España no sólo se ha superado a Italia en renta per cápita según Eurostat, sino que, como ocurre siempre que la riqueza llega con mayor rapidez que otros indicadores (como la mayor inversión en educación, el aumento real de la productividad, el registro de patentes, la calidad de la investigación privada, la situación de la universidad, etcétera), el consumo de productos ostentosos se dispara. El coche es uno de los artículos más asociados socialmente al estatus.
- Más sobre la reivindicación del Seat 600 eléctrico: Soñando con un Seat 600 eléctrico.
Tras las elecciones generales en España, vuelta a la cotidianeidad. Tuvimos los higadillos de echar un vistazo a todos los programas electorales de las formaciones que habían obtenido representación parlamentaria en marzo de 2004.
En la entrada mencionada puede verse quién ha predicado qué en relación con el medio ambiente y el desarrollo sostenible. Con la victoria del PSOE en las elecciones, es el momento de poner en práctica todos los consejos del grupo de sabios (aquí, mencionado por la revista Time) del partido ganador.
La valoración de la victoria, tanto en España como por ahí fuera, tiene en cuenta la coyuntura económica: se insiste en que se va a crecer menos, en el déficit entre lo que se importa y exporta, los últimos indicadores sobre ocupación y en lo magro que va a ser lo que está por llegar.
El Financial Times asegura en un editorial que, si había algunas elecciones que merecía la pena perder, eran las del 9 de marzo. The Economist acaba su artículo explicando que los próximos cuatro años serán mucho más duros económicamente.
La patata caliente, según el semanario británico, se resume en una inflación al 4,3% (el dato más elevado en 12 años), la desaceleración de la construcción (parece que se cura la adicción al cemento, que tratábamos en este reportaje) y el desempleo (sigue bajo, pero lleva cinco meses subiendo).
Impulsar el gasto público (hay un superávit de 20.000 millones de euros en las cuentas públicas) no es la mejor receta para evitar la recesión, dice el Financial Times.
Eso sí, ha habido, al menos en los grandes números (los mismos que el peluche Solbes esgrimió para ganar a Pizarro “Globo Pinchado” -Alfonso Guerra dixit-, en el debate televisivo), un período de bonanza en España.
No sólo se ha superado a Italia en renta per cápita según Eurostat, sino que, como ocurre siempre que la riqueza llega con mayor rapidez que otros indicadores (como la mayor inversión en educación, el aumento real de la productividad, el registro de patentes, la calidad de la investigación privada, la situación de la universidad, etcétera), el consumo de productos ostentosos se compara. El coche es uno de los artículos más asociados socialmente al estatus.
Lo dicen los mandamientos
Quizá esta argumentación haya sido influida por la renovación de los mandamientos católicos. Para Gianfranco Girotti, director del Penitenciario Apostólico -encargado de las indulgencias de la iglesia romana-, consumir drogas, acumular excesiva riqueza, dañar al medio ambiente y hacer experimentos genéticos dudosos deben ser considerados nuevos pecados. Un intento de adaptación a los nuevos tiempos.
La compra de coches más grandes, potentes y contaminantes, una realidad tan imparable como “los nuevos pecados -explica Girotti- que han aparecido en el horizonte de la humanidad como un corolario, de este proceso imparable que es la globalización”, sigue sin ser pecado.
Lástima. La próxima actualización (alfa, beta; después de beta, a lo mejor la versión definitiva) de los mandamientos quizá recoja mandatos más precisos.
Sigo preguntándome, más allá de esta irónica -espero que no cínica- explicación de lo que se barrunta en Roma, cuáles son las similitudes entre un todoterreno y un chuletón de ternera.
Creo que, de ganar Eurovisión, el representante español, Rodolfo Chikilicuatre, se hará famoso y aspirará a comprarse un cochazo, de acuerdo con los estándares sociales imperantes sobre el significado de “coche fardón”.
Léase un coche grandote y potente (y contaminante, por mucho que Hummer gaste últimamente ingentes sumas de dinero en publicitar sus futuros modelos híbridos o de hidrógeno, como el de Arnold Schwarzenegger).
