeta. La veinteañera Tara Flannery gastó 40.000 dólares en su diminuta casa de 100 pies cuadrados (9,2 m2). “Quería comprar mi primera casa a los 30, aunque el comportamiento del mercado de la vivienda me dice que eso no va a suceder”.
El estudio Hauser Architects, en San Francisco, ha diseñado y construido 98 diminutos apartamentos con una superficie comprendida entre los 250 y los 350 pies cuadrados (de 23 a 32 m2), por un precio inferior a la mitad del valor medio de una casa en San Francisco (se venden a partir de 279.000 dólares, frente a un precio medio de la vivienda en la ciudad de 749.000 dólares).
“No es el último lugar que una persona poseería”, explica el diseñador George Hauser, “sino un lugar estupendo para pasar de 3 a 5 años mientras se es soltero, para amortizar el lugar y mudarse a continuación”.
Gran diseño para espacios pequeños
Casas diminutas, como la de la propia Williams, que está enclavada de modo provisional en el patio de un amigo, o la de Shafer, estacionada en el vado de la casa de su padre, son habitualmente construidas en remolques, aunque ambos casos han logrado escapar del estigma de las casas móviles, empleadas en Estados Unidos por las clases más desfavorecidas, debido a un exhaustivo trabajo en diseño. Jared Volpe dedica un blog entero a la temática -smallhousestyle.com- y cree que construir espacios pequeños supone una inversión en calidad y maximiza el sentido del espacio.
Contribuyen a generar interés en el movimiento de las mini-casas algunos ejercicios de diseño que han captado incluso la atención del mundo del diseño:
- Micro Compact Home, una pequeña cabaña de 73 pies cuadrados (6,7 m2) influenciada por la escala y orden de una casa de té japonesa que fue exhibida en el Museum of Modern Art de Nueva York en 2008.
- Rotorhaus, de 388 pies cuadrados (36 m2), permite a sus habitantes desplazarse entre tres “compartimentos”: la cocina, el lavabo y el dormitorio.
- La diminuta Beach Chalet cuenta con 36 m2 y fue diseñada por la londinense Nina Tolstrup.
- weeHouse, de 341 pies cuadrados (31 m2).
- Williams Cabin conjuga el minimalismo y frugalidad clásica de la cabaña de Thoreau en Walden con el diseño contemporáneo.
- Las minicasas LV Series de Rocio Romero han sido descritas como las “Mies” para el hombre pobre.
- Box House, en Sao Paulo (Brasil), es un diminuto cubo fabricado con madera y materiales desechados, con imponentes vistas al océano.
- La Wingardhs Mill House es una poco asequible micro-casa sueca concebida en torno a los rituales del baño y la sauna.
- El micro-piso R4House, presentado en 2007 por el diseñador español Luis de Garrido, es un pequeño apartamento de 30 m2 (322 pies cuadrados) ideado con todas las comodidades en el interior de un contenedor de mercancías y un diseño con vocación de gasto cero (visitar un vídeo de *faircompanies sobre este mini-piso).
Un pariente de la casa prefabricada
La nueva corriente de las casas de pequeño tamaño también ha cobrado impulso debido a su estrecha relación con las cada vez más populares casas prefabricadas (“prefab”). La naturaleza compacta de las micro-casas las convierte en ideales para la construcción modular, sencilla, eficiente y económica.
Por alrededor de 68.000 dólares, cualquiera puede adquirir una Micro Compact Home, entregada e instalada en la propiedad que uno elija. El modelo weeHouse, de 65.000 dólares, se entrega con cimientos, suelos de bambú y el fregadero de la cocina funcionando.
Algunas micro-casas son entregadas por piezas, como la LV Series de la arquitecta Rocio Romero, que puede ser ensamblada tanto por uno mismo como por algún profesional que el cliente haya contratado. El modelo Bungalow In A Box ofrece un kit completo por 13.700 dólares, incluyendo la construcción, que “se erige a partir de sus cimientos con un aspecto exterior terminado en uno o dos días“.
Las viviendas que se construyen sobre ruedas, como las Tumbleweed Tiny Houses, son incluso más fáciles de montar que las casas prefabricadas y simplemente necesitan ser depositadas en algún lugar. Al carecer de cimientos, poseer una casa no significa necesariamente ser propietario de un solar.
Shafer, de Tumbleweed, explica cómo vivir en una micro-casa puede animar un estilo de vida más itinerante; “en los últimos 3 años, he movido mi casa hasta en 4 ocasiones. He vivido en una finca privada junto a un lago, en los bosques de sequoias, en un campo, y en un huerto de manzanos. Una mujer ha instalado su Tumbleweed House en un parque nacional”.
