El movimiento se ha extendido desde el diseño agrario a una manera de construir hogares y comunidades que se autoabastecen. Visitamos una casa californiana concebida en torno a esta idea. Les proporciona alimentos, agua y energía. Y no han renunciado al estilo.
El término “permacultura” fue acuñado a partir de la fusión entre “permanente” y “agricultura” en el decenio de 1970 por los ecologistas australianos Bill Mollison y David Holmgren, quienes buscaban una alternativa a la agricultura industrial y sus efectos destructivos sobre el medio ambiente: contaminación química, erosión de los suelos, pérdida de biodiversidad y otros peligros.
En su libro Permaculture One, a partir de su propia experiencia, teorizaron sobre un modo más sostenible, o “permanente”, de ver la agricultura. Su definición original habla de un “sistema integrado y en constante evolución, capaz de albergar especies de plantas y animales perennes o que puedan perpetuarse y que sean útiles para el hombre.”
Debido a que el concepto se ha ganado el reconocimiento y la adopción en todo el mundo, ha sobrepasado su objetivo inicial, centrado en la agricultura sostenible, y es ahora utilizado como término genérico para designar una más inclusiva “cultura sostenible.”
Hoy en día, la filosofía se promueve en todo el mundo como una solución potencial ante las actuales amenazas medioambientales, desde la contaminación a la disminución de los recursos:
- El Instituto de Investigación sobre Permacultura de Australia asegura que este concepto de “diseño beneficioso” tiene un lugar y razón de ser en “todas las tareas humanas”.
- La Asociación de Permacultura del Reino Unido arguye que la permacultura es un proceso de diseño que “nos permitirá hacer el mejor uso posible de los recursos disponibles, así como crear un sistema más productivo, que supla mejor nuestras necesidades y cree menos contaminación en el proceso.”
- El Instituto Americano de Permacultura argumenta que puede enseñarnos “cómo construir casas naturales, cosechar nuestra propia comida, restablecer los paisajes y ecosistemas que han sido dañados, capturar y aprovechar el agua de la lluvia, construir comunidades y mucho más.”
Hoy, incluso el propio Holmgren efectúa una definición revisada del término que él mismo ayudó a crear: ve la permacultura como “paisajes diseñados conscientemente que imitan los patrones y las relaciones de la naturaleza y, a la vez, proporcionan una gran abundancia de comida, fibra y energía para el suministro de las necesidades locales. La gente, sus hogares y las maneras en que se organizan son centrales para la permacultura.”
Una casa diseñada a partir de la permacultura
Para muchos, la permacultura sigue siendo un concepto referido al paisajismo sostenible: jardinería doméstica en la que sólo se emplea vegetación autóctona para restaurar los ecosistemas locales y, a la vez, suministrar alimentos eludiendo un sistema agroalimentario que depende de plaguicidas, monocultivos y alimentos que viajan por todo el mundo.
Para Mark Feichtmeir y Karen Boness, la permacultura es la filosofía de diseño en la que se han basado para construir no sólo sus jardines, sino toda su casa.
En 2001, esta pareja californiana empezó a diseñar su hogar, de 250 metros cuadrados, centrándose en la calidad de la construcción y la autosuficiencia, tanto energética como alimentaria.
Más de un lustro después, su casa y jardines les proporcionan todas las necesidades básicas, incluyendo el agua, la electricidad y la comida. Feichtmeir y Boness se lo agradecen a la “filosofía de diseño que constituye la permacultura“, que tomaron como inspiración para moldear las principales funciones sostenibles en su casa.
Se trata de “diseño solar pasivo, paneles solares fotovoltaicos, agua caliente sanitaria a partir de paneles térmicos, captación y almacenamiento de agua de lluvia, filtración y purificación del agua, techos con cubierta vegetal, sistema de calefacción a partir de la captación de la energía geotérmica, acabados y cerramientos sin materiales tóxicos, sistema de domótica, paisaje comestible, hábitat autóctono y restaurado, y más.”
Mark Feichtmeir invitó a faircompanies a visitar su casa de Kenwood, en California, junto a San Francisco, para enseñarnos qué es capaz de ofrecer a sus moradores una casa con estas características y, de paso, romper con el estereotipo de que la permacultura tiene que estar asociada con un estilo de vida modesto y limitado.