Los gustos de Chikilicuatre son, tristemente, más parecidos a los del consumidor medio que a los del friqui arquetípico. Además, podrá fardarle a las bailarinas a las que hace “perrear” o bailar “con las bragas en la mano” que el cochazo no es, al fin y al cabo, un pecado capital.
A Quim Monzó se le pidió un artículo que acompañara al análisis de los resultados de las elecciones en La Vanguardia. Casi se me pasa su lectura, ya que el título comulgaba con el contexto del especial elecciones del diario barcelonés: “La gran fiesta de la democracia.”
Monzó explica que votó. Que lo hizo con todas sus fuerzas. Envió seis SMS (un momento: en unas elecciones, ¿se vota por SMS?). Monzó estaba hablando de Chikilicuatre. Y yo sin televisión. Menos mal que siempre puedo recurrir a YouTube.
En qué se nota esa “desaceleración”: qué ocurre con la venta de coches “Premium”
Dejando de lado los resultados electorales, los retos de la economía española en los próximos cuatro años y las consecuencias sobre nuestro bolsillo, así como las menciones a la actualización de los mandamientos (versión 1.0.5, por ejemplo) y el éxito de ese actor de la factoría La Cubana-Buenafuente, hay otra información de actualidad que merece ser considerada.
El nuevo impuesto de matriculación español dispara un 40% las ventas de los coches denominados ecológicos, o aquellos que emiten menos de 120 gramos de CO2).
En vigor desde el 1 de enero de 2008, el tributo grava con más impuestos a los coches más potentes y contaminantes, mientras reduce la presión fiscal sobre los que menos contaminan y la elimina totalmente en los que contaminan menos de 120 gramos de CO2 por kilómetro. Y está funcionando.
Características del nuevo impuesto de matriculación, en vigor desde el 1 de enero de 2008 (Fuente: Expansión):
- Se divide en 4 ramos: igual o menos de 120 gramos de CO2 con un tipo 0; entre 121 y 159 gramos, que tributa al 4,75%; entre 160 y 199 gramos, a un 9,75%; y 200 gramos o más, con una tasa del 14,75%. Paga quien quiera fardar a lo Chikiricuatre, si gana Eurovisión.
- Hasta la reforma, había 2 tramos: uno del 7% para los gasolina de menos de 1.600 centímetros cúbicos y los diésel hasta 2.000 cc; y otro para los vehículos de motorización superior.
- 1,1 millones de coches (un 70% de las ventas en un año) paga menos, al haber pasado del 7% al 4,75%. Los más beneficiados: 125.000 coches que, al emitir menos de 120 gramos, no pagarán ni un euro.
- Los vehículos más pesados y grandes (todoterreno, grandes deportivos y berlinas de lujo) pasan a pagar más.
Se venden menos coches, debido a la actual coyuntura económica. En este contexto, el único segmento que crece es el de los modelos menos contaminantes. No hacía falta mucha prospectiva para prever esta tendencia:
- Se han creado unos incentivos fiscales que entiende todo el mundo: menos impuestos por coches que contaminan razonablemente. El gravamen es 0 cuando el usuario hace el esfuerzo de comprar un coche realmente eficiente.
- La compra de este tipo de vehículos también está relacionada con la creciente concianciación sobre el el cambio climático. A menor contaminación en nuestras actividades cotidianas, menor presión personal sobre el medio ambiente.
- ¿Un modo de combatir el precio del carburante? Con la inflación al 4,3% y el gasóleo superando por primera vez en la historia en precio a la gasolina, un coche poco eficiente pesa directamente sobre el bolsillo. La preocupación sobre la economía doméstica es una de las preocupaciones de los españoles, según las últimas encuestas.
La venta de coches en España, donde los todoterreno y los vehículos de gran cilindrada eran los únicos segmentos que crecían trimestre tras trimestre (del 3,5% de las ventas en 1996 al 7,7% actual), se redujo un 2% entre enero y septiembre de 2007. La tendencia se consolidó en la segunda mitad de 2007 y durante los dos primeros meses de 2008.
