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Portugal, paraíso de los pequeños espacios bien resueltos

Portugal ha sido asociado últimamente con problemas financieros; una nueva generación de portugueses explica al mundo las ventajas de su clima suave, historia y vocación viajera.

A menudo considerado el Oregón de Europa, Portugal fusiona carácter y materiales ancestrales (granito, madera, corcho) para innovar en nicho de la arquitectura residencial convertido en fenómeno de Internet, gracias al trabajo de periodistas como la propia Kirsten Dirksen y sus vídeos: las casas, apartamentos y espacios pequeños para vivir, meditar, crear.

Repasamos la situación económica portuguesa, los retos y aspiraciones de los más jóvenes y la oportunidad de sectores inverosímiles como el de la creación y financiación colectivas a través de Internet, el movimiento “hazlo tú mismo” (DIY) y el fenómeno de los espacios diminutos para vivir y descansar. 

Crisis de la deuda y su omnipresencia en la información publicada

A estas alturas, se desconoce si los ciudadanos más afectados por la Gran Recesión en los países más endeudados del mundo desarrollado están más cansados de la crisis de la deuda o del carácter monotemático de la información y opinión publicadas.

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Como el resto de ciudadanos europeos, los portugueses sienten en su vida diaria las consecuencias de esta crisis, presente en recortes presupuestarios, de sueldo y empleo público, así como en el sector privado, con dificultades para financiarse y la incertidumbre propia de un mercado interno deprimido desde años antes de la crisis.

Una economía demasiado dependiente de un socio europeo

Pero los portugueses no se fijan sólo en la marcha del rescate europeo, la macroeconomía, la economía cotidiana. Su afectada cotidianeidad mejorará en los próximos tiempos (dicen los más críticos que difícilmente podía ir peor):

  • como en España, el turismo se comporta bien en el sur del país, al atraer visitantes adicionales que evitan la inestabilidad en el norte de África y Oriente Próximo;
  • aumenta el valor estratégico de las principales exportacones portuguesas (industrias corcho, la madera y la piel; pesca, con un buen comportamiento en 2013; vino, aceite de oliva y alimentación; moda, calzado y confección; derivados químicos y plásticos);
  • diversificación de las exportaciones y mejoría del país vecino: España, que trata de salir de su propia crisis, es el principal socio comercial de Portugal (un 22,7% de las exportaciones), seguida de Alemania (muy lejos, con un 12,4% de las exportaciones), Francia (11,9%), Angola (6,5%), Reino Unido (5,3%) y Holanda (4,2%). 

Brasil, enclaves africanos y asiáticos, atlantismo

El peso de Alemania y Francia aumentan en las exportaciones, aunque Portugal podría aprovechar sus lazos históricos y potencial actual para reforzar lazos comerciales con economías en expansión:

  • Brasil: la mayor economía de América Latina y potencia emergente mundial conserva sus propias contradicciones y efervescencia social (como las recientes protestas juveniles, originadas por aumentos de tasas), así como trabas administrativas y fiscales conocidas por las empresas y emprendedores portugueses; con la celebración de un mundial y unos Juegos Olímpicos en ciernes, Brasil es una de las oportunidades portuguesas a largo plazo;
  • antiguas colonias africanas y asiáticas: el África Subsahariana se ha convertido en la gran sorpresa de la economía mundial, con países que mejoran la calidad de las instituciones y la economía; perduran los problemas endémicos, pero las antiguas colonias portuguesas, sobre todo Angola, rica en recursos y en pleno boom, aumentan sus intercambios con la antigua metrópolis; Macao, por su posición en China como la nueva Hong Kong, también ofrece oportunidades, así como el estado indio de Goa, en la costa del Índico, el más rico de India en renta per cápita (aunque el cuarto más pequeño en población);
  • vocación atlantista histórica: Estados Unidos y Latinoamérica permanecen como socios económicos marginales para Portugal, pero tanto las grandes empresas como las pequeñas y medianas tienen productos distintivos con gran demanda en mercados especializados y gourmet: desde el corcho, el cuero y los productos artesanales a los productos agroalimentarios.

Aumentan las exportaciones

Los jóvenes (que soportan un 30% de desempleo en Portugal y uno de los sueldos más bajos) no perciben estos síntomas y apuestas a largo plazo en su día a día.

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Un lustro después del inicio de la crisis, las tímidas noticias positivas sobre la macroeconomía en toda la zona Euro no han llegado a pie de calle, o al menos así atestiguan las encuestas. Tampoco en Portugal.

Eso sí, los grandes números muestran la relativa “alemanización” de las economías portuguesa y española: aumentan las exportaciones.

Protesta que se quede en queja vacía… o cambio profundo

Los jóvenes del sur de Europa en general y de Portugal en particular han sido excluidos del mercado laboral por la falta de empleo y la certeza de que habrá sectores -construcción, empleo público- que no se recuperarán.

Ante esta situación, pasan página sin caer en el conformismo ni creer que arreglarán el mundo acampando en plazas públicas.