“En 2000, decidimos que queríamos construir una casa. Encontramos esta interesante parcela y, cuando apenas habíamos iniciado el proceso de diseño, el término ya estaba sobre la mesa.
La permacultura da valiosas pistas sobre la integración sostenible de la naturaleza, el sol, la lluvia, el viento, el agua, el fuego y cómo conjugar estos elementos clásicos de manera que trabajemos con ellos, en lugar de contra ellos.”
Elegir el emplazamiento: la vista desde el centro
Cuanto tienen oportunidad para ello, “la gente suele elegir el punto más alto de una colina para ubicar su casa, porque quieren obtener la mejor vista posible cuando, en realidad, se trata de uno de los peores lugares para el emplazamiento de una casa, y la permacultura te explica este hecho.”
“Tanto la vega (base de la colina) como la cima de la colina son los dos peores emplazamientos posibles; la zona más elevada, porque es propensa a los incendios, mientras la localización inferior recoge con mayor intensidad los fríos vientos invernales; por lo que, si uno se sitúa a medio camino entre la cima y la base del cerro, logra una vista menos expuesta a la vez que mantiene su largo alcance, además de evitar los factores extremos del fuego, el viento y las corrientes frías.”
“Asimismo, nos llegan las brisas, pero moderadas, nada parecido a lo que obtienen quienes se quedan con la cima. Hay un montón de viento ahí arriba y, con la opción meridiana, nos protegemos de éste.”
(Mark nos muestra las vistas que se obtienen desde su casa en un vídeo sobre eco-diseño que hemos confeccionado -en inglés-).
Un hogar que genera energía
“Tenemos un consumo energético neto igual a cero.”
“Desde el principio, decidimos emplear sólo aparatos eléctricos, y así evitar el uso de combustibles fósiles. Con esto en mente, hemos aprovechado un porche en el jardín para situar nuestra instalación solar fotovoltaica, compuesta por 96 paneles conectados en red, capaces de almacenar en baterías la energía generada.”
“Actualmente, estamos ejecutando un crédito anual para la instalación, lo que significa que pagamos 5,75 dólares mensuales por la conexión de la instalación a la red convencional y, básicamente, eso es todo lo que hay que pagar durante la vida útil del edificio.”
“Un panel de energía solar térmica nos proporciona más de la mitad del agua caliente que necesitamos, y más durante los meses de verano, más calurosos y con días más largos; incluso al final del invierno es capaz de bombear la mayoría del agua caliente que usamos.”
“Por ello, usamos una combinación de agua caliente y un sistema de bomba de calor que proporciona tanto calefacción como agua caliente sanitaria.”
(Mark nos enseña sus instalaciones de energía solar fotovoltaica -para electricidad- y térmica -para calentar el agua doméstica- en un vídeo sobre la configuración de su sistema de captación solar -en inglés-).
Energía solar pasiva
“La casa está diseñada para aprovechar la máxima energía solar de un modo pasivo, de ahí que esté dispuesta hacia el sur. En el tejado, tenemos cornisas especialmente pronunciadas. Cuenta con muros instalados y estabilizados neumáticamente, con 18 pulgadas -45 centímetros- de grosor y, tanto las claraboyas del techo como las ventanas de la fachada, regulan la temperatura interior.”
(Mark nos enseña el monitor y la cornisa de formas irregulares del tejado en un vídeo sobre cómo aprovechar la energía solar pasiva -en inglés-).
“La energía solar pasiva se ha utilizado hasta tiempos relativamente recientes; su funcionamiento es sencillo. Debido al grosor especial de los muros, el sol calienta moderadamente el interior de la casa y su fuerza es almacenada en la masa termal de la instalación geotérmica. En verano, aprovechamos el aire fresco de la tarde.”
“Así que, en la estación cálida, por ejemplo, nos movemos entre los 20 y 21 grados centígrados por la mañana y los 25 o 26 en el momento más cálido. En una ocasión, durante una tremenda ola de calor en California, alcanzamos en casa los 28 grados, aunque no tuvimos que emplear aire acondicionado y, en el exterior, la temperatura llegaba entonces a los 46 grados.”