Eso sí, la “desaceleración” no impide que se gaste una media de 21.600 euros para la compra de un coche, o que las ventas de vehículos de lujo crecieran un 20% en 2007 (Mercedes, BMW y Porsche concentraron el 60% de las ventas de vehículos “Premium” como los califica Faconauto).
Pero en enero y febrero de 2008, incluso los vehículos de gran cilindrada descienden en ventas: un 47% menos en comparación con enero y febrero de 2007.
Los llamados coches ecológicos, en cambio, crece un 28,43% en enero y un 47,56% en febrero. Este segmento está conformado por modelos que emiten 120 gramos de CO2 por kilómetro o menos.
En el mercado español, se trata de los modelos hibridos (Toyota y Honda, aunque hay anuncios de marcas europeas para este año) que combinan gasolina y batería eléctrica, como los Toyota Prius, Aygo y Yaris, con motor D4D; los pequeños utilitarios (Citröen C1, Fiat 500, Volkswagen Lupo, Seat Ibiza Ecomotion, Volkswagen Polo Bluemotion, Renault Twingo RS) y las versiones más eficientes de los compactos (Renault Mégane, Citroën C4, Peugeot 308 HDI); además de los Smart y la nueva generación de microcoches eléctricos (reportaje detallado sobre los pequeños eléctricos).
Nuevo símbolo de estatus en Silicon Valley: un coche híbrido que pueda recargarse
Los periodistas especializados se preguntan si Silicon Valley se ha convertido en el nuevo Detroit para los coches eléctricos. Sea como fuere, la zona ha dejado de ser únicamente el epicentro de la industria informática y de Internet y vuelve su mirada inversora hacia la llamada inversión tecnológica, o “cleantech”.
Los inversores de capital riesgo más prestigiosos de la Bahía de San Francisco se dedican a invertir en tecnologías limpias: industria de energías renovables, vehículos eléctricos, mejora de las baterías de ión-litio empleadas en los coches híbridos y otros muchos campos. The Economist les dedica un artículo en febrero de 2008.
Las empresas de Internet de nuevo cuño que vuelven a poblar esta zona californiana están impulsadas por emprendedores que no ven en los Ferrari o Porsche de los noventa el símbolo de riqueza con el que mostrar su éxito. O, al menos, existen alternativas que reciben una cobertura mediática nada desdeñable.
Puedo hablar en primera persona, al haber estado en Silicon Valley en varias ocasiones (Kirsten Dirksen nació muy cerca del Xerox Parc de Palo Alto).
Para ser sincero, no creía que el Toyota Prius fuera un éxito de ventas hasta que no estuve en la Bahía de San Francisco y el resto del Pacific Northwest. En esta foto, sin ánimo de hacer publicidad de nadie, la cuadrilla de faircompanies posa, claro, junto a un Prius.
El consumo de los coches en Estados Unidos no es todavía comparable al de los europeos, mucho más eficientes y compactos de media. Puede entenderse que las clases urbanas con formación e inquietudes éticas hayan acudido en masa a Toyota, a falta de otras soluciones.
Los valores han cambiado. No sirve cualquier tipo de “éxito” material. Al fin y al cabo, aquí estamos hablando de sentido común, ética, percepciones, voluntad de liderar en el campo más “caliente”.
Según Michael Kanellos, de CNet, el último símbolo de éxito en Silicon Valley es pasearse con un híbrido que pueda recargarse.
Silicon Valley no sólo se ha fabricado su propio superdeportivo (el Roadster de Tesla, firma apoyada por, entre otros, los fundadores de Google), sino que el vehículo más preciado entre los millonarios “techies” de la zona es el Toyota Prius y otros híbridos modificados para que se puedan conectar a la corriente.
Google.org, la rama filantrópica de la compañía, tiene un programa de desarrollo de esta tecnología, e incentiva a sus trabajadores a comprarse un “plug-in hybrid“.
Toyota “Pious”
En Estados Unidos, sigue la broma referida al Toyota Pious (Toyota “Pío”), una invención de los guionistas de South Park para hacer referencia a un nuevo fenómeno en EEUU: el supuesto benigno relacionado con los que quieren tener un coche híbrido que todo el mundo reconozca como “respetuoso con el medio ambiente”.