Discriminación por tamaño
Aunque viviendas de tamaño diminuto como las mencionadas ofrecen a los vecinos vistas sin obstáculos y mayor cantidad de espacio abierto, son ilegales en muchas comunidades. La mayoría de los códigos de construcción en los Estados Unidos incluyen requisitos mínimos para el tamaño de una vivienda.
Tal y como Jay Shafer explica en Small House Book, los sectores inmobiliario y bancario presionaron a las administraciones para incorporar tamaños mínimos permitidos en el sector residencial en os años 70 y 80, para así lograr “mayores beneficios por cada estructura”. Ahora son, sin embargo, apoyadas por varias comunidades y asociaciones de propietarios como una manera de mantener el precio de la propiedad elevado.
En su libro, así como en el blog This Tiny House, Shafer ofrece consejo para superar las tiranteces de los códigos de construcción vigentes en cada región:
- Mudarse de la ciudad a áreas con menor presión urbanística. La mayoría de las áreas rurales no cuentan con restricciones en tamaño.
- Negociar con los funcionarios locales y asociaciones de vecinos para convencerles de que una micro-casa no es una amenaza.
- Compartir propiedad con una casa de mayor tamaño. A menudo, las viviendas más pequeñas, tales como las estructuras anejas pensadas para acomodar a un inquilino o familiar, son permitidas junto a una estructura de mayor tamaño.
- Mantenerse desconectado de la red eléctrica. Si una vivienda no está conectada a los distintos servicios públicos, es posible que no sea considerada como un asunto relevante por los códigos de la vivienda.
- Presionar a los políticos locales.
Shafer y el resto de impulsores del espontáneo movimiento de las micro-casas han tenido que acostumbrarse a sufrir un tipo de discriminación de baja intensidad, aunque ellos mismos no se quedan de brazos cruzados cuando se trata de analizar críticamente las casas que ven a su alrededor.
“No estoy seguro de cómo definir las características esenciales de una casa pequeña”, explica Shafer. “Quizá se trate de un espacio de 4.000 pies cuadrados (371 m2), si fuera esta la superficie que necesitáramos para copar nuestras necesidades. La idea que quiero destacar es que los hogares deben ser concebidos para ser bien aprovechados. Algunas personas necesitan más espacio que otras”.
Cuando el San Francisco Chronicle preguntaba a Shafer acerca de su opinión sobre el tamaño de la finca de Larry Ellison, consejero delegado de la firma de software para empresas Oracle, que incluye una casa de cerca de 8.000 pies cuadrados (743 m2), además de una casa de invitados, tres cabañas y un gimnasio, Shafer se negó a juzgar la información. “No conozco sus necesidades”.
Dónde comprar una micro-casa
- Tumbleweed Tiny Houses: de 65 a 140 pies cuadrados (6-13 m2); entre 37.000 y 50.000 dólares; Sebastopol, California (se mencionan las casas más diminutas, aunque casas “pequeñas” con un tamaño mayor, diseñadas para satisfacer los códigos de construcción internacionales, tienen un espacio comprendido entre los 251 y los 837 pies cuadrados -entre 23 y 77 m2-).
- Tiny Texas Houses: pequeñas creaciones a medida entre 160 y 336 pies cuadrados (15-31 m2); de 38.000 a 90.000 dólares; Luling, Texas.
- Nests (“nidos”) de Dennis Fukai: de 65 a 133 pies cuadrados (6-12 m2); 5.000 dólares; Archer, Florida.
- miniHome de Sustain Design Studio y Altius Architecture: entre 408 y 432 pies cuadrados (38-40 m2); 97.000 dólares; Toronto, Canadá y Napa (California). A través de Healthy Buildings USA.
- Micro Compact Home: 73 pies cuadrados (6,7 m2); 34.000 euros (46.000 dólares) por unidad o 50.000 euros (67.000 dólares) si se incluye la entrega, instalación, conexión a servicios, impuestos y tasas. Uttendorf, Austria.
- weeHouse de Alchemy Architects: 341 pies cuadrados (31 m2); 65.000 dólares; St. Paul, Minnesota.
- Bungalow In A Box: entre 192 y 288 pies cuadrados (17,8-26,7 m2); de 13.700 a 20.600 dólares; Woolwich, Maine.
- LV Series de Rocio Romero: entre 625 y 1.453 pies cuadrados (58-135 m2); de 26.950 a 46.050 dólares; Perryville, Missouri.