Diseño solar pasivo: un tejado de 418 metros cuadrados para una casa de 250
“Echemos un vistazo a la cornisa. Sólo para poner el diseño de este elemento en perspectiva: el techo ocupa una superficie de 4.500 pies cuadrados (418 metros cuadrados), pero el interior de la casa ‘sólo’ cuenta con 2.700 pies cuadrados (250 metros); con estas cifras, se entiende la diferencia entre la vasta extensión de tejado y aleros, en comparación con la superficie construida cubierta.”
“La cornisa ha sido modelada a partir de las formas de un instrumento llamado heliodón. Lo que uno puede hacer es construir una maqueta de la casa a una escala 1:8, disponer el modelo sobre una plataforma y, a continuación, situar una bombilla sobre la maqueta, que representa al sol; entonces, se puede mover la plataforma hacia arriba y hacia abajo, para simular con una cierta precisión la incidencia de la luz sobre la casa a cualquier hora del día, durante cualquier época del año.”
“En base a los resultados obtenidos, decidimos ampliar considerablemente los aleros del tejado de manera que, al final del verano, por ejemplo, el sol no podrá incidir directamente sobre la casa durante la tarde. Por lo tanto, se mantiene la ganancia térmica en la cota que nos interesa: baja. Se trata de otro aspecto relacionado con el diseño solar pasivo.”
Un tejado verde para capturar el agua
“Tenemos un hándicap en esta zona: la escasez de agua. Construir de un modo sostenible es sólo parte de la solución. Concebimos un sistema de recolección de agua pluvial, ya que queríamos estar fuera de la red de agua. El agua es un problema cuya dimensión sólo ahora empieza a ser comprendida en todo el mundo.”
“Los techos de la casa y los edificios secundarios (garaje y almacén), son tejados ‘verdes’. Por ‘tejado verde’ me refiero a la existencia de una membrana vegetal viviente en el techo. El tejado ha sido en realidad diseñado para germinar.”
“Capturamos el agua de la lluvia que cae en las estructuras mencionadas: el área de la casa es de 418 metros cuadrados, a los que se suman otros 100 del garaje. Existen cuatro drenajes en los techos y otros 13 en las paredes.”
“El agua recolectada es conducida a una cisterna con 190.000 litros de capacidad, que se encuentra bajo el garaje, oculta a la vista. El agua es empleada tanto para el uso doméstico como para regar. Purificamos el agua doméstica con un sistema de filtrado.”
“Básicamente, consumimos el agua recogda has los meses de junio o julio, cuando la reserva se agota; entonces, empleamos agua corriente que nos facilita una empresa de agua convencional. Conseguimos obtener alrededor de 40.000 litros de aguas pluviales durante quizá 5 meses. Simplemente depende de cuán caluroso sea el verano. Nos encontramos en una tierra seca en la que tenemos una estación seca desde prácticamente mayo hasta octubre.”
(Mark muestra el lugar donde se encuentra el tejado vegetal y la cisterna en un vídeo sobre la recolección de aguas pluviales -en inglés-).
Cerca de 200.000 litros de agua de lluvia
“La cisterna de 190.000 litros de capacidad se encuentra bajo nuestros pies, en estos momentos. Cuando uno decide recolectar el agua de la lluvia, no desea que la primera descarga pluvial sea la que empiece a llenar el tanque, ya que el polvo que se ha acumulado durante 6 u 8 meses en un lugar como California ensuciaría el agua, por lo que se emplea una válvula que deja escapar el agua y que abro una vez al año, cuando la estación seca llega a su fin.”
“Si añadiéramos otro tanque, podríamos desconectarnos de la red de agua potable. La recolección de aguas pluviales es muy eficiente; el almacenamiento es el auténtico problema. Queremos construir un tanque mayor para conseguir ser autosuficientes, como hemos conseguido con la generación eléctrica, en sentido virtual, ya que si bien producimos lo que consumimos, también estamos conectados a la red.”