Los usuarios de estos coches quieren dejar claro que son “verdes” y “protegen el medio ambiente”. Tener un Toyota “Pío” sería la versión individualista estadounidense del anuncio de la Iglesia Romana en Europa, considerando “dañar al medio ambiente” como un pecado. Se puede percibir, aunque estemos bromeando, la diferencia en la secularidad de ambas sociedades.
Hay una broma en relación con este nuevo tipo de consumidor concienciado o ético en Estados Unidos. Michael Arrington llamaba hace poco imbéciles a quienes ponen en la firma de su correo un pequeño lema que indica a quien recibe el correo que no imprima su contenido, a menos que sea necesario.
Varios lectores del blog no se mostraron demasiado de acuerdo con la entrada “de fin de semana” que Arrington se marcó aquel día.
Un reportaje del New York Times profundiza sobre el nuevo cambio cultural, relacionado con el consumo ético y con la percepción del no-todo-vale-y-estoy-contento-de-haberme-enterado, que empuja a un consumidor a plantearse la compra de un Prius, o a un exitoso emprendedor de Silicon Valley a cambiar un Ferrari por un Tesla Roadster, o a una familia de Nueva York a no imprimir un sólo papel en casa.
Por cierto, como puede leerse, la experiencia no ha resultado nada traumática. Les ha ido la mar de bien, al parecer, la experiencia à-la-Confucio.
Coches verdes: fabricantes tradicionales contra innovadoras start-ups
Si en EEUU son las pequeñas empresas quienes están tomando la delantera en el desarrollo de nuevos modelos, las grandes marcas también apuestan por motores híbridos o eléctricos, tras la desaparición en los noventa del EV1 de General Motors.
La propia GM, Ford y las japonesas Honda, Toyota y su firma de lujo Lexus disponen de automóviles híbridos. Los modelos eléctricos, eso sí, siguen siendo cosa de las start-up.
En *faircompanies hemos elaborado varios vídeos con los modelos que pueden comprarse actualmente.
Seguimos esperando un Seat 600 eléctrico
En España… Bien, prefiero dejar en paz a Chikilicuatre y reivindicar el Seat 600 ensamblado en Martorell. Mientras sueño con un 600 eléctrico que no tendría nada que envidiar al sexy nuevo Fiat 500. Menos expansión a Latinoamérica y Estados Unidos y más ideas atrevidas e innovadoras.
Que no, que un Seat 600 eléctrico no sería ridículo, mis queridos y machos ejecutivos del mundo del automóvil. Sería un éxito de ventas sin paliativos. De ser menos pudoroso, montaba un grupo en Facebook pidiendo firmas para enviárselas a Volkswagen en relación al 600.
En Fiat lo están entendiendo; aunque una empresa familiar, con personas en su cúpula que se prodigan en fiestas y conversaciones con el moderneo de Estados Unidos y Europa (léase, sobre todo, Lapo Elkann, el nieto de L’Avvocato Agnelli -de cuya bella figura habla Kirsten Dirksen en su última entrada-, la marca vuelve a gustar.
Es una industria antigua, a la europea, sin demasiada innovación en su estructura, aunque juega con la extraña ventaja de ser dirigida por dos jóvenes treintañeros (los hermanos Elkann, de la saga Agnelli) que se preguntan a sí mismos qué es lo que merece la pena llevar puesto (Lapo es el responsable de que todo el mundo llevara durante una temporada las chaquetas de chándal con la palabra Italia, como explicó Vanity Fair en un buen artículo -cotilleo del bueno- de 2005) o conducir.
El Fiat 500 es un acierto, y los fabricantes europeos deberían hablar más con Lapo Elkann, que lleva unos meses más centrado. A lo mejor del brainstorming surge la idea de colaborar en la creación de un motor eléctrico paneuropeo, fruto del esfuerzo entre varias marcas.
Mientras tanto, a conformarse con escuchar el “¡Perrea, perrea!” a todo trapo en cualquier coche rugiente y garañón.