Ante esta situación, caben pocas reacciones:

  • protestar sin aportar alternativas realistas que pudieran ser aceptadas por todos (el prestatario europeo, los gobiernos democráticos en cada nivel, la mayoría de la ciudadanía);
  • aportar soluciones a largo plazo sin olvidar la gestión diaria, empezando por el cambio individual: repagar cuanta deuda se pueda y reducir la dependencia personal de entidades bancarias; estudiar-crear-inventar en lugar de quejarse y enmendar la totalidad; arriesgarse con un cambio geográfico, de sector o de orientación laboral a largo plazo, etc.

Oportunidad para combatir el clientelismo

El cambio que genera más réditos, concienzudo y a largo plazo, carece del atractivo de la promesa instantánea, de la transformación acaecida sin esfuerzo, profundas reformas ni renuncias.

Portugal es uno de los epicentros de la crisis de la Eurozona, una tormenta perfecta compuesta por:

  • una crisis bancaria como efecto de la crisis financiera de 2008;
  • deuda excesiva en el sector público y el privado (tanto empresas como ciudadanos);
  • problemas históricos de competitividad por reformas no realizadas (o medio hechas, o aprobadas y no aplicadas, etc.) en educación y mercado laboral;
  • interdependencia entre administraciones públicas y las mayores empresas, base de un capitalismo clientelista con profundas raíces;
  • rechazo sesgado de herramientas que garanticen el libre mercado y la libre competencia (una explicación del economista Matt Ridley) entre profesionales y empresas como antídoto a los peores efectos del capitalismo clientelista;
  • problemas sin resolver de carácter endógeno en función del país: fraude fiscal generalizado en Grecia; economía anémica durante años en Portugal; burbuja inmobiliaria y exposición a la deuda bancaria -asumida por el país en su integridad- en Irlanda; etc.

Tomando las riendas de la existencia

¿Cómo pueden los ciudadanos de a pie cambiar su situación, ante la falta de ofertas de trabajo -en sectores privado y público- y las dificultades para financiarse? 

En *faircompanies hemos tratado esta temática de manera recurrente. Las opciones pasan por idear un plan propio, basado en la confianza en uno mismo y en un plan de acción propio:

  • prepararse de distintas maneras para aprovechar la era de los inventores (y evitar dedicar todas las energías a la queja); 
  • sentar las bases de un proyecto vital coherente (filosofía de vida, actitud, educación, perseverancia, etc.) como primer paso para encontrar trabajo o crearlo uno mismo;
  • estudiar casos de éxito en otros países, con jóvenes creando y autofinanciando (o financiando/creando colectivamente usando herramientas de “crowdsourcing” y “crowdfunding”) proyectos;
  • conocer las propuestas y oficios con mejores perspectivas para atinar la orientación profesional (aunque los réditos lleguen a largo plazo): propuestas de una economista “millennial” (que todavía no ha cumplido los 30) y salidas estratégicas para “artesanos-hacker” y los “nuevos buscavidas“; aumentan las oportunidades para lo que Shamus Khan define en The New York Times como “omnívoros cuturales“;
  • cultivar la introspección y erigir, para uno mismo o en el contexto de un negocio, una casa pequeña, una casa prefabricada para vender a terceros, un chozo o casa de estudio, una cabaña para alquilar en una ciudad o paraje rural, etc.; 
  • diversificar los modelos de ingreso para tener un sueldo extra cuando llegue una oportunidad laboral estable: la economía entre usuarios (P2P) permite alquilar viviendas, habitaciones o habilidades por uso (airbnb, etc.);
  • aprovechar las ventajas del acceso flexible al bienestar (alquilar y compartir en lugar de poseer), mientras llegan otras oportunidades de financiación;
  • turismo, artesanía y conocimiento: el corcho, la vocación marítima, el patrimonio cultural, la tradición artesanal en alimentos y trabajo de cuero, maderas y metales, la gastronomía… Portugal puede asociar con facilidad su patrimonio y nuevos modelos de negocio.

Un país que gastó para quedarse como estaba

A diferencia de países como Irlanda o España, Portugal no usó la década anterior a la Gran Recesión para financiar una burbuja inmobiliaria con el crédito barato auspiciado por la laxa política monetaria del Banco Central Europeo.

Portugal aprovechó la época del boom del crédito para evitar la impopular reestructuración de su rígida estructura productiva, a diferencia de lo que hizo el gobierno alemán del socialdemócrata Gerhard Schröeder, que prefirió asumir cierta impopularidad a tapar carencias con el aumento del gasto estatal (la Agenda 2010 es la clave de la actual fortaleza alemana).

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El crédito fácil sólo permitió a Portugal mantener un nivel de vida ya deteriorado y un crecimiento económico anémico durante los años de crecimiento a crédito en otros países de su entorno.

Un país sin obras faraónicas

La economía portuguesa no padeció el mismo tipo de capitalismo clientelista experimentado por otros países de la UE, sino que los créditos permanecieron en el propio aparato del Estado y sus satélites: servicios y empleo público, concesionarias y dispendios.