Un tejado verde que no es verde
Mark nos muestra la estructura de paneles fotovoltaicos, situada sobre el porche. La red de paneles genera toda la energía que consumen, aunque no dejan lugar, en este caso, para una cubierta vegetal. “Este techo, a causa de los paneles, no es la mejor opción para plantar una estructura vegetal, a pesar de que ayudaría, con una moderación de la temperatura relativa, a mejorar la eficiencia de los paneles.”
“Aunque hemos decidido no llevarlo a cabo para poder acceder con mayor facilidad a los paneles fotovoltaicos, por si necesitan ser sustituidos o reparados.”
Mark señala a otro lugar próximo. “Este techo puede ser igualmente plantado y es algo que meditamos como proyecto a medio plazo. Depende de la cantidad de agua de riego requerida, debido a que ya tenemos una cantidad plantada considerable. ¿Cuánta agua queremos consumir? Tratamos de evitar tomar agua de la red y, si conseguimos construir un sistema de almacenaje algo mayor, podríamos acercarnos al objetivo de dejar de consumir agua corriente por completo, incluso durante los meses más secos del año.”
A prueba de fuego
“Además de hacer frente a dos de los principales elementos mencionados, la energía y el agua, un comentario breve sobre el fuego. El riesgo de fuego procede desde el sur o el suroeste; como puedes comprobar, al sur de la casa no hemos dispuesto ningún tipo de vegetación que sea pasto fácil para un fuego cercano.”
“También hemos plantado una maleza autóctona de esta zona. En un futuro, planeamos contar con algo de ganado ovino, capaz de ocuparse de mantener a raya la maleza autóctona de la zona y disminuir, a la vez, el riesgo de incendios.”
Las zonas de la permacultura
“Una característica crucial del proceso de diseño en la permacultura es la ‘zonificación’. Se trata de emplazar las cosas de manera apropiada en relación con el contexto en que se hallan, y se basa en el principio de que las cosas que requieren una atención más frecuente son las situadas más cerca de la casa.”
“Se refiere también, por tanto, a cómo emplear el tiempo, la energía y los recursos del modo más acertado, que puede traducirse en decisiones tan simples como plantar hierbas y especias más cerca de la cocina, o más complejas, como planear una comunidad.”
“Lo que hemos hecho en nuestro entorno paisajístico, más allá del linde de nuestra propiedad es básicamente restaurar vegetación nativa. Hemos plantado una docena de robles americanos y otras especies de la zona. Asimismo, un número creciente de arbustos y plantas de la zona también crecen en el entorno de forma espontánea.”
“El interior de la valla es el lugar que en la permacultura llamamos zona 1, o tal vez zona 2, es decir, aquella que uno frecuenta de un modo regular. En el patio delantero, cuando uno se dirige a la puerta de salida, hemos dispuesto un sendero flanqueado por diez almendros, dos albaricoques, de uno de los cuales ya estamos obteniendo fruto, así como muchas plantas ornamentales, la práctica mayoría autóctonas. De manera aislada, también hemos dispuesto arándanos, piña y guayaba, así como pequeñas huertas donde plantamos lechuga y otras verduras.”
(Mark nos muestra los alimentos cultivados en casa en un vídeo sobre su jardín comestible -en inglés-).
Comiendo nuestro patio
“Cultivar productos de huerta forma parte de la permacultura. Uno de las claves es cultivar la comida y plantas, particularmente perennes, a las que no hay que dedicar tanto trabajo, a la vez que se obtiene un buen rendimiento en frutos y otros alimentos.”
“Tenemos una zona que llamamos la era de los cítricos. Hemos plantado dos tipos de limoneros, además de naranjos, naranjos mandarinos y kumquats. En la rampa de salida de la casa estamos construyendo un gallinero y, a su lado, un invernadero. Junto a éstos, hemos dispuesto un melocotonero, dos manzanos de clases distintas, un peral asiático, un par de cerezos, un granado, un membrillo, una higuera, dos aguacates. También flor de lavanda y tomateras.”
“Cultivar nuestro propio alimento, que supone la base de nuestra dieta, nos ha permitido obtener una recompensa cuantificable del trabajo realizado. Cultivar lo que uno come es una experiencia mucho más rica que ir a comprar la comida. Puedes ver todo el proceso pero, sobre todo, tanto la calidad como el gusto son muy superiores.”
Cuatro o cinco años para obtener una buena cosecha
“Cuando uno aplica los principios de la permacultura, tras cuatro o cinco años de trabajo todo encaja. Nosotros estamos en el tercer año y ya empezamos a obtener resultados increíbles, así que estoy esperando a ver cómo será en un par de años, cuando tanto la casa como su entorno se encuentren perfectamente asentados.”
“Tenemos un huerto con productos de temporada. En permacultura, incluso el modo de siembra está dispuesto de manera que tengas que realizar el mínimo esfuerzo para obtener el mayor beneficio; es importante que uno pueda acceder cómodamente a cualquier punto del pequeño huerto, tanto para recolectar como para cuidar las frutas, verduras y hortalizas.”
“En estos momentos, tenemos fresas, albahaca, maíz, dos tipos de calabaza, zanahorias, patatas, cebollas ‘walla walla’, cebollas rojas, ajos, calabacines, tomates, pimientos, pimientos chiles, alcachofas, habas y otras legumbres. En verano, sobre todo sacamos rendimiento al moral.”
Alimentación local: aceite de oliva artesano y pollos de corral
“Los animales -incluidas las aves y la fauna silvestre-, son decisivos en cualquier sistema sostenible, ya que sin su participación y contribución no se puede aspirar a un equilibrio ecológico. Todo se cultiva en la permacultura, y los animales ocupan el liderazgo de esta cadena de biodiversidad. El estiércol es necesario para la fertilidad de los suelos. Del mismo modo, recoger la fruta caída, extraer las malas hierbas, aplicar remedios ecológicos contra las plagas ayuda a mantener fértil el entorno inmediato. El cultivo de la tierra es siempre un beneficio, también para alimentar a los animales de corral.”
“A pesar de que aquí no podemos cultivar trigo en grandes proporciones o criar ganado a una cierta escala, los productos derivados de estas actividades podrían provenir del entorno de una pequeña comunidad y creo que es hacia donde deberíamos dirigirnos; hacia modos de obtener agua y alimentos localmente.”
“El gallinero que estamos acabando tendrá una zona vallada que permita a los pollos campar libremente y acceder a alimentos tales como gusanos o insectos; creemos que es el mejor modo de criar aves de corral.”
“En el nivel más bajo de la propiedad hemos plantado una treintena de olivos, cuyas aceitunas prensaremos en pequeños volúmenes para obtener aceite de oliva, en cantidades suficientes para nuestro consumo.”
Si construyes para la naturaleza, ésta vendrá (incluso las abejas)
“Nos aproximamos a un momento histórico en el que necesitamos refugios globales para todo tipo de formas de vida, así como refugios regionales, estatales o incluso locales, para preservar plantas y animales autóctonos” (Bill Mollison, Permaculture: A Practical Guide for a Sustainable Future).
“El otro aspecto de la permacultura, y también de la naturaleza, se refiere a que, si creas un entorno natural, la vida vendrá a éste. Nosotros tenemos un pequeño estanque, a donde han acudido ranas, sapos, libélulas y abejas; hemos observado un aumento destacable de la diversidad de las aves en este lugar.”
“Se trata de un hábitat para 2 o 3 tipos de ranas, peces que se alimentan de insectos y controlan los mosquitos, libélulas y varios tipos de ave. También hay ratones, pavos, zorros, mapaches, ardillas, codornices y mofetas.”
“En cuanto a las abejas, he podido observar al menos tres tipos de abejorros que prefieren las plantas autóctonas, debido a que han evolucionado durante milenios alimentándose de ellas. Las abejas prefieren todas las flores y los frutales.”
“Hemos creado un entorno que se enriquece a sí mismo a medida que aumenta su biodiversidad; la mayor riqueza progresiva atrae a más animales. Está claro que todos formamos parte de una red natural interconectada.”
La permacultura, o cómo agrupar funciones
“La permacultura glosa sobre cómo apilar funciones, de modo que, como en nuestro caso, se puedan emplear paneles solares fotovoltaicos como techumbre para el porche que comunica la casa con el garaje y ofrece sombra. Como no había suficientes paneles para que el porche estuviese protegido totalmente de la lluvia, también se añadió teja.”
“En la casa, algunas ventanas se encuentran a la sombra de una parra, cuyas hojas refrescan el lugar cuando aprieta el calor y, en cambio, en invierno, caen y permiten que el sol entre en el taller para hacerlo más cálido. He aquí otra función de la permacultura: entrelazar principios para obtener diversas funciones en un mismo punto.”
“El huerto central es, de hecho, un tejado verde, ya que es en esta zona donde tenemos la huerta y algunos frutales aunque, viendo la casa en perspectiva, se trata de la azotea del taller que se encuentra bajo nuestros pies.”
Automatización: desde el control de la iluminación hasta la bomba de reciclado
Mark enseña el sistema de control centralizado de la casa, desde donde regula todos sus aspectos. “Este es el auténtico valor de un hogar inteligente: uno controla la iluminación, la seguridad, la temperatura en función de la estación, los sistemas informáticos y audiovisuales. Puedo regular cosas tan dispares como la bomba de agua del estanque exterior, que sólo funciona cuando la electricidad que tomamos de la red, una vez vertemos la nuestra al sistema, se encuentra en un horario de baja demanda y, por tanto, tarifa reducida.”
“Mucha gente todavía no entiende la auténtica utilidad de este tipo de sistemas domóticos. En nuestro caso, tenemos la suerte de contar con uno de los sistemas domóticos más avanzados. Como prueba de ello, cuando Intel llevaba a cabo un programa de investigación sobre cómo integrar un sistema domótico ‘verde’ -sostenible-, nos visitaron en casa y se entrevistaron con nosotros durante un par de horas.”
Mark señala hacia el panel de control domótico que ha diseñado. “Con cualquiera de estos botones puedo controlar cualquier necesidad eléctrica en la casa, además de poder reprogramar cuando sea necesario todo el sistema; por ejemplo, cuando me voy de vacaciones y la casa tiene otras necesidades, más relacionadas con el correcto mantenimiento y la seguridad de los distintos espacios que con hacer la vida cómoda a unos inquilinos ausentes.”
“Estos otros sensores de movimiento están integrados con el resto del sistema, de manera que puedo iluminar o dejar a oscuras un espacio en función de su uso, o puedo encender el sistema de circulación continua del agua sanitaria después de ir al lavabo. De este modo, por ejemplo, reducimos nuestro consumo considerablemente, ya que sólo se emplea la iluminación o la circulación del agua cuando es necesario, en lugar de 24 horas al día.”
(Mark explica en un vídeo el lado más tecnológico de un sistema domótico centrado en la sostenibilidad, que él mismo ha diseñado para su casa).
Una casa inteligente
“Esta es una casa inteligente. Escribí y programé todo el software para integrar la estación meteorológica, el sistema de alarma, el sistema de iluminación, el sistema de irrigación, y el sistema audiovisual e informático.”
“Se trata de nuestra ‘sala de máquinas’ para toda la casa.”
“También tenemos una bomba de calor que gestiona la energía que tomamos de la tierra, o geotérmica. Existe una red capilar a seis pies bajo tierra con varios pozos. En una bomba de calor como la nuestra el suelo actúa como un sumidero de calor, de modo que el agua subterránea circula a través de esta red capilar, hasta entrar en el equipo. El calor se transfiere a la bomba de calor, que a su vez calienta el agua sanitaria y los radiadores de calefacción.”
“Junto a la fuente de energía geotérmica, hemos instalado el colector de la energía solar térmica, también para calentar agua doméstica. Existen dos filtros de carbón que se limpian periódicamente de manera automática, así como un filtro contra la radiación ultravioleta.”
“Procesamos el agua corriente que bebemos. Lo hacemos como protocolo de seguridad, aunque creemos que el agua de la lluvia puede servir por sí misma como agua corriente, sin necesidad de ser purificada. En este caso, se trata de garantizar nuestra seguridad.”
Una casa sin pintura
“En esta casa, todo fue diseñado para mantener el aire del ambiente puro: no hay formaldehído ni otros aditivos químicos que se encuentran en la pintura, ya que no hemos empleado pintura en el interior de la casa; hemos usado yeso.”
“Había mencionado el muro, de 45 centímetros de grosor. No hemos aplicado ningún color, sino que el color terracota que tiene proviene de la propia capa de yeso natural aplicada. Podría decirse que se trata del color de la suciedad. Este muro, que está instalado con un método neumático y asienta sus cimientos bajo tierra, es producto de una mezcla de tierra, cemento y agregados, como el mencionado yeso. La tierra que le confiere su color característico procede de una cantera local, situada a unos 10 kilómetros de la casa.”
“Los muebles de la cocina, un espacio abierto al resto de la estancia, son de una fibra de densidad media que carece de formaldehído, en los que no se ha aplicado ningún tratamiento de color. En la cocina hemos decidido instalar suelo de corcho, ya que nos gusta cocinar y sabemos que vamos a estar de pie sobre él durante muchas horas. El resto del suelo es cemento que ha sido pulido y teñido con la tonalidad que deseábamos; de este modo, nos hemos asegurado de que no habrá mantenimiento.”
Una cocina que vibra
“Nos gusta cocinar con productos que nosotros mismos plantamos o criamos. Contamos con electrodomésticos de bajo consumo. Empleamos, por ejemplo, una cocina por inducción, no tan popular en Estados Unidos como en Europa, donde sí se utiliza de un modo más generalizado. Esta cocina no calienta la sartén u olla; lo que hace es transmitir, por vibración, energía desde un campo magnético, lo que calienta la sartén como resultado de la vibración.”
“Lo más positivo de esta tecnología es su bajo consumo. Puedes cocinar un plato de pasta en un par de minutos, y la energía necesaria para ello equivale a la empleada por un aparato electrónico.”
Luz natural para sustituir a la artificial
“Hemos instalado pequeñas claraboyas que han sido diseñadas para convertir la luz solar que obtienen en el tejado en luz directa y natural, cuyo empleo puede sustituir sin problemas a la luz artificial. Una luz solar entra desde el tejado, el cual cuenta con dos pies -60 centímetros- de grosor, e ilumina la estancia elegida.”
“Elegimos este sistema por la poca claridad de la habitación -nos encontramos en la estancia de la que Mark habla, que no tiene luz directa al estar orientada hacia el norte-; este sistema permite instalar una especie de lámpara natural, ya que no es más grande que un ojo de buey, crea una iluminación que no genera calor y permite trabajar.”
“Debido a la falta de luminosidad de esta parte de la casa, si no hubiéramos optado por esta abertura, habríamos necesitado luz artificial. Es un sistema más económico durante los días luminosos, que en California son mayoría durante varios meses, y funciona sin interrupción durante 18 horas.”
El precio de una casa inteligente basada en la permacultura
“Según nuestro arquitecto, el optar por un diseño que tenía en cuenta la permacultura nos ha costado entre un 5% y un 10% más de lo que habríamos pagado por un diseño similar, sin escoger materiales, tecnologías y soluciones sostenibles.”
“No obstante, como nuestros costes operativos son sustancialmente inferiores y tanto la calidad de la obra como la calidad de vida son superiores, creemos que vale la pena. Se paga un mayor precio por adelantado, pero los beneficios exceden este sobrecoste con creces; en nuestro caso, no vamos a esperar mucho más para que llegue el período de reembolso.”
“En el caso de nuestra instalación solar fotovoltaica, recibimos un 50% de descuento en la compra del equipamiento, a través del programa energético del gobierno de California; una vez instalados, pagamos por los paneles una mensualidad de cinco o seis dólares por nuestra factura eléctrica durante el resto de nuestra vida.”
“Entonces, ¿cuál es el valor de este proyecto? Puedes analizarlo desde un punto de vista económico y pensar en la amortización, pero no sólo estamos pagando una cantidad mínima, sino que no contribuimos a emitir más gases a la atmósfera. Hemos conseguido ser prácticamente neutrales en nuestras emisiones, con la excepción de mi coche; mi mujer tiene un Prius.”
“Hicimos algunas cosas que no acabaron de salir bien, pero si el conjunto de este país -refiriéndose a Estados Unidos- hiciera algo similar, de acuerdo con su nivel y su contexto, estaríamos ante un cambio considerable. Lo que estamos tratando de decir con nuestras decisiones es: puede ser hermoso, es funcional, útil y encaja a la perfección.”