Su sector de la construcción, sólo exuberante en el sur del país, en torno al epicentro turístico del Algarve, ha permanecido ajeno en la última década a la fiebre de los proyectos faraónicos, públicos y privados, que se extendieron por España. 

Mientras en el país vecino se extendían las reformas integrales de plazas, equipamientos de todo tipo incluso en pequeñas localidades y, como puntilla, el Plan E (dinero público para pequeñas reformas municipales en lugar de inversiones productivas a largo plazo), Portugal apenas reforzaba su red de autopistas y carreteras, y renunciaba a corto plazo al tren de alta velocidad.

Estoicismo arquitectónico: la huella de la Escola de Porto

La arquitectura lusa mantiene el prestigio internacional ganado por sus arquitectos más reconocidos, todos en la cúspide de la profesión y arquetipos de la arquitectura moderna: Álvaro Siza (ganador del premio Pritzker en 1992), Eduardo Souto de Moura (premio Pritzker en 2011), Fernando Távora o Tomás Taveira, entre otros.

La personalidad de los arquitectos y construcciones de Portugal de distintos períodos no se entienden sin la historia del país ni acontecimientos decisivos, como el terremoto que devastó Lisboa en 1775, así como el aislamiento geográfico debido al recelo de su vecino del este, su vocación marítima y acontecimientos como la invasión napoleónica o las décadas de dictadura en el siglo XX.

La Escola de Porto es una de las universidades de arquitectura más prestigiosas del mundo. Por este centro de Oporto, la urbe industrial del norte del país, han pasado Távora, Siza y Souto de Moura, entre otros.

Casas pequeñas portuguesas

El país luso no se nutre sólo de la alta arquitectura, y la ausencia de una burbuja inmobiliaria en los últimos años tampoco ha impedido la proliferación de remarcables proyectos de obra civil y residenciales de todos los tamaños.

También existe un remarcable movimiento de las casas pequeñas en Portugal, tal y como han recogido las bitácoras de referencia especalizadas en construcciones más sencillas, pequeñas e innovadoras.

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Como en el resto de la Zona Euro, Portugal muestra síntomas de recuperación que tardarán en notarse en la calle; son los primeros datos macroeconómicos positivos desde que el país pidiera a la UE y el FMI un rescate 78.000 millones de euros (mediados de 2011).

¿Recuperación en forma de “L” o de “V”?

Portugal emergió en el segundo trimestre de 2013 de la peor recesión desde los años 70 y el gobierno luso cree que la economía caerá en 2013 un 1,8% , una ligera mejora desde una previsión anterior que situaba la caída en el 2%.

Expertos citados por The Economist temen que la recuperación portuguesa sea más en forma de “L” (mejoría anímica) que en forma de “V” debido a la falta de crédito y a los recortes en el sector público, gran motor de la economía durante los años de tímido crecimiento durante la bonanza del crédito.

Se espera que la economía de Portugal tenga crecimiento positivo en 2014 (Antonio García Pascual de Barclays lo sitúa en un 0,2%), año en que se acabe el rescate y el país vuelva, si todo sale según lo previsto, a financiarse en los mercados internacionales.

Un lugar en el movimiento de las casas pequeñas

Portugal alberga varios experimentos con espacios pequeños que han logrado difusión internacional. Entre ellos:

  • un eco-resort compuesto por cabañas en el bosque (similar a SunRiver, en Oregón, Estados Unidos);
  • un “micro hotel“, conformado por microespacios de madera dispuestos en un entorno natural;
  • casas árbol y “habitaciones colgantes“, erigidas con madera y con un estilo atemporal, entre futurista y ancestral, con ecos de la arquitectura orgánica;
  • cabañas de retiro e introspección, como este microespacio para la lectura; o estas cabañas junto al río junto al río con un minimalismo rústico;
  • microcasas prefabricadas con aspecto high-tech;
  • etc.

10 casas pequeñas Made in Portugal

Detallamos a continuación algunos de los ejemplos más difundidos sobre casas pequeñas y microespacios arquitectónicos en general desarrollados en Portugal.

1. Contenedores de madera futuristas en Aldeia do Mato (por Cannatá & Fernandes para DST Company)

2. Casas-serpiente colgantes de retiro en la naturaleza (por Luis y Tiago Rebelo de Andrade)

3. Microcasas tradicionales: “Palheiros” de Madeira

4.Cabanas no rio” para momentos de introspección (por Aires Mateus)

5. Casita de lectura -o librería pública individual- (por Marta Wengorovius)

6. Mima House: la microcasa prefabricada que cuesta como un coche (por Mima Architects)

7.Micro hotel” con cabañas minimalistas de contrachapado (por Dass Architecture)

8. Pegada al paisaje granítico: una microcasa escurrida entre dos rocas

9. Polikaitoikea: microespacios urbanos para la generación IKEA (por Filipe Magalhaes y Ana Luisa Soares)

10. Actualización de la tinaja de Diógenes: microespacio cilíndrico mínimo de